Después de deber 3 meses de alquiler, encontramos la forma de pagarlo

Por cosas de la vida me fui a otra ciudad a estudiar mi carrera universitaria, conseguí un apartamento algo peque, pero perfecto para mí, me la alquilo una pareja súper bien en todo sentido, pero algo mayores, ella unos 52 años y el ya casi llegando a los 60.

Los primeros meses todo iba con total normalidad, no me atrasaba en los pagos y ellos eran muy amables siempre, pero comenzó a faltar un poco el trabajo, el dinero ya no me alcanzaba tanto y comencé a atrasarme con los pagos del arriendo.

Los primeros dos meses fueron muy considerados, pero ya para el tercer mes debiendo lo del apartamento ya me comenzaron a presionar mal.

Una tarde estando en el apartamento recibí un mensaje de Daniel, el dueño del arrendador, diciendo que iba a ir a visitarme y hablar de cómo iba a solucionar todo lo que le debía de atraso.

Yo estaba relajada en casa, una blusa simple negra, un short donde se veía algo de mi nalga y nada más, él fue muy cumplido, a la media hora timbro en mi casa.

Abrí la puerta

– Hola Daniel como estas – Lo salude de beso en la mejilla

– Hola Marcela, muy bien, aquí vine a hablar contigo

– Dale sigue, quieres algo de tomar – El paso y decidió sentarse en el sofá

– Claro, ¿tienes café?

– Si claro, lo preparo y nos sentamos a hablar

Luego de un tiempo en la cocina hice el café y lo lleve a la pequeña sala, le entregue la taza y me senté en el mismo sofá junto a él.

– Bueno Marcela cuéntame, ¿Qué pasa?, no podemos esperar tanto por tus pagos, ya son 3 meses que nos debes de arriendo

– Lo se señor Daniel

– Dime Dani – Me interrumpió – Es que me haces sentir muy viejo

– Bueno Dani – Solté una sonrisa – Lo que pasa es que estos últimos meses me he quedado algo corta de trabajo, además que la universidad me quita mucho tiempo y mis papas últimamente no me han podido colaborar con dinero ya que tienen una deuda muy grande con el banco

– Pero Marcela

– Dime Marce, es que me haces sentir muy vieja – solté una risita la cual el me siguió

– Bueno, Marcelita mejor, ¿no?

– Si mejor

– Bueno, Marcelita lo que pasa es que no te podemos dejar mucho tiempo sin pagar, sin recibir lo que acordamos en el contrato, ya son tres meses y no hemos solucionado nada

– Pero que puedo hacer Dani es que la situación es algo difícil

– Pero es que como creerte, mira allí una botella de aguardiente, ósea para eso si tienes – Soltó la risa

– No, ajjaja es que me lo regalo un amigo de la U, soy poca de tomar sola y pues está ahí

– ¿Tienes clase ahorita?

– No

– ¿Ir a trabajar?

– Tampoco

– Mmmmmm yo tampoco tengo afán y quiero solucionar esto, servimos unas copas

Me levanté, fui a la cocina, traje un par de copas y un six de cervezas

– Pero bueno Marcelita no tienes para el arriendo, pero si para cervezas

– Jajaja no Dani, me lo regalaron – mentí

Serví la primera copa para ambos, hicimos un fondo blanco

– Esto sí que entra deli Marcelita

Comenzamos a conversar y a servir algunas copas, combinadas con cerveza, ya pasadas unas dos horas ya estábamos algo entonados.

Seguíamos sentados en el sofá

– Bueno Marcela es que…

– Marcelita – Le recordé

– Marcelinda, pues entiendo tu situación, yo también fui estudiante y toda la cosa, pero las deudas se tienen que pagar y pues no se tu como me lo vas a pagar – Me comenzó a consentir las piernas

– Te diría un método, pero tu mujer me mata

– Ahhhh si Marcelita, no jodas que sería eso

– Pues – Lo mire algo coqueta – Tu qué crees

– Marce no me digas eso, soy hombre y una hembra así de bien formadita como tú, hagamos algo, ven párate y dame una vuelta.

Me levante del sofá, me aleje un poco y lentamente me di la vuelta, su cara de satisfacción era increíble

– Eres una mujer ya muy bien hecha, tan jovencita y todo muy bien

– Gracias Dani – Ya me senté casi pegado a el – Los años de ejercicio

– Se nota, ya hasta ese short se te queda pequeño – Soltamos la risa ambos

– Lo sé, pero era lo único limpio que tenía hoy

– Tranqui, pero una pregunta

– Si, dime

– ¿Tienes a alguien que consienta todo eso?

– No – solté una risa mucho más coqueta, me mordí el labio mientras lo miraba fijamente – ¿Por qué?

– Ufffff no Marcelita, ese culote debe tener un hambre

– Por Dios Dani

– Marce, ¿quieres pagara?

– Por supuesto – lo mire con deseo

Él se acercó y me comenzó a besar, mientras me agarraba fuerte del muslo, le seguí el beso, el metía su lengua en mi boca, jugaba con ella, juntábamos y acariciábamos nuestras lenguas.

– Desde que te vi con ese escote quería llegar a este momento, carne fresca

Lo empuje un poco para que se acomodara bien en el sofá, me acomode para sentarme con las piernas abiertas encima de él, seguimos el beso con pasión, sus manos se apoyaron en mis nalgas.

Los besos eran de una intensidad brutal, tanto así que comencé como encima de ese pantalón se ponía súper, mis pezones ya casi atravesaban la blusa, el me tomo del pelo y me comenzó a besar el cuello, gemí.

Me tomo de la blusa con fuerza, tomo el poco escote y con agilidad lo bajo para que saliera libre mi primera teta, y mientras la besa, me saco la segundo teta.

– Ahhhhhh Dani

– Las tienes enormes y rosaditas, Marce no sabes lo ricas que saben

Lo tome de la cabeza y lo pegue a mis pechos, el gozaba, chupaba, manoseaba escupía y besaba

Ya sentía como mojaba su pantalón por culpa de mis fluidos, mis tetas también estaban húmedas por sus babas y era hora de pagar, me levante, el me miraba, me hice un moño y me arrodille

– No lo puede creer, me lo chuparas

– Claro que si, como no hacerlo – mientras bajaba su pantalón junto a su bóxer y salía su dura verga, de unos 14 cm y gorda

Le comencé a masturbar primero, él se retorcía, le escupí en el grande, el gemía, lo comencé a besar la punta de la verga y el me consentía las tetas, se la empecé a mamar, como entraba y salía de mi boca, su gorda verga invadía mi boca mientras él no paraba de gozar

– Eres una experta cabrona, que puta tan rica estas hecha Marcelita

Chupaba sus huevos mientras lo masturbaba, para tener esa edad lo tenía súper dura, estaba muy orgullo de chupar tan rica verga.

Me volví a poner de pie, pero estaba ves solo para voltearme e inclinarme un poco, sentir como el me dirigía hacia el sofá, me ponía en cuatro, corría el short y ahhhhhhhhhhh

– Ahhhhhhhhhh que rica la tienes

– Marce mmmmm que húmeda y calientita la tienes putita

Me comenzó a martillar duro y con un ritmo delicioso, me lo metía y me lo sacaba sin parar, su gorda verga me invadía.

– Marce que rica te ves asiiiiiiii- me gemía

Yo disfrutaba de cada envestida, con agarrones de nalga, de pelo y nalgadas

– Me corrooooooo

Me voltee y me arrodille rápido, su leche cayó en mis tetas, su espesa y blanca leche me baño demasiado

– POR DIOS – Se sentó en el sofá rendido, me pare y fui a limpiarme rápido

Al volver él ya se había puesto de nuevo el pantalón y estaba recogiendo sus cosas, yo seguía con las tetas afuera.

– Marcelita, muchas gracias por esto, pero sabes que aún me debes mucho así que vendré a cobrar seguido – Me agarraba las tetas con una mano, me las manoseaba

– Claro Dani tú me avisas y yo te pago como quieras

– Perfecto, ya me voy, nos vemos en la próxima – Me beso delicioso y me agarro la nalga con propiedad

Paso la puerta de la casa y cerro, no sabía que acababa de pasar, era muy excitante todo, me senté en el sofá nuevamente, me moví el short y comencé a masturbarme.