El más pequeño del equipo. El capitán se encarga de mi
Era la primera semana tras las vacaciones de Navidad, mi estado anímico estaba por los suelos. Después de unas semanas de vacaciones había que volver a la universidad y encima enfrentarme a unos cuantos exámenes y volver a estudiar. Por suerte ya era viernes, y había hecho mi último examen. Prácticamente estaba de fin de semana y por fin podría descansar de unos últimos 10 días en los que no había separado mis ojos de los apuntes.
A todo esto mi nombre es David, aunque mis colegas me llaman “Deivid”, no sé si por hacer la coña o qué, pero no me desagrada. Tengo 18 años y estoy en primero de carrera, que, ¿qué estudio? Pues no sé si viene a cuento, pero estoy haciendo ingeniería civil. Ahí, yo optando por lo fácil.
Había salido de mi último examen y como dije antes ya me veía libre todo el fin de semana, al fin capaz de descansar y salir después del encierro que tuve después de Reyes. Ya había quedado con mis colegas para ir a comer y ya de paso empalmar toda la tarde y de paso la noche, cuando recibí un mensaje en mi móvil.
“Iker: Ey Deivid… que el Dani nos ha puesto entreno esta tarde, que dice que en 2 semanas vuelve la liga y tenemos que bajar el turrón. A las 6 en el polideportivo. Ya me contarás que tal los exámenes. Nos vemos tío.”
En ese momento me quedé de piedra. Me las daba muy felices pensando que ya me quedaría de fin de semana y no. Joder, el puto Dani ya jodiendo la marrana. Bueno por partes, antes de seguir…
Iker es el capitán del equipo universitario de baloncesto. Tiene 23 años, está haciendo ingeniería informática en mi mismo campus y un día a principio de curso me vio tirando unos triples en las canchas de basket. Yo no es que fuera un jugón, pero el baloncesto me encantaba y siempre había jugado en el colegio y en el instituto. El caso es que me pilló aquel día, echo unos tiros conmigo, nos hicimos buenos amigos y al final me dijo que si estaba interesado en apuntarme al equipo.
No me costó decidirme, era una buena manera de integrarme, de hacer algún colega nuevo y además había ventajas para los alumnos deportistas, por lo que no dije que no. Aquello de quitarme algunos créditos de libre configuración y demás, sonaba muy bien. Así que desde octubre era jugador de baloncesto de la universidad. Si esto fuera en Estados Unidos sería la polla, pero bueno en España, no deja de ser algo de aficionados, pero no está mal.
Por su parte, Dani es uno de los entrenadores del equipo. Tiene 30 años y además de entrenarnos también tiene ficha de jugador y nos echa un cable cuando es necesario, aunque él juega en otra liga distinta. Es muy buen chaval y la verdad que siempre me he sentido arropado por él como si fuera un hermano mayor.
En fin, una vez explicado esto, que yo aquel viernes ya me lo veía pasándomelo de puta madre y al final Dani nos había colado un entreno así de rebote. No me apetecía una puta mierda el irme a entrenar por la tarde, más cuando ya había planificado mi tarde. Pero tampoco podía quejarme, nos habían respetado los exámenes y las vacaciones de navidad y llevábamos algo más de 15 días sin entrenar y falta hacía si queríamos volver a competir en condiciones cuando se reiniciase la liga.
Con resignación me fui para casa, comí algo y me eche una siesta para irme con ganas al polideportivo para el entreno. Poco antes de las cinco y media me puse en marcha, me cambié de ropa y me puse la equipación de entrenamiento. Un pantalón corto negro y una camiseta roja que no me quedaban nada mal y a quien le vaya el rollo de la ropa deportiva seguro que le gustaba. Estábamos en invierno, así que no era en plan de irse en cortos, encima me puse el chándal del equipo.
Antes de salir de casa pasé por el cuarto de baño para peinarme y es que no podía ir con estos pelos de loco que tenía al despertarme de la siesta. Peiné mi media melena de color castaño claro que hacía juego con mis ojos marrones. Ya que hablamos de mi pelo, no está de más decir que mido 1,88 y tengo un cuerpo normalito, aunque proporcionado y desde que he empezado a entrenar, debido a la rutina que he cogido empieza a formarse y quedar ligeramente fibrado. Si algo me gusta de mi cuerpo son mis piernas, fuertes y bien formadas, aunque desde hace unas semanas empezaba a notar que mis abdominales empezaban coger forma.
Acabé de hacer la bolsa de deporte y salí para el polideportivo. De la que iba de camino para allí me encontré a algunos de los compañeros de equipo con los que aproveché para ponerme al día después de las vacaciones y la semana de exámenes, ya que poca vida social había tenido las últimas semanas.
Quedaban poco menos de 10 minutos del entrenamiento cuando llegamos al pabellón. Me dirigí hacia el vestuario para dejar mi bolsa en las taquillas. Al llegar no había nadie, así que fui a la número 13, mi número en la cancha. Esta claro que no soy supersticioso. Me quité la sudadera y los pantalones largos de chándal y los guardé en la bolsa. Al cerrar la taquilla me fijé que la número 5 estaba entreabierta. Era la de Iker, pero parecía que no había nadie en el vestuario. Así que fui a cerrársela, comprobé que dentro estaba su bolsa, por lo que seguramente se la dejó abierta. No sería la primera vez.
Justo cuando estaba cerrando la puerta de la taquilla de Iker, cuando sentí como una mano tocaba mi hombro, haciendo que diera un respingo…
Ey chaval, ¿qué haces cerrando mi taquilla? Un respeto a la taquilla de tu capi.
Ostias Iker, perdona. – Dije alejándome de él al darme la vuelta y ver que estaba prácticamente desnudo.
Debí de pillarle cambiándose de ropa pues estaba en calzoncillos. En un segundo no pude evitar darle un repaso de arriba a abajo. Iker era un chaval de 23 años, que para que mentir, estaba muy bueno. Era algo más alto que yo y tenía un cuerpazo que quitaría el hipo a cualquiera. Su pelo era moreno, corto, dejándoselo ligeramente en punta y algo alborotado al viento. Su cara era de facciones suaves, como las de un niño crecido, aunque su barba de dos días le daba un aspecto masculino que hacia que despertase mis instintos animales que hicieron que me fijase en su bóxer.
Solamente llevaba un bóxer deportivo corto, de estos que parecen una segunda piel y que no dejan gran cosa a la imaginación y dan un morbo increíble porque sin poder verla prácticamente podía intuir su polla. – Joder David, vale ya – me dije a mi mismo porque no era plan de irse a entrenar con un calentón. Además ni que fuese la primera vez que veía a Iker ligero de ropa… ¡anda que no me habré duchado veces con él! ¡y encima desnudo!… No negaré que aquellas visiones inspiraron más de una paja.
Que perdona ni que cojones, déjate de mariconadas y anda ven aquí que ni te felicité el año nuevo. – Me dijo abriendo sus brazos de par en par y acercándose a mí para darme un abrazo. – Feliz año tío, que hace la de dios que no te veo. – Me dijo mientras me daba dos fuertes palmadas en mi espalda a la vez que notaba el calor de su cuerpo.
Feliz año Iker.
¿Qué tal todo tío?
Pues hasta los cojones.
¿Y eso?
Nada tío, que entre estudiar y exámenes… llevo 10 días insoportables y estoy hasta las pelotas.
Bueno anda, ya pasó.
Ya, ya, pero hoy contaba con salir y llega Dani y nos casca el entreno.
Anda, no te quejes tanto. ¿Tan pocas ganas tenías de verme?
Serás flipao…
Un poco ya lo sabes. – Me dijo sonriendo, aunque a mí me encantaba.
No si no es por veros. Es por pereza… quería tirarme la tarde durmiendo y luego salir.
Bueno, ya verás como echamos unas canastas y desconectas. – Dijo mientras se subía los pantalones.
Si, supongo que sí.
Además, joder, que menos mal que te gusta el basket.
Ya, ya lo sé…
Un par de minutos más tarde Iker ya se había puesto y ajustado los cordones sus botas de baloncesto y salimos del vestuario hacia la cancha. En unos minutos llegó Dani, uno de los entrenadores y nos comentó que Miguel, el otro, estaría unas semanas sin poder venir a entrenarnos por temas de curro, así que él se quedaba al mando. Después de una pequeña charla organizando los entrenos y el plan de equipo empezamos.
Hoy tocaba físico para “quemar” el roscón y el turrón, así que íbamos a sudar bien la camiseta. Lo bueno de que nos entrenase Dani, es que no iba a “abusar” de nosotros, porque como ya os dije antes, él también juega con nosotros si hace falta y entrena lo mismo que nosotros y sabe de sobra cuando hay que parar para no machacar.
Después de unos cuantos ejercicios de carrera y salto por fin empezamos a tocar balón, que obviamente es lo que más me gustaba. Hicimos varias sesiones, sobretodo de triples y tiro libre, para luego hacer entrenos de 3×3 y al final echar una mini pachanga de diez minutos.
Al acabar el entreno Dani, me llamó mientras el resto de mis compañeros abandonaban la cancha y se dirigían a las duchas. Me estuvo comentando algunas cosas y enseñando algún ejercicio y técnica nueva, para mejorar aún más mi tiro. No es por “fliparme” pero era buen tirador, tanto de triples como en tiros libres. Me comentó que si podía quedarme 10 o 15 minutos más y practicar tiros de tres en un ejercicio con el otro tirador del equipo, con Iker.
Me fijé que Iker se había ido a una de las canchas laterales y me fui con él para seguir tirando triples siguiendo las instrucciones de Dani, que tenía que dejarnos ya porque tenía que irse. Aunque Dani nos pidió entrenar el tiro 10 o 15 minutos más, al final estuvimos casi media hora lanzando a canasta.
Pero no habíamos tenido suficiente con ello. Al final nos picamos y estuvimos jugando un buen rato un uno contra uno en una única canasta. Estaba aprovechando la situación y estaba dejando a Iker jugar al ataque mientras yo hacía de defensor, así podía aprovechar para tocar su cuerpo mientras movía mis manos intentando robar el balón. No puedo mentir y en más de una ocasión mi mano rozó su culo o sus muslos… incluso una vez, sin ser intencionado, mi mano acabó rozándole el paquete mientras intentaba robarle el balón. Juraría que en ese momento noté como le robaba, además del balón, un gemido… quizás por el dolor de darle un pequeño golpe en los huevos, pero posiblemente fuese una fantasía. Tras robarle ese balón, me di media vuelta, estaba lejos, pero salté y tiré desde más allá de la línea de 7 metros…
Triiiiiiiiplazo del Deivid… – Le dije gritando mientras con mis manos señalaba el número 13 de mi camiseta…
Serás cabrón.
Un triple en la cara del capi…
Cállate enano, que eres el benjamín del grupo, a ver si no juegas más. – Me dijo en cachondeo mientras saltaba hacia mí chocando con su hombro contra el mío en plan de colegas.
Sí, enano, pero te acabo de meter un triple desde 8 metros.
No negaré que tienes madera de tirador.
Todavía me queda para igualarme a otros. – Le dije guiñándole el ojo y reconociendo, que aunque estos meses había mejorado, él, era claramente mejor que yo.
Ni que jugaras mal macho. Cuando yo estaba en primero era un manta, hay un salto muy grande de las ligas de instituto a estas y mira, ya has jugado hasta de titular. Además entrenando como entrenas, vas a llegar arriba, ya verás. – Me dijo mientras me pasaba la palma de su mano por la cabeza y me despeinaba.
Ey mi pelo…
Ni que te lo vaya a arrancar nenaza.
Capullo.
Bueno, ¿lo dejaremos por hoy no?
Si tío.
Estoy roto… – Me dijo mientras se quitaba su camiseta y la usaba para secarse el sudor de su cara. Se había quedado desnudo de cintura para arriba y yo en ese momento estaba paralizado ante tal portento de la naturaleza… Su pecho ligeramente fibrado destacaba por el sudor que arrollaba por sus pectorales brillantes por la humedad. Lo mismo podía decir de sus abdominales, sin ser algo exagerado se le notaba la tableta y podía ver como un par de gotas de sudor arrollaban por ella hasta sucumbir en la línea de vello que descendía desde su ombligo y se perdía bajo el elástico de su bóxer verde donde se fusiona con el vello púbico de su polla.
Yo también.
Pues venga, una duchita y como nuevos. – De nuevo volvió a darme una palmada en la espalda mientras caminábamos hacia el vestuario.
Cogimos y nos fuimos hacia el vestuario. Nos acercamos a las taquillas mientras íbamos hablando del entreno y de las cosas que teníamos que mejorar para las próximas veces. Cuando entramos a la zona de las duchas nos dimos cuenta de que ya no quedaba nadie allí. Algo normal, habíamos alargado el entreno más de media hora y todos nuestros compañeros se habían ido. Por manía yo dejé mi bolsa de deporte en el banco de siempre, un par de ellos más lejos que el de Iker.
Ey tío, ven para aquí anda. Que va a parecer que estamos enfadados. – Dijo riéndose.
Pues también tienes razón.
Cogí mi bolsa y me puse en el mismo banco de Iker, justo frente a las duchas. Sabía que era un arma de doble filo, tendría a Iker desnudo al lado y se ducharía en la ducha de al lado a la mía; pero por otra parte tenía miedo, miedo de no ser capaz de controlar mi cuerpo. Una batalla que quizás ya estaba empezando a perder cuando ni si quiera había empezado pues solo con ver a Iker sudado y con el torso desnudo notaba el calor en mi polla. No es que estuviera empalmado, pero tampoco estaba relajada…
Nos sentamos en el banco mientras seguíamos hablando de los entrenos y de los partidos que comenzarían la próxima semana mientras nos íbamos quitando la ropa. Yo ya me había quitado la camiseta y mientras tanto no podía evitarlo y miraba de reojo como Iker se desabrochaba las zapatillas y se las quitaba junto a los calcetines dejando ver esos enormes pies. No es que tuviera un fetiche por los pies, pero los de Iker me molaban. Mientras tanto yo hacía lo propio, ya me había quitado la camiseta y mis botas de juego.
Justo cuando levanté la cabeza del suelo para seguir la conversación cruce mis ojos con los de Iker, que se había puesto de pie y justo en ese momento mientras miraba hacia él se bajaba los pantalones de juego. Se los bajó rápido con fuerza, enganchándose con la ropa interior y ello hizo que medio bajase sus bóxers azules ajustados, quedando el elástico de los calzoncillos a medio camino de su culo.
Quedé callado, más que nada porque estaba hipnotizado con la imagen tan morbosa que tenía frente a mí. Por la parte de delante el elástico de su bóxer quedó justo en la base de su pene, quedando todos los pelos de su polla húmedos y sudados a la vista y saliendo justo por encima de la goma. Joder aquello era una puta perversión y lo tenía a escasos centímetros de mi cara… por no hablar del olor a polla, a sudor, a hombre que despeñaría Iker. Si por mi fuese ahora mismo me lanzaba a su paquete y comenzaría a devorarle la polla.
Estuve unos segundos deleitándome con Iker, hasta que me di cuenta de que me había preguntado algo y no le había respondido. Para colmo llevaba un empalme digno de una película porno.
David, tío… ¿Te pasa algo?
Esto no, no… Es que estaba pensando en mis cosas.
Joder, que te digo que si te hace ir luego a tomar algo, aunque sea en plan tranquis.
Esto… si, si…
No sabía ni lo que había respondido. Iker siguió así un buen rato, sacando la ropa de su bolsa de deporte, con sus gayumbos a medio “caer”, enseñándome parte de su culazo; pero tuve que dejar de mirarle y ponerme a lo mío, porque sino no saldría con vida de allí. Tuve suerte que Iker cogió su móvil y se sentó un rato en el banco revisando sus mensajes.
Mientras tanto cuando ya más o menos me había relajado y notaba que mi polla no estaba “por todo lo alto”, me bajé los pantalones. – Mierda, me dije a mí mismo – Y es que no me había dado cuenta que ese día no encontraba las mallas que usaba para entrenar y al final para estar cómodo mientras entrenaba cogí unos slips deportivos verdes que también muy ajustados, por lo que aunque no estaba empalmado, me di cuenta de que los slips marcaban descaradamente mi paquete. Por no hablar de la mancha de humedad que había en uno de los lados hacia el que mi polla estaba completamente empalmada hace unos minutos manchando la tela de líquido preseminal.
Joder chaval, ¿menudo paquetón nos gastamos no? Esos gayumbos te quedan pequeños. Las tías se lo tienen que pasar de puta madre contigo… – Me dijo mientras deslizaba sus bóxers y quedaba completamente desnudo frente a mí.
Esto…
Es una broma joder, no hace falta que te pongas rojo. – Me dijo justo cuando cogía la toalla y la ponía justo encima de los calzoncillos, mi polla estaba empezando a ponerse más dura.
Nada tío, que no encontraba las mallas y me puse estos para hacer deporte.
Ya lo sé hombre, que yo también tengo slips de esos para hacer deporte, lo que pasa que te los pones y como tengas buen paquete parecemos actores porno. – Dijo mientras se pasaba la mano por su ingle para rascarse ligeramente sus pelotas mientras movía todo su paquete. Era un hijo de puta, yo creo que me estaba intentando poner a prueba.
Pues sí – Le dije mientras reía falsamente.
Iker dio media vuelta y caminó hacia las duchas que estaban apenas a un par de metros del banco en el que estábamos. Entró hacia ellas y quedó de espaldas mientras el agua caliente comenzaba a arrollar por su espalda, llegando a sus nalgas… Su culo brillaba por el agua mientras llevaba sus manos a su cabeza para alborotar su pelo.
Joder, me lo follaría allí mismo y podría estar horas mirándole, pero tenía que aprovechar aquel momento para salir con honor de allí. Aprovechando que estaba de espaldas, me deshice de mis slips y miré un momento hacia abajo… El tamaño de mi polla en aquel momento era directamente proporcional a lo cachondo que estaba… La tenía completamente empalmada, mi glande comenzaba a abrirse camino, completamente húmedo por la excitación y sonrojado, en contraste con la piel ligeramente morena de mi polla. Al igual que le ocurría a Iker, el poco pelo que demostraba mi hombría y rodeaba mi polla estaba húmedo por el sudor del entrenamiento y desprendía un olor que solamente incitaba a tener sexo, que cojones a tener sexo, a follar salvajemente…
Cogí la toalla y salí corriendo a una de las duchas. No me puse justo en la de al lado a Iker, pero tampoco me fui mucho más allá, sería muy descarado, así que me metí en un cubículo con una ducha de separación. Abrí el agua caliente e intente relajarme mientras notaba como el agua recorría mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé la mente en blanco.
Ey Deivid… David…
Esto, sí, sí, dime… – había desconectado por completo y casi no le había escuchado.
Joder tío, pero donde estas.
Aquí.
Ah joder, pensé que estabas en la de al lado. Oye tío que no me queda champú puedes dejarme un poco.
Dijo justo cuando se plantó completamente desnudo y chorreando agua y jabón por su cuerpo frente a mi ducha, destacando, en el centro como no, su polla. En ese momento yo medio me di la vuelta e intente poner una de mis manos para ocultar la semi erección de mi polla, pero creo que no funcionó.
Joder Deivid, pues va a ser verdad lo del paquetón… Menudo pollón nos gastamos, ¿eh? – Me soltó en tono de colegueo mientras me guiñaba su ojo. Joder porque estaba bloqueado, pero me lo hubiera tirado allí mismo.
Esto, joder tío, lo siento… demasiado estrés y el cuerpo que de vez en cuando pide relajar… Además esta tarde iba a mojar y… – Era todo una mentira monumental, pero tenía que salir de aquel embrollo y si era como un fucker y no como un gilipollas mejor.
¿Lo sientes? Anda chaval, con 18 años tienes que estar orgulloso de esa pedazo polla… y tranqui lo del estrés de los exámenes… a mí me pasa lo mismo, se me pone dura sola, antes mismo cuando entré a la ducha, por eso me puse de espaldas, demasiado tiempo sin follar. – La madre que lo parió, ¿qué cojones quiso decir con todo eso? Me acaba de dejar flipando.
Ya tío, putos exámenes – Fue lo más coherente que pude decir.
Esto, ¿tienes champú suficiente?
Sí, sí… toma – Le dije mientras le echaba una buena cantidad en la palma de su mano. Cojonudo ahora parecía que se había corrido.
Gracias tío – Me dijo a la vez que me daba una palmada en el hombro y con la otra mano lleva el champú blanco a su cabeza.
Iker salió de mi ducha, pero no se fue a la que estaba antes. Justo noté como se abría el grifo de la ducha de al lado… No le di más importancia, pero lo que era cierto es que la última escena me había puesto la polla más que dura, quedando completamente descapullada y apuntando al cielo mientras por ella se notaban las venas dando cuenta de la intensidad de la erección que tenía.
Quedé de nuevo de espaldas, mirando hacia la pared. Cerré los ojos e intenté relajarme para intentar bajar mi calentón. Estuve así unos minutos, notando como el agua caliente mojaba mi cuerpo relajando mis músculos en una sensación muy agradable. En esos momentos no me imaginaba lo que iba a pasar a continuación… Noté como dejó de sonar el agua de la ducha de al lado, peor no le di mayor importancia…
Unos segundos más tarde noté algo tras de mí. En ese momento una mano tapó mi boca y noté un aliento cálido junto a mi oreja justo antes de que una dulce voz me susurrara al oído.
¿De verdad piensas que me creí que tu calentón era porque ibas a mojar? – Era Iker, susurrándome sensualmente. Sus labios estaban pegados al lóbulo de mi oreja y aprovechó para lamerlos mientras tomaba aire. – Yo creo que estás caliente por otra cosa… – Dijo mientras liberaba mi boca y con su mano acariciaba mi cuello. Creí que en ese momento me derretía.
Joder Iker, no lo tomes a mal, no pienses que te estaba mirando…
¿A mal? Me encantas joder… Y puedes mirarme lo que quieras, llevo exhibiendo delante de ti meses joder… Y hoy si quieres, si que puedes mojar y nos quitamos los dos este puto calentón.
Mientras me soltaba todo esto, puso su mano en mi cintura y la otra la llevo a mi ingle rozando mis pelotas y me apretó con fuerza hacia él, restregando su cuerpo contra mí. Notaba su espalda mojada en contacto con la mía mientras yo giraba mi cabeza para comerle la boca a la vez que notaba su polla restregándose contra mi culo. No pude evitarlo y solté un gemido, que más bien parecía un bufido de puro placer.
Joder Deivid, que ganas te tenía.
Y yo a tí Iker.
Iker no, ¡Capitán!
Vale mi capitán.
Es broma joder…
Me agarró, me dio la vuelta y quedamos frente a frente bajo el chorro de agua caliente. Nuestras narices estaban juntas mientras nos mirábamos a los ojos y a los dos se nos escapaba una sonrisa de pura felicidad. Estuvimos unos segundos así hasta que comenzamos a besarnos con lujuria bajo el agua. Iker atacó mi boca, su lengua entró con fuerza en la mía y comenzó a jugar con mi lengua, a lo que yo respondía agarrándole su culo con fuerza y atrayéndole con intensidad junto a mi cuerpo. Notaba perfectamente como nuestras se juntaban y se restregaban contra nuestros abdominales. No tenía duda alguna de que aquello era el mejor puto beso de mi vida.
Joder como besa aquí el benjamín del equipo…
El capitán tampoco lo hace nada mal. – Le dije mientras le mordía en la oreja.
Joder nene, no me des esos mordiscos que no respondo.
Pues no respondas. Actúa.
¿Estás seguro?
Iker… llevo empalmado desde que te vi aquí antes de entrenar.
No me digas eso joder… – Dijo justo antes de volver a comerme la boca.
Es la verdad.
Pues déjame a mí…
Volvió a besarme, pero poco aguantó con mis labios, comenzó a dar ligeros mordiscos por mi cuello mientras los intercalaba con besos. Sus manos mientras tanto me acariciaban la espalda haciendo que tuviera algunas cosquillas que me provocaban algún que otro respingo. Me estaba poniendo muy cachondo.
Cuando se cansó de mi cuello descendió con su lengua hacia mi pecho, dando algunos besos hasta que decidió a dar lametazos en mis pezones que notaba perfectamente como estaban casi tan duros como mi polla. En ese mismo momento sus manos comenzaron a acariciar mi culo. Iker siguió besándome el pecho, pero pasados unos segundos comenzó a bajar cada vez más, se iba agachando y comenzaba a lamer mis abdominales, mientras seguía agarrado a mi culo acercándome hacia él. Podía notar como mi polla hacía contacto de vez en cuando contra su pecho. No pude más y lo dejé salir del alma…
Iker… joder, Iker…
¿Sí?
Chúpamela.
¿Quieres que te la chupe? ¿eh? ¿Quieres que te haga una mamada? – Pregunto mientras me miraba sonriendo.
Chúpamela mi capitán, es toda tuya.
Iker se arrodillo, quedando su boca frente a mi polla. En ese momento agarró con fuerza mi polla con una mano y con la otra comenzó a masajear mis huevos haciendo que se me escapase un fuerte gemido. Fue en ese momento cuando metió de golpe mi polla en su boca. Pegó su nariz contra mi pubis, perdiéndose entre el vello que rodeaba mi pene. Estuvo así un buen rato, seguramente impregnándose del olor a sexo que desprendía mi cuerpo.
Después de un rato, se sacó la polla entera y comenzó a lamer mi capullo como si fuese un helado. Sin prisa, pero sin pausa, en un ritmo que estaba volviéndome loco, robándome numerosos gemidos cada vez que pasaba su lengua por la punta de mi polla o por el frenillo. Estaba volviéndome loco y encima él mismo había comenzado a gemir cada vez que abría su boca para tomar aire.
Estaba poniéndome muy cachondo y ya estaba completamente desinhibido, así que no lo dude y llevé mis manos a su cabeza. Comencé a acariciar su suave pelo, húmedo por el agua, para darle a entender lo que quería y parece ser que lo entendió a la primera. Dejó de lamer solo mi capullo y volvió a meterse mi polla en la boca y comenzó a mamarla poco a poco mientras seguía agarrado a mi culo.
Quería más y comencé a mover mi pelvis, clavando mi polla en su boca. Iker lo entendió y quedó parado, dejándome a mí que llevase el ritmo. Agarré con fuerza su cabeza y comencé a follarle la boca. Empecé con un ritmo suave, tentando a Iker, viendo si le gustaba… notaba como a pesar de tener su boca llena con mi pene, intentaba gemir al unísono conmigo. Pasado un buen rato, necesitaba más así que comencé a aumentar el ritmo, follándole ya la boca sin ninguna compasión. Le daba con fuerza, notando como le metía toda mi polla en su boca.
El tío aguantaba como un campeón mis envestidas, no daba síntoma de agotamiento, ni de no poder con mi polla. Quizás por querer hacerse el machote, quizás por mantener su reputación de capitán, aunque mi objetivo no era desenmascararle de nada, simplemente estaba disfrutando de aquello. Tanto que estaba empezando a notar como mis huevos ya no rebotaban la misma manera con cada embestida porque se me estaban poniendo cada vez más duros.
Estaba a punto de correrme y frené en secó. A lo que Iker contestó comenzando a moverse él siguiendo con la mamada. Le agarré la cabeza y le paré.
Joder Iker, dios tío, para que me voy a correr.
Pues correte nene. Venga que quiero notar la leche del pequeño del equipo.
Ya te vale eh… ¿Alguien pequeño tiene este pollón que te estas tragando? – Me miró y sonrió. Si quería vacilarme, no iba a quedarme callado…
Me encanta tu polla.
Para, para, para…
Venga joder… correte…
No tío.
¿No?
Capitán, quiero que me folles.
¿Cómo? – Iker había quedado en shock. No se lo esperaba.
Que quiero sentir el pollón de mi capitán.
Iker se puso rápidamente de pie y me beso con fuerza, casi diría que con furia. Su lengua se fusionó con la mía y pude notar como se juntaba mi saliva con la suya y sentía el sabor ligeramente salado de mi líquido preseminal.
David… ¿Estas seguro?
Sí.
¿Lo has hecho antes?
No. Por eso quiero que sea mi capitán el que estrene mi culo.
Joder Deivid… Me das demasiada responsabilidad macho…
¿El capi se asusta ahora por follar mi culo?
¿Y si te hago daño? Joder… que por si no te has dado cuenta, desde el primer día intento cuidarte en el equipo. – En ese momento sentía que me derretía. Iker era un puto amor de tío.
Prefiero que seas tú que uno cualquiera. Además siempre tiene que haber una primera vez. – No es que no me hubiera liado con tíos, pero nunca me habían follado y sabía que Iker era el elegido para ello.
Eso también es verdad.
Además, que bueno, que aunque no haya follado, no quiere decir que haya jugado yo solo con mi culo y con mis dedos.
Serás pervertido.
Bueno… me lo va a decir el que está frente a mí todo empalmado.
Pues si quieres follar, vamos a follar. Espera un segundo que tengo condones en la taquilla.
Vale.
Iker me dejó bajo el chorro de agua caliente mientras se dirigió a su taquilla a por un condón.
Mierda joder… – grito con un tono de mala hostia palpable…
¿Qué pasa?
Que solo me queda lubricante, no tengo condones joder. Vale espera que igual…
¿Igual qué?
Unos segundos más tarde venía hacia mí con el lubricante y un condón en la mano. La vista de Iker caminando lentamente hacia mí completamente desnudo, con el cuerpo brillante y mojado por el agua y con su polla completamente empalmada y moviéndose al compás de sus paso estuvo a punto de hacer que me corriese allí mismo sin necesidad de tocarme. Llegó a la ducha y me besó de nuevo.
¿De donde lo sacaste?
De la taquilla de Dani.
¿Joder y eso?
Tengo las llaves y alguna vez que la tenía abierta juraría a ver visto una caja de condones…
¿Y tú de que tienes las llaves de su taquilla?
Porque tiene material para los entrenos y ser el capitán es lo que tiene…
De puta madre…
David, ¿te puedo pedir una cosa?
Dime…
Es que hay una cosa que me pone muy cachondo… y…
Dímelo.
¿Me pones tú el condón? Me pone muy burro ver como me manosean la polla para ponerme un condón.
Claro capitán.
Le besé y me arrodillé quedando al lado de su polla. Le agarré con fuerza los huevos robándole un gemido y con la otra mano aproveché para descapullar por completo su polla. Al igual que la mía era más morena que el resto de su piel y recorrida por unas cuantas venas que daban cuenta de su fuerte erección. Saqué el condón del envoltorio y justo antes de ponérselo no pude evitar dar un lametón a su glande y saborear el sabor de su capullo. Puse el condón sobre la punta de su polla y poco a poco fui desenrollándolo hasta la base del pubis.
Ven aquí nene, que te voy a hacer un hombre. – Me dijo mientras me agarraba y me ponía de pie. Me besó de una forma muy dulce y me puso de espaldas a él mirando hacia la pared.
Cogió el bote de lubricante y echo una buena cantidad en la palma de su mano. Se acercó a mí y comenzó a besarme en el cuello, mientras con su mano comenzaba a lubricar mi culo. Noté como introducía con facilidad uno de sus dedos. Volvió a echar un poco más de lubricante y metió otro de sus dedos.
Bueno parece que esto va bien… ¿Estas listo?
Sí. – Le dije justo antes de que me volviese a besar.
Echó un poco de lubricante sobre su polla y comenzó a restregarla por mis nalgas. Esa situación estaba poniéndome muy cachondo al notar como daba algunos golpes con el capullo sobre mi piel.
Vamos Iker, follame capitán. No aguanto más.
Ahora vas a saber lo que es tener la polla de tu capitán en el culo.
Si joder…
Iker puso su pene duro entre mis nalgas y comenzó a empujar muy lentamente. Con mucho cuidado y mientras me besaba para calmar mis nervios comenzó a introducir lentamente su capullo en mi culo. Iba notando como su polla iba abriendo mi cuerpo mientras él empujaba con sus caderas.
En esos momentos notaba un dolor como si me fueran a partir el culo en dos. Era un dolor asumible, molesto, pero no insoportable y el morbo de la situación me hacían querer más. Ahogue mi dolor en unos gemidos quejosos, que Iker interrumpió besándome con fuerza, haciendo notar que no estaba haciéndome nada malo.
Unos segundos más tarde estaba por completo dentro de mí. Notaba su cuerpo completamente pegado al mío. Su pecho contra mi espalda, su pubis contra mi culo, sintiendo cosquillas en él por los pelos de su polla. Quedó quieto para que me acostumbrase y mientras nos besábamos tras unos segundos noté como mi cuerpo se acostumbró a su pollón y el dolor desapreció por completo.
El tono de mis gemidos ya no era de queja, era de puro placer y comencé a mover lentamente mi culo haciéndole saber a Iker que podía empezar a follarme.
¿Estás listo ya?
Si joder…
Pues vamos a ello. Aunque estoy cachondísimo, no sé lo que aguantaré.
Tu fóllame como tu sabes. Solo quiero que me folles capitán.
Puse mis manos contra los azulejos de la pared mientras Iker me agarraba de la cintura y comenzaba a mover su pelvis metiendo y sacando la polla de mi culo. Comenzó despacio, pero al igual que yo quería más y en unos segundos había aumentado de forma considerable la intensidad de sus embestidas que junto al agua que recorría mi espalda y el choque de nuestros cuerpos hacía un ruido característico… ¿Ruido de follar lo podría llamar? Pues sí me estaban follando y aquel ruido ayudaba a que la situación fuese más erótica aún.
Los dos gemíamos cada vez más fuerte, hasta que Iker dio una fuerte embestida y quedó empotrado contra mi culo. Me besó con fuerza mientras agarraba mi polla.
David, estoy a punto…
Córrete capitán, yo también estoy a punto. Pero quiero sentirlo todo.
¿Has dicho lo que creo que has dicho?
¿Estas limpio?
Si tío. Siempre lo he hecho con condón.
Córrete a pelo en mi por favor.
¿Seguro?
Si joder, quiero sentir tu corrida en mi culo. Quiero que me estrenes tu mi culo. Hazlo tuyo.
Joder David, me estas volviendo loco.
Iker sacó su polla y se arrancó el condón. Empezó a dar embestidas muy fuertes, notaba su polla dura, húmeda y caliente llenar mi culo. Sacaba por completo su polla y la metía de golpe hasta el fondo de mi culo chocando su cuerpo con fuerza contra mi espalda. Mientras hacía eso agarraba mi polla y comenzó a pajearla de forma errática siguiendo el ritmo de sus embestidas.
Joder Deivid… Si joder… Me corro tío. La ostia… Joder que culazo… Ahhhh….
Justo cuando me decía eso quedó completamente pegado a mi cuerpo, agarrándose con fuerza mi cintura y comencé a notar como su polla se movía sola dentro de mi culo, un segundo después noté como se corría intensamente mientras tiraba de mi pelo y me mordía con fuerza en el cuello mientras bufaba como un animal. Notaba como su polla soltaba varios trallazos de leche caliente que llenaban mi culo con su corrida. Era una sensación increíble.
Iker quedó completamente pegado a mí y empezó a besarme mientras llevó su mano a mi polla que estaba a punto de estallar. La agarró con fuerza y comenzó a pajearme, apenas un minuto más tarde no pude más y casi podía notar como mi cuerpo convulsionaba y entraba en erupción.
– Joder Capitán, sí, joder… me corro Iker, dios me voy…
Gemía con fuerza mientras Iker que aún seguía dentro de mi culo continuaba masturbándome mientras yo comenzaba a correrme echando varios trallazos de semen que pringaron mi pecho y los azulejos de la ducha. Poco a poco Iker iba bajando el ritmo con el que acariciaba mi polla.
Iker salió de mi culo y justo en ese momento noté como su leche aún caliente arroyaba lentamente por mi culo escurriéndose por mi muslo. Me dio media vuelta y miro hacia mí. Los dos sonreímos y nos besamos suavemente mientras el agua acariciaba nuestros cuerpos.
¿Qué tal enano?
De puta madre Iker…
¿Te ha gustado?
¿Te sirve esto como respuesta? – Le dije mientras señalizaba el pegote de semen que tenía en mi abdomen.
Joder nene, pedazo de corrida.
Ha sido genial tío. Follas de puta madre.
Y tú la comes de lujo tío. Para la próxima cambiamos los papeles…
Vas a…
¿A dejar que me folles? – asentí – Hombre, pues claro, quiero sentir tu pedazo de polla en mi culo. ¿No quieres follar a tu capitán?
Me encantaría.
Bueno pero ahora no eh… habrá que descansar.
Ya, ya, no decía ahora.
Te estaba tomando el pelo. – Me dijo sonriendo.
Estuvimos un rato besándonos bajo la ducha disfrutando de esa maravillosa complicidad de estar juntos y desnudos después de haber follado con alguien con el que hay confianza.
Finalmente nos duchamos, nos enjabonamos conjuntamente, nos vestimos y salimos del polideportivo camino a un bar cercano para tomar esas cañas que nos habíamos prometido antes de entrar en las duchas. Quizás aquella noche durmiésemos juntos… quien sabe…