Una compañera me ayuda a trabajar más relajada

Trabajo hace más de 15 años en una empresa. Actualmente estoy en liquidación de jornales y tenemos fechas que son muy intensas. No somos muchos liquidando y cuando el momento apremia nos quedamos hasta tarde en la oficina. Solemos repartirnos también los sectores para liquidar más rápido mi sub grupo es de a cuatro. Patricia, Augusto, Candela y yo. Augusto cursa así que entra antes, Patricia es nuestra jefa así que pocas veces se queda, por tanto en la tarde noche quedamos solo Candela y yo. Ambas estamos casadas, con hijos. Sin embargo desde hace unos años nos descubrimos desde otro lugar y nos damos placer mutuamente. Esta es la historia en que se nos despertó este apetito tan peculiar.

Todo empezó en la tarde en el baño, hace tres años ya, estaba limpiando la camisa, le había volcado café. Me encontraba con un corpiño deportivo cuando entro Candela y me dijo que tenía los pezones parados. A decir verdad no lo había notado pero fue decírmelo para que me sonroje y me tapara con una mano. Se rio y me dijo que no fuera tonta, se levanto su camisa y me mostró que ella estaba igual. Dijo – estos corpiños son fatales!
Ya cuando quedamos solas en la tarde tratando de terminar me pregunto cómo venían mis pezones, si todavía estaban duritos. Me dejo atónita con su pregunta, simplemente atiné a taparme con mi saquito. De hecho a reír y me dijo con mucha tranquilidad – Los míos están bien bien duritos. Vamos al baño a tocarlos así nos relajamos un poco.
La vi irse. No me podía creer lo qué me decía pero me sentí un poco curiosa y la verdad es que los pezones estaban duros y sentía cosquillas en la entrepierna. Me resistí unos momentos porque pensé que era broma pero no volvía así que fui al baño. Estaba esperándome. No me dijo nada. Solo me desabrocho la camisa y me miro las tetas y comenzó a tocarlas. Mmm se sentía muy bien. Jugaba con sus manos sobre mis tetas con el corpiño puesto. Me dijo que cuando se sentía muy sobrepasada de trabajo venía al baño a tocarse y que le encantaría tener una amiga para relajarse. Me gustaba mucho lo que hacía. Así que le desabotone la camisa también respondiéndole en actos a su propuesta y comen a masajear sus pechos. Se sentía súper sexy y no miento si digo que toda esa situación aunque extraña me estaba exitando. Me llevo a uno de los cubículos para tener más privacidad. En el sexo con mi pareja estimular mis pechos no es la prioridad así que estaba casi descubriendo una zona erógena que tenía muy olvidada. Ni bien entramos al privado del baño Candela me bajo el corpiño y empezó a masajearme sobre la piel, solté un muy leve sonido de placer y comencé a imitarla. Me estimulaba las aureolas, me rozaba con sus manos abiertas y no se en que momento comenzó se metió una de mis tetas en su boca. La mamo, la mordió suavemente, me chupo el pezon, hizo lo mismo con la otra. Estaba enloqueciendo. Me desprendí el pantalón sin darme cuenta y empecé a tocarme el clitoris. Me quito la mano y me dijo que no . Entonces la ataque a ella y comencé a lamerle las tetas, estaban tan duras como las mías. Me las comí, se las pellizque. Notaba que también le gustaba y que las dos estábamos a mil. Fue ahí cuando sentí su mano en mi clitoris, así que hice lo mismo, con una mano nos masajeábamos nuestros botoncitos y con la otra nos manoseábamos las tetas como dos hembras hambrientas. Se escuchaban algunos gemidos de las dos. No demoramos mucho en terminar. Nos chupamos los dedos para sentirnos más. Salimos del baño y continuamos con la liquidación de los jornales.
Ese fue el primer encuentro con Candela, lo hacemos desde ese día dos veces por lo menos en el mes cuando sabemos que estamos solas. Nos gusta disfrutar de ese momentito de placer y luego terminar el trabajo más relajadas. No hablamos de lo qué pasa en el baño nunca.