El día que visite la panadería y que jamás podre olvidar
Mi nombre es Camila, actualmente tengo 25 y el encierro me hizo volver a la casa de mis padres, hacia tiempo que no pasaba tanto tiempo en el pueblo, pero eso de quedarse sin trabajo y sin un peso pues no le va bien a nadie.
Esto paso hace unos 7 años, apenas cumplía los 18 y pues no era nada fuera de lo normal, al ser solo mis padres y yo en casa, a quien se le asigno en papel de ir por las cosas fue a mí.
Esa noche, poco antes de la llegada de mi padre para la hora de la cena, tenia que ir por pan, solo era cosa de caminar unas 5 cuadras, el recorrido de siempre, terminaba de llover así que las calles estaban mas vacías que de costumbre, no le tome mayor importancia, mi camino no fue de mayor novedad.
El camino de regreso a casa, fue lo que cambio el rumbo de todo, se me hizo mas fácil irme por el callejón que cortaba camino, pasaba frente a un taller mecánico, donde no se veía nada desde mi camino, casi al final del callejón sentí como unas manos fuertes me tomaron por la espalda y taparon mi boca.
Me arrastro parte del camino, mi bolsa de pan se quedo en suelo, mientras me metían al taller, hasta el fondo me aventó a un tipo colchoneta toda sucia y llena de moho, cuando me aventó, lo vi, sabia claramente quien era, peor aun, era quien mas me gustaba de la cuadra. era un hombre joven de unos 30 años por lo que sabia, siempre acompañaba a mi papá solo para verle. Su nombre es Sebastian y ese era su taller.
Me miro a los ojos y con una sorisa que no le vi antes me dijo:
-Hola, camilita!! en tus visitas me he dado cuenta que haz estado creciendo, tu papi me dijo que ya cumpliste los 18 y pronto te vas a la capital a seguir estudiando.
-Sebastian!! ¿qué haces?, ¿Qué quieres?
-Tu sabes bien lo que quiero y lo que me vas a dar, no es así.
-No se de que hablas, yo nunca venia verte nada.
-Claro que si pequeña, o era coincidencia que vinieras todas esas veces con tu papá usando esos vestidos cortos que me mostraba todo lo que seria mío.
-Eso no es lo que yo quería hacer, ademas soy muy joven para ti, tu quieres una mujer que sea solo para ti.
-Pero tu seras una mujer solo para mi Camilita, se que nadie te a tocado antes, no te he visto fuera de tu casa con ningún joven de tu edad,
Me sentí llena de miedo, avanzo a mí y se desabrocho los pantalones, comencé a llorar y a ver por donde podía salir, no vi más que una pequeña puerta de metal y muchos pedazos de metales y latas de pintura, no se le veía un uso al cuartucho este.
Se agacho y me tomo del tobillo arrastrándome hacia él, se me subía el vestido dejando ver mis bragas rojas que me puse ese día, me jalo hasta tener mis piernas separadas y con el vestido arrendado a la altura de mi cintura.
-Vez!, como si eres una patita que esta buscando macho, si te pones estas bragas y ese vestidito, estas rogando que te follen.
-NOO! por favor Sebastian no lo hagas… Porfavor!
-No hagas tanto ruido, veras que te va a gustar, para cuando te vayas a la capital ya seas toda una mujer.
No espero mas tiempo y jalando mi ropa interior logro sacarla de una sola de mis piernas, y termino por quitarme el vestido, y lo aventó a una silla cercana, me miro y dijo:
-Asi no se ensucia, para que regreses a casa sin problemas.
Ya no salían palabras de mi, solo podía llorar y trataba de cerrar mis piernas, jalandome lo mas que podía y lo empujaba, pero no tenia nada de fuerza comparada con la de él. Aun así lo intente con todas mis fuerzas, lo mas difícil ya lo había hecho que fue el quitarme la ropa y tenerme tendida en su sucia colchoneta.
Con una de sus mano me tomo del cuello y me acosto, subiendo en mi cuerpo foto su pene aun dentro de sus pantalones en mi vagina, me lastimaba por la bragueta de sus jeans, pero eso era algo que no le importaba, me subió el sostén, no quería quitármelo, y me chupo fuertemente mis pezones, se pusieron duros y muy rojos, dolían y llore mas fuerte.
-callate de una buena vez camila, ya voy a terminar para que dejes de llorar.
Pense que ya eso era lo único que me aria, me calme un poco, se levanto de mi.
-Sebastian, prometo que no dire nada, solo me iré a mi casa y nada paso, lo prometo.
Sus ojos se oscurecieron y su sonrisa se hizo mas grande.
-Quien dijo que eso seria todo, tu crees que me la pase viendo todos los días a la hora que salías por el pan solo para chuparte las tetas.
El panico me tomo por completo, él se bajo los pantalones con todo y su bóxer, dejando ver su enorme verga, estaba tan blanca y rosa como el resto de su piel. Se veía totalmente que me partir con ese pito que tenia.
Lo tomo con su mando subiendo y bajando, me vio.
-Sabia que te gustaría mi verga una vez que la vieras, este pedazo de carne te va hacer mi hembra y cuidaras de ella hasta que te vayas.
Me hice hacia atrás como si eso pudiera evitar lo que sucedería, pero repitió lo mismo, tomo mis tobillos y me jalo hacia el, dejando ahora completamente abierta y expuesta mi raja ante sus deseos.
Me abrió las piernas lo mas que pudo y con su mano tomando su verga la puso a la entrada de mi vagina, y ahí la dejo, viendo completamente lo que aria.. Mis lagrimas salieron mas fuerte y mis sollozos se atoraron en mi garganta, esperaba que lo hiciera rápido, que ya terminara todo para poder irme a mi casa.
Cerre mis ojos y de una sola estocada se desoír con fuerza para romperme totalmente, sentí como me ardía y quemaba con su verga ya dentro de mi, sus manos fueron a mi cadera para mantenerme ahí firme y me follo a lo bestia, sentía como entraba y salía de mi, con cada penetración fue bajando el dolor, no se si a causa de que mi vagina se adapto a su pene dentro de mi o solo no quería sentir nada, su voz me hizo reaccionar de nuevo.
-Camila ya vez que no te costaba mucho abrirte para mi, ahora como una buena puta terminare dentro de ti, para que camino a casa sientas mi leche salir de tu raja a cada paso.
Y con impulso me penetraba y lo sentía en lomas profundo de mi, a las pocas entradas sy salidas con una profunda oí su gemido y sentí su semen llenar mi interior, toda su corrida quedo dentro.
Beso mis pezones rojos y un poco sangrantes por sus mordidas dadas mientras me daba duro, se salió de mi y su verga aun se vea dura pero un poco más pequeña que antes.
-Mira Camila, mira la verga que te hizo mujer, ve tu sangre de virgen y mi semen juntos.
Se paro y así se metió su venga a los pantalones, fue por mi vestido y me dijo que pusiera bien las bragas, que mi madre podría pensar mar si llegaba sin interiores a la casa, que ni que fuera una puta que se dedica a coger con cualquiera, su risa fue como la de un niño pequeño que cumplió con su travesura, le hice caso y me puse bien mis bragas, me levante y me dolía mi raja, la sentía que me ardía, al ponerme de pie, sentí como su leche estaba saliendo de mi como me dijo, camine sintiendo a cada paso como si siguiera dentro de mi, aun abriéndome completamente.
Tome mi vestido y me lo puse, antes de salir, me advirtió que no dijera nada a nadie o el carro de mi adorado papi podría sufrir un accidente.
Respire profundo saliendo lo mas rápido que pude del lugar, en el camino vi mi bolsa de pan y la tome, ya bastante mal seria tardarme y con las manos vacías, sacudí la bolsa y me tope con mi padre de frente.
Su cara de enfado fue notorio, gritándome:
-Camila con un carajo, donde andas metida niña, tu madre me mando a buscarte.
Sebastian salió del taller y le dijo a mi padre:
-Señor!, no se enoje con camila, fue mi culpa, ella solo estaba de paso cuando nos encontramos y nos pusimos a conversar, se nos fue el tiempo. Verdad Camii!
Solo asentí con la cabeza y no dije nada mas.
Mi padre satisfecho con la explicación, se despidió de Sebastian diciéndole que lo vería en unos días, que algo le fallaba al carro con los frenos.
Llegamos a la casa, diciendo que me iría a bañar, que ya bajaba a cenar, me metí a la ducha y mis piernas se sentía la leche saliendo de mi, me toque con los dedos, me vi llena se semen y un poco de sangre aun.
Me lave y me lave mi raja, quería borrar como se sentía su venga enterrada en mi, pero no se podía.
Esa misma semana le dije a mis padres que me quería ir a la capital antes, que era para conocerla y no perderme después de iniciadas las clases, por ningún motiva me volvería la puta en turno de Sebastian.
Estando fuera del pueblo por fin sin miedo de Sebastian, pasaron los primeros dos meses cuando descubrí que jamas me podría deshacer de él, que esa tarde tendría sus consecuencias para el resto de mi vida, su promesa de hacerme una hembra fue completa, pues me dejo preñada con esa única vez.
Decidí tener a mi hijo, pero no diría jamas que fue de él o como es que pasaron las cosas, le dije a mis padres ya mis tíos con lo que vivía en la capital que fue alguien que conocí cuando llegue. Todos lo creyeron y no dijeron nada mas, pero algo no se podía negar a quien conociera al padre de mi hijo, sus ojos lo delataban completamente, jamas vi otros como los de ellos.
Ahora que regrese, Sebastian seguía siendo mecánico en el mismo lugar de siempre, no se caso, mi madre que algo se sospecho cuando vio a Mateo (mi hijo) insinuaba que me estaba esperando. Que me lleve su corazón, cuando no fue precisamente lo que se esforzó por dejar muy dentro de mi.
Debo de confesarles que después de no salir, estoy pensando que es tiempo de darle un hermano a Mateo, estoy esperando el momento indicado para aprovechar la puntería que tiene con su verga.