¿Es capaz el amor de cambiar a alguien?
Cero Absoluto
Anya era hija de los embajadores rusos y vivía con ellos y su hermano Oleg, este último era un desastre siempre metiéndose en líos pero quería a su hermana por encima de todo.
Muchos de esos líos era por cubrir a su hermana, Anya era lesbiana y eso traía de cabeza a su madre, siempre pensó que sería una cosa pasajera pero cuando tuvo claro que no era así intento por todos los medios corregirlo.
La madre de Anya se llamaba Tatiana y su padre Sergey, este último era todo lo contrario a su mujer, sabía que Anya era lesbiana y no solo lo respetaba sino que apoyaba a su hija en todo momento.
Gracias la apoyo de su padre y hermano, Anya seguía viviendo bajo el mismo techo que su madre.
Tatiana quería con locura a su hija pero no podía con la idea de que a su hija le gustaran las mujeres era superior a ella, en su interior tenía una lucha terrible entre la parte que amaba a su hija y la parte intolerante con la sexualidad de su hija.
Sergey hablo con su mujer y le dejo clara su postura.
Sergey- Vas a perder a tu hija si sigues con esta postura.
Tatiana- ¿Y qué quieres que haga?
Sergey- Que respetes los gustos de tu hija.
Tatiana- No puedo Sergey es superior a mí, ¿Cómo lo haces tú?
Sergey- Solo quiero ver feliz a mi hija, lo demás no importa.
Sergey abrazo a Tatiana y le dio un tierno beso.
Anya salía con una chica a escondidas de su madre, no quería discutir más con su madre bastante deteriorará estaba ya la relación.
Los padres de Tania habían preparado una fiesta en la embajada he irían otros embajadores, el hijo de uno de esos embajadores era a quien quería Tatiana para su hija.
Anya invito a su novia a la fiesta le daba igual que su madre se enfadara, estaba harta.
Fue a buscar a Maria que así se llamaba la chica y se presentaron cogidos de la mano, a Tatiana casi le da un sincope y al guaperas que quería presentar Tatiana a su hija puso una cara de asco al ver a Anya de la mano de otra mujer.
Oleg miro de forma muy severa a Maria, a este no le gustaba sabia que se estaba aprovechando de su hermana y esta estaba demasiado ciega para verlo.
Maria- ¿Qué pasa Oleg no te alegras de verme?
Oleg- Eres igual de agradable que una úlcera.
Maria se empezó a reír hasta que Oleg hablo otra vez.
Oleg- Te vi el otro día en la discoteca enrollándote con un tío, aléjate de tu hermana.
Maria- Sé que no le dirás nada a tu hermana porque eso la destrozaría y de eso me aprovecho yo.
Maria se alejó de Oleg riéndose mientras este pensaba que tendría que hablar con su hermana lo antes posible.
La fiesta siguió su curso y Anya intentaba encontrar a Maria que llevaba tiempo que le había perdido la pista.
Tenía ganas de mear y subió a los baños de la planta de arriba porque estaría libres, cuando entro en ellos escucho unos ruidos extrañamente familiares.
Tenía claro que la que estaba follando en ese baño era Maria pero se llevó una desagradable sorpresa cuando supo con quién le estaba siendo infiel.
Mientras Maria y el Hijo del embajador (llamémosle Tom) follaban mantenían una conversación.
Tom- Ya me parecía a mí que no podías estar enamorada de esa mojigata.
Maria- Enamorada yo de esa solo me aprovecho de su posición.
Maria- Cada vez que acerca su boca a mi coño me entra ganas de vomitar, lo que yo necesito es una polla de verdad.
Tom se reía mientras penetraba con fuerza a Maria.
Maria- La utilizaré hasta que me sea útil y después la dejaré tirada (soltó una gran carcajada)
Anya entre lágrimas estaba en el cubículo de al lado, estaba grabando todo con el móvil y cuando se cansó se quedó esperando fuera.
Lo primero que se encontró Maria al salir del cubículo fue una caricia en forma de tortazo de Anya que la izo tropezarse y caer sobre la taza arrastrando con ella a Tom.
Anya salió corriendo de la embajada sin mirar atrás, llovía a cántaros no llevaba ningún abrigo ni nada para taparse, se sentó en un banco del parque al que tanto le gustaba ir a meditar y se quedó allí llorando mojada y helada de frío.
Pensó que si en ese momento moría de frío no sería tan malo, un poco más adelante estaba una mujer que había sacado a su mascota.
Al ver a Anya se acercó y sin decirle nada le puso su abrigo sobre los hombros y siguió su camino.
Era una mujer de unos 40 años con un pelo rojo como el fuego u unos ojos azules como un iceberg.
Anya no pudo evitar sonrojarse pero le hablo a la mujer.
Anya- ¿y tu abrigo?
Mujer- Quédatelo te hace más falta que a mí.
Anya- Gracias.
La mujer se giró sonrió a Anya y siguió su camino al lado de su mascota.
Oleg se volvió loco para encontrar a su hermana, miro en todos lados y se acordó del parque que solían ir a jugar de pequeños allí la encontró.
Oleg- ¡Me tenías muy preocupado casi me da algo sabes!
Anya- Lo sientó Oleg pero ver a Maria siéndome infiel me ha dolido mucho y he salido corriendo sin pensar.
Oleg- Maldita Maria era un bicho, tendría que haber hablado antes contigo.
Anya- ¡Tú sabías que me era infiel!
Oleg- Lo siento Anya si lo sabía, no sabía como abordar el tema fui un cobarde.
Anya- Da igual, lo que más me ha dolido es enterarme de que me utilizaba como he podido ser tan entupida.
Oleg- Tranquila hermanita estabas enamorada eso nos ha pasado a todos alguna vez, te enamoras y no ves más haya.
Oleg abrazo a su hermana y volvieron a la embajada donde sus padres estaban muy preocupados.
Pasaron los meses y Anya supero el desengaño amoroso y encontró trabajo en una agencia de publicidad cuando entro en el despacho de su jefa por primera vez y vio a la mujer que le dejo su abrigo, agacho la mirada y se sonrojó.
Su jefa puso una sonrisa de medio lado y la invito a sentarse, enseguida se dio cuenta de que la mujer amable que conoció en ese parque no existía en ese despacho y que la frialdad que desprendía el carácter de esa mujer la dejo helada.
Anya volvió a su puesto y a media mañana en la sala de descanso mientras se tomaba un café se enteró de que a su jefa la llamaban cero absoluto.
Según decían el trato frío de esa mujer era lo que más cerca estaba de la temperatura de −273,15 ◦C.
Según pasaban los días Anya se percató que el carácter de su jefa de nombre Carmen era frío pero su cuerpo desprendía el mismo calor que un volcán en erupción.
Anya se preguntaba que le abría pasado a su jefa para ser una persona tan glacial y sin embargo no dudo en ayudarla sin conocerla de nada.
Anya empezó a ser consciente que esa mujer la atraía y si seguía así se terminaría enamorando de ella si no lo estaba ya.
Carmen fue una mujer muy feliz, tenía unos padres que la querían mucho y una novia de la que estaba locamente enamorada, Carmen hacia poco había conseguido ese puesto que tanto anhelaba y quería dejar terminado todo para poder ir a la playa.
Sus padres y su novia se adelantaron y al mediodía iría ella, poco después de llegar ella a su trabajo le llamaron diciendo que su familia había tenido un accidente de tráfico y que todos los ocupantes del vehículo murieron en el acto.
Desde aquel día odio con todo su alma ese trabajo que tanto le gustaba y de hay venía esa frialdad, siempre había creído que ella también tendría que haber ido en ese coche pero por ir a trabajar su familia y novia murió y ella fue la sobreviviente que los perdió para siempre.
La noche que salía a sacar a su mascota llovía a cántaros y la chica que vio sentada en el banco llorando le recordó tanto a su novia muerta que no pudo evitar ayudarla, por primera vez en años volvía la verdadera Carmen.
A Carmen Anya le gusto desde el primer momento que la vio pero tenía el corazón demasiado frío, de todas formas sintió como algo se movía dentro de su cuerpo y era el volcán entrando en erupción.
Anya notaba como cada día Carmen era menos fría con ella, sobre todo cuando estaban solas en la oficina o se encontraban en la sala de estar.
Una mañana Anya iba con un abrigo recién recogido de la tintorería, llamo a la puerta de su jefa y esta le dijo adelante.
Anya- Jefa gracias por dejarme el abrigo esa noche, si no abría muerto de una pulmonía.
Carmen se sonrió y por primera vez se preguntó si podría volver a ser feliz.
Carmen- No hay de que fue un placer ayudarte estabas empapada.
Anya iba a salir del despacho cuando Carmen la detuvo.
Carmen- Te apetecería cenar conmigo esta noche.
Anya se pudo muy nerviosa pero respondió resolutiva.
Anya- Sería un placer Jefa-
Carmen- Llámame Carmen por favor.
Anya- Pues sería un placer Carmen.
Anya salió del despacho de su jefa con una sonrisa y Carmen empezó haber luz al final del túnel.
Anya y Carmen se prepararon a conciencia y cuando llegaron al restaurante y se vieron salto la chispa, Anya era totalmente consciente que se había enamorado de su jefa, no era procedente pero en esos momentos le daba igual.
Anya ya no tenía dudas esa chiquilla tenía que ser su mujer, sabía que estaría mal visto por la compañía pero le daba igual, había entregado mucho a esa compañía que lo único que le recordaba día tras día era lo mucho que había perdido.
Pensó que ya era hora de ser feliz y para eso si tenía que perder su puesto de trabajo estaba dispuesta y preparada.
La cena fue estupenda, Carmen resulto ser una mujer cercana, atenta cariñosa y sumamente hermosa.
Ya no quedaba nada del cero absoluto y Anya se iba a tirar a la piscina.
Anya- Como mañana es sábado y no trabajamos te gustaría tomar una copa y bailar conmigo.
Carmen- ¿Te gustaría ir a bailar con una vieja como yo?
Anya- Gustarme no me encantaría.
Bebieron pero sobre todo bailaron, pasaron las horas y estaban la una sobre la otra en la cama del piso de Carmen.
Carmen estaba tumbada boca arriba con las piernas abiertas y a la muchacha entre ellas proporcionándole un placer que no sentía desde su otro gran amor.
Carmen izó subir a Anya besándola con fervor y un amor infinito, en los ojos de Anya veía un amor como el que ella sentía y decidió que Anya tendría el mejor de los placeres.
Cuando sintió como Carmen lamía su coñito esta exploto en un orgasmo como jamás había tenido en su vida.
Pasaron la noche más maravillosa de sus vidas, había nacido un amor con mucha fuerza.
Al día siguiente mientras una acariciaba a la otra solo tapadas por una fina sabana, Carmen le contó su historia a Anya esta no pudo evitar llorar y abrazar con fuerza a la mujer que amaba como si se la fueran a quitar.
Carmen no escondió su noviazgo en la empresa, los socios no estaban contentos pero cuando vieron el currículo de Anya se sorprendieron.
No tenía mucha experiencia pero hablaba a parte del ruso materno, Ingles, francés y alemán y Castellano.
Anya trabajo duro y se ganó la confianza de los socios y la admiración de su flamante novia que cada vez era menos cero absoluto con la gente.
Llego la hora de la verdad presentar a Carmen a su familia, con Oleg y su padre no tendría problemas pero su madre ese era harina de otro costal.
Carmen llegó a la embajada a la hora convenida estaba muy nerviosa temía la reacción de la madre de Anya.
Esta era solo unos años mayor que ella y seguro que no le sentaba nada bien.
Acertó, en cuanto la vio Tatiana entro en modo combate pero Carmen no se amilanó y al final tuvieron una cena bastante tranquila.
Según iban hablando Tatiana se dio cuenta de que Carmen era una mujer serena, segura de sí misma muy preparada y lo más importante que quería con locura a su hija.
Todavía recordaba que lo de Tom fue idea de ella y casi les acarrea un disgusto, decidió hacer caso a su marido y dejar que su hija fuera feliz.
Oleg se quedó fascinado por la belleza de su futura cuñada pero más por la forma en que quería y protegía a su hermana.
Esta vez estaba seguro de que Anya había elegido bien, Carmen a parte de ser una mujer de bandera y banda de música era una mujer con las ideas muy clara y eso le gusto.
Su diablilla sería feliz y estaría protegida.
Un fin de semana se dio la misma situación en la que Carmen lo perdió todo ella tuvo que quedarse trabajando mientras su familia se iba a la playa, pero esta vez las cosas fueron diferentes porque cuando llego a la playa acongojada la recibieron con cariño y sobre todo con el amor de su novia.
El amor de Anya consiguió derretir el cero absoluto y ahora Carmen solo derrama lágrimas de felicidad.
FIN.