El padre pervertido consigue que su hijo se lo folle

El partido de fútbol ya había terminado y David estaba eufórico, ¡Su equipo había pasado a semifinales! Eran ya las 8 de la tarde cuando se encontraba subiendo al coche de su padre para volver a casa.

Carlos había ido a ver el partido y estaba más que orgulloso de su hijo, no solo por el partido sino también en el hombre en el que se había convertido. A sus 21 años, David tenía una excelente y bella novia, un gran grupo de amigos y un equipo de fútbol muy bueno. No sólo eso, también asistía a la universidad y sus notas estaban entre las mejores de la clase. Y que no se nos olvide mencionar el físico de escándalo que tenía David: Un hermoso rostro que podía cautivar a cualquiera, unos ricos y fuertes abdominales muy marcados, unos muslos y piernas muy poderosas, un culito duro y respingón y un gigantesco trozo de carne. En definitiva, David era todo lo que cualquier hombre o mujer pudiera desear, sobretodo, era deseado por su propio padre.

Carlos tampoco se quedaba atrás, a pesar de tener ya 45 años, se mantenía en plena forma, con un cuerpo bastante trabajado ya que se había dedicado al gimnasio y al deporte desde siempre. Su cara constaba de unas facciones muy masculinas y varoniles, al igual que su hijo, que además de heredar casi todo de el, también había heredado un buen tamaño de pija y el buen culito de su padre.

— Que buen partido hijo, estoy muy feliz por ti y tu equipo — Comentó Carlos, orgulloso de su hijo.

Carlos miraba disimuladamente su ropa toda sudada debido al sudor generado por el partido.

— Gracias papá, si llegamos a la final deberíamos ir a festejar y tomar algo jaja.

— ¿Por qué no esta noche en casa? tengo unas cervezas y si quieres aprovechamos y miramos una peli o hacemos algo — ofreció Carlos

La verdad es que su relación padre-hijo era una de las mejores, quizás altamente anhelada por todo familiar sea de un lado u otro. Ambos se adoraban, respetaban y amaban uno al otro… Pero Carlos era especial…un detalle especial es que era bisexual (así es como su hijo nació al mundo) aunque tendía a mirar con otros ojos a los chicos… Incluido su propio hijo, y se preguntaba si el propio David también lo hacia.

— Pero.. van a estar mamá y Nelly ¿no? — Preguntó David resoplando, su madre era muy estricta con ese tema, y con su hermana pequeña no podrían hacer mucho alboroto.

— Tranquilo, si lo tengo todo pensado, ya le he dicho a Nelly que se vaya a dormir a casa de alguna amiga y tu madre iba a ir justo hoy a quedarse unos días con tu abuelo, ya sabes que está malito.

— Pues genial entonces. — Dijo David entusiasmado por la idea, su padre era genial y un rato a solas de fiesta sería genial, su padre parecía un adolescente a veces.

De vez en cuando Carlos echaba una mirada a su hijo, aquellos shorts de fútbol marcaban bien sus ricos muslos depilados (al igual que el resto del cuerpo de David, le gustaba afeitarse y no tener demasiado vello). Obviamente, David no se daba cuenta de esas lujuriosas miradas, su padre era muy discreto.

Al llegar a la casa, David fue directamente al baño para tomar una ducha rápida y quitarse el sudor del partido. Mientras tanto Carlos, ya al tener la casa sola para él y su adorado hijo por esta noche, se dispuso a realizar los preparativos para una fantástica noche padre e hijo.

En un momento, pensó y recordó que quizás faltaría algo para comer y cenar. Entonces fue al baño a preguntar.

— Oye David, ¿algo en particular que quieras comer? me había olvidado de eso. — Dijo Carlos abriendo no mucho la puerta del baño, pudo observar mínimamente el hermoso culo mojado de su hijo.

— Jaja papá, tu siempre te olvidas de la comida. Creo que con una pizza estaremos bien, ¿Qué te parece? — Dijo David mientras se enjabonaba el cuerpo.

— Sisi perfecto jaja, ya pido — cerrando la puerta y echando una ultima mirada al perfecto trasero de su hijo.

Cuando cerró la puerta, Carlos miró hacia abajo, madre mía, tenía un considerable bulto. Por su mente volvió a pasar la imagen del culo de su hijo, tan grande y paradito. Aquel agujero virgen esperando a ser follado. Con aquellos pensamientos el pene de Carlos creció aún más, estaba durísimo. Carlos agitó su cabeza para borrar esos lujuriosos pensamientos, este no era momento para pajearse, bajó las escaleras y se fue directo al salón, se sentó en el Sofá y mientras se quitaba los zapatos para acomodarse. Aprovechó y llamó a la pizzería para que se las trajeran a domicilio.

Carlos estaba allí sentado en el sofá luego de pedir la cena para esa noche. David ya había terminado de bañarse y salió del baño solo cubierto por la toalla para preguntar a su padre sobre las pizzas.

— ¿Todo bien?

— S-si, todo perfecto, ya las pedí, vienen en treinta minutos mas o menos — Carlos no pudo evitar tartamudear debido al nerviosismo por ver el bulto que se notaba en la toalla que cubría la polla de David.

— ¡Perfecto! voy a vestirme.

Carlos estaba que no podía más de la calentura, ¿quizás su hijo lo estaba haciendo a propósito?

Como padre, se sentía culpable por tener esos pensamientos, pero al mismo tiempo sentía muchísimo morbo.

David no iba con la intención de provocar, simplemente se comportaba con total normalidad, y al no tener ningún complejo o reparo podía permitirse andar en ropa interior por la casa. David fue a su cuarto y se deshizo de aquella mojada toalla, se puso unos boxers y se puso a hurgar en el armario para encontrar un buen conjunto. Tardó unos cinco minutos en decidirse por unos cómodos shorts y una camiseta de tirantes que dejaba al aire sus musculosos brazos. Ya que la fiesta iba a ser en casa, se puso con lo que más cómodo estaba.

Carlos escuchó el timbre, se levantó y como esperaba, eran las pizzas, las pagó y le dió una propina al repartidor.

Recibidas las pizzas, Carlos se puso a ordenar el lugar para poder comer y divertirse juntos. En el salón de estar acomodó una mesa para las pizzas, algo de alcohol que tenia ya guardado en la heladera.

— ¡David, ya está listo todo! — llamó Carlos a su hijo.

— ¡Voy! — Gritó David desde el piso de arriba.

— Películas, música, videojuegos… ¿qué quieres hacer? — Preguntó al llegar este para poder decidir que hacer juntos para divertise.

David no necesitó demasiado tiempo para decidirse.

— Uhm… ¡Música!

Carlos le sonrió cómplice, sabía que su hijo no renunciaría a una buena fiesta. Carlos y David bailaron toda la noche, música, pizzas, bailes y alcohol protagonizaron aquella pequeña fiesta. Se lo estaban pasando en grande.

Los dos tenían el cuerpo con bastante alcohol, pero eran perfectamente conscientes de sus actos.

Luego de varias horas celebrando y divirtiéndose, llegó un momento en que David se quitó su camiseta de tirantes debido al calor que estaba sintiendo, debido a toda la euforia del momento.

Carlos lo miraba por momentos, evitando fijarse mucho en el, pero por momentos fracasaba debido a la ingesta de alcohol que entorpecían sus decisiones y control.

— ¿Hace calor no? — comento Carlos mientras se quitaba también su camiseta.

— Si muchísimo, ¿puedo quitarme los shorts? es que tengo mucho calor.

— ¡Claro, no hay problema!, yo también lo hare si no te importa — dijo de manera cómplice Carlos, aprovechando el momento.

Estaban los dos en boxers, y no les importaba demasiado, aquello era normal entre hombres. Cada uno seguía en lo suyo, disfrutando e incluso ingiriendo mas alcohol.

De la nada durante una canción, de manera bromista (en enorme estado de ebriedad), David se bajó parte de los boxers dejando al descubierto su enorme culo.

— Oyeee ¡qué grande ese culo! jaja — no pudo evitar comentar su padre, empezando a ponerse cachondo.

En cierto momento, le da una nalgada en forma de broma a lo que David responde riéndose.

— ¿A que te gusta papá? ¿eh? jaja — Seguía diciendo David, pensando que era todo broma.

Aunque de un momento para otro todo cambió, cuando su padre sin poder controlarse más, acercó su cara a sus nalgas y besó una de ellas.

— ¿Oye que mierda ha-haces? — David, del desconcierto inicial, pasó a sentirse curioso de esa sensación nueva que estaba sintiendo.

Carlos estaba empezando a besar ese culo con el que siempre había soñado, estaba sentado en el sofá, repartiendo besos por las nalgas de su hijo. David estaba en shock, no sabía que estaba pasando. Quería empujarle y que parara, pero su cuerpo no se movía.

David aún tenía su boxer, solo que estaba bajado por la parte del culo. Carlos quería agarrar ese culo y abrirlo para poder observar ese delicioso ano que aún no había visto, pero el boxer no le dejaba.

A si que puso sus manos por los estremos del boxer y los bajó de golpe, haciendo que saliera la flácida polla blanca de su hijo. También quería verla, luego lo haría.

— Ábrete el culo hijo. — Dijo Carlos con su polla a mil bajo sus boxers.

David no sabía por qué, pero lo hizo, un poco inseguro de lo que estaba haciendo, no entendía nada.

Así Carlos pudo finalmente ver el ano de su hijo, perfección pura para el, sin perder el tiempo, Carlos hundió su cara en aquel rico orto, comenzando a comerlo con intensidad. Este era el momento que llevaba años esperando.

David no podía explicar lo que estaba sintiendo, pensaba que le estaba gustando pero se resistía a esta idea. De a poco, David se estaba poniendo duro mientras su padre aun seguía lamiendo su culo. Hasta que una sensación interior hizo que cambiaran las cosas.

Se dio vuelta rápidamente, dejando su enorme polla erecta frente a la cara de su padre.

— Ahora que empezaste, debes terminar, cómemela — Carlos obedeció sonriente a su hijo.

Carlos habría querido seguir comiendo aquel ano lampiño, pero ahora tenía delante algo que deseaba más: la enorme polla erecta de su hijo. A David le había encantado aquella comida de culo, aunque se negaba a admitirlo, él no era marica.

Carlos la agarró en sus manos para sentirla, estaba muy caliente y dura, y además de ser grande tenía un grosor considerable.

Carlos abrió la boca y comenzó a lamer aquel delicioso capullo blanco, lo lamía y lo chupaba, sacándole intensos suspiros a su hijo.

— A-ahh… joderr… — David soltó un profundo suspiro al sentir los labios de su padre envolver su pene.

Carlos se concentraba solamente en su capullo, quería colmar la paciencia de su hijo. Y, efectivamente, su plan funcionó.

— Aahh- joder, tragatela ya cabrón. — Dijo un dominante David, desesperado por una buena mamada.

David, impaciente, empujó lentamente la cabeza de su padre hasta que con un poco de esfuerzo, logró que tragara hasta el fondo su polla, la nariz de Carlos se mantenía pegada al escaso vello púbico de su hijo.

Enseguida, Carlos comenzó a comérsela intensamente, finalmente estaba sintiendo la polla de su primogénito explorando dentro de su garganta. Era muy grande, pero podía llegar bien hasta el fondo pese a ahogarse en algunos momentos.

David estaba en puro extasis, mientras su padre se tragaba su polla, agarró su cabeza con la intención de follarle la boca.

— ¿Esto es lo que querías verdad putita? Venga, traga y comete mi polla.

David agarró la cabeza del hombre que le dió la vida y comenzó a follarle la boca. Sus enormes huevos lampiños chocaban contra su barbilla. Carlos estaba en el cielo, al fin tenía lo que quería, estaba follando con su hijo.

Además del morbo de estar follando con su hijo, la forma en la que este le hablaba lo ponía más cachondo. Carlos logró librarse de la mamada un momento para recobrar fuerzas. Carlos miró hacia abajo, sus boxers tenían una mancha de pre – cum. Se quitó sus boxers y liberó aquella gran polla que se gastaba ( un poco más pequeña que la de su hijo) y siguió mamando, esta vez mientras se pajeaba.

Carlos siguió mamando por unos minutos más hasta que su hijo violentamente lo movió de lugar. Ahora, Carlos estaba boca abajo en el sofá, con el culo puesto en lugar para ser follado.

Carlos miró sonriendo como David avanzaba peligrosamente hasta el sofá, estaba desesperado por sentir la polla de su hijo follandole el culo. Carlos levantó un poco su cuerpo para quedarse a cuatro patas, esto provocó que la calentura de David aumentara.

— Solo las más grandes putas merecen este trozo de carne, y tu eres una de ellas.

A David le encendió muchísimo ver el culo peludo de su padre a cuatro patas, como una puta esperando a ser follada por su macho. Se acercó y antes de poder meterla, el pervertido de su padre le propuso algo que le puso aún más cachondo.

— E-espera espera, ¿por qué no me comes el culo antes eh? — Le dijo Carlos mirándole pícaro. Una de sus fantasías siempre fue sentir al semental de su hijo comerle el culo.

David no se lo pensó demasiado, metió su cara entre las nalgas de su padre y enterró su cara en el rico ano de su padre, el cual comenzó a devorar salvajemente. Carlos ya gemía al sentir la juguetona lengua de su hijo explorar su culo, lengüetazos y lengüetazos… probando y dilatando el rico y peludo agujero de su padre .

— Ahg, joder papá, tu culo es perfecto, sabe mejor que cualquier coño que he comido — comentó Pablo, tomando un poco de aire antes de volver a chupar y lamer el culo de Carlos, el cual fufaba y arañaba la tela del sofá debido al placer.

David dejó de mamarle el culo a su padre para proponerle ir a un lugar más cómodo, a lo que Carlos aceptó enseguida. Entre besos y manoseos, padre e hijo llegaron a la cama donde hace dos décadas, Carlos ayudó a traerlo al mundo.

Carlos tomó posición en la cama mientras David abría el paquete de condones que su padre usaba para follarse a su madre. Por un momento, David se puso a pensar en lo que estaba apunto de hacer, ¿de verdad iba a traicionar a su novia con su propio padre? Pero cuando David echó un ojo al culo de su padre a cuatro patas, toda duda que pasó por su mente se disipó. «A la mierda» Pensó David. Finalmente, David optó por ni siquiera usar el condón que tenía en mente ponerse, quería follarlo a pelo. David tomó posición entre las piernas de su padre, comenzando a meterla lentamente en su interior.

— A-aahhh… joder qué culo.

David entraba poco a poco en el culo de su padre, sacando algunos quejidos de dolor de parte suya, que sentía como el pollón de su hijo se abría paso por su apretado agujero.

— Agh joder, m-me duele mucho… — Dijo un Carlos bastante adolorido.

— ¿No querías polla? Ahora te aguantas. — Dijo David sin tapujos, no iba a salirse de ese culito hasta follarlo bien.

Solo unos segundos más bastaron para que David terminara de meterla entera. Éste, hizo un pequeño parón para que su progenitor se acostumbrara a su polla.

Luego de unos cortos minutos, David comenzó a moverse y follar lentamente a su padre. Carlos, soltó unos pequeños gemidos cuando sintió a su hijo moverse en su interior, ya no le dolía, ahora solo quería que su hijo nunca dejara de follarlo.

— ¿Te gusta pedazo de puta? ¿te gusta mi polla follandote el culo? — dijo Pablo

— Aaahh… sí David sí, sigue por favor. — Dijo Carlos, sintiendo más placer que dolor mientras su hijo comenzaba a ir más rápido, follando y expandiendo su culito.

— Vaya guarra estás hecha.

David comenzó a follarlo como es debido, aumentó considerablemente la velocidad y la fuerza de sus embestidas. Aquel lascivo sonido de sus pieles chocando y ese característico sonido de «aplausos» era música para los oídos de David.

Por otro lado, Carlos comenzó a gemir como una perra en celo, si seguía así iban a despertar a los vecinos. Los gemidos de Carlos van ganando intensidad a la vez que la follada se hace más salvaje. David le metía y le sacaba la polla casi entera.

Carlos estaba flipando, no se esperaba que su hijo follase tan bien, la cabeza le daba vueltas, sentía sus músculos agarrotarse, se sentía en las nubes.

— ¿Es esto lo que querías no putita? — Dijo David jalando a su padre del pelo.

— ¡Oh, sí! — Asintió Carlos, notando como su culo era penetrado más profundamente con cada embestida.

Era tanta la fuerza que David estaba empleando en las embestidas que Carlos dudaba de poder caminar en una semana. Carlos no podía aguantar más, simplemente no era capaz de soportar aquel placer por tanto tiempo. Carlos se corrió en las sábanas sin tocar su polla, no se lo podía creer, su hijo había logrado lo que ningún hombre o mujer había conseguido, ni siquiera su esposa. A los pocos segundos de correrse, notó como por primera vez David comenzaba a gemir y sus muslos tensarse. Sus embestidas cobraron más velocidad y su espalda se curvó. Con un pequeño grito comenzó a descargar en el adolorido culo de su padre.

Tras unos segundos de pausa, David sacó su pollón del interior de su padre. Carlos pensó que ya habían terminado, cuando de repente su hijo le pidió que se girara. David tenía su flácida polla entre sus manos apuntando hacia su padre.

— Limpiame la polla, puta. — Ordenó David a su padre.

Carlos metió el flácido miembro de su hijo a la boca, el cual lamió y chupó, limpiando los restos de semen que quedaron en la polla de su querido hijo, probando lo que tanto había anhelado.

Cuando Carlos terminó, se dejó caer de espaldas a la cama, su hijo hizo lo mismo. David cayó en la cuenta de lo que había hecho, le había sido infiel a su novia con su propio padre.

— Joder… — Soltó David, sentía una culpa enorme en ese momento.

David miró a su padre una última vez antes de abandonar la habitación. Carlos sabía que esa había sido la primera y última vez que follaba con su hijo, había sido maravilloso, pero no podía volver a suceder. Recordaría aquella noche como el polvo más maravilloso y morboso de su vida.