El sexo anal no son cuernos, no es infidelidad

Allí me hallaba, frustrada por no recibir un polvo, yendo de compras al primark para contentarme con ropa.

¿Veis la típica persona que tras llegar del trabajo solo quiere llegar a comer o quitarse los zapatos y descansar? Pues yo quiero llegar a tener sexo desenfrenado. Y si hay ganas de comer, no es precisamente un plato de pasta, sino una buena ración de polla.

Después de coger algunas cosas de lencería, que no faltan nunca en mis compras, antes de ir al probador con las demás prendas, decidí acercarme a un chiquillo que llevaba rato rondando por la zona. No sé qué tenía pero el coño se me estaba haciendo agua al verlo, parecía nervioso, por un lado lo notaba muy perdido en la sección de ropa de mujer y por otro me miraba de reojo de tal manera que parecía sentirse atraído.

¿Necesitas ayuda cariño? Te noto perdido – le dije soltando una risa de la manera más sensual que pude. ¿En qué estaba pensando? Podría ser mi hijo, era un adolescente
Se me da fatal esto la verdad, estoy comprando un regalo para mi tía- respondió timidamente, subiéndose las gafas según gesticulaba
Llevo unas cuantas cosas aquí para probarme y tengo un gusto exquisito, ven conmigo y te ayudo a elegir – lo cogi de la mano y fuimos hacia el probador.
Cuando estaba separando las prendas para probarme de la lencería vi cómo se sonrojó. Cómo me excitaba eso, un adolescente inexperto…a punto de caer en mi red.

Fuimos al probador de mas al fondo, mientras él esperaba sentado me probé un vestido ajustado corto con cremallera por detrás y le pedí ayuda para cerrarla, pero cuando iba a levantarse le dije que me agachaba yo, agachándome lentamente de tal manera que rozara sus piernas con mi culo.

¿Cómo te llamas?
Dani, ¿y tú? – pude notar su respiración cortada en mi cuello
Puedes llamarme como quieras, siempre que vaya acompañado de un gemido. Te voy a ser directa Dani, tengo ganas de probarte desde que te he visto merodeando la sección de mujeres. Y te preguntarás ¿qué hace una mujer como tú queriendo sexo con un adolescente como yo? Me encanta el sexo, lo adoro, y mi marido no da de sí. Tengo unas ganas enormes de tener un orgasmo con tu nombre.
Según decía eso último acerqué una mano a su paquete y con la otra le acaricié la cara. Me dijo que por él allí y ahora mismo pero que era totalmente inexperto, lo cual me puso aun más perra.

Yo te voy a enseñar… a guiar, y sobretodo, a hacer disfrutar. Ahora ábrete los pantalones, que tengo hambre y mi culo está impaciente
Se volvió loco cuando le dije eso, posiblemente esa fuese a ser la eyaculación más rápida que hubiese vivido pero iba a merecer la pena. Sinceramente no sé si estaría rasurado o aun ni tenía el suficiente pelo, pero esa polla era maravillosa.

Me levanté el vestido, que ya me lo había cambiado, y me retiré el tanga hacia un lado para dejar via libre.

Le hice chuparme dos dedos y empecé a masajear mi ano enseñándole cómo hacerlo y él repitió. Me acercó más a él para llevar directamente la cara y me pasó la mano por delante. Le cogí la mano y lentamente fui guiándolo por mi clitoris.

“Hmm…Dani…” sabía que le volvería loco oírme gemir su nombre “Follame el culo Dani, quiero salir de aquí con las piernas resbalándoseme”

Y eso hizo. Problamente haya sido el primer culo que follaba y aun así fue magnífico y lo volvería a repetir, pero ¿con él? No lo creo, soy una viciosa desenfrenada.

Saboree lo que había quedado en su polla después de pringarme la entrepierna y salí del probador sintiéndome 20 años más joven, diciendo en la cabeza “por el culo no es amor, no son cuernos”.

Dejé todas las cosas allí sin comprar nada y me metí en el coche, con las piernas resbalosas por la descarga que me había soltado. Retiré el tanga hacia un lado y empecé a tocarme.

Esto era un vicio de nunca acabar…