La rutina es una mala consejera
LA RUTINA, MALA CONSEJERA
Sinceramente no sé cuando paso, ni cómo llegamos a la situación actual, Marta y yo somos una pareja joven que llevaba casada tres años pero casi una vida de novios.
Nos conocimos en el instituto y desde ahí hasta la actualidad no nos separamos, lo aprendimos todo juntos, fuimos a la universidad juntos, nuestra relación era maravillosa, a la vista de nuestros amigos y vecinos perfecta, pero después de más de 15 años de noviazgo y 3 de casados, probablemente la rutina, el día a día se había apoderado de nosotros.
Poco a poco, nos fuimos separando, haciendo más independientes, lo que antes hacíamos juntos, ahora lo hacíamos de forma separada, cada uno tenía su propia vida dentro de nuestra vida matrimonial, todo en nuestra relación cambio, cuando antes estábamos en un constante ajetreo sexual, probando y buscando nuevas experiencias, ahora era una vez a la semana sin muchos preliminares, y a dormir.
Era evidente que nuestra relación se había deteriorado, y ambos lo veíamos.
En un intento por salvar nuestra relación decidimos volvernos al pueblo, lugar donde nos conocimos y tan buenos momentos pasamos juntos, mi trabajo me permitía trabajar desde casa y ella estaba de ama de casa ya que no encontraba nada de lo suyo.
Decidimos comprar un caserío e ir reformándolo para convertirlo en una casa rural.
En un principio la cosa parecía recuperar la vitalidad de antaño, pero solo fue un espejismo, yo no tarde mucho en centrarme en el trabajo, ya que comenzamos a tener más trabajo del que podíamos atender, y mi mujer si en la ciudad estaba aburrida sin nada que hacer, os podéis imaginar en un pueblo.
Al cabo de un tiempo decidimos comenzar a rehabilitar el caserío, y contratamos a una pequeña empresa de la zona para que nos preparasen un presupuesto sobre los arreglos que habría que hacer.
Reconozco que el hombre que vino a ver la casa y nos pasó presupuesto era un apuesto joven, bastante musculoso, que al ver a mi mujer se la comía con la mirada de manera descarada, esa situación me incomodo un poco y no me gusto nada su particular forma de mirar a mi esposa, su arrogancia e incluso su chulería.
Mi mujer lejos de incomodarse o molestarse, parecía gustarle que un chaval joven babeara por sus huesos.
E incluso me pareció que lo provocaba de manera sutil, en ese momento sentí una punzada de celos y apunto estuve de decirle al chaval que se marchase, pero me contuve e hice como que no me daba cuenta, y realmente el precio que nos paso era mucho más económico que cualquier otro.
A los pocos días el chaval apareció con una cuadrilla de cuatro o cinco chavales de más o menos su misma edad y comenzaron a restaurar el caserío.
Empezaron por el tejado del granero, durante varios días pude ver como varios chavales jóvenes atractivos y fuertes lucían palmito frente a mi casa, la verdad es que esa situación me incomodaba, pero en mi mujer parecía provocarle el efecto contrario, ya que no dejaba de mirar por la ventana y deleitarse mirando esos cuerpos sudorosos, se la veía alegre y risueña y para mi gusto demasiado atenta con ellos, no sé si lo hacía por darme celos o porque le gustaban esos chavales, pero el caso es que yo me sentía incomodo y algo celoso.
Reconozco que aunque no estoy mal y me cuido no podía competir con la juventud insultante de alguno de ellos y con esos cuerpos tan musculados y morenos fruto de las horas que pasaban en los tejados.
Uno de los días en los que yo más trabajo tenía, mi mujer se fue a correr, vi su atuendo y la verdad es que estaba preciosa, aunque para mi gusto demasiado descocada, aunque no me atreví a decirle nada por miedo a que lo considerase un comentario machista o soez, después de poco más de una hora la vi llegar a casa completamente sudorosa, con sus pezones marcándose en su sudada camiseta.
Me fije como todos los trabajadores dejaron de trabajar para recrearse en el hermoso cuerpo de mi mujer, que para colmo se puso hacer algunos estiramientos frente a la puerta, dándoles un bonito espectáculo a los chavales, esta al entrar en casa vino hasta la cocina, justo donde estaba yo, cogió la jarra de agua y bebió con deleite, cayéndole sobre su camiseta sudada y fruto del frio provocando que sus pezones se marcasen de manera más que evidente.
Marta:”Cariño, no veas lo incomoda que me he sentido con todos esos hombres ahí fuera observándome mientras realizaba mis estiramientos”
Yo:”Bueno igual si te hubieses puesto sujetador, a lo mejor no te hubiesen incomodado tanto”
Marta:” ¿Me estás diciendo que es culpa mía?”
Sentí como a Marta le había herido mi comentario, pero sinceramente me había molestado bastante que se pavonease así con esa vestimenta delante de esos críos.
Aunque no quería reconocerlo y opte por la peor de las decisiones, atacarla.
Marta:”Que sepas que yo me visto así para ti””Para gustarte”
Yo:”Cariño, no hay nada nuevo que no haya visto ya””No hace falta que te vistas asi para mi”
Eso ya fue la gota que colmo el vaso.
Marta se fue muy dolida, era evidente que la había conseguido cabrear y Marta cabreada era capaz de todo.
Pero mi ego me impedía pedirle perdón, por mi cabeza pasaba el subir tras ella, pedirle perdón y hacerle el amor con pasión, pero por orgullo y no darle la razón no lo hice y lógicamente acabaría pagando las consecuencias.
Cuando Marta llego a la habitación, vio la ventana de par en par, y como quien no quiere se comenzó a desnudar para darse una merecida ducha, solo que esta vez se recreo mientras se quitaba la ropa, sabedora que estaba siendo observada por los trabajadores.
Y siendo observada se metió en la ducha dejando que los chavales se recreasen mientras ella se enjabonaba a conciencia su hermoso cuerpo.
Lo que no pensaba con sus acciones es lo que pasaría después.
Ya que los chavales animados por el espectáculo que les estaba ofreciendo mi esposa, decidieron tomar cartas en el asunto.
Yo no me había enterado de nada, pero los chavales extasiados por lo que acababan de ver, lo interpretaron como una invitación.
Así que cuando yo me marchaba al pueblo para comprar provisiones, un par de chavales me abordaron en la puerta para pedirme una botella de agua, la verdad es que el calor apretaba, y yo como otros días les deje la casa abierta para que ellos mismos se sirviesen, y vaya si lo hicieron, ya que aprovecharon cuando yo me fui, para avisar a los otros e ir directos a nuestra habitación, donde aún seguía mi esposa duchándose, con la ventana abierta pensando que los chavales la estarían observando, por lo que se estaba enjabonando a conciencia y tranquila.
Cuando salió del baño tan solo llevaba una toalla anudada al torso, miro por la ventana de forma curiosa pero con mucho cuidado, ya que no quería ser descubierta, cuando vio que no había nadie en el tejado, se asomo de forma más descarada, pero lo que no se esperaba es que cuando se volvió, comprobó que tanto el jefe de la empresa como sus cuatro ayudantes la estaban esperando en su habitación.
Mi mujer al verlos se sorprendió, ya que no se esperaba que estuviesen allí.
Mujer:”Hola chicos, que susto me habéis dado, ¿Se puede saber que hacéis aquí?”
Pero los chavales no dijeron nada, simplemente se la estaban comiendo con la mirada, esperaban el momento que su patrón les diese la orden.
Ahí estaba mi mujer inmóvil ante 5 hombres expectantes y con sus miradas clavadas en mi mujer.
Esta al verlos y mirarlos a los ojos debió intuir sus intenciones ya que su cara mudo a una expresión de miedo e intento meterse nuevamente en el baño, sin mucho éxito ya que uno de los chavales rápidamente se interpuso entre la puerta y mi madre, empujándola hacia el centro de la habitación.
Jefe:”No pensarías que después del espectáculo que nos has dado, nos íbamos a quedar quietos”
Mujer:”No-no sé de qué me hablas”
Todos rieron, ya que las palabras de mi mujer sonaron muy falsas, e incluso tartamudeo al decirlas, fruto del miedo.
Jefe:”No te preocupes cariño, vamos a darte todo lo que el subnormal de tu marido no parece querer darte””Te va a gustar”
Y después de esto, el jefe se abalanzo a por mi mujer, empujándola violentamente para que cayese sobre la cama y al mismo tiempo quitándole la única prenda que cubría su escultural cuerpo.
Mi mujer ante la reacción del jefe dio un chillo, estaba aterrada, inmóvil una cosa era calentarlos y otra muy diferente lo que estaba a punto de pasar.
El jefe se abalanzo sobre mi mujer, inmovilizándola con su peso, una de sus potentes manos se aferro a su cuello, mientras con la otra de manera diestra se bajo los pantalones y después se cogió su polla y la oriento hacia la entrada de la vagina de mi esposa.
Esta temerosa de que le hiciesen daño, le suplico.
Esposa:”Por favor, vale, hare lo que me pidáis pero despacio por favor, no estoy lubricada”
Todos reían, al parecer la situación les hacía gracia, que ahora suplicara los excitaba a todos todavía mas.
Pero el jefe no hizo ningún caso, ya que una vez tuvo su inhiesta polla dirigida a la entrada de su vagina se dejo caer para introducirle toda esa barra de carne en sus entrañas.
Mi mujer dio un alarido que nadie a parte de sus violadores pudo oír.
El jefe empujaba con todas sus fuerzas, era como si quisiera demostrarles a sus trabajadores quien era el que mandaba.
Al cabo de un rato su cuerpo se tenso y se corrió en el interior de mi esposa, para dejarse caer sobre ella.
Tras un rato inmóvil, se levanto de la cama, dejando a mi mujer en un ovillo sobre su propio cuerpo.
Jefe:”Bueno chicos toda vuestra disfrutarla y darle la caña que se merece a esta exhibicionista”
Estas palabras fueron suficiente para que cuatro hombres ansiosos de hembra se abalanzasen sobre mi esposa, que al oír lo que había dicho el jefe intento nuevamente sin mucho éxito escapar de allí.
Uno de ellos le cogió de un tobillo y la arrastro hasta el centro de la cama, abortando su escapada, mi esposa chillaba y se aferraba a la cama, sin mucho éxito, ya que entre los cuatro rápidamente la colocaron en el centro de la cama, boca arriba y abrieron sus piernas para que se fueran turnando uno a uno y la violasen.
Mi esposa poco a poco fue cejando en su empeño de escaparse, vio que no iba a ser posible, por lo que poco a poco comenzó a relajarse con la esperanza de que terminasen rápido, y no la lastimasen.
Sin embargo sin saber porque poco a poco sintió como se iba humedeciendo, como el dolor inicial por no estar lubricada pasaba a un gusanillo a un cierto placer, hasta que al cabo de un rato sintió como un intenso orgasmo la hacía desfallecer, perder el conocimiento.
Oía como los trabajadores, hacían comentarios y se habían dado cuenta de la situación, riéndose de ella y comentando lo puta que era y lo que le gustaba que la follasen varias pollas.
Momento que aprovecho el jefe para darles ciertas órdenes a sus compañeros, que acataron sin protestar y de forma hábil.
A los pocos segundos cuando comenzó a recobrar el sentido mi esposa, se dio cuenta que estaba boca abajo encima de la cama amarrada por todas sus extremidades por cada uno de los trabajadores.
Sintió como el jefe subía a la cama y se colocaba entre sus piernas.
Ella al intuir lo que iba a pasar comenzó a chillar, a intentar zafarse sin mucho éxito, estaba aterrada.
Esposa:”No por favor, no por ahí no, por favor, soy virgen”
Lejos de conseguir su objetivo, consiguió el objetivo contrario, ya que al oír que era virgen sirvió como estimulo para sus acosadores.
Jefe:”Genial, esto va ser un gustazo, voy a ser el primero que entre por aquí”
El jefe se hecho sobre su cuerpo y cogió los brazos de esta, a la vez que aprovechaba para hablar con uno de sus compañeros.
Jefe:”Vete a la cocina trae aceite”
El compañero salió disparado, y al segundo apareció con un bote de aceite, que le entrego a su jefe, y volvió a coger la extremidad de mi esposa nuevamente para inmovilizarla.
El jefe se dejo caer sobre el cuerpo de mi esposa, y acercando sus labios al oído de mi esposa le susurro algo.
Jefe:” ¿Qué pasa putita?””Pensabas que podías calentarnos, provocarnos y que no iba a pasar nada?””¿Qué no iba a ver consecuencias?””Pues estas son las consecuencias, y espero que te relajes y seas capaz de poder disfrutarlo, por lo menos la mitad de lo que lo voy a disfrutar yo”
Entonces el jefe abrió la botella de aceite, hecho un buen chorretón sobre el culo de mi esposa, se embadurno toda la mano y comenzó a juguetear con su orificio trasero, hasta que comenzó a introducirle uno de sus dedos por el culo, momento que mi mujer se quedo inmóvil y comenzó a gemir y a suplicar que parase que le dolía.
El jefe lejos de hacerle caso, seguía jugando con su dedo en el culo de mi esposa, moviéndolo de manera circular, hasta que la sintió más relajada y le introdujo un segundo dedo.
Durante un buen rato estuvo jugando con sus dedos en el culo de mi esposa, hasta que sintió que se relajaba o simplemente se canso de jugar con ellos y se los saco de golpe para cambiarlo por algo más grande y duro, se embadurno su polla de aceite y dejo caer un buen chorro en el deformado agujerito trasero, para cogerse su polla y orientarla a la entrada trasera de esta, no sin antes coger la almohada y colocársela en el bajo vientre a mi esposa para que el culo de esta quedase un poco mas levantado y expuesto..
Mi esposa al sentir el glande apuntar a su entrada trasera comenzó a suplicarle que parase, pero eso no iba a pasar.
Y el jefe suavemente pero con evidente dificultad comenzó a perforar ese virginal culito, solo había entrado el glande con mucha dificultad y mi esposa respiraba de forma entrecortada y agitada, una lagrima corría por sus mejillas.
El jefe se quedo inmóvil, esperando a que se adaptara, a que se relajara.
Jefe.:”Chicos este culo es espectacular””Que maravilla”
Y diciendo esto le daba varias nalgadas, provocando que su culo se tornase a un rojizo intenso.
Cuando parecía que su culo empezaba a adaptarse a esa candente barra de carne, el jefe dio un par de golpes secos de riñones y acabo insertándosela totalmente en su orto.
Mi esposa chillaba y lloraba desconsolada, mientras el jefe salía y entraba suavemente, como un cuchillo cortando mantequilla, cada vez más fácil, cada vez más rápido.
Se le veía extasiado hasta que estallo en el interior de su culo.
Cuando saco su polla de las entrañas de mi esposa, el culo de mi mujer estaba completamente deformado, muy enrojecido e irritado e incluso salía borbotones de semen mezclado con un hilillo de sangre.
Y así uno a uno fueron turnándose para destrozarle de manera definitiva el culo a mi esposa.
Al cabo de dos o tres ya no se molestaban ni en sujetarla, no hacía falta mi mujer era un cuerpo inerte que no reaccionaba, estaba en estado de shock.
Fueron varias horas las que abusaron de ella sin compasión.
Cuando yo llegue a casa, los trabajadores habían reiniciado sus trabajos, como si no hubiese pasado nada, mi esposa se había duchado nuevamente y cambiado las sabanas, y se había quedado dormida en un profundo sueño.
Sin embargo yo no supe nada de esto hasta pasado unos años en los que mi esposa me lo conto todo, pero eso ya es harina de otro costal.
Espero les haya gustado y según su aceptación seguiremos con una segunda parte.
Se aceptan sugerencias.