Víctor es el mentor de Pedro, le da todas las lecciones que puede. El tiempo que pasan juntos es único y les encanta, saben disfrutar cada minuto

Aprender a gozar.

Después del regalo de Victor, seguimos viéndonos. Me di cuenta que sentía algo por él. Nos

veíamos a menudo, a mi me parecía poco pero para él debía de ser suficiente. Los días y las horas

pasaban lentamente hasta que llegaba el momento en que atravesaba el umbral de su puerta y el

tiempo se detenía. Me masturbaba pensando en cómo me acariciaba el cuerpo, en cómo chupaba mi

miembro y cómo entraba dentro de mi. Procuraba unos días antes no tocarme para llegar con ese

ansia tan especial a su lado. Yo apenas me saciaba pues me corría con él tres o cuatro veces y a

pesar de ello siempre podía seguir. Victor se daba cuenta y recurrió a juguetitos como consoladores

y vibradores de distintos tamaños y formas que se movían o vibraban con distinta cadencia dentro

de mi y haciéndome retorcer de placer, aunque a mí lo que más me excitaba era su miembro,

chuparlo y metérmelo por el culo. Cuando no estaba con él soñaba con su polla erecta mientras le

hacía una felación o me penetraba en distintas posiciones y acababa masturbándome con su

recuerdo.

Un día Victor me propuso acostarnos con una pareja conocida suya, me dijo que a él le

encantaría y que para mí sería una nueva experiencia pero creo que en el fondo lo hizo tan solo por

mí. El tenía suficiente conmigo pero sabía que yo necesitaba más y aunque sé que no le hacía

mucha gracia, se sacrificó para mantenerme a su lado pues tarde o temprano, él pensaba que hubiera

buscado otro amante.

Quedó un sábado con Mario y Pablo (llamémosles así) y me dijo que llegara un poco antes

que quería prepararme para esta nueva experiencia. Victor comenzó a hablarme: -Mira Pedro

cuando te acuestes con más de uno siempre es exclusivamente sexo. Te he llegado a querer, a

apreciar de verdad y quiero que seas feliz y no sufras demasiado. Sé que tu también sientes algo por

mi algo más que lo púramente físico y eso me complace pero tarde o temprano lo nuestro acabará.

Hoy disfruta tendrás todo el sexo que puedas abarcar, ya les hablé acerca de ti y de lo que yo, hoy

espero de ellos. Quiero que te desnudes y los recibas desnudo porque así quiero que te vean, como

un objeto sexual con el que obtener placer y así tu obtendrás también mucho más placer. Te

conozco, más que nadie en este aspecto y se que así vas a gozar. Hoy Mario, Pablo, tu y yo sólo

sexo. -Vale Victor haré todo lo que me digas. -Pues desnudate que están a punto de llegar y si te doy

alguna instrucción síguela al pie de la letra. Me desnudé y me colocó en medio del salón. -Victor me

da vergüenza presentarme desnudo. No puedo desnudarme después o dejar que ellos me quiten la

ropa? – No. Si tienes vergüenza mejor más excitado te pondrás.

Sonó el timbre y se me salía de la boca. Me cubrí con las manos mi sexo pero Victor me

ordenó. -¡Las manos atrás o en los muslos que se te vea todo! Victor fue a abrir la puerta, se oían

voces y sentí los avanzar hacia mi hasta que por el umbral apareció Victor. -Mirad este es el chico.

Aparecieron los dos hombres Mario alto como Victor, corpulento, tal vez con un poco de sobrepeso,

moreno con el pelo canoso, bien afeitado, probablemente representara menos años de su edad real,

unos cuarenta, era atractivo y vestía a la moda, con buenas marcas. Pablo era más pálido, más bajo,

calvo, muy delgado, parecía poquita cosa pero con una sonrisa muy atractiva y agradable. Era más

vulgar que Mario en sus gestos, en su vestir, en su apariencia. Aparentaba su edad también cuarenta

años. Cuando me vieron desnudo no se cortaron nada. -Tiene un buen culo, seguro que se puede

agarrar uno a él cuando se lo esté follando… Se rieron… A mi me gusta su boca seguro que la chupa

de vicio… – Tiene una pinta de maricón que no puede con ella – Si, seguro que está deseando que se

la meta. Con esos comentarios ya tenía la verga dura. Victor se quitó el batín y se quedó desnudo,

Mario se desnudó enseguida -Mira me has puesto cachondo tenía una potente ercción, empezó a

tocarme y a comerme la boca a la vez que me agarró la polla y empezó a masturbarme. Pablo se

desnudó también -Mira chaval lo que te vas a comer y lo que te voy a meter por el culo. Parecía

mentira que aquel hombre más bajito y tal delgado, al que se le marcaban las costillas tuviera una

polla tan enorme calculé más de veinticinco centímetros. Victor tenía una buena polla, yo también y

Mario no estaba especialmente dotado pero bien… Pero es que Pablo era una cosa increible.

Habíamos preparado el tálamo en el suelo del salón, con cojines, colchas y almohadones y

un gran colchon que tenía Victor para esas ocasiones. Estaba tendido en el suelo con la polla de

Victor en una mano y la de Mario en la otra. Pablo estaba a horcajadas en mi pecho con su polla me

golpeaba la cara y me la restregaba hasta que al final me la metió en la boca. Era enorme tenía que

abrir la boca tanto que parecía imposible que tuviera ese grosor. Se fueron turnando para la mamada

que les estaba haciendo. Victor me penetraría el primero mientras seguía trabajando con mi boca los

dos otros dos rabos. Sentí como Victor me penetraba y cómo poco a poco me empezaba a follar, al

rato Mario le sustituyó, estaba muy excitado se lo veía en sus ojos, me puso las piernas en sus

hombros mientras le decía a Victor -Le voy a hacer disfrutar a tu chico… Sentí cómo me penetraba,

cómo hundía todo su miembro dentro de mí y noté cómo sus testículos golpeaban en mi culo una y

otra vez. Mientras Pablo me había sacado su rabo de mi boca y me puso su culo en mi boca para

que le chupara el ano. Le chupé todo el ano metiéndole la lengua todo lo que podía en el culo a la

vez que sentía las embestidas de Mario al follarme. – Mario, déjame que le de al maricón este lo

suyo… Mario sacó la verga de mi culo, se quitó la goma y dijo: -Todo tuyo, rómpele el culo y ahora

sigue mamándome marica! Mi excitación era enorme, tenía el ano completamente dilatado me

habían follado Victor y Mario quería seguir follando o mejor dicho que me siguieran follando, me

sentía tan maricón… Cuando Pablo me dio por el culo, note cómo mi ano se abría como nunca, tuve

que guiar su miembro con mi mano poniéndolo en el sitio exacto para que me penetrara ya que su

polla era enorme. Empezó haciéndome un mete y saca suave, cada vez más profundo hasta que me

metió los veintisiete centímetros de su polla. Tanto cuando entraba como cuando salía parecía no

tener fin esa verga. Nunca se sabe cuanto tiempo ha transcurrido cuando te están follando tres tíos

alternativamente y siempre tienes una polla en el culo y otra en la boca pero debió de pasar bastante

tiempo hasta que decidieron acabar con el primer acto y correrse. Fue Mario el que dijo primero

“me corro” tenía su verga en la mano y cuando le oí me la llevé a la boca chupando y succionando,

con el primer estertor de su miembro salió el primer chorro que entró en mi boca y tragué entero el

resto impregnó mi cara hasta que volví a meterme su pola en la boca y pude tragarlo de nuevo,

Victor fue a continuación, – Trágate todo cariño disfruta de la leche. Volví a tragar el semen hasta

que desbordó mi boca. Pablo seguía dentro de mi la sacó y siguió con la mano hasta que se corrió

echándome todo el semen en mi culo, en mis huevos, en mi pubis y en mi vientre. Empezaron los

tres a extenderme el semen por todo mi cuerpo como si fuera una crema estaba tan excitado que les

pedí que me follara alguno una vez más pero en esos momentos ninguno podía. Victor tomó un

consolador, el más grande y me lo metió -Este maricón es incansable… Oí decir. Me corrí a

continuación, mientras me sacaban y metían el consolador. Estaba agotado, sólo olía a semen y mi

boca sabía a semen.

Me habían follado tres tíos expertos durante dos horas y media. Nunca había experimentado

ese placer tan intenso durante tanto tiempo. Aunque ahora tenía que soportar las consecuencias de

esa orgía, el ano abierto y el dolor ahí pero me sentía tan sexual y tan marica que lo daba por bien

empleado y quería empezar otra vez. Se fueron y me quedé con Victor al rato me fui a casa, sin

sospechar siquiera que esta iba a ser la última vez que estaría con él