Mi relación con Sandra mi cuñada siempre fue cordial, de lo mas tranquilo. Pero una noche me canse, una noche todo se descontrolo
Iniciaré esta historia poniéndoles a ustedes lectores en situación.Mi nombre es Marcos y llevo unos tres años con mi pareja,hace un año que vivimos de alquiler en un piso donde con frecuencia viene mi cuñada Sandra,especialmente los fines de semana. Ana y Sandra se llevan poco más de un año de edad, Ana tenia unos 26 años cuando todo esto pasó y Sandra 27. Físicamente son muy parecidas en cuanto a sus rostros incluso hay gente que piensa que on gemelas, sin embargo Ana suele llevar siempre el pelo corto mientras que sandra lleva siempre una larga melena, rubias las dos y con cuerpos totalmente opuestos. Ana tiene el pecho pequeño mientras que su hermana tiene unos pechos grandes, realmente imponentes, el culo de Ana es redondo y potente, tirando a sobresalir miestras que mi cuñada lo tiene mas pequeño y poco pronunciado, similares en estatura y con largas piernas ambas. Mi relación con sandra era mas que cordial, salíamos bastantes Sábados de juerga hasta altas horas independientemente de que a mi pareja le apeteciese o no salir y generalmente se quedaba a dormir en nuestro piso. Fueron estas salidas nocturnas la que encendieron mi obsesión por ella, copa tras copa mi mente se iba caldeando y en los apretones dentro de los pubs y discos solia aprovechar el grado de alcohol para manosear disimuladamente sus tetas llegando en alguna ocasión a apretarlas y comprobar toda su plenitud poniendome muy cachondo en cada ocasión que tenia para hacerlo, a veces nos hablabamos al oido por el alto volumen de la música y aprovechaba para descansar mi mano sobre sus tetas enormes sin ella hacer nada por separarse ni demostrar en ningún momento sentirse incómoda.
Poco a poco se fue convirtiendo en mi fantasia erótica y cada fin de semana aumentaban mis ganas de ver algo más de su cuerpo y tocarla sin pudor alguno. Sabia claramente que la cosa nunca pasaria de ahí por lo que mi obsesión fue trabajando hasta idear un malévolo plan.
Andrés era un buen amigo mio desde la infancia y los dos hablábamos de todo sin tapujos y en total confianza, esa confianza me llevó a elegirlo como mi mano derecha para conseguir mi propósito.
Llegó una noche en la que Ana tuvo que pasar fuera del pueblo una semana por un cursillo que estaba realizando e invité a Sandra a dormir el Sábado por la noche, ella accedió como de costumbre y salimos a recorrer cada uno de los bares que acostumbrabamos cada fin de semana.
Llegó la hora de la retirada y nos volvimos para el piso, yo habia procurado beber menos que otras veces para vivir la experienia mas excitante de mi vida.
Entramos al piso y tras cerrar la puerta encendimos la luz del salón para encontrar ante nosotros la figura de un hombre vestido completamente de negro y con un pasamontañas sobre su cabeza. Evidentemente yo sabia quien era aquella silueta ya que había sido yo el que le había proporcionado las llaves. Me puse de rodillas ante el rogándole que no nos hiciera daño ofreciéndole el poco dinero que me quedaba. Me propinó un tremendo golpe en la parte lateral de mi cullo haciendo que me cayese por el suelo. Sandra estab inmovil y se acercó a auxiliarme.
-Déjalo !! exclamó con una voz que disimulaba magnificamente su tono real.
-Siéntate en el sofa me replicó, obedecí pasándome la mano por el cuello tratando de aliviar el dolor.
Sacó una navaja del bolsillo y me la puso al cuello, ¿te vas a portar bien? preguntó a Sandra, a lo que ella asintió con la cabeza.
-Quitaté la ropa, ordenó
Sandra cabizbaja se quitó lentamente la cazadora y la camiseta que llevaba, Andrés apretó su navaja contra mi cuello lo que provocó mi quejido y la correspondiente obediencia de Sandra que dejó caer el sujetador a sus pies mostrando unas enormes y redondas tetas con unos grandes pezones puntiagudos.
Me encontraba en un sueño, mi polla estaba erguida como un mastil y más aun cuando Sandra continuó desnudándose dejando ante nuestras miradas un coño estupendamente arreglado con una pequeña linea de pelo recortadito que lo hacia especialmente atractivo.
-Ponte de rodillas,ordenó mi compinche mientras agarrándome de un brazo me ayudaba a poner de pie ordenadome quitarme el pantalón y el calzón ante ella.
Mi polla apuntaba enorme a la cara de Sandra y esta sin necesidad de ordenes cerro los ojos y comenzó a mamar como si no hubiese un mañana, profundo pero intenso, sentí su lengua jugando con mi glande y disfruté cada segundo, pude sentir su saliva correr por el tronco de mi polla y por la comisura de sus labios, mis gemidos no tardaron en salir de mis apretados dientes, Andrés se acercó a ella por detrás y empezó a apretar aquellas enormes tetas, Sandra se sentia violada pero al mismo tiempo se sentía medianamente protegida por tenerme a mi alli.
-Cambiemos, dijo Andrés, -y no pares de tocarla o le rajo la cara.Sostenia su navaja en la mano y se entregó a aquella boca. Yo mientras tanto apreté gustoso aquella tetas, las manoseaba encandilado y pellizcaba sus pezones oyendo como algún suspiro escapaba ya de la boca de Sandra. Desde atras abrí levemente sus piernas y comencé a frotar su coño ya empapado de flujo, cada vez su respiración era mas entrecortada.
Andrés se sentó en el sofá para ver el espectáculo y me ordenó por fin tomarla, de rodillas y sin pudor alguno la penetré a cuatro patas agarrándola por los hombros, me estaba follando a mi cuñada con todas las ganas de cada noche que soñé hacerlo, las embestidas eran cada vez mayores y mis muslo sonaba cada vez mas fuerte sobre sus nalgas, Andrés se recreaba con el balanceo de delante a atás de aquellas enormes tetas mientras jugaba con su polla.
Pidió entonces Andres a Sara que se acostara boca arriba y a mi de rodillas sobre sus tetas. Las junté absorto en aquellos pezones y comencé a follarselas, mientras tanto Andrés se colocó detras de mi y comenzó a follar aquel precioso coño mojado por mis fuertes embestidas. Sara gemia con los ojos cerrados y la cara de lado sin atreverse en ningún momento en cruzar su mirada con la mia, en breves instantes comprobé como su cuerpo se arqueba y parecia convulsionar entre gemios profundos que hicieron que mi polla comenzase a escupir leche entre aquellas tetas y su cara.
Mis gemidos alertaron a Andrés que empujandome hacia un lado se puso de roillas al lado de Sandra comenzando a llenar su cara de semen.
Andrése levantó apresurado y salió del piso como alma que lleva el diablo.
Por mi parte salí rápido al baño y acerqué una toalla a Sandra para que pudiese limpiarse y le acerqué una manta.
-Lo siento le dije mientras la abrazaba, ella se levantó temblorosa y se fue en silencio a la ducha, esperé nervioso fumando un cigrro tras otro hasta que por fin salió del baño envuelta en una toalla.
– Vamos a dormir, me dijo,ha sido un largo día y prefiero que nunca vuelva a salir este tema a la luz, espero que al menos tú hayas disfrutado.
No supe que decir, la acompañé su cuarto y volví a abrazarla. Supe que aquella noche a los dos nos costaria dormir.
Han pasado ya diez años y jamás hemos vuelto a hablar de aquello aunque yo lo recuerdo muchas noches como la mayor excitacion de mi vida.