A mi esposa le gusta ser dominada

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Desde hacía tiempo mi mujer fantaseaba con tener un gangbang y que se corrieran encima de ella y la sometieran. Asi que lo prepare todo y algo más.

Nos quedamos en un hotel y la lleve a una sauna liberal en la que ya habíamos estado alguna que otra vez, pero en esta ocasión nuestros juegos iban a ser diferentes a nuestras anteriores ocasiones.

En primer lugar había una celda con barrotes que ya habíamos visto otras veces y en la que mi esposa empezó a chupar distintas vergas que se iban agolpando entre los barrotes en cuanto nos vieron a los dos dentro desnudos.

Había de todos los tamaños, en una de esas apareció un pollón de unos 25cm y muy gorda. La agarre por la cabeza e hize que se la tragara entera. Para ese momento yo la tenía muy dura y se la ensarté por el culo de un solo empujón. Gritó con aquel pollón en la boca o al menos lo intentó porque la tenía hasta la garganta.

Después de un rato chupando y yo dándola por el culo, salimos.

Elegí a 4 tíos y les invité a un cuarto con una cama y correas, allí mismo atamos a mi mujer de pies y manos en posición de perrito. Uno de ellos se puso debajo de ella y empezó a follar su coño con fuerza, mientras los otros dos se turnaban en meterla en su boca.

-te gusta cerda? Te vamos a reventar como a una zorra. – le decían.

Observaba el espectáculo mientras ella mamaba con avidez, soltando gemidos.

Mientras, la daban cachetes en la cara y en el culo que empezaba a coger un tono sonrosado. Su coño chorreaba de puro placer. Me acerqué con cautela, sin que se lo esperara y se la metí por el culo y empecé a follar con fuerza, al ritmo del tío que la follaba el coño. Empezó a gritar de placer, ensartada por todos sus agujeros, corriendose una y otra vez.

-Esto es lo que querías guarra? Que te follaramos como la zorra que eres? – le dije.

-Si follarme, hacedme lo que querais, soy una puta – gritó

En esas uno de los que se la metían por la boca se corrió en su cara abundantemente. El otro se hizo sitio en su boca follandola salvajemente.

-Toma guarra atragantate.

La sacaba de su boca la pegaba dos bofetones y se la volvía a meter hasta la garganta.

El que se había corrido salió por la puerta de la habitación pero sin cerrarla. Cuando me dí cuenta tres tíos más habían entrado y para entonces me daba igual cuantos se la follaran.

Ella agarró dos pollas de los nuevos participantes y empezó a pajearlas, parecía que tampoco la importaba. El otro cerró la puerta y se acercó a mi lado y se hizo sitio en su culo, su polla entró junto a la mía con facilidad, yo estaba alucinado que dos pollas la entrarán por su culo. Me aparté y dejé que se la siguiera metiendo duramente mientras observaba la escena a distancia.

Ella giraba la cabeza mirándome y yo sonreía.

-Te gusta como me follan?- me preguntó.

-Si guarra, me encanta. Eres toda una cerda.

El de su culo salió de ella y se corrió en su cara.

Entonces me di cuenta que uno de los nuevos era el del pollón enorme, este se puso por detrás y se la clavó por el culo, entró entera, el de abajo se estaba corriendo en su coño, y este otro no aguantó mucho en su culo, mientras ella tenía un orgasmo que la arqueo la espalda. Cuando salió, un borboton de lefa empezó a caer por sus piernas.

La soltamos de pies y manos y la tumbamos boca arriba, atandola nuevamente.

Entonces abrí la puerta y empezaron a entrar tíos.

Ella me miró asustada, pero sonreí pícaramente.

-Ahora te van a llenar de leche, zorrón.

Se empezaron a pajear y se iban corriendo en su cara y tetas. Conté unos 30. Una vez que acábaron todos me puse sobre ella y me la follé con fuerza. Mientras la insultaba y la pegaba en la cara.

-Puta te ha gustado?

Ella extenuada me respondía que sí.

En estas un chaval entró en la habitación

-Mierda pensé – creía que había cerrado le dije. Él, hizo el ademán de irse pero le dije que entrara y cerrara.

La miró de arriba abajo, alucinado de tanta leche que tenía encima, mientras se pajeaba.

Seguía atizandola en la cara e insultandola.

Ya casi a punto de correrme salí de dentro suyo, el chaval no perdió oportunidad y le metió los dedos en su coño, a todo meter los movía y mientras tanto me agarró del culo y se metió mi polla en la boca. Tragaba como un cabrón. Un gran chorro salió del interior de mi mujer con un grito de placer, mojandonos a los dos.

Nos acomodamos y mientras él la follaba tumbada, él me comía la polla y mi mujer me lamia los huevos y el culo por debajo.

De repente no pude aguantar más y me corrí en la cara del tipo mientras toda la leche se repartía entre él y mi mujer que estaba debajo ávida de más leche. El chaval se corrió dentro de ella con grandes jadeos, mientras que ella se corría a gritos.

Después volvimos al hotel sin dejarla que se duchara, llena de la leche de todos esos hombres, tenía más sorpresas para ese día…

Cuando llegamos al hotel nos duchamos y la pedí que se pusiera lencería, unas medias negras con ligero y un tanga negro minúsculo con un sujetador de encaje a juego y unos zapatos de aguja. Nada más.

Cuando acabó era el momento justo, llamaban a la puerta. Ella me miró extrañada mientras yo sonreía.

Me acerque a la puerta y abrí. Allí estaba Samantha, con sus espectaculares 1,80, un cuerpazo de aúpa y una cara preciosa. Llevaba una gabardina gris con unos zapatos de tacón.

Sonrió y me dio un beso en la boca.

Nos acercamos a mi mujer, ella nos miraba alucinada. La presenté e inesperadamente Samantha la beso profundamente agarrando su culo. Mi mujer la correspondió mientras le tocaba el suyo. Se quito la gabardina, para dejar a la vista que solo llevaba unas braguitas puestas y dos tetas enormes. Entonces mi mujer la empezó a comer las tetas con deseo. Yo me puse por detrás de Samantha y la bese el cuello, mientras restregaba mi polla por su culo.

Entonces mi mujer tocó su sexo por encima de sus braguitas y de repente sus ojos se abrieron de par en par…

-Sorpresa!!! – la dije.

Bajo sus braguitas con esa mirada de sorpresa todavía en sus ojos y apareció una verga descomunal.

-Madre mía – exclamó ella.

-Métela en la boca- la invité.

Se la metió poco a poco hasta donde pudo, entonces me acerque a ella y empezé a ayudarla en la tarea. Ella me miraba excitadisima, siempre había querido verme comer una polla y quería darla el gusto. Se la comimos un buen rato entre los dos.

Luego Samantha empezó a follarse a mi mujer que espatarrada aguantaba las arremetidas de esa polla gigantesca mientras yo me sentaba en su boca para que me comiera el culo, mientras besaba y tocaba las tetazas de Samantha.

Me metía su lengua bien profundo en el culo mientras Samantha me pajeaba la polla.

Después mi mujer se puso encima de Samantha y empezó a cabalgar como una posesa, me miró y me dijo – metemela por el culo joder, no te quedes mirando – y yo rápidamente la complací, hincandosela bien adentro.

Después de un rato dándole lo suyo se corrió y paramos.

Tumbada mi mujer parecía extenuada, pero Samantha la volvió a follar con fuerza y ella no se quejó, la estaba encantando. Entonces se me ocurrió metersela por el culo mientras la jodía, no sabía si iba a reaccionar bien, en principio habíamos quedado en follar a mi mujer y esto no estaba en los planes. Me acerque por detrás y empecé a jugar con mi polla en su culo, Samantha me miró, sin parar de joder a mi mujer y me sonrió. Esa era la señal para que se la metería por el culo, la ensarté con fuerza.

Cada empujón que la daba ella penetraba más a mi mujer que gritaba de placer, no tardamos mucho en acabar los tres en un profundo

orgasmo. Samantha apresurada, me limpio la polla con su lengua.

Estabamos rendidos.

Samantha se despidió de nosotros con un beso a cada uno.

Y nosotros nos quedamos profundamente dormidos, extenuados y felices.

Fin