Una vídeo de regalo con lo que siempre quise
El corazón me palpita desaforadamente.
Me he levantado hace un par de horas. Es por la tarde. Lo primero que me he encontrado es la casa hecha un desastre.
Un montón de vasos de plástico por todas partes y algunas botellas de licor en las mesas e incluso en el suelo.
La casa es de mi tía y vivo en ella, sola, durante el curso. Si hay algo que mis amigas dirían de mí es que soy tímida y ordenada.
Me he metido bajo la ducha porque me sentía pegajosa. Imaginé que me habría caído algún licor. De hecho me había percatado de varias manchas en el suelo que también debían ser de eso.
Tenía la cabeza como embotada y todo el cuerpo dolorido. Me habría sido más fácil indicar lo que no me duele. ¿Las uñas, quizás?… y las pestañas.
Mientras me duchaba, intentaba poner mi cabeza en orden.
Ayer fue mi cumpleaños. Cumplí dieciocho.
Me cubrí con abundante jabón líquido y lo distribuí bien por todo mi cuerpo. Aquellos restos pegajosos estaban por todas partes, incluso en el pelo.
Ana se había encargado de organizarlo. Lo que no me había dicho es que era una fiesta sorpresa en mi propia casa.
Apareció a las ocho de la tarde con las amigas íntimas y media docena de chicos desconocidos para alegrar la fiesta.
También trajeron bebidas y algunas cosas para comer.
Los chicos me llamaron la atención. Todos eran guapísimos. Me pregunté de donde los había sacado. No conocía a ninguno.
Recuerdo que Ana preparó bebidas y empezó a distribuirlas. Me dio el último vaso que le quedaba y se fue a preparar más… Ya no recuerdo más.
Al salir de la ducha me he secado con una toalla y me he puesto el albornoz.
En el salón he visto, en una esquina de la televisión, un sobre rojo pequeño con el título “Cumple 18. Felicidades”. En su interior contenía una llave de memoria USB.
– ¡Que maja es Ana! – he pensado al verlo – Me habrá hecho un video de esos con fotos de las amigas y música de fondo.
He encendido la tele y he puesto la llave USB para verlo.
Lo he visto todo seguido, sin poder pronunciar palabra… por eso el corazón me palpita desaforadamente.
Lo he vuelto a poner desde el principio, porque me cuesta creerlo. Es la tercera vez que lo veo.
El video comienza con una imagen fija: el título “Cumple 18. Felicidades” y una foto mía debajo y a la derecha. La música de fondo es bonita.
Las primeras imágenes de video son de la fiesta de ayer en mi casa pero no recuerdo nada de eso.
Alguien está grabando las imágenes. Por la mezcla de imágenes, al menos hay dos cámaras grabando. No reconozco mi comportamiento. Estoy sentada en un sillón con un vaso en la mano. En una postura poco habitual si tengo compañía. Mi pierna izquierda está relajada sobre el brazo izquierdo del sillón.
Quien maneja la cámara se pone delante de mí y la baja. Apunta directamente entre mis piernas. En primer plano aparecen parte de mis bragas rojas y se ve algún pelo revoltoso escapando por un lateral como buscando la luz. También se aprecia el bulto de mi coño y el ligero hundimiento de la tela donde está mi raja.
Según la imagen estoy muy tranquila, como si no me importara que los chicos que están alrededor tuvieran tan buena vista de mi entrepierna.
En la imagen previa he visto a Ana con una cámara y he contado a todos los chicos, así que la otra cámara la llevará alguna de mis amigas o se ha incorporado alguien más.
En la imagen se ve que uno de los chicos se me acerca y se arrodilla delante de mí. Estoy sorprendida. En la imagen ni me inmuto, sólo le miro con una ligera sonrisa. Me coge la falda y la desplaza hacia arriba. Mis bragas quedan totalmente a la vista.
Lentamente, como convenido para que lo grabaran bien, el chico acerca su mano al borde de mis bragas y pellizca la tela. Desplaza su mano al otro extremo y me deja el coño al descubierto.
No sólo me sorprende la imagen ¿¡Por qué estoy tan tranquila!?
Acerca su cara entre mis piernas y coloca los labios sobre mi bulto carnoso. Me doy cuenta de que cuida para que lo graben. Gira la cabeza y su lengua la mete por la ranura de mi sexo. Dada mi postura, no tiene dificultades para profundizar. Se entretiene en el interior.
Otra cámara graba ahora un poco más lejos. Se ve el sillón entero y ahora aparecen más chicos. El que está arrodillado tiene la cabeza entre mis piernas e imagino que la lengua donde la tenía hace un momento. Yo miro a otro chico que hay a un lado y no doy la sensación de estar pasándolo mal. Me conozco y se lo que significa esa cara y los labios ligeramente abiertos. En esa imagen si no me voy a correr, me falta poco.
Hay otro chico, de pie, detrás del sillón. Sus brazos pasan sobre mí cabeza y bajan hasta alcanzar la falda doblada sobre mi estómago. La coge con ambas manos. Maniobra un poco con ella hasta que consigue que salga de debajo de mi culo. Empieza a tirar hacia arriba pero veo que el muy cabrón ha agarrado la blusa a la vez.
No parece que me importe. Levanto los brazos para facilitar que me quite la ropa.
El chico al que miraba empieza a desvestirse. Le cuesta muy poco. En una operación se queda con el torso desnudo y en la segunda desaparece su pantalón y directamente aparece desnudo. He mirado con detalle pero no llevaba ropa interior.
Se ve en detalle que el que me come el coño, sin dejar de hacerlo, maniobra y acaba bajando y quitándome las bragas. Parece que le facilito la labor… y colaboro desprendiéndome del sujetador.
La cámara da una vuelta a mi alrededor para resaltar que estoy completamente desnuda. Enfoca mis tetas y los pezones puntiagudos. Normalmente sólo se me ponen así cuando hace mucho frio o cuando estoy muy cachonda.
Veo cómo estiro la mano hacia el chico que se acaba de desnudar y le agarro por la base de los testículos tirando hacia mí. Le acerco a mi boca y meto su polla en ella. En la imagen se ve cómo la chupo. Poco a poco reacciona y aumenta de volumen. Me entretengo como si chupara un helado. En la imagen se ve el desplazamiento de la piel que cubre su rabo. La saco de la boca. Unos hilos de líquido unen mis labios y su miembro. No sé si será saliva de mi boca o algo salido de su polla. Su capullo luce húmedo y brillante, muy grueso, con una estrecha ranura en la parte delantera central y acaba en un fino anillo como si fuera un tope.
Se ve a otro chico desnudo que se tumba en el suelo, boca arriba. Entre sus piernas emerge una gran polla, rígida, apuntando al cielo.
Sin que se vea quien dirige aquello. Todos a la vez actúan y me cogen de brazos y piernas. Mientras rio como una loca, me trasladan sobre el chico tumbado en el suelo, con las rodillas a sus costados, y yo sola me acomodo metiendo su polla en mi interior y dejándome caer sobre él.
Tengo los ojos cerrados, moviéndome adelante y atrás, y con un ligero temblor en los labios. La cámara se enfoca en nuestros sexos. Varios minutos de movimiento y después se ve como me levanto ligeramente y sale su polla rodeada de un líquido blanco. Se le inclina hacia su cabeza. Me siento sobre ella abarcándola con mi coño. Se aprecia que de mi sexo sigue chorreando semen.
Sé que soy yo pero no me reconozco. ¡Soy muy tímida… y al parecer, muy puta!
Un chico se acerca a mí espalda. Pasa sus brazos por debajo de mis tetas y me levanta en el aire. Me estoy riendo. Me traslada, con las rodillas dobladas, encima de otro que está en la misma situación que el anterior pero con la bandera más orgullosa. Repito la operación y lo acojo entre mis piernas.
El que me lleva me suelta, pero se queda detrás y se arrodilla. Me empuja hacia delante. El que tengo debajo aprovecha y me agarra de las tetas. Las zarandea y me pellizca los pezones.
El que estaba detrás agarra su miembro con una mano y la otra la pone por delante sobre mi tripa. Estira de mí hacia él. Se le ve maniobrar y, por la cara que pongo, me parece que lo mete por el agujero que no es.
Una imagen de detalle donde se aprecian sus testículos, acredita que mis dos agujeros están tapados y no por unas bragas. Graban mi cara. Tengo un gesto de sufrimiento pero pasado un rato me relajo. Empiezo a entender por qué me duele todo el cuerpo, especialmente el culo aunque no lo había mencionado expresamente.
Aparece en primer plano una nueva polla y la chupo con ganas. Se escapa de mi boca La vuelvo a capturar. La agarro con ambas manos y se ve cómo le desplazo la piel durante un rato. El tipo se corre en mi boca. Cae su semen por la comisura de mis labios.
La cámara se centra en mi culo. Parece que ha acabado. Por él chorrea semen mientras el chico que tengo debajo continúa con su polla dentro.
Me levanto liberando su polla y en ese momento me riega llenándome la vulva con su leche. Empiezo a tener claro que el líquido pegajoso de mi cuerpo no era de las bebidas… y el del suelo tampoco.
Me giro a un lado y otro chico se está corriendo sobre mis tetas.
Están poniendo todo perdido, empezando por mí, pero al menos, tengo cara de placer.
Otro chico me coge y me tumba hacia arriba. Se inclina hacia mí y me penetra con su pene. Otros se colocan a mi lado. Con cada mano agarro una polla. Se aprecia que me divierto. Llevo un rato que no paro de reír. Uno se pone sobre mi cabeza. Le cuelga el miembro. Lo coloca sobre mis labios. Los abro. Se agacha. Los cierro. Mis carrillos se mueven. El los mueve.
La imagen cambia de nuevo y se ve a otro chico corriéndose sobre mí.
Ahora la imagen cambia totalmente. Estoy en un sillón. Un chico está sentado debajo de mí. Yo estoy sentada sobre su vientre, con las piernas dobladas y abiertas. Su polla está dentro en mi coño y me folla desde atrás.
Otro se me acerca y dirige su polla hacia mi coño. ¡Está ocupado! – siento ganas de gritar. Pero él sigue. La cámara se centra en la zona y sorprendentemente, por encima de la otra, acaba entrando en el poco hueco que me quedaba.
Me viene a la cabeza el dicho “Nunca digas: este cura no es mi padre… ni esta polla no me cabe”.
La imagen se centra en mi cara. Veo que me estoy corriendo. La imagen dura bastante. Descubro la cara que pongo ante un orgasmo. Tengo cara de gilipollas.
Sobre mi imagen fija de fondo mientras me corro con estos dos, aparecen los nombres de mis amigas y de varios chicos, imagino que los colaboradores, cerrando al final con un título preocupante: “El año que viene, mas”.
También me preocupa que ahora tengo el coño mojado. Y tengo que preguntarle a Ana lo que me dió de beber.