La primera vez follando con mi tío

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Cuando empezó mi despertar sexual y en poco meses se aceleró bastante. A esa edad tuve mis primeros fajes con un par de novios, con primos y hasta con mis dos hermanos. Me desvirgó un primo en mi casa, después tuve relaciones con mi novio y otros dos primos y mis hermano también cogieron conmigo. Casi a los 18 mi tío Marco, que trabajaba de locutor en la radio, empezó a invitarnos a varias primas y primos a algunas fiestas; yo desde siempre fui su consentida, así que a nadie le extrañó que a mi me invitara sola y más seguido. Para mi era increíble porque conocía a mucha gente mayor que yo y además del medio de la radio; sentía que estaba de fiesta con famosos jajaja. Obvio yo me arreglaba para verme sexy y un poquito más grande de mi edad, así no sólo estaba de fiesta con famosos, sino que hasta podría pasarla rico con algún chavo guapo del medio.

Mi tío siempre fue muy cariñoso conmigo, por eso no me extrañó que me tomara de la cintura –y un poquito más abajo- cuando estábamos en la fiesta o que me agarrara las piernas cuando íbamos en su coche. Sin embargo sus manos cada vez más se acercaban a mis nalgas y a mis tetas, eso la verdad me echó a andar la imaginación, fantaseando siendo besada, manoseada y cogida por mi tío; él me gustaba mucho, era muy varonil, sexy voz, muy simpático y desmadroso, además si ya cogía con mis primos, por qué no con mi tío.

Una ocasión, el fin de semana que iniciaban las vacaciones de Semana Santa, mi familia y yo nos iríamos a una casa que teníamos en Acapulco, pero precisamente ese viernes era la fiesta de cumpleaños de mi novio y le rogué a mis papás que me dejaran ir, después de mucho rogar, me dieron permiso con la condición de que unos de mis tíos se quedara en la casa conmigo y que los alcanzara en Acapulco el domingo; evidentemente en el primer tío que pensé fue en mi tío consentido (Marco). Por suerte –y por ser su sobrina consentida- aceptó a cuidarme el viernes y el sábado, y mandarme en avión el domingo.

La fiesta de mi novio fue en grande porque cumplía 18 años, así que su familia no escatimó en gastos y fue muchísima gente, hubo bastante comida y bebida. Mi tío fue por mi a las 12, pero le invitaron unos drinks y nos quedamos hasta las 2 jejeje. Alcancé a fajar rico con mi novio, pero no más que eso y la verdad me quedé con ganas de sexo, pero bueno, ya nos desquitaríamos después de las vacaciones. En el camino de regreso hice lo posible porque mi vestidito se subiera un poco más de lo normal y se asomaran apenas mis calzoncitos; quería coquetearle a mi tío consentido. Él cada que podía volteaba a verme. Me dormí unos minutos cruzaando mis piernas esperando que mi tío se aprovechara un poco y me acariciara las piernas o al menos me levantara la falda para verme los calzones; creo que sí lo hizo, porque cuando me recosté más de lado dándole la espalda, por un momento sentí un poco de fresco en mis nalguitas.

Al llegar a casa le dije a mi tío que se me había quitado el sueño, que por qué no nos tomábamos algo para que me volviera el sueño, él accedió y nos sirvió un par de whiskys –el mío con ginger ale, aún no lo tomaba solo-. Me quité la chamarra y me quedé en mi vestido blanco escotado y de falda cortita. Platicamos de muchas cosas, tonterías, pero luego de un par de copas, de repente mi tío me sorprendió.

Tío – Oye, Ingrid…no me respondas si no quieres, eh, pero…

Yo – Qué pasó, tío?

Tío – Ya has tenido relaciones? –en verdad me sorprendió lo directo-.

Yo – Tío!! Por qué me pregunta eso??

Tío – Pues si no lo has hecho, ya pronto lo harás…estás en edad y siempre has sido una niña muy despierta, sobrinita.

Yo – Niña? Ya no, tío, ya estoy crecidita.

Tío – Bueno, es un decir…además, pues sí, te ves crecidita, sobrina.

Yo – Por?

Tío – Pues ya tienes cuerpo de mujer; cuando vamos a las fiestas te comen con la mirada, por eso te cuido. Hay mucho cabrón muy abusivo que nomás quieren llevarse chavitas a la cama. Y pues, tú estás muy guapa, eres muy atractiva –estábamos en la barra, él estaba sentado en uno de los banquitos y yo parada junto a él, cuando me dijo eso me dio una buena repasada con la mirada-.

Yo – En serio lo crees? –le sonreía coqueta, traviesa-.

Tío – Pero cómo no? Estás para devorarte, Ingrid…todos mis amigos me lo dicen.

Yo – Y qué te dicen?

Tío – Que estás guapísima, que tienes un cuerpazo…no me respondiste, canija.

Yo – Qué?

Tío – Ya tuviste relaciones?

Yo – Ooohhh –me recargué en la barra, él se paró detrás de mi muy cerquita-.

Tío – No le vas a decir a tu tío consentido? –hizo a un lado mi cabello, dejando al descubierto el zíper de mi vestido y me susurró al oído- ya te cogieron, Ingrid? –enseguida me palpitó la conchita; asentí con la cabeza- te gusta cómo te cogen? –levanté los hombros, no estaba segura qué responder, entonces empezó a bajarme el zíper del vestido dejando a la vista mi espalda, mi ropa interior blanca y el inicio de mis nalgas cubiertas por mi calzoncito- no quieres que te coja un hombre y no un chamaco pendejo? –me acariciaba la espalda con la punta de sus dedos, desde la base del cuello hasta la espalda baja, pasando sobre mi brassiere, yo me estaba excitando muchísimo- no quieres que saber lo que es que te cojan bien, sobrina? –metió la mano en mi vestido y empezó a agarrarme las tetas sobre el bra, después me bajó la copa del brassiere y empezó a manosearme las tetas y pellizcarme los pezones, yo me sentía ardiendo; gemí levemente, entonces metió su otra mano buscando mi conchita, enseguida sintió mi calzón mojado y metió su mano- estás empapada, Ingrid…estás calientita…qué suave conchita tienes, sobrina –empezó a masturbarme suavemente, mientras me embarraba su paquete en mis nalgas, ya estaba duro, pero se fue endureciendo cada vez más-.

Yo – Aahh…-gemí-.

Tío – Te gusta, Ingrid?

Yo – M-hm…sí, tío.

Tío – La tienes suavecita…calientita…y te mojas un chingo, chamaca…eres bien caliente, verdad, Ingrid? Te gusta que te metan mano? Eh?

Yo – Sí, tío…aahh…-yo estaba a mil-.

Tío – Y te gusta tenerla en la boca? Te gusta mamarla? –me lo dijo mientras embarraba su verga en mis nalgas para que yo supiera a qué se refería; asentí- dímelo.

Yo – Sí…me gusta…

Tío – Dímelo, Ingrid.

Yo – Me gusta mamarla…me voy a venir, tío…-respiraba rápidamente a punto de venirme- ay, tío…ay…mmmmmmmmm…

Tío – Sí, vente, sobrina…mmmm, qué rico te vienes, putita –fue la primera vez que me lo dijeron; dejó de masturbarme pero siguió pellizcándome el pezón y me metió un poquito un dedo en la conchita; yo temblaba y respiraba agitada; me sacó el dedo de la conchita y me lo metió en la boquita para que lo chupara mientras me quitaba el vestido cayendo al suelo- estás que te caes de buena, sobrinita, por eso te quieren coger mis amigos…estás deliciosa, Ingrid –me susurró-.

Yo – En serio te gusto, tío? –entonces sentí cómo me estaba pegando con su verga en las nalgas, se la había sacado y me golpeteaba con ella, embarrándome su líquido preseminal-.

Tío – Ven –me llevó a la sala, se sentó y ya se había guardado su verga; me dijo que me hincara entre sus piernas- estás divina, tienes una carita divina, sexi, mirada tierna y sonrisa traviesa…me encantas…-me acariciaba la carita-.

Yo – En serio? Te parezco bonita, tío? –sonrió-.

Tío – Muchísimo…y quiero ver cómo esta lindura me la mama, sobrinita –le abrí el pantalón y se la saqué- jálamela suavecito…así…chúpame los güevos, Ingrid –le obedecía en todo- aaaayyyy…así, preciosa…dales besitos y lamiditas…qué rico verte haciéndolo, putita –yo lo saboreaba- ahora lámeme la verga, chúpala también- así, así…qué rico lo haces, suavecito…hasta la puntita…sigue jalándomela, Ingrid.

Yo – Así?

Tío – Aaahhh…canija lo haces delicioso…mmmmm…ahora mámamela, sobrinita.

Yo – Mmmmmmmm…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmm… -me quitaba el cabello de la cara para ver cómo se la mamaba y mis tetas; me quitó el brassiere-.

Tío – Ufff qué par de tetazas tienes, sobrina! –yo seguía haciendo lo que él me decía, jalándosela, chupándole, lamiéndole y mamándole los güevos y la verga-.

Yo – Mmmmmmm…mmmmmmmm…mmmmmmm…-me pegó con su verga en la carita y me dijo que le quitara el pantalón mientras se quitaba la camisa, se bajó a la alfombra conmigo, me puso de misionera, él se hincó frente a mi y me abrió las piernas-.

Tío – Estás deliciosa, Ingrid…qué tetas tienes, chamaca y qué rica se te ve la panochita bien recortadita –me pegó en la conchita con su verga y me la restregó- qué rico te va a entrar –entonces puso un cojín abajo de mi cadera y me la fue metiendo lentamente, después empezó a bombearme delicioso; se puso sobre mi para ver cómo se movían mis tetas mientras me la metía más fuerte-.

Yo – Qué rico, tío.

Tío – Qué ganas tenía de metértela, sobrina…estás buenísima…y tienes una miradita de inocente y de traviesa a la vez que me vuelve loco, Ingrid.

Yo – Te gusta mi carita, tío?

Tío – Me encanta…me pones bien pinche caliente, chamaca; no sabes cómo me la he jalado pensando en ti, sobrina…en tus tetas…en tus nalgas…imaginando tu conchita…qué ganas de llenarte de mecos en todas partes, putita.

Yo – Sí, tío…quiero sentirlo –me pegaba en las tetas y me las agarraba, me pellizcaba los pezones, hacía que le chupara los dedos y después me pellizcaba los pezones. Después de estar cogiéndome así, me quitó el cojín, me puso de lado, él se puso perpendicular a mi y me la metió de un empujón hasta el fondo; así me estuvo bombeando, agarrándome las tetas y dándome nalgadas; de repente se chupó el pulgar y empezó a meterme solo la puntita del dedo en el culito- ay, no tío –me asusté un poco- no…no…

Tío – Tranquila, Ingrid…sólo relájate…nada más te lo voy a acariciar…relájate, deja que te lo estimule un poquita, putita…te va a gustar –no supe si resistirme o no, lo estaba gozando mucho, pero nunca me habían tocado mi culito, tenía miedo, pero estaba súper caliente, no quería hacer nada que afectara la rica cogida que me estaba dando mi tío; por fin lo tenía dentro de mi y no quería decepcionarlo, al contrario, quería que fuera la primera de muchas veces que me cogiera, que fuera su putita-.

Yo – Qué rico, tío…me gusta cómo me coge.

Tío – Te gusta, sobrinita? Te gusta, putita?

Yo – Sí, tío…-empecé a gemir, pronto me vendría otra vez- ay, qué rico…

Tío – Te gusta mi verga, putita? Eh?

Yo – Ay, sí, tío…me encanta!

Tío – Qué te encanta, putita? Dime.

Yo – Su verga, tío, me encanta su verga…mmmm…ay, sí, sí…mmmmmmm…-me pegaba en las tetas y seguía con su pulgar en mi culito-.

Tío – Disfrútala, sobrina, porque te voy a coger mucho…estás bien pinche buena, Ingrid –aceleró sus embestidas-.

Yo – Me voy a venir tío…me voy a venir otra vez…ay, qué rico!

Tío – Vente, cabrona…así se coge a las putas como tú, sobrina…

Yo – Sí…sí…aaaaahhhhh…

Tío – Para que veas qué es coger con un hombre y no los pinches pendejos a los que se las das, Ingrid…yo te voy a enseñar a coger, sobrina –en ese momento tuve mi segundo orgasmo- sí, putita, vente…aaahhh…qué rico…apriétame la verga con tu panocha –disminuyó el ritmo de sus embestidas poco a poco hasta que me la sacó; después esperó unos minutos mientras me reponía un poco y entonces me acercó su verga a mi boquita- mámamela –la agarré y empecé mamársela, luego de unos minutos me llevó al sillón, se sentó y me dijo que lo montara, poniéndole las tetas en la cara; me senté en su verga y me senté en ella poco a poco-.

Yo – Ay, tío, coge delicioso, con razón tiene tantas novias –me agarró de la cadera para llevar mis movimientos, luego bajó las manos hacia mis nalgas-.

Tío – Qué ganas tenía de tenerte así, Ingrid…estás muy buena, para cogerte todo el tiempo.

Yo – En serio?

Tío – Pero cómo no? Y se ve que eres bien putita…te gusta calentar cabrones, verdad? Seguro dejas que te manoseen bien rico, verdad? Y ya bien mojadita de ha de encantar que te dedeen mientras se las mamas, no? –me calentó muchísimo escuchar eso, entonces le puse mis tetas en la cara para que me las comiera- quieres que te coma las tetas, putita? –asentí-.

Yo – Me gusta mucho.

Tío – Esa pinche carita me mata, sobrina…-empezó a comerme las tetas- mmmmm

Yo – Ay, qué rico, tío…mmmmm…eso me prende mucho –después de unos minutos me inclinó un poco más hacia él y entonces un de sus manos se acercó a mi culito y empezó a dedeármelo otra vez; yo subía y bajaba de su verga, mientras él me comía las tetas y me dedeaba el culito; sentí que en pocos minutos me vendría otra vez, entonces él me levantó un poco más y metía sacaba su verga, pero sólo un poco más de la puntita, me di cuenta que se estaba excitando muchísimo y quise que se excitara más- tiene una verga deliciosa, tío –gemí- me coge riquísimo, no me la saque…qué rica verga.

Tío – Eres una puta deliciosa, Ingrid…me voy a venir bien rico, no mames.

Yo – Sí, tío, quiero sentir su lechita…soy su putita, tío…cójame…cójame…-justo cuando se iba a venir, me acostó en el sillón con las piernas abiertas, se puso en medio, se la jaló y entonces se vino encima de mi, echándome su semen en mis tetas, mi abdomen y mi conchita, luego se embarró la verga con su semen, me volteó y me embarró las nalgas con su verga llena de lechita-.

Tío – Me vine un chingo…me calentaste mucho, sobrinita…estás deliciosa –me volvió a poner su verga a un lado de mi boquita, se la agarré y empecé a mamársela- eso déjala bien limpiecita, Ingrid…-él me agarraba las tetas, embarrándoles bien su semen- ya sabes qué es coger bien; te gustó? –sonreí-.

Yo – M-hm…mucho…mmmmmmm…mmmmmmmm.

Tío – La vamos a pasar muy bien, sobrinita.

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