Me calentó una modelo cachonda

Seducida por una modelo

Soy Anna… Mi esposo, Brad, es fotógrafo de una revista de moda… En alguna que otra ocasión, una modelo se quedaba en casa con nosotros… Eso nunca me importó hasta que trajo a casa a Enma.

Yo no temía que me fuera infiel… Ese nunca fue el problema… Sin embargo, con Enma me encontré teniendo sentimientos nuevos y extraños que hasta entonces nunca tuve.

Ella medía alrededor de 180 cm y no pesaba más de 55 kilos, con pechos pequeños… Era pelirroja y el pelo lo llevaba recogido en una cola de caballo… Sus ojos eran verdes y no pude evitar perderme en ellos cada vez que me miraba en ellos.

Yo era sólo un poco más baja y más gruesa que ella… Mis pechos eran un poco más grandes y mi largo pelo castaño lo llevaba tipo melena hasta los hombros.

Llevaba poco más de un año casada y estaba satisfecha con nuestra vida sexual… Nunca antes me había afectado una mujer así… Estaba confundida y no entendía lo que estaba pasando conmigo.

Me negué a aceptar que me gustaba Enma de una manera sexual y traté de concentrarme en cualquier cosa menos pensar en ella.

Enma casi me llevó al límite un par de veces al acercarse demasiado a mí… En una ocasión se puso detrás de mí cuando estaba cocinando la cena… Llevaba puesta una de estas camisas que son de tela tan delgada que se podía ver la línea de sus pezones… Ella había puesto sus manos en mis caderas y descansaba su cabeza en mi hombro mientras me decía que olía bien.

Podía sentir sus pechos presionando mi espalda… Mi corazón se aceleró y la temperatura de mi cuerpo comenzó a subir… Inconscientemente dejé escapar un gemido y me avergoncé de ello, menos mal que no pudo ver mi cara roja… Pensé que moría de vergüenza.

Juro que pude sentir sus pezones endurecerse en mi espalda después de gemir yo… ¿Se excitó al escucharme o fue mi imaginación?

Antes de que pudiera darme cuenta, ella se había ido… Enma siempre parecía encontrar una razón para tocarme de una manera muy sensual que me dejaba en un estado de excitación continua.

Las caricias en mi mano, el apartar mi pelo de mis ojos mientras me hablaba o la forma en que tocaba mi oreja al admirar las joyas que colgaban de ella, me calentaban de una forma desesperante.

Nunca antes había querido hacer nada con una mujer y me asustó mucho querer sentir de nuevo sus manos sobre mí cuerpo… Empecé a soñar con ella tocándome y me despertaba con un sudor frío.

Cuando llegó el último día de la sesión de fotos, me sentí muy aliviada de que estuviera a punto de terminar… Sólo teníamos la fiesta de la moda esta noche y ella se irá después del fin de semana.

Brad estaba demasiado ocupado en el trabajo… Sólo lo vi cuando tuvo que venir a buscar su traje para esta noche… Me dejó sola todo el día con Enma y yo no quería eso… La evité la mayor parte del día hasta que llegó el momento de arreglarme para la fiesta.

Sólo tenemos una ducha y Brad y yo nos turnarnos para usarla… Ahora Enma insistió en que yo fuera primero y sin pensarlo mucho lo hice… Sólo estuve allí unos minutos y me perdí en mis pensamientos… El sonido de la puerta de la ducha al abrirse me devolvió a la realidad.

Tenía demasiado miedo para darme la vuelta y traté de controlarme.. No necesitaba escuchar su voz para saber que era Enma… Tenía este perfume embriagador que usaba y ahora estaba llenando el cubículo de la ducha con su aroma.

– «Podemos ahorrar tiempo duchándonos juntas», me dijo.

No podía darme la vuelta por el pánico que sentía… Si hablaba, me traicionaría por lo que estaba sintiendo en ese momento… Quería ver cada forma y curva de su cuerpo… Sabía que si tenía la oportunidad no podría evitar mirarla de arriba abajo…. El asunto empeoró cuando volvió a hablarme y decirme:

– «Déjame enjabonarte la espalda.»

Sentí que tanto el miedo como la emoción me recorrían… Miré hacia abajo mientras ella aplicaba el gel de ducha en mi espalda y quedé muy excitada cuando comenzó a enjabonarme… Intenté reprimir el impulso de gemir.

Cuando sus manos alcanzaron mi espalda baja perdí esa batalla y dejé escapar un pequeño gemido… Temía que lo oyera, pero para mi alivio pareció no darse cuenta.

Cuando sus manos bajaron aún más y comenzaron a enjabonar mi culo, tuve que morderme el labio para evitar gemir de nuevo.

Me costó mucho tratar de mantener el control sobre mí misma sin tener un momento de paz… Cuando apartó las manos para aplicar más gel, sólo tuve un breve momento para recuperar el aliento antes de sentir sus manos en mi estómago.

Se acercó a mí y pude sentir sus pechos presionando contra mi espalda… Enma puso una de sus manos en mi cadera y comenzó a frotar mi vientre con la otra… Lo movió en un movimiento circular, bajando lentamente y eliminando cualquier resistencia que me quedara… Sabía que cualquier cosa que me hiciera no me opondría.

Mi cuerpo quería que ella siguiera adelante y entrara en mi coño… El agua no era lo único que corría por mis piernas.

Brad nunca hizo que mi cuerpo reaccionara de esta manera, ni nadie antes, tampoco… Me estaba rindiendo a sus toques abriendo mis piernas para invitarla a palparme mi clítoris palpitante… Mi mente no quería esto pero mi cuerpo tenía el control… Era más fuerte y me decía que me iban a follar, me gustara o no.

Cuando sus dedos rozaron mi vello público, dejé escapar un gemido quejumbroso y cuando retiró la mano, me sentí aturdida por la falsa anticipación del placer.

– «Es tu turno de hacérmelo a mí», respondió alegremente.

Estaba en tal estado que quise llorar por el placer venidero que me fue negado… ‘¿Me imaginé cuáles eran sus intenciones o era lo que mi deseo quería que eso sucediera?’, pensé.

Contuve la respiración y me di la vuelta lentamente… Pude ver su bonita espalda y el agua salpicando contra ella… Mis ojos siguieron una gota de agua que bajó y desapareció entre sus nalgas… Su culo tenía una bonita forma redonda que quería apretar.

La escuché toser para llamar mi atención.

– «Puedes empezar ya», dijo Enma, riendo.

Cogí el gel de ducha con manos inquietas… Comencé a enjabonar su espalda y sentí encontrarme en un estado de gran lujuria y traté de contener mi deseo… Tenía tantas ganas de enjabonar todo su cuerpo que deseaba que nunca terminara.

Me dije a mí misma que me detendría en su espalda baja, pero mis manos tenían otras ideas… Tenía demasiado miedo de apretar su culo, así que dejé que mis manos desnudas lo lavaran.

Su culo estaba tierno pero firme y lo sentía genial en mis manos… Le dediqué un poco más de tiempo que ella al mío… Me entristeció pensar que no iba a pasar nada más allá de esto… Me equivoqué al creer que ella quería follarme y estaba loca por querer que sucediera.

Yo era una mujer casada a punto de engañar a mi esposo en algo que nunca hice… Me acerqué para tener un mejor acceso a su vientre y presioné mis pechos contra su espalda… Fue entonces cuando me di cuenta de lo duros que estaban mis pezones… Se volvieron tan sensibles al tacto que gemí cuando hicieron contacto.

Sabía que ella me escuchó con mis labios a sólo unos centímetros de su oído… A ella no pareció importarle y no le di tiempo para que me rechazase, así que puse mis manos sobre su estómago y copié lo que me hizo.

El vientre de Enma estaba tonificado y frotarlo fue un placer… Estaba tan atrapada imitando sus acciones que mi mano fue más lejos de lo que quería y mis dedos entraron en su coño… Lo tenía húmedo… Mis dedos entraron y salieron unas cuantas veces en su coño antes de que ella se separara y me dejara sola en la ducha.

Mi lujuria se había apoderado de mí y me había hecho cruzar una línea roja… Salí del baño, poco después, llevando sólo una toalla y sintiéndome deprimida por hacer el ridículo.

Entré a mi habitación, todavía sintiendo la lujuria abrumadora de desear a Enma… Estaba tan fuera de control que la había alejado para siempre y no estaba segura de poder volver a mirarla a la cara.

La escuché entrar detrás de mí y estaba a punto de decirle que lo sentía pero me quedé sin palabras debido a lo que vi.

Enma estaba parada allí, desnuda, con una polla entre sus piernas… Después de que el impacto desapareciese, me di cuenta de que era falsa polla… Era un dildo que tendría más de veinte centímetros de largo… Casi dos veces mayor que la polla de Brad.

Ella lo acariciaba mientras me miraba a los ojos y habló con una voz suave y seductora:

– «Mi querida niña, si me quieres, primero debes demostrar tu valía.»

Me quedé allí en silencio y la vi caminar lentamente hacia mí… Se paró a sólo 30 cm de mí, continuando acariciando su pene falso y mirándome a los ojos.

Con sus dedos señaló hacia abajo… No necesité más instrucciones para saber lo qué ella quería de mí… Cuando caí de rodillas, me hizo una sonrisa de satisfacción cómo diciendo ‘Soy dueña de esta perra’.

Comenzó a trazar mis labios con su polla y yo, sin ninguna resistencia abrí los míos y me la metió en la boca… Enma agarró mi pelo y guió el movimiento de mi cabeza hacia adelante y hacia atrás.

No podía creer que ella estuviera disfrutando esto tanto como lo estaba disfrutando yo… Usando su mano libre, Enma me quitó la toalla de mi cuerpo y sentí el aire fresco en mi carne desnuda… Estar desnuda y chupando el dildo que llevaba una lesbiana, era más lujurioso que la mejor follada que he recibido de mi marido.

– “Querida, ninguna belleza como tú debería estar tapada», me dijo.

No me gustaba mucho dar mamadas… Solo lo hacía por Brad en ocasiones especiales… Ahora, lo estaba disfrutando y lo hacía a un ritmo cada vez más rápido.

Tuve que cogerme a sus caderas para mantener el equilibrio y seguir chupando su polla como si fuera la última polla del planeta.

Hubiera seguido más tiempo con mi lujuria, pero ella me dijo que me subiera a la cama… Hice lo que me pidió y estaba lista para lo que vendría después.

Enma presionó un interruptor donde deberían estar las bolas y escuché un zumbido que provenía del dildo… Dejó escapar un gemido bajo y se subió encima de mí… Abrí las piernas, hambrienta por tenerlo dentro… Comencé a gemir cuando ella entró en mi húmedo e hinchado coño y metió los veinte centímetros dentro de mí.

Comenzamos a besarnos abrazadas durante unos minutos antes de que ella comenzara a follarme… No pude evitar gemir con cada empuje de su pelvis… Lento al principio para conseguir el ritmo correcto y luego comenzó a follarme como una bestia.

Dejo de besarme y sujetó mis brazos sobre mi cabeza… Los gemidos que salieron de mí fueron breves pero fuertes… Mis piernas la rodearon con fuerza mientras me golpeaba y no pude evitar gritar:

– “¡Jódeme!… ¡Sííííí!», le dije.

El primer orgasmo fue asombroso, pero fue seguido por un segundo poco después…. Luego vi como ella comenzaba a correrse.

Este juguete increíble nos había hecho corrernos a las dos con una polla larga y gruesa metida en mí coño y la parte vibradora en ella.

Rápidamente la volteé sin haber terminado de ser follada por ella… Le di un beso antes de montarla salvajemente y girar mis caderas sobre su polla… Arqueando mi espalda, grité de placer.

Enma cogió mis dos pechos mientras yo seguía cabalgándola… Me corrí más fuerte que nunca en mi vida e incliné la cabeza hacia atrás gritando en el aire… Había tenido mi tercera corrida.

– «¡Joder… Oooh… Oooh!»

Me corrí tan fuerte que no la escuché correrse también… La mirada de éxtasis en su rostro me dijo que le estaba llegando otro orgasmo.

Le di un beso largo, abrazándola y luego me aparté de ella… Sentí que acababa de correr un maratón y apenas podía respirar.

Quería seguir follando con esta mujer pero mi cuerpo no aguantó más… Me quedé allí, cubierta de sudor y sin fuerzas.

– «¡Golfa!… ¡Me has dado una de las mejores folladas que he tenido en mi vida y eso que he tenido muchas!», me dijo Enma.

Sólo sonreí sabiendo que ella había despertado a una bestia dentro de mí y su hambre nunca será satisfecha.

– «Creo que querías esto y me alegro de que sacases tu parte lesbiana», me dijo riendo de su comentario.

“¿Cómo puedes saberlo?… Estaba escondiendo mis deseos”, le respondí un tanto desconcertada.

– «Una lesbiana experimentada como yo conoce el deseo de una mujer que quiere follar con ella y tú lo tuviste toda la semana.”

Ella tenía razón, incluso si no quería admitirlo en ese momento… Le dije que nunca antes había hecho algo así… Le pregunté:

– «¿Podemos hacer esto de nuevo antes de que te vayas?»

– «¡Sí!… Mañana iremos mi casa en la playa… Te llevaré a cenar y podemos hacer el amor en la playa… Bueno, siempre y cuando a Brad no le importe compartirte», me respondió sonriendo.

Casi me olvido de él… Me di cuenta de que lo que hice estuvo mal, pero me sentí demasiado bien para detenerme… Sabía que esto lo lastimaría pero iba a mantenerlo en secreto todo el tiempo que pudiera… No me importaría volver a follar de nuevo con Enma mientras él no se enterase.

Enma sacó su juguete de su coño mojado y me lo entregó.

– “Un regalo por ser el mejor polvo que he tenido en todo el año… Es posible que desees usarlo con la próxima modelo que se quede aquí”, dijo Enma bromeando.

– “Gracias… Lo utilizare siempre que pueda”, le respondí.

– “Tenemos que arreglarnos ahora o llegaremos tarde… Antes de irnos, déjame darte una pequeña muestra de cómo puedes correrte de otra forma con una mujer», me dijo.

Abrió mis piernas y comenzó a lamer mi coño… Empecé a gemir de nuevo y antes de que pudiera tener otro orgasmo, ella se detuvo.

– “Así te correrás muy a gusto o harás correr a tu pareja less.”

Maldije entre dientes por su cruel broma y quería que su lengua volviera a mi coño mojado… Volvimos de nuevo a la ducha para una limpieza rápida, pero ella seguía apartándome… No es que no quisiera mis avances, pero llegaríamos tarde a la fiesta si no lo hacía… Mis manos recorrieron su cuerpo apretando sus pechos y le di tiernos besos… Fue difícil para mí ducharme sin intentar hacer más… Salimos mojadas en más de un sentido.

Enma no quería que me pusiera lo que elegí para la fiesta, sino que llevase algo mucho más sexy… Primero me dijo de que no usara ropa interior y eso me puso muy caliente… Luego quiso que me pusiera uno de sus vestidos que mostrase bien mi cuerpo sin pudor alguno… Era tan suave y delgado que lo sentía como si no llevara nada.

El vestido era tan corto que al sentarme se acortaba aún más… Mi coño podía ser visto por cualquiera que estuviera viéndome… La parte superior del vestido mostraba tanto mis pechos que casi se podían ver mis pezones.

Nunca me hubiera puesto algo tan atrevido en una fiesta y aquí iba a hacer precisamente eso… Con medias de encaje negro y los tacones altos que usaba, me veía increíble.

Esperaba que estuviera planeando seducirme en la fiesta de esta noche y arrastrarme a una habitación para follar… No podía creer lo mucho que me estaba convirtiendo en una puta lesbiana.

Tenía miedo cuando ella se fuese de que este sería el final de mi aventura lésbica y quería tener todas las oportunidades que pudiera con ella… Pensaba lo difícil que me sería encontrar una nueva amante y me imaginaba que ninguna otra mujer podría estar a la altura de ella.

– “Anna, estás entrando en una guarida de lobas y ni siquiera lo sabes… Las modelos aquí son en su mayoría lesbianas y nuestra jefa es la mejor lesbiana de todas… Si te ve con este vestido, que me regaló ella, te encontrarás siendo su próxima conquista, no te quepa la menor duda», me dijo.

Nos fuimos a la fiesta pensando en lo que me terminaba de decir y no pude evitar también pensar en ayudar a mi marido a conseguir mucho más trabajo y ganar así mucho más dinero.

Y También pensé en mi… Iba a necesitar más trabajo con la lengua, pero creo que puedo hacerlo… Me sentía mal por engañar a Brad, pero mi nuevo deseo lésbico era demasiado fuerte para renunciar a ello.

Traté de convencerme a mí misma que no estaba tan mal ya que estaba follando con otra mujer y no con un hombre… Me encantaba ser su puta y no iba a dejar de follar con mujeres…. Me gustaría agradecer a Kayla, la jefa, por darle más trabajo a mi marido.

Durante el viaje a la fiesta, me di cuenta que era difícil concentrarme al seguir pensando en Enma y en su cuerpo desnudo… La deseaba más que a nada y ella era todo el alimento que mi cuerpo necesitaba.

El hecho es que Enma me convirtió en una chica fácil de follar… En el estado en el que me encontraba ahora mismo me follaría a cualquier mujer o chica jovencita que mostrara algún interés en mí.

El placer que había recibido de Enma hace apenas un par de horas me emborrachó de lujuria y quería más… Me gustaba actuar para ella como una puta pero necesitaba controlarme antes de hacer algo estúpido.

Enma había despertado algo dentro de mí y estaba bastante segura de que volver a ser como antes, era imposible… Ella era como una droga y necesitaba otra dosis… Le di un tierno beso antes de salir del coche y entrar al edificio donde se celebraba la fiesta.

Allí habían muchas mujeres vestidas con atuendos sexys y muy pocos hombres… Vi a una mujer con un vestido tan transparente que podía ver su cuerpo desnudo debajo… Cada mujer que vi me confirmó que yo no era heterosexual sino bisexual.

Me costaba mantener el contacto visual sin mirar sus cuerpos… Estaba mirando a todas las mujeres que veía y me gustaban todas… Traté de mantenerme tranquila y busqué a mi esposo con la mirada.

Enma me miro y me susurró al oído:

– «Será mejor que cierres la boca antes de tropezarte con la lengua», me dijo con una sonrisa seductora.

– «Necesito un trago, querida… Te veré más tarde».

Enma me dio un fuerte apretón a mi culo antes de ir hacia el bar… Odiaba cuando ella se burlaba de mí.

Vi a Brad hablando con una guapa mujer, de unos 40 años, con un vestido de seda rojo… El vestido apenas cubría sus pechos que eran más grandes que los míos… Tenía una abertura lateral grande que mostraba una de sus piernas llevando medias negras… Quería ver más de sus piernas y el tesoro que había entre ellas pero no pude… Su pelo era rubio y corto con un estilo de línea moderno.

Caminé hacia Brad y con calma traté de esconder toda la lujuria que estaba dentro de mí… Me dio un abrazo y me dijo que estaba muy guapa con lo que llevaba puesto… Me presentó a su jefa Kayla y ella, de cerca, era aún más guapa.

Hablamos durante unos minutos principalmente sobre el negocio de la moda y la pillé mirándome los pechos.. Yo hice lo mismo y noté que sus pezones asomaban a través de su vestido… Eran gruesos y duros… Me encantaría chuparlos y se los miré demasiado tiempo con mucho descaro.

Ella me miró y sonrió como si supiera lo que estaba pensando… Su voz era tan sexy que podía convencerme de que me quitara las bragas, pero llegaría tarde porque yo no las llevaba.

Brad vio a uno de sus compañeros de trabajo con el que necesitaba hablar y se excusó de su compañía… Nos quedamos allí en un momento de silencio antes de que ella hablara de nuevo.

– «¿Te apetece un trago?», me dijo.

Su voz era más dulce que la miel y no podía negarme… Me llevó hacia la barra con su mano presionando mi espalda baja… Cuando llegamos a la barra, sentí su mano deslizarse sobre mi culo… La camarera era una linda chica con cabello negro azabache en una cola de caballo e iba a pedir algo pero fui demasiado lenta… Kayla ordenó:

– «¡Dos Dom Pérignons, por favor!.»

Luego, dirigiendose a mí, me dijo:

– «¡Anna, llevas un bonito vestido!… ¿Dónde lo compraste?»

Ella habló con una voz como si estuviera interesada en la ropa que llevaba, pero sus ojos parecían casi como los de un lobo… Colocó la tela que cubría mis pechos entre el pulgar y el índice con el medio ligeramente sobresaliendo… Cuando movió su mano hacia abajo, uno de sus dedos lo metió por dentro y recorrió mi escote tocándome los pechos… Una oleada de excitación recorrió mi columna vertebral y me hizo olvidar responder a su pregunta.

‘¿Estará tratando de seducirme haciéndome esto?’, pensé.

La camarera regresó con nuestras bebidas y se fue en un instante… Hicimos una pequeña charla durante unos minutos y sus manos nunca dejaron de tocarme todo el tiempo… Unas veces, jugaba con las puntas de mi pelo y me decía cuanto le gustaba… Otras veces, tocaba mi brazo con ligeras caricias.

Cuando empezó a hablar sobre darle a Brad más trabajo, su mano fue a mi cadera.

– «Brad lo está haciendo muy bien y estoy pensando en darle mucho más trabajo, pero también está John Miller y no sé que hacer», me dijo para que entendiera de qué iba la cosa.

Me acerqué más a ella y pude sentir su aliento caliente en mi cara… Luché contra el impulso de besarla en ese momento.

– «Tal vez puedas ayudarme a decidir cuál de los dos debería elegir», me dijo.

– «¡Claro!… Yo preferiría a Brad porque es… ”

Me interrumpió y dijo:

– “ Aquí no… Mi oficina es un lugar mejor para hablar de negocios.»

Bebí el resto de mi bebida y la seguí fuera de la fiesta sabiendo perfectamente lo que pretendía hacer conmigo.

El viaje en ascensor se hizo en silencio con mi mente enloquecida… Mi estómago estaba hecho un nudo y quería disfrutar con Kayla… Me dije a mí misma que lo iba a hacer por el bien de Brad pero sabía que era mentira porque no importaba si conseguía ese aumento de trabajo o no… Lo que realmente me importaba era el sexo salvaje y caliente que iba a tener con ella.

Sé que debería sentirme mal por lo que quería hacer con su jefa… La lujuria que me impulsaba había dominado todos mis sentidos… El hambre que estaba dentro de mí sólo podía ser satisfecha por una mujer y necesitaba alimentarla ahora.

Al salir del ascensor había una puerta cerrada ante nosotras… Al pulsar un timbre, la puerta se abrió y ella puso su mano en mi espalda y la bajó hasta que llegó a mi culo, invitándome a entrar.

Fingí no darme cuenta de lo que me estaba haciendo… Kayla comenzó a preguntarme si alguna vez hice de modelo y me dijo que pensaba que tenía lo que se necesita para serlo.

Todo el tiempo que estuvo hablando de eso le daba ligeros apretones a mi culo… Me sonrojé un poco por eso y le agradecí el cumplido.

Le dije que nunca había posado, aunque pensé varias veces en hacerlo siendo mi marido fotógrafo especializado en moda.

El despacho estaba vacío de gente, salvo la secretaria de Kayla que todavía estaba trabajando en su escritorio.

– «Sally, necesitas tomarte un descanso… Cuando termines lo que estás haciendo, si no te he llamado antes, baja y tómate una copa de vino.»

Ella era una guapa rubia con el pelo largo y rizado.

Entramos en su despacho… Era muy bonito… Había un acuario de mesa en el centro de la habitación con un sofá de dos plazas blanco, un par de sillas a juego y un escritorio a un lado.

Me llevó a la ventana para que viera la vista de la ciudad… Podía sentir su aliento caliente en la parte de atrás de mi cuello mientras hablaba.

– «Bonita vista, ¿verdad?»

Antes de que pudiera estar de acuerdo en que lo era, bajó la cremallera de mi vestido y sentí que se deslizaba de mi cuerpo y caía al suelo.

– “¡Niña traviesa!… No llevas nada debajo… Eres como si fueras una puta disfrazada de princesa… No importa, esta noche serás mi puta.»

Mientras hablaba, sus dedos trazaban líneas en mi carne desnuda y yo dejaba escapar gemidos por mis boca.

Me dio una palmada en el culo y me dijo que abriera el cajón inferior de su escritorio… Me habría molestado si algún hombre me hubiese hablado así, pero con ella descubrí que era excitante.

Me quité los tacones y caminé hacia el escritorio tan sexy como pude, balanceando las caderas… Mis pezones comenzaron a endurecerse por la emoción de estar tan expuesta a otra persona… Nunca fui tan atrevida como lo estaba siendo ahora… Desde que conocí a Enma, es como si alguien hubiera hecho un cambio en mi cerebro del modo de chica buena al modo de puta.

Al abrir el cajón, encontré un enorme dildo de treinta centímetros de largo junto con otros juguetes sexuales… Nunca había visto o tenido en mis manos uno de ese tamaño… Sólo me había acostado con tres chicos en mi vida y Brad era el que tenía la polla más grande con sólo quince centímetros y medio.

Si esto me hubiera pasado ayer, habría salido corriendo por esa puerta después de que ella me desabrochara el vestido… Ahora estoy en un punto sin retorno y me rendí para entregarme a ella.

– “Tienes dos opciones… Una, vestirte e irte o dos, coger el arnés y ponértelo para follarme y así conseguir más trabajo para tu marido.»

Me pregunté si era así como hacía negocios con todas o sólo conmigo… Me lanzó una sonrisa de aprobación mientras me ponía el arnés… Lentamente se quitó el vestido y solo dejó las bragas rojas de encaje mientras caminaba detrás del sofá de dos plazas… Sus pechos todavía eran sexys a su edad y los pezones estaban duros como una roca.

Se quitó las bragas y me las arrojó… Los cogí en el aire y pude sentir lo mojadas que estaban… La dejé en su escritorio y comencé a caminar seductoramente hacia ella.

La besé con entusiasmo y devoré su lengua en mi boca… Besé lentamente su cuello hasta su pecho izquierdo… Besé alrededor de su pezón y tracé la areola con mi lengua antes de chuparla… Sus gemidos comenzaron ligeros y se hicieron más fuertes con cada momento que chupaba.

Cambié al otro pecho y lo ataqué con la misma hambre… Luego, me puse de rodillas mientras besaba su estómago hasta llegar al delgado parche de vello púbico que tenía entre sus piernas.

Ella usó el respaldo del sofá de dos plazas como apoyo mientras yo separaba sus piernas y comencé a besar su coño… El sonido de sus gemidos me animó a que estaba en el camino correcto.

Intento imitar lo que me hizo Enma y con la voz de Kayla guiándome encontré la técnica correcta… Ella sabía que yo no había hecho esto antes y no podía tener suficiente experiencia pero ponía el mayor interés para complacerla… Sondeé mi lengua en su dulce coño lo más hondo que pude para chupar todos sus jugos… Era el néctar de mi diosa y quería tragarlo hasta la última gota.

Se corrió dando un grito tan fuerte que estaba seguro de que Sally pudo oírlo, pero no me importó y seguí comiendo su coño… Kayla me puso de pie y me besó… Ella se estaba probando a sí misma en mis labios y vio que no le faltaba ni una gota.

– «¡Estuviste genial… Pero ahora quiero que me folles!»

Se dio la vuelta abrazando el sofá de dos plazas y esperó a que la tomara por detrás.

Empujé mi polla falsa en ella y me sentí dominante… Ella me estaba concediendo el control total mientras la follaba… Un gemido salió de sus labios y se hizo más fuerte con cada embestida que seguía dándole agarrándola fuerte de sus caderas.

Deslicé mis manos a sus pechos y pellizqué sus pezones… Cogí velocidad y empujé con fuerza el dildo contra ella… Dejó escapar un fuerte gruñido y arqueó la espalda de placer… Me gritó:

– “¡Fóllame más fuerte!… ¡Así!… ¡Así!… ¡Así!»

Ella se corrió más fuerte que antes y sin duda sabía que Sally debió haber escuchado todo, pero no me importaba.

Vi a Kayla cómo se aferró al sofá de dos plazas con toda la fuerza que le quedaba del orgasmo que debilitó su cuerpo… Le di algunos empujones más duros antes de sacárselo de su coño y apartarme.

Mi corazón se hundió al verla vestirse e ignorar mis necesidades de ser follada… Me senté en el sofá de dos plazas necesitando ansiosamente una buena follada.

– “Estuviste jodidamente genial y tenemos que hacerlo de nuevo muy pronto, pero tengo que ir a la fiesta y también hablar con Brad sobre su trabajo… No te preocupes, enviaré a Sally para acabar contigo.»

Me dio un beso rápido antes de salir… Sally era muy guapa pero yo hubiese querido que Kayla me follara.

Sally llegó un momento después con la cara sonrojada y estaba excitada por todos los ruidos sexuales que escuchó… Miraba mi cuerpo desnudo con ganas de disfrutarlo… Sabía que estaba esperando a que yo le diera luz verde.

Me sentí sexy vistiendo solo medias y esta polla entre mis piernas.

– «¡Ven aquí, bebé! Acércate.»

Ella caminó hacia mí sin quitarme los ojos de encima.

– «¿Alguna vez has chupado una polla antes, cariño?»

Ella solo asintió.

– «Demuéstramelo.»

Cayó de rodillas y tragó lo que pudo en su boca… Estaba disfrutando del sabor de los jugos de su jefa que cubría todo el dildo.

La forma en que le hablaba y actuaba me hizo descubrir cosas nuevas sobre mí… Nunca antes había actuado o hablado de modo tan sexual… Descubrí que me gusta tener el control del sexo, hablar sucio y actuar como una puta… Me sentí poderosa y grandiosa al tener a esta mujer esclava de mis deseos.

Sally estaba gimiendo mientras me hacía una gran mamada al dildo que colgaba entre mis piernas… Se levantó y empezó a quitarse la ropa… Se la quitó apresuradamente y no le importó si rompía algún botón.

Sus bragas estaban empapadas con sus jugos… Se desabrochó el sujetador de encaje y lo tiró detrás de ella… Sus pezones estaban rosados ​​e hinchados… Deslizó sus bragas por sus piernas y me mostró su pubis lleno de vello y húmedo.

Ella se puso encima de mí y colocó mi ‘polla’ profundamente dentro de su coño… Luego agarró mis pechos y los apretó… Me besó y deslizó su lengua entre mis dientes gimiendo de éxtasis.

Lentamente comenzó a cabalgarme y movió sus caderas en un movimiento circular a una velocidad más rápida… Enterró su cabeza en mi hombro besándolo y mordiéndolo… Sus hábiles manos seguían jugando con mis pechos y haciéndome gemir… Su gemido se hacía cada vez más fuerte hasta que estalló en un gran orgasmo.

– “¡Oooh, sí… Oooh, SÍÍÍ!… ¡Me voy a correr… Me voy a correr!»

El sonido de su orgasmo tan cerca de mis oídos, me gustó escucharlo.

Sally se derrumbó sobre mí y trató de recuperar el aliento antes de hablar… Cuando se recuperó, me dijo:

– “¡Gracias por permitirme correrme… Ha sido demasiado para mí y necesitaba correrme… Es tu turno y te voy a comer el coño tan rico que tienes, cariño.»

Sally me besó tiernamente y terminó con un mordisco en mi labio que tiró antes de soltarlo… Levanté mi culo mientras ella me quitaba el arnés que yo llevaba y lo tiro a un lado… Me besó de nuevo y lentamente bajo por mis pechos hasta llegar a mi húmedo coño.

Dejé escapar un fuerte gemido cuando su lengua hizo el primer contacto con mi coño… Su pequeña lengua era más hábil que una gran polla y no tardé en correrme… Tuve un orgasmo tan fuerte que vi las estrellas… ¡Qué manera de disfrutar!

Ella siguió trabajando su lengua dentro de mí y dándome otro orgasmo alucinante… Sabía lamer muy bien un coño… Estaba muy entrenada a ello… Arqueé mi espalda gritando una pequeña frase:

– «¡Joder, que gusto me das!»

Al apartarse, el rostro de Sally estaba cubierto de mis jugos y me besó… Me probé por primera vez y nunca pensé que supiera tan bien.

Nos quedamos abrazados un rato antes de vestirnos para bajar a la fiesta… Cogí la mano de Sally y la acompañé al ascensor como si fuéramos amantes adolescentes.

En el camino hacia abajo comenzó a besarme de nuevo y metió la mano por mi vestido… Me frotaba mi clítoris e insertó dos dedos en mi coño… Yo abrí las piernas y gemí en su boca… Mi coño húmedo se abrió y se tragó los dedos.

Cuando se abrió la puerta del ascensor, los quitó rápidamente y lamió mis jugos… Me guiñó un ojo diciéndome:

– «¡Gracias de nuevo!»

Ella me dejó ahí parada con una sonrisa… Necesitaba encontrar un baño para limpiarme antes de encontrar a Brad… Tuve la suerte de encontrar uno antes de verlo.

Al mirarme al espejo se podía decir lo que había estado haciendo la última hora y pensé en irme a mi coche… Necesitaba coger mi bolso para arreglar mi maquillaje y mi pelo.

Escuché una voz familiar desde la puerta del baño.

– «Veo que Kayla te hizo un buen repaso.»

Era Ruby, la primera modelo que se quedó en nuestra casa con Brad y conmigo.

– «¿Perdón?», le respondí tratando de interpretarlo como si no supiera de qué estaba hablando.

– «No seas tímida conmigo… Te vi subir con ella… Kayla siempre se lleva a alguien a su oficina en estas fiestas para divertirse y esta noche fue tu turno… Todo el mundo lo sabe.»

El miedo se apoderó de mí de que Brad supiera lo que hice y pudiera verlo en mi cara.

Ella me sonrió dulcemente y me dijo:

– “Sólo estoy bromeando… Únicamente algunas de nosotras sabemos que ella se aprovecha de las mujeres en estas fiestas… El año pasado fue la camarera que ya conoces y antes de eso fue una de las esposas de nuestro editor de la revista… A ella le gusta ir a por las lesbianas vírgenes cuando puede ver si las caza fácilmente.”

Me sentí aliviada de que Brad no lo supiera y quería que se mantuviera al margen… Ahora, al ver a Ruby, me preguntaba cómo no me había fijado en lo sexy que era… Llevaba un vestido de encaje negro con hombros descubiertos que perfilaba su cuerpo muy bien.

Esa nueva sensación de lujuria lésbica comenzó a recorrer mi cuerpo una vez más… No me podía creer que estar con tres mujeres diferentes en una noche no me hubiera frenado.

‘¿Qué necesito yo para matar este deseo dentro de mí?’, pensé.

– «No te preocupes por Brad, él no se opondría a este asunto lésbico.»

– «¿Qué quieres decir?», le pregunté perpleja.

Ruby se acercó a mí, me agarró por los hombros mirándome a los ojos y me dijo:

– «Las modelos no se quedan en casa del fotógrafo a menos que él quiera más cosas que fotografiarlas… No es difícil ver lo que quería tu marido ya que sabe que todas las que vamos a tu casa somos lesbianas… Sin duda, esperaba que hubiera chispa y tú te acostaras con una de nosotras… Lástima que no fui yo… Me hubiera encantado devorarte, pero no mostraste ningún signo de que yo te apeteciera.»

La mire estupefacta y sorprendida de que mi marido me engañe así.

– «Supongo que la tercera es la vencida», dije sin querer en voz alta.

– “Así que fue Enma la que hizo que corrieran tus jugos… Es una salvaje y sabe cómo convencer a una chica… Ven conmigo y te arreglaré el maquillaje… No tienes que dejar que Brad entre en esto a menos que quieras un trio, que no te lo aconsejo con un hombre.»

Seguro que no quería un trio a menos que fuera sólo con nosotras… El plan de mi marido le había salido por la culata tratando de tener a otra chica en nuestra cama preparando las cosas para convertirme en bisexual… Tendrá suerte si no me vuelvo completamente lesbiana.

Ruby era muy dulce y pensé que si no estuviera casada podría salir con ella… Ahora me daba cuenta que era perfecta para mí y tenía el tipo correcto de sexy.

Me llevo de la mano a la sala de maquillaje… En ella había una línea de mostradores con espejos y un sillón frente a cada uno de ellos… Quería recompensarla por ser tan dulce conmigo y al sentarme en el sillón puse mi culo en el borde… Mi vestido permaneció en su lugar pero mi coño quedó a la vista… Abrí más mis piernas para que pudiera verlo bien… Sus ojos estaban pegados al espectáculo que le estaba dando y le gustaba.

Esto era la señal de que yo estaba lista para que me devorara si le apetecía… Ruby se tomó su tiempo para besarme suavemente y deslizar su lengua dentro de mi boca…. Sabía a manzana… Podría besarla durante horas y no me cansaría.

Alargó la mano y encontró la cremallera de mi vestido… Ella lo bajó y éste se deslizó hasta mi cintura… No perdió el tiempo y cogió uno de mis pezones en su boca y pellizcó el otro… Gemí bajo su magistral boca… No podía esperar mucho más para que esa lengua estuviera dentro de mi coño.

Me levanté permitiendo que mi vestido cayera hasta mis pies… Lo aparté antes de sentarme de nuevo.

Abrió mis piernas y me besó la parte interna del muslo con besos suaves y seductores… Vi que ella se movía lentamente pero cada vez más cerca de mi coño… Cuando estuvo a punto de alcanzarlo, cambió al otro muslo… Este juego se prolongó durante unos minutos más y me estaba llevando al borde del éxtasis.

Podía sentir que mi coño se humedecía por segundos y estaba deseando que me lo tocara… Mi gemido brotó de mis labios cuando su lengua finalmente me penetró y se movió como una serpiente dentro de mi coño… El placer que me dio fue tan increíblemente intenso que me hizo emitir gritos, suspiros y quejidos que nunca antes salieron de mi boca… El placer que me daba era inmenso.

Le sostuve la cabeza y la mantuve en el lugar que me estaba dando más placer… Para Ruby esto era un arte y sabía cómo hacer que su lengua desatara el orgasmo más poderoso… Grité tan fuerte cuando me corrí que cualquiera que estuviera dentro de tres habitaciones alejadas de nosotras me habría escuchado, seguro.

Ella tenía como objetivo darme tantos orgasmos como fuera posible y esta vez mis gritos formaron palabras.

– «Joder, estoy muy caliente… Voy a correrme,.. de nuevo!»

Mi cuerpo comenzó a encadenar orgasmos tras orgasmos hasta que me agotó y tuve que recostarme en el sillón… Estaba casi paralizada de placer.

Ruby me dijo que le encantaba mi sabor y que quería probar algo que pensaba que podría gustarme… Sacó unas tijeras, lociones, navajas, toalla y crema de afeitar de un mostrador cercano… Me dijo que iba a afeitarme para que que el sexo oral sea más agradable.

Cuando terminó, pude sentir el aire en mi coño desnudo haciéndolo cosquillear… Las lociones con las que estaba frotando mi tierno coño hacían que me doliera con un dolor placentero… Quería follarla ahora y saborear su coño tembloroso.

Tiré de ella en un beso profundo hasta que algo de vida volvió a mis piernas… Mis manos vagaron por su cuerpo y se posaron en su culo, apretándolo… Me tiró del asiento y me besó como una bestia… Le di la vuelta tratando de encontrar la cremallera de su vestido y cuando se la bajé, el vestido cayó al suelo.

Agarré sus pechos apretándolos y le di suaves besos en el cuello… Una serie de gemidos fluyeron de sus labios… Deslicé mis manos hacia su tanga negra y se la bajé con besos por su espalda… Lentamente besé su culo y lo mordí antes de ayudarla a quitársela… Se tumbó en el suelo y me arrastré hasta sus brazos para besarla.

Coloqué besos apasionados en cada pecho y chupé sus tiesos pezones… Eran pequeños y rosados ​​pero muy sensibles al tacto… Una vez que comencé a chuparlos, sus gemidos se hicieron más fuertes… Vi que el cuerpo de Ruby estaba fuera de control y se retorcía en el suelo… Siguió repitiendo la misma palabra una y otra vez:

– «¡Sí… Sí… Sí!»

Estaba lista para probar su coño y no quise posponerlo por mucho más tiempo… Le di besos y mordiscos salvajes mientras ella intentaba relajarse aunque yo no la dejaba.

Su coño estaba afeitado y tenía un aroma muy dulce… Deslicé mi lengua por su hendidura y la hice gritar de éxtasis… Besé y jugueteé con su coño para darle un orgasmo.

Separé sus piernas tan lejos como pude y comencé a besar sus muslos antes de sumergirme en su coño… Ella sabía diferente al otro coño que lamí hace un rato, el de Sally, la secretaria… Sabía mejor y era mucho más dulce.

Ruby no podía dejar de gemir y estaba divagando todo el tiempo que mi lengua se movía en su coño húmedo y hambriento… Me decía:

– «Eso es… Justo ahí… No te detengas… Yo me estoy…corriendooo.»

Veo su cuerpo temblar de éxtasis y me dio un gran placer saber que yo se lo causé, pero aún no había terminado… Mi lengua siguió lamiendo su coño aún más rápida y bebí sus jugos conforme los iba soltando… La estaba presionando para que tuviera más orgasmos y no quería parar hasta destrozar su cuerpo dándole mucho placer.

Ella respondía arqueando la espalda, gimiendo y gritándome que no podía soportar más… Poco después, le llegó un orgasmo intenso y no me detuve hasta que su cuerpo se derrumbo agotada.

Me subí a sus brazos y pegamos nuestros cuerpos mojados por nuestro sudor y me quedé allí en una gozosa dicha… No sé cuánto tiempo estuvimos, pero lo sentí genial.

Cuando finalmente nos levantamos, Ruby me maquilló y me peinó… Ya no tenía la mirada de ‘he estado follando todo el tiempo’… Estaba feliz de saber que mi vida amorosa nunca se volverá obsoleta con tantas nuevas amantes en mi vida.

Caminamos de vuelta a la fiesta en una conversación muy erótica y planeamos tener una cita en unos días… Algunas de las asistentes a la fiesta me miraron sabiendo lo que había estado haciendo.

Vi que Brad se había ido a casa después de enterarme del trabajo que tenía que hacer… Kayla le ordenó que estuviera en París mañana y necesitaba hacer las maletas e ir al aeropuerto y le dijo que ella me lo explicaría… Estaría una semana fuera.

Kayla me dijo que estaba planeando otra fiesta, pero esta vez era sólo para nosotras dos… Quería que él se fuera y que me quedara unas noches con ella para disfrutar de mí totalmente y que estuviera Sally, su secretaria, para aumentar el placer al máximo.

Llamé a Brad para despedirme y decirle que lo amaba y que lo vería cuando regresara dentro de tres semanas.

Necesitaba un trago y volví a la barra… Enma estaba allí bebiendo y coqueteando con la simpática camarera… Ésta se volvió hacia mí y me preguntó qué quería… Se puso roja cuando le dije que la quería a ella… Luego añadí:

– «¿Por qué no vienes a casa con nosotras esta noche?», dije con descaro y desvergüenza.

Enma sonrió y aprobó la idea… La camarera se sonrojó y asintió… Eran ordenes que tenía de Kayla y había que acatarlas siempre.

Nunca había hecho un trío antes, así que esta fue una noche de primicias… De primicias y agotamiento que perduró al máximo hasta que dos semanas más tarde me llegó la llamada de mi esposo Brad anunciando su pronta llegada.

Ahora me tocaba atenderlo a él, pero sería por poco tiempo porque días después tuvo que volver a partir… Y yo cada vez más emputecida con Kayla y con todas las que me ofrecía… Era el precio que tengo que pagar por dar a mi esposo más traba y ganancias

F I N