Pasemos navidad en casa

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VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD

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Las calles del centro de la ciudad estaban totalmente abarrotadas, el tráfico en fechas navideñas era insoportable y mucho más en vísperas de navidad.

André iba atorado en el tráfico era un hombre de muy poca paciencia y ya se le estaba agotando, aparte que tenía que buscar algo de comer por navidad lo cual le daba igual, ya que pasaría fiestas solo, puesto que su esposa e hijos habían viajado.

Se miró en el espejo retrovisor el trabajo que le había hecho el barbero, estaba conformé, le gustaba dejarse la barba y el cabello corto estilo militar, desde que había ingresado al ejército cuando era joven, verdaderamente tenía facciones muy varoniles y rudas, el prototipo perfecto de macho para cualquier hembra.

Cuando estaba en un semáforo un joven extranjero intentó limpiarle la luna del parabrisa a lo cual él se negó sin embargo cuando la luz cambió este joven en represalia golpeo la puerta trasera del auto.

_ Marico mamahuevo – gritó golpeando con su pie la puerta trasera del coche.

El hombre no era xenofóbico, ni racista, pero con la inmigración que hay en el país desde hace algún buen tiempo, muchas de las personas que entran son de mal vivir, no les gusta trabajar o son delincuentes.

Esa acción fue la gota que derramó el vaso, la poca paciencia que le quedaba y su carácter fuerte hicieron lo suyo.

_ ¡Que mierda te pasa hijo de puta! – le gritó bajando del auto.

El chico se intimidó completamente al tenerlo en frente, una masa de músculos de 80 kilos lo harían trizas, el extranjero no tenía nada que hacer frente a la altura y definición corporal del hombre, así que pidió disculpas y se fue corriendo.

Debido al embotellamiento generado por el incidente los demás carros pitaban sus bocinas irritando más a André.

_ Ya carajo, ya voy, avancen – hacía un gesto con la mano.

De camino a casa pasó por un restaurante de comida china, pensándolo como opción de cena, el lugar se aprovechó ya que por ese día no tenían platos personales sino pequeños banquetes, pero como tenía la posibilidad lo compró. Cuando se estaba acercando a la cuadra donde estaba el edificio donde vivía en una zona residencial, no muy lujosa, tampoco era exclusiva, se escuchó una pequeña explosión.

Bajó del auto revisó los neumáticos y efectivamente se habían ponchado.

_ Mierda! ¡Hijos de puta! – dijo pateando fuertemente las ruedas.

_ Ya perdiste, conchatumadre – amenazó abruptamente un tipo con un arma.

_Ya viejo, ya perdí, llévate mis cosas, pero tranquilo – dijo André para tranquilizarlo.

André dijo eso para calmarlo y que no disparará, pero no se iba a quedar tranquilo estaba esperando el momento exacto para repeler el ataque ya que su orgullo de militar no le iba a permitir que le robaran absurdamente, sin embargo, otro delincuente apareció y también con arma en mano le comenzó a rebuscar por toda la ropa.

En vista que había dos armas apuntándolo y con toda la impotencia del mundo se dejó robar.

_ Suelta la pistola – dijo alguien aparte de ellos.

Todos levantaron la mirada, y un hombre alto, delgado y piel negra con la ropa sucia, tenía al primer delincuente con una navaja en el cuello.

Al segundo ladrón que rebuscaba entre las pertenencias se percató y apuntó el arma contra el hombre moreno.

_ Deja el arma o le rebano el cuello – amenazó otra vez.

El tipo estaba nervioso y no sabía que hacer, ese lapso fue aprovechado por André y rápidamente desarmó al tipo, y lo golpeo tan fuerte que lo dejó casi inconsciente en el suelo.

El otro delincuente al ver que había acabado de manera muy rápida con su cómplice tuvo miedo, el militar le quitó el arma y decidió partirle la cara, y de paso desfogaba toda la ira acumulada que había obtenido durante el día.

El negro al ver que no lo soltaba quiso detenerlo pero como parte del frenesí le aplicó una llave llevando al hombre que lo había ayudado con la cara a la luna del carro y el brazo retorciendo por detrás.

_ No me toques mierda, de seguro eres su complice.

El tipo aguantaba el dolor y no se quejaba, pero se le notaba en el rostro la intensidad del mismo.

_ No jefe. Yo me gano la vida honradamente, yo solo ayudarte.

A pesar de lo dicho André no iba a soltarlo, pero como el moreno sabía también un poco de defensa personal se liberó de la llave y empujó al militar, y estiro la mano con su navaja para que el hombre no se acercara, André velozmente sintiéndose amenazado quiso tomar su arma personal que llevaba en el carro, pero el hombre moreno se fue corriendo un poco asustado por la situación.

Aprovechando ello los asaltantes se también se huyeron y dejaron a un enfurecido André a mitad de la calle, afortunadamente no le faltaba casi nada para llegar a casa, manejo lentamente con las llantas ponchadas y se estacionó en el espacio designado para él afuera de su edificio, aun la colera no se iba del todo, cuando subió en el ascensor con dirección al octavo piso, en el trayecto subió una vecina.

_ Feliz navidad – dijo ella.

_ Feliz navidad – respondió él.

Ese saludo le hizo caer en cuenta la fecha en que estaban, era 24 de diciembre y faltaban pocas horas para navidad. Una vocecita comenzó a resonarle en la mente.

Era noche buena y había tratado de la peor manera a la única persona que lo ayudó esa noche.

No le quiso hacer caso pues tenía un temperamento muy fuerte y aunque trataba de excusarse, cuando llegó a su piso y salió del ascensor, pensó en que hubiese pasado si el hombre no lo ayudaba, y como en la milicia que alguien te ayude en un combate es algo muy preciado, André se dio media vuelta y volvió a la calle a buscar al hombre.

Salió lo más rápido que pudo para ver si el tipo seguía por ahí, de alguna u otra manera tenía que agradecerle por su buena acción, pero no había rastro, decidió caminar unos metros y al doblar la calle, lo encontró siendo intervenido por una camioneta de la policía.

_ Joder, lo que faltaba – dijo.

_ No jefe, yo no fui, yo no fui – decía agresivamente el tipo.

_ Si claro, con la cara de angelito que te manejas, tremendo delincuente que eres – contestó un policía gordo.

_ Buenas noches, que está pasando – preguntó.

_ Buenas noches, un vecino llamó a la estación reportando un robo, por esta zona.

_ ¿Y lo vieron a él robando?

_ No, pero él estaba por la zona y por su apariencia se ve que es delincuente.

_ Oficial, la persona a la cual estaban robando hace unos momentos era a mí.

_ Oh entonces querrá acompañarnos a la comisaria para que ponga la denuncia.

_ Pero da la casualidad que el hombre que están arrestando me ayudó.

_ Tal vez esté confundido, mírale bien la cara – dijo agarrándolo fuertemente de la mandíbula para enseñármelo.

_ Señor se lo que vi, están arrestando al hombre equivocado. Suéltenlo.

El hombre se resistía e insultaba en francés para no ser subido a la patrulla.

André se indignó y molestó por como simplemente por su apariencia estaban juzgando al tipo. Les recitó el código penal ya que también era abogado, y no les quedó de otra que liberar al detenido y se marcharon.

Nos dejaron a un lado de la acera.

_ Gracias – solamente dijo y se giró para irse.

_ Espera, toma – dijo sacando dinero de mi billetera.

_ No, gracias – dijo serio.

El hombre era orgulloso también, y André se controló para no contestar mal ya que lo estaba rechazando.

_ Mira compadre, si esperas una disculpa o algo de mi parte te equivocas, no las pido, sin embargo, te estoy dando este dinero en representación de ello.

_ Ya le dije que no.

André está vez tuvo paciencia e hizo algo que nunca hacía cuando tenía una negativa por respuesta; insistió.

_ Soy militar, y la acción que tú has hecho arriesgando tu vida por otros habla muy bien de ti, si al principio pensé que eras su cómplice, no fue por tu aspecto, sino por la situación de peligro que estaba viviendo, así que acepta este dinero que lo necesitas – dijo serio.

El tipo se convenció y aceptó el dinero, se alegró y André se giró para regresar a casa, lo dejó hablando solo, y agradeciendo en francés, por lo regular que entiende el idioma, estaba agradeciendo a Dios, y diciendo que ahora si tendría que comer esta navidad.

La conciencia se había tranquilizado, pero no estaba del todo tranquilo, al escuchar lo que decía el tipo está vez se puso en su lugar y recordó su infancia cuando a veces no comía.

_ Hey en ¿donde vives?

_ No tengo casa.

_ Pero en ¿donde duermes?

_ A veces en los parques, o sino en el puente peatonal.

Tuvo lastima por él y eso alimentó lo que estaba a punto de hacer.

_ ¿No tienes donde pasar navidad?

_ No.

_ ¿Quieres venir a pasar navidad a mi casa?

_ Que?, no, no quiero molestar. Tal vez su familia se enoje.

_ Mira vivo con mi esposa y mis hijos, pero ellos ahora no están se han ido a pasar fiestas a casa de mi suegra y no viene hasta año nuevo, y además es mucha comida para mí – dijo mostrándole la cena que aún tenía en la mano.

El hombre que quedó pensando por unos segundos.

_ Decide rápido que no tengo todo tu tiempo – dijo un poco como de mala gana.

_ Mmm bueno pues – dijo sonriéndole y mostrándole sus dientas blancos.

_ ¿Cómo te llamas? – preguntó André.

_ Lamar – respondió

_ Yo me llamó, André.

_ Mucho gusto, jefe.

El trato de subordinación le agradaba a André, le subía el ego.

De camino a casa, conversaron un poco.

_ ¿Cuantos años tienes? – preguntó el militar.

_ 29 casi por cumplir los 30 en enero. Y usted?

_ 33 recién cumplidos hace poco – respondió.

_ ¿ Y su familia porque no se quedó a pasar navidad contigo? – me preguntó.

_ Porque se fueron a otra ciudad a casa de la mamá de mi esposa.

_ Y ¿usted por qué no fue?

_ Porque tengo mucho trabajo y porque la verdad no me llevo bien con su familia.

_ las suegras son muy molestosas verdad? – preguntó

_ Como no tienes idea.

_ Le entiendo la mía también molesta mucho.

_ ¿Estas casado?

_ Si en mi país, Haití, y tengo un hijo.

Llegaron a la puerta del departamento, y al entrar el muchacho se quedó parado admirando el lugar.

Wao tiene muy bonita casa, yo estoy muy cochino, no quiero ensuciar.

_ Descuida, pasa y ponte cómodo.

Lamar se sacó las zapatillas viejas que traía por temor a ensuciar y se paró frente a un espejo que había al lado de la puerta, miró su apariencia y se criticó.

_ Verdaderamente parezco un indigente.

_ Descuida con un buen baño y un corte de cabello y barba estarás como nuevo.

_ Eso haré con el dinero que me diste.

Sin embargo, André, lo pensó bien, supuso que con ese dinero Lamar podría hacer mejores cosas, y aunque no le daba ser muy amable quiso intentar como su buena acción de navidad.

_ Si quieres te puedo cortar yo.

_ ¿Enserio?

_ Claro, en el cuartel nos cortábamos entre colegas, además yo mismo arreglo mi barba cuando puedo. – dijo mostrándole la barba.

Aceptó y se pusieron manos a la obra, lo sentó en una silla en la sala de estar, se quitó la camiseta que traía puesta, empezó a córtale con mi máquina de cabello, tal cual él le había indicado, el corte era sencillo y con su tipo de pelo le iba perfecto, corto completamente, en cuando a la barba que casi no tenía, le pidió que le arreglara la chivita y perfilarle el bigote, cuando terminó se puso de pie a mirarse al espejo, alegrándose de lo que veía.

El rostro le había cambiado si bien no era guapo, pero se veía presentable, cuando se puso de pie se pudo apreciar mejor su fisionomía, cara alargada, ojos negros, era alto le sacaba una cabeza por lo menos, si André medía 1.75 el debería medir 1.85, era delgado, pero no escuálido, tenía dibujado los abdominales y marcados los pectorales, de brazos largos con algunos tatuajes.

_ Gracias André, ahora si parezco persona – dijo sonriendo.

Si bien es cierto no era guapo, pero ahora hasta lucia atractivo.

_ De nada, no te preocupes, ahora ve a darte un baño – le sugerió.

_ ¿Donde queda?

_ Ven sígueme.

André se adelantó un poco, pero Lamar no se movió, al voltear hizo algo que no pensó que haría, lo que estaba a punto de presenciar, ahí mismo en medio de la sala Lamar se quitó el joger que usaba, el corazón del militar se aceleró y me puso rojo, la mirada se detuvo automáticamente en su entrepierna.

André tenía un secreto bien guardado, y era que es bisexual y le gustaba mucho recibir verga.

_ Te hubieras esperado al entrar al baño – dijo serio para ocultar su reacción.

_ ¿Le incomodo? Perdona André, es que con mis amigos o familiares es muy normal desnudarse en delante de otros, perdona.

_ No descuida, no pasa nada.

De reojo miraba su verga, que era negra igual que el resto de su piel, y grande para estar flácida, sus webos colgando, uno encima de otro, adornado con bastante vello púbico rizado.

No quiso ser muy evidente, le provocó tal excitación que su verga estaba erecta aprisionada en su pantalón militar que traía puesto. Al tenerlo ahí completamente desnudo su imaginación voló, y si antes lo veía como cualquier tipo, ahora empezó a desearlo, sin embargo, si bien es cierto le gustaba comer pinga siempre que podía, pero no era como otros aventados que hubieran sacado ventaja así que se hizo de la vista gorda, aunque por dentro se moría por hacer muchas cosas con él.

Lo guío hasta el baño, y dejó la máquina de pelo en la gaveta.

_ Es todo tuyo, puedes usar todos los productos que quieras para asearte, que gran falta te hace.

Al escuchar eso Lamar se avergonzó un poco pero entró y cerró la puerta.

André se quedó parado, agarrándome la verga por encima del pantalón.

Lamar se sintió un poco avergonzado al escuchar esas palabras, aunque era verdad, estaba apestando.

Se miró al espejo del baño, y no podía creer que había recuperado mi aspecto.

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Me sentí un poco avergonzado al escuchar esas palabras, aunque era verdad, estaba apestando.

Me mire al espejo del baño, y no podía creer que había recuperado mi aspecto.

_ Que buena persona es André, a pesar de su carácter, que surte tengo me lo cruce en el camino – pensé

Dejé la llave de la ducha abierta, y antes de entrar miré mi vello púbico, estaba bastante crecido, hacía tanto tiempo que no lo recortaba.

Agarré la maquina de pelo y empecé a rebajármelo, no me lo quite del todo, lo prefiero solo rebajado.

Entre a la ducha y por primera vez después de meses sentía el agua refrescante recorrer mi cuerpo, pero eso no significaba que no era aseado, pues siempre almenos aseaba mi verga en algún baño público.

Cogí el shampu tenía un aroma bastante agradable y me refregué muy bien la cabeza sacando bastante espuma que enjuague cayendo bastante sucia, luego me froté mi cuerpo con el jabón, me refregué una y otra vez hasta quedar completamente limpio, me lave muy bien las bolas y el pubis, en cambio mi verga solo la enjuague con el agua tibia ya que los jabones me irritaban el glande.

Me estaba frotando muy bien y mi verga comenzó a crecer, hasta ponerse completamente erecta, era bastante grande, me la sobaba haciéndome una paja, pero me detuve.

_ No puedo faltarle el respeto a André de esa manera, ha sido muy bueno conmigo y yo aquí masturbándome en su ducha – me dije,

Así que lo dejé de hacer, y repetí lo mismo con mi cuerpo, tenía que aprovechar en bañarme ahora porque esta buena suerte se termina mañana.

Cuarenta minutos después sali de la ducha, ahora estaba como nuevo, muy limpio y presentable, pero no tenía con que secarme.

Abrí la puerta del baño y Sali completamente desnudo otra vez, había olvidado que no estaba en mi casa, fui a la sala y André estaba en la cocina alistando la cena.

****

Estaba aguantando las ganas de hacerme una paja mientras Lamar se bañaba, recogí la ropa que había dejado en el suelo y la metí a la lavadora, luego puse a calentar la cena, sin embargo no aguanté, bajé el cierre del pantalón y saqué mi verga, que estaba rodeada de vello púbico recordado, era blanca y grande también aunque la de Lamar de seguro erecta le ganaba, la mía media 20 cm en erección, escupí mi mano y de espaldas a la sala me la comencé a jalar, miré el reloj y faltaban pocos minutos para noche buena.

Estaba en lo mío cuando la figura alta y morena de Lamar se vio por el espejo del horno microondas, deje de inmediato lo que estaba haciendo y me guardé la verga como pude.

_ ¿No me digas? ¿Te faltó una toalla?

Él se percató que nuevamente metió la pata, y se intento cubrir la verga, sin éxito puesto que como la tenía muy grande aun se veía.

_ Joder, lo siento, olvide que no estaba en casa.

_ Descuida, estamos entre hombres – dije para minimizar la situación- Además en el ejercito nos bañábamos todos en una ducha común.

Al decir eso, se relajó más y retiró sus manos. No quería que se diera cuenta que a mi me gustaba mirarle la verga, así que lo hice sentir como si estuviera hablando con un hetero común y corriente.

Fui a mi habitación a buscar una toalla y algo de ropa para él.

_ Si quieres puedes ir a mi habitación a cambiarte – dije dándoselas.

_ NO André, eso ya sería mucha falta de respeto de mi parte, aquí en la sala estoy muy bien – dijo.

Grave error porque me excité aun más.

Me quedé parado en el pasadizo y él cerca al sofá grande, se secaba la cara y todo el cuerpo, recorriendo su piel, las bolas y verga que se balanceaban de un lado a otro, mientras me iba conversando.

_ ¿Tu familia como está?

_ Supongo que bien.

_ Como que supones?

_ Es que no me comunicó con ellos desde hace mucho tiempo.

_ Deben estar bastante preocupados, al menos por navidad debes comunicarte con ellos.

Se detuvo justo cuando se terminó de poner el bóxer que le había dado, el paquete de le formaba maravillosamente, grande y redondito, parecía una pelota ahí dentro.

_ Sabes ese sería un buen regalo de navidad, escuchar la voz de mi mujer y mi hijo, ver sus caras.

_ Si quieres puedes hacerlo desde mi celular. ¿Te acuerdas su número?

_ Si claro que me acuerdo.

_ Entonces termina de vestirte y los llamas.

Le di una camiseta grande que usaba en invierno para dormir, y un buzo que le quedaba un poco corto pero le servía. Ahora con esa ropa suelta ya no se veía provocador.

Le di mi celular y registro en número para luego buscarlo en wsp, lo marcamos unas dos veces pero no tenía éxito, ya se estaba desanimando cuando a la tercera vez contestaron.

_ Amour – habló en francés.

Al otro lado de la video llamada, una mujer joven envuelta en llanto, lo saludaba, Lamar contuvo las lagrimas hasta que su hijo de 10 años se puso al teléfono, ahí me di cuenta que estaba llorando.

Por lo que entendí, su familia pensaba que estaba muerto, que lo extrañaban mucho y que esperaban verlo pronto, hablaron de todo un poco mientras yo arreglaba las cosas para la cena, sin embargo, faltando 5 cinco minutos para las 12 se despidieron.

_ Gracias André, ya estoy más tranquilo ahora que se sobre mi familia – dijo aun con lágrimas en los ojos.

_ Descuida, para eso estamos los amigos.

_ ¿Amigo? ¿Tú quieres ser mi amigo?

_ Eso no se pregunta, desde que estás en mi casa y te he dado confianza ya eres mi amigo.

_ Eres el primer y único amigo que tengo aquí. Gracias – dijo sonriendo y aún más conmovido.

_ Ya deja de llorar, y toma una copa de vino que ya faltan pocos segundos para navidad.

Miré el reloj y ya era la cuenta regresiva.

_ 5, 4, 3, 2, 1 …… FELIZ NAVIDAD! – dijimos los dos al mismo tiempo.

Ambos nos dimos un abrazo, y yo me estremecí cuando sentí sus brazos y su cuerpo pegado al mio, los brazos se sentían duros y fuertes a pesar de no estar anchos como los míos.

_ Gracias amigo – me dijo al oído.

Yo comencé a excitarme y me separé cuando mi verga comenzó a reaccionar y me senté en el sofá. Lamar se sentó al lado mio.

_ Tomemos la copa de vino y después nos vamos a comer.

Mientras tomábamos el vino, me comentó un poco de porque vino a mi país y como terminó en esa condición. No suelo ser sensible, ni penoso, pero me conmovió un poco su historia.

En realidad, él era originario de África, solo que unos familiares lo llevaron a Haití cuando tenía 6 años, luego en Haití creció sin sus padres, y cuando ocurrió el terremoto de 2010 se volvieron más pobres de lo que eran antes, tiempo después lo llevaron a otro país con engaños supuestamente para trabajar y llevar una vida mejor, dejó a su mujer y su hijo pequeños, pero vivió otro infierno, luego finalmente tuvo la oportunidad de venir a mi país y aquí se quedó sin poder regresar.

Luego nos quisimos parar a cenar, pero nos servimos más vino y nuestras bocas no pararon de hablar.

Ya llevábamos casi la totalidad del vino, y yo sentí que se me había subido, tocamos el tema del sexo, o más bien él lo tocó cuando se sintió en más confianza.

_ Gracias a ti, ahora si con esta pinta, pobre levantarme y comerme un rico coñito.

_ ¿Ah si? ¿Qué tiempo llevas sin follar?

_ Ufff si supieras, casi desde que salí de mi país.

_ Es demasiado tiempo, debes estar cargado.

_ Si, y mañana cuando me vaya de aquí, es lo primero que iré hacer ya casi que no aguanto.

_ No digas, se lo que se siente, yo también ando así.

_ ¿Tu mujer no te dio lo tuyo antes de que se fuera?

_ Si supieras con esa condenada.

Sera por el efecto del vino, pero Lamar me abraza con fuerza.

_ Muchas gracias, amigo, con tu generosidad, me has devuelto las ganas de vivir – me dijo.

Para ese momento yo ya estaba que no podía más y también por el efecto del vino me atreví a darle un beso en el cuello y después de ese, otro y otro, hasta que él hizo el cuello hacía un lado para yo seguir haciéndolo.

****

Para ese momento sonaba de fondo el villancico:

“Tú que estás lejos de tus amigos
De tu tierra y de tu hogar
y tienes pena, pena en el alma
Porque no dejas de pensar
Tú que esta noche no puedes, dejar de recordar
Quiero que sepas que aquí en mi mesa para ti tengo un lugar

Por eso y muchas cosas más
Ven a mi casa esta Navidad”

La nostalgia hizo que sintiera un impulso de abrazar a André como a un viejo y entrañable amigo, como a un hermano que ayudó en desgracia, de pronto siento sus labios y su barba rozar mi cuello, eso provocó en mi un escalofrío que recorrió mi cuerpo y se alojó en la punta de mi verga, luego estiré mi cuello para que siguiera y así lo hizo hasta llegar a mi labios, en ese momento es que reaccione y lo empujé.

_ ¿Que pasa André? Yo no creo que tu seas maricón – le dije – Creo que el vino te está jugando una mala pasada.

Yo verdaderamente no creía que él fuera homosexual, tenía hijos y esposa, y además no se le veía nada raro, ni tampoco se me había insinuado.

_ No Lamar, no soy marica, solo soy un hombre al que le gustan otros hombres, eso es todo – me dijo muy calmado él.

_ Joder amigo, es lo mismo, discúlpame, te agradezco mucho todo, pero yo no soy maricón, será mejor que comamos.

_ Mierda, creo que la cagué – dijo él

_ No descuida, entiendo que es por efecto del vino.

_ Gracias Lamar, otro en tu lugar, hubiera reaccionado mal.

_ Lo sé, pero a pesar de todo yo no soy tan ignorante como aparento. Me has brindado tu amistad y apoyo sin condición eso solo lo hacen los buenos amigos.

_ Gracias por considerar eso Lamar, y discúlpame.

_ No tienes porque disculparte.

_ Mierda soy un imbécil – se repetía.

_ No André, como te repito se que es efecto del vino, es más, mi verga ya estaba reaccionando también, y créeme que por nada del mundo hubiera dejado que tú me folles.

_ Y ¿quién dijo que quería follarte? ¿quiero que tu me cojas? – me confesó él.

Su mano de dirigió a mi verga que aun estaba un poco dura

_ Por favor André, no me bromees, yo se que tú no eres de esos – dije intentando apartar su mano.

Mi pene otra vez estaba reaccionando.

_ Pruébame y veras como te sacó la leche de las bolas – me dijo muy cerca al oído.

Yo miré a todos lados como si alguien nos estuviera mirando, y me dejé convencer, yo nunca había hecho esto con un hombre, sin embargo, ya llevaba tiempo sin cogerme un culo.

_ Como se te ocurra tocarme el culo se termina todo aquí – dije.

Me volvió a besar el cuello y me volví a relajar de lo tensó que estaba, me acosté en el respaldar, cerré los ojos y me dejé hacer, mientras el metía su mano dentro del pantalón.

*****

Casi estaba decepcionado y me sentía avergonzado por quedar como un marica cualquiera aventado cuando él me detuvo, de inmediato cuando me dijo lo que me dijo, deduje que él creía que yo iba a ser el activo, sin embargo, lo que no sabía era que, al contrario, le iba a sacar la leche con el culo.

Se relajó mucho más de lo que estaba antes, e hice lo mismo besándole el cuello, hasta llegar a su labios, en un principio el giró la cabeza a un lado pero yo insistí y lentamente él se dejó llevar.

Primero un pico suave, luego otro, y así alternando con su cuello, tenía que hacer que moviera sus labios y lo conseguí, un buen rato moviendo mis labios sobre los suyos inertes, él también los empezó a mover fundiéndonos en un beso apasionado cargado de lujuria y deseo. Todo este tiempo sin dejar de amasar su verga que ya estaba super dura.

Le ayudé a quitarse la camiseta y la tiró a un lado, luego el pantalón con el bóxer, su verga había crecido a tamaños descomunales, era larga gorda y un poco más gorda en el medio ligeramente curvada hace abajo, negra solo el glande era más claro que él resto.

LO tenía completamente desnudo para mi, mi mano estaba mojada de su presemen y me la llevé a la nariz para olfatearlo, el olor me puso a mil.

_Quieres? Que te chupe la verga? -preguntaba mientras le seguía besando el cuello.

_ Si

_Pídemelo.

_Chúpame la verga – dijo suspirando.

_ Parece que realmente no lo quieres.

_ Chúpame la verga, ya maricon – me ordenó agarrándome con fuerza del cuello.

Sinceramente eso me excitó mucho más.

Hizo fuerza con su mano para obligarme a bajar y así lo hice, comencé a bajar recorriendo con mi lengua su cuerpo, él se notaba más agitado esperando que mi boca toque por fin su vergota.

Me retiré del sofá y me arrodillé ante él, separando sus piernas, lo miré un momento pero el con su mano presionó mi cabeza otra vez para que me la metiera a la boca, primero lamí el glande como un chupetín, el ahogó un bufido, al saborearlo puede sentir que no olia a jabon sino a verga limpia, el olor natural me embriago y me metí la cabeza del pene a la boca, Lamar se retorció.

Saboreaba solo el glande como un chupete hasta dejarlo sin sabor, ni olor, y fui metiéndome más y cada vez más, hasta que chocó contra mi garganta provocándome una arcada, subía y bajaba mi cabeza hasta ese límite pero apenas llevaba la mitad de la pinga, no era la primera que me comía pero si la más grande y gruesa hasta el momento.

Hice un poco más de esfuerzo y me la comencé a comer toda, pude sentir como el pene traspasó la glotis hasta hacerme lagrimear y babear en exceso, la curvatura ayudaba, aguantando la respiración me lo comí hasta la base y me quedé quieto unos momentos con la boca bien abierta, mi nariz tocó su pubis pero no podía respirar, me había logrado meter los aproximadamente 26 cm.

****

No pensé que a André le gustaba hacer esas cosas, cuando me relajé y volvió a besar mi cuello mi pene comenzó a reaccionar. A mi no me gustan los hombres pero las caricias que me daba en el cuello y la manera que me tocaba la verga, sumado el hecho de que no había follado en meses, me estaba gustando.

Luego del cuello pasó a mi boca lo cual sinceramente me desagradó pero no quería volver a despreciarlo, así que solamente dejé que siga esperando a que de una vez baje a chuparme la verga, pero seguía prendido en mi boca besándome, así que decidí dejarme llevar otra vez y le correspondí el beso, nos morreamos como nunca haber recordado hacerlo con alguien, y me sentí muy a gusto pero no podía esperar más, estaba desesperado por que me chupe la verga así que empujé su cabeza hacia abajo.

El fue bajando y primero jugó con el glande, lo saboreó y sentí electricidad recorrer por mi cuerpo, me estremecí.

Estaba completamente arrodillado ante mi, aun estaba con ropa, y parando el culo que se le veía muy apetitoso aun con el pantalón puesto, nunca antes me había fijado en el culo de un hombre, pero si antes me estaba gustando lo que estaba sucediendo ahora me iba a encantar, puesto que André se la estaba comiendo entera, nunca una mujer me la había comido de esa manera, y ahora este nuevo amigo estaba haciendo que me vuelva loco ya que se la tragaba completamente.

Me retorcí en el sillón y por impulso acerque más mi pelvis y después de un rato quedarse quieto se la saco pudiendo respirar.

Miró a mis ojos y estaban llorosos, su boca y su barba cubierto de babas, tanto me había gustado que apenas lo deje respirar y lo puse a mamar otra vez, se atragantaba mientras extendía mi mano para frotar su culo.

Ya me había entregado completamente a esa experiencia que ya nada me parecía extraño, ni descabellado, el pobre estaba pegado como un becerro a su mamadera, y era la mejor experiencia que me estaba dando.

A todo momento escuchaba sus ganas de vomitar.

_Puedo quitarme el polo- preguntó.

Me gustó que me pida permiso eso significaba que el dominante era yo, así que le di permiso y el lo hizo.

*****

Me había entregado a Lamar desde el primer momento, ya que me hacia sentir dominado, y para hacerle saber que me tenía a su merced, le pedí permiso para quitarme la camiseta.

El accedió.

Desnudé mi torso y por primera vez vio mi cuerpo trabajado de gym, cubierto con vello.

Yo seguí chupando mientras Lamar me intentaba meter los dedos por el pantalón, la mandíbula ya estaba cansada y me dolía un poco pero no estaba dispuesto a parar.

Mi negro amante se puso de pie y comenzó a follarme la boca a su ritmo, ya había entrado en tal confianza que se atrevía a tomarme y penetrar mi cavidad oral a su gusto y antojo.

La verga entraba y salía, las babas caían y sus bolas rebotaban mojadas en mi barbilla.

Me la incrustó por largo rato y me dejó sin respiración, puse mis manos en sus piernas como aviso que ya no podía respirar y felizmente me hizo caso.

****

Sentí que casi se me venía la leche y lo dejé respirar, él era un vicioso mamando, y yo vicioso follando, nunca nadie me la había chupado de esa manera, me sentí muy motivado y lo levanté para darle un beso, compartiendo su baba conmigo.

Mientras nos besábamos el seguía masturbándome sin embargo no pude aguantarme más y le dije que me iba a correr.

_ Me corro – avisé.

_ Dámelos en la boca.

No hizo falta que me hablara dos veces, lo hice arrodillar, y me vacié en su boca, era tan abundante la leche que soltaba que con gran parte embarré su rostro y barba.

Respiraba muy agitado, y me senté sin embargo mi verga aun no ponía flacida del todo, quería seguir haciendo esto por más tiempo.

****

Recibí en la boca la leche de Lamar con mucho gusto, y lo saboreé como un manjar, me pareció exquisito su sabor, rápidamente me bajé el pantalón hasta los tobillos y llevé con mi mano un poco de su semen hasta mi verga para masturbarla frenéticamente, pensé que ya había terminado y me sentí un poco decepcionado puesto que yo quería que me follara el culo, pero me di cuenta que su verga aun no disminuía su tamaño

_ Voltéate – ordenó.

Yo sin dejar de jalarme la verga le hice caso.

_ Ábrete las nalgas

Me incliné un poco hacía adelante y abrí mis nalgas que también estaban un poco velludas, me las abrí tan bien que sentí como mi ano palpitaba.

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Me senté un rato en el sofá, y André se bajó el pantalón para masturbarse, yo nunca había visto un hombre masturbarse delante de mi, en otra situación me hubiera parecido muy desagradable, pero se me ocurrió hacerlo voltear y que se abra las nalgas.

Al hacerlo mi verga palpitó, así que le dije que se acercara, no sin antes terminar de quitarse por completo la ropa, se acercó más y mi cara tuvo frente a frente su ano, que, si bien estaba con vellos, yo me atreví a tocar con un dedo, lo toqué y sentí como latía su agujero; me chupe un dedo y se lo metí de a poquitos sintiendo lo apretadito que estaba.

Me entró un olor agradable y eso me incitó a chuparle el culo, al hacerlo mi pene volvió a levantarse nuevamente, aún estaba sensible por la eyaculación anterior pero el bicho quería dar guerra.

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Lamar estaba sentado con el rostro metido en las nalgas de André quien disfrutaba de la lengua de su negro amante, que, de manera apasionada, besaba, lamía y chupaba el ano rojo de André, su verga negra estaba tan dura que quería volver a entrar nuevamente.

Unos pocos minutos estuvo entretenido hasta que ninguno de los dos soporto más.

_ Quiero follarte – dijo Lamar.

_ Yo quiero que me folles desde hace rato – contestó André.

André se puso a lo largo del mueble y Lamar detrás de él, con una pierna encima del sofa y con la otra en el piso, escupió un poco y colocó la punta del pene en el ano.

_ Te va a doler mucho – dijo Lamar.

_ Dale yo aguanto – contestó.

Lamar se animó mucho más, y comenzó a ejercer presión en la entrada del ano, quien satisfactoriamente comenzó a ceder antes el glande del hombre. André pegó un quejido y eso hizo que el negro se detuviera.

_ ¿Qué pasa, te duele?

_ Si, pero dale, no te detengas, que me está gustando – dijo André aguantando el dolor y respirando aceleradamente.

Lamar hizo caso y siguió metiendo su pene, André hacía caras y gestos de incomodidad, pero su ano se estaba tragando la verga como un campeón.

La gran verga negra se abría paso sin parar lentamente hasta que finalmente al cabo de poco tiempo logró entrar hasta la base, su pubis ya estaba pegado en las nalgas del militar, quien aguantaba con placer.

El ano le ardía un poco, pero a él le gustaba, Lamar comenzó su mete y saca que fue lo más placentero que había recibido André en su vida ya que al ser grande y estar curvado hacia adelante, la verga chocaba directo con su próstata, la cual agradecida hacía expulsar grandes cantidades de líquido preseminal a su pene.

No fue necesario que André le dijera a Lamar que aumentara la velocidad, el moreno le comenzó a dar fuerte, el hombre aguantaba hasta que no pudo más y se echó hacía adelante, quedando Lamar semi arrodillado con la verga babeando de lubricación.

El moreno sonrió puesto que el militar aguantaba muy bien su verga.

Lo levanto del sofá, que estaba mojado por el sudor, lo puso de pie en medio de la sala y colocándose detrás de él lo volvió a penetrar hasta el fondo.

Primero los movimientos eran suaves luego se volvieron más fuertes, tanto que arrancaban bastante quejidos super varoniles de placer de André, se quejaba como todo un macho aguantando pinga.

Nuevamente quiso liberarse instintivamente, pero esta vez Lamar lo sujetó muy bien de la cintura imposibilitándoselo, André se inclinó y encorvo la espalda haciendo mil modos para liberarse.

_ Ahggg, ahggg, auuuuuuu, mmmmfffffff – eran los quejidos que emanaba André.

_ ¿Te gusta perrita?

_ Si me gusta – respondía.

_ ¿quieres más fuerte?

_ Si – dijo pujando.

Lamar aceleró las embestidas y le dio duro hasta que no pudo aguantar la respiración y hasta que André no podía gritar más, solo ahí lo soltó, recobrando él aliento muy agitado.

_ Mierda eres una perrita golosa come verga, casi me haces correr nuevamente – dijo Lamar cuando pudo.

_ Te dije que ibas a disfrutar – respondió André arrodillándose.

Se volvió a meter la verga a la boca para chuparla hasta al fondo nuevamente, la sacaba y la escupía masturbándola con fuerza.

André se puso de pie con la intención de besar a Lamar, pero este vio los restos de esperma que aún tenía en la cara y no se atrevió a probarlo, así que tomando la camiseta que estaba en el suelo le limpió la cara y luego de eso restregaron sus labios.

_ ¿Qué más saber hacer? – preguntó Lamar.

André sonrió maliciosamente.

_Acuéstate en la alfombra – dijo

Lamar se acostó con la verga bien parada aún y André se sentó de un solo golpe, su culo abierto le facilitó, la verga de André erecta manchó de precum el abdomen del hombre, lo cual le causo un poco de rareza, como no estaba acostumbrado a ver una verga y huevos peludos encima de él solo le pareció extraño, pero decidió dejarse llevar nuevamente para no malograr el buen momento que estaba pasando.

André comenzó con lo suyo y empezó a mover muy bien las nalgas, volviendo loco nuevamente a Lamar que ya no se le hacía nada extraño ver la verga de otro hombre encima de él, sino al contrario lo relacionaba con el placer.

El militar arrancaba varios suspiros al negro quien ya estaba próximo a correrse sin embargo se detuvo en un buen momento.

_ No te detengas por favor.

André se puso de pie y le dio la espalda para volverse a sentar, lo hizo para que Lamar pueda ver la manera en que el pene entraba y salía del culaso duro y redondo, ese efecto causó mucho más placer en el hombre, el militar dejo caer su espalda y se apoyó en el piso con sus manos, haciendo la conocida pose de la araña, Lamar por instinto colocó sus manos en la cintura del hombre y ayudó a que la penetración fuera mucho más fuerte.

El movimiento de cintura y las embestidas eran tan aceleradas y fuertes que la verga de André rebotaba y golpeaba fuertemente su abdomen; ya estaban en los momentos finales y acompañados de gritos de macho, André eyaculó salpicando su semen por todos lados, provocando una lluvia, incluso cayendo un poco en el televisor.

Lamar le siguió la corrida al sentir su verga fuertemente apretada por el ano, dejando muchos chorros de leche más y preñando a su nuevo amigo.

André exhausto se acostó encima de Lamar y este por el peso se giró quedando los dos en cucharitas en el piso respirando agitadamente.

El moreno aun no salía del trance y besaba el cuello empapado de sudor del militar.

Ahora esta vez sí, la verga que era gorda y grande salía flácida y muy agradecida el ano que acababa de follar.

_ Joder, ha sido genial – dijo André.

_ Mierda André, no se que decir, es algo nuevo para mi

_ Solo di que te pareció.

_ Pues ha sido el mejor polvo de mi vida, ni con una tía había follado así nunca.

_ Lo mismo digo, ha sido la mejor culeada que he tenido.

_ ¿Enserio? No te ha dolido

_ Bromeas, en el dolor está el placer.

_ ¿Te he hecho daño? – preguntó preocupándose Lamar

_ Un poco, pero nada de que preocuparse.

_ Lo siento, no era mi intensión.

_ Te dije no te preocupes, que no soy una mujercita, me gusta recibir verga y se aguantar lo que venga.

No se dijo más. André se paró del suelo y le tendió la mano a Lamar.

Al rato sonó el timbre.

Ambos se miraron extrañados.

André se puso una camiseta y abrió la puerta muy ligeramente.

_ Vecino ¿está bien? – preguntó una vecina anciana.

_ Si señora – respondió secamente.

_ Es que hace un momento escuché unos gritos bastante extraños y pensé que algo podría estar pasando.

_ No señora, todo está bien. Gracias – respondió André cortante.

_ A bueno disculpe por molestarlo, que pase una feliz navidad.

_ Gracias igualmente.

André cerró la puerta y se volvió a quitar la camiseta.

_ Siempre vas de rudo?

_ Así es mi carácter.

_ Ah pero cuando tenías mi verga metida en el culo te comportabas distinto.

_ Mi querido amigo, son pocas las vergas que me han logrado someter, considérate afortunado.

_ Bueno supongo que esa fortuna se acabará el día de mañana.

_ No pienses en eso, vive el presente – dijo dándole una palmada en el hombro.

Estuvieron follando como dos horas y ya eran casi las dos de la madrugada, ambos se limpiaron y sin darse un baño se sentaron a comer y luego bebieron más vino hasta quedar un poco mareados, yéndose a dormir los dos completamente desnudos en la misma cama que André compartía con su mujer, sin ningún tipo de remordimiento.

A la mañana del 25 de diciembre, Lamar se despertó muy temprano, estaba sudando y el cuerpo de desnudo de André junto con él, pensó en despertarlo para despedirse, pero se arrepintió.

_ Tal vez ni le importe – pensó.

Se levantó de la cama con mucho cuidado, y fue al baño para darse una última ducha, buscó en la lavadora su ropa y fue a cambiarse a la sala.

_ ¿Qué haces? – preguntó André recién levantado.

_ Me estoy alistando para irme.

_ Y a ¿donde vas?

_ No se, sabes que no tengo a donde ir.

_ Y no te pensabas despedir?

_ Supuse que te daría igual.

André pensó por un momento y no dijo nada.

_ Cierras bien antes de salir – dijo antes de voltearse.

Una desilusión recorrió el pecho de Lamar, pero a la vez un sin sabor embargó a André, no le había pasado esto en mucho tiempo y muy pocas veces le pasaba, y es que no podía evitar sentir un apegó a Lamar, como si de un niño con juguete nuevo se tratase, y es que eso sucedía cuando alguien se lo follaba así de bien que no lo quería soltar tan fácilmente.

_ Quédate – dijo André secamente.

_ ¿Qué?

_ No me hagas repetirlo dos veces, que nunca hago esto.

_ Pero…..

_ Mira, te lo pongo así de fácil, ve tú si lo tomas o lo dejas, mi esposa aun vendrá pasado año nuevo, tal vez el dos o tres, puedes quedarte aquí todos estos días.

_ Solo estaría aplazando mi partida.

André estaba perdiendo nuevamente la paciencia.

_ Recuerdas anoche que dije? ¿Somos amigos no? Y la palabra de un militar se mantiene. Y como amigo tuyo no voy a dejar que vuelvas a la calle, no después de lo que me has contado, yo ya veré como te ayudo.

_ Estás hablando enserio?

_ Muy enserio.

_ Y ¿cuándo venga tu esposa?

_ Bueno tengo una habitación alquilada en una zona de la ciudad, la alquilo cuando quiero coger, te puedes quedar ahí hasta que te pueda conseguir un trabajo decente, entre tanto te puedo visitar.

_ Dime la verdad solo haces esto porque hemos follado anoche y piensas que lo vamos a seguir haciendo.

_ Si y no.

_ no entiendo.

_ La verdad es que anoche me follaste de maravilla y te estaría mintiendo si te digo que no influye en mi decisión, sin embargo, anoche me sentí a gusto con tu compañía y creo que podríamos desarrollar una buena amistad, ya te dije nunca hago esto.

_ Así nunca más follemos. Recuerda que soy hetero y lo de anoche fue porque no follaba hace mucho tiempo

_ Así nunca más cojamos sin embargo estoy seguro que volveremos a coger.

_ ¿Cómo sabes eso?

_ De lo contrario tu verga no estaría parada en este mismo instante – dijo agarrándole el pene.

Lamar se hizo para atrás y André se lanzó a besarlo.

_ ¿Quieres un mañanero?

Lamar no se negó y fueron a la habitación.

Se volvió a desnudar y André se acostó boca abajo con la cola parada y separando las nalgas, pujó un poco y sacó el semen de la cogida anterior, eso lo usaría como lubricante para que resbalara al momento de entrar.

Lamar escupió su mano y embarró su verga, y presionó contra el ano hinchado y un poco fisurado.

El militar mordía la almohada por el dolor que sentía al ser atravesado nuevamente, los chorros de sudor volvieron aparecer, pero en un dos por tres el moreno incrustó su pene dentro y se acostó encima de él para besarlo mientras la cintura follándolo.

André miraba la foto de su velador en la que estaba su mujer y él y no sentía ningún tipo de remordimiento, solo le importaba disfrutar a todo momento.

El negro apoyó sus brazos a los costados y en posición tipo lagartijas se lo cogía arremetiendo contra sus nalgas.

El hombre no hacía más que quejarse muy varonilmente y levantar las nalgas para que su amante se lo coja a gusto.

_ Definitivamente eres una perrita golosa, me va a gustar preñarte todos los días – decía Lamar.

_ Si Lamar, soy tu perrita, puedes darme por el culo cuando quieras – respondía muy excitado.

A pesar que André era un hombre bastante rudo y varonil, cuando estaba con un hombre le gustaba que lo dominen y le digan ese tipo de palabras sucias y Lamar había entendido eso, que André necesitaba ser domado, y si para domarlo tenía que follarlo y preñarlo todos los días, era un precio que estaba dispuesto a pagar por su nuevo amigo, aunque a él no le gustaran los hombres.

Cambiaron de pose y esta vez fue la de perrito, André quebró completamente la cintura y dejo a disposición su culo para su amante, y este muy agarrado como un perro se lo follaba sin hasta cansarse.

_ Rómpeme el culo – repetía André.

Lamar lo hacía con mucho gusto de todas las poses posibles, cuando le tocó poner las piernas en el hombre fue Lamar quien se acercó a sus labios para besarlo y sentir las vibraciones de sus gemidos en su boca.

Luego de varios minutos dándose los buenos días Lamar eyaculó dentro de André nuevamente y este eyaculó sobre su propio abdomen.

El beso que se daban no paró después de haber terminado.

Se volvieron a quedar dormidos hasta después del mediodía.

Ambos se metieron a la ducha.

_ No pareces.

_ No parezco que? – preguntó sentado en el water André botando la leche.

_ Marica – respondió Lamar.

_ Es que no lo soy.

_ Pero te gusta que te follen.

_ Si y ¿cuál es el problema?

_ No, nada, nada, no te enojes.

_ No hagas comentarios tan tontos y listo,

_ Es que he visto por la calle y cuando hay gente afeminada tú puedes distinguir que es marica, pero tú no eres así.

_ Si y es muy su rollo, yo me siento bien hombrecito y ya está.

André una vez terminado se metió con Lamar en la ducha.

El militar invitó a comer a la calle a su amigo, y como no tenía una ropa decente decidieron primero ir de compras a comprarle algo de ropa.

_ Me vas a contar como es que te comenzó a gustar la verga – preguntó Lamar más en confianza.

_ Todavía no eres quien para contarte mis intimidades – dijo secamente.

_ Soy tu amigo – dijo un poco triste Lamar.

_ Y eso aun no es suficiente – contestó André .

Entonces Lamar hizo algo que pensó posiblemente le gustaría a André.

Lo arrinconó contra la pared antes de salir a la calle, y le restregó el paquete por atrás, se podía sentir un bulto que comenzaba a crecer.

_ Te equivocas, soy tu macho, y como tal si yo pregunto tú me respondes – dijo agresivamente

André se sonrió y efectivamente era algo que a él le gustaba, la dominación, recordaba sus épocas cuando recién entró en el cuartel.

_ Está bien, pero será cuando volvamos a casa.

Lamar asintió y se restregó la lengua por el rostro.

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