Me calientan mucho los maduros
Soy joven tengo 23 años, un buen cuerpo que cuido mucho, con un buen par de tetas que atraen abundantes miradas y una cola que también se lleva lo suyo.
Uno de mis placeres es tener sexo con hombres entre 60 hasta 80 años. Claro los elijo que sean vigorosos, que hagan deportes, bien lucidos y mirones.
Un día me enfieste con dos juntos, ni yo puedo creer lo que fue esa vez, me daban sin prisa pero sin pausa.
Lo que más me gusta es ver sus miradas cuando comienzo a desvestirme, porque eso lo quiero hacer yo, para crear un clima especial y muy caliente
acompañado de strep.
Me acerco muy lentamente, haciendo retardar lo que más desean tocarme, les hablo con lenguaje lascivo, esto los pone uffffffffff
Este día en cuestión, arrancaron tímidos los dos, es que nunca lo habían hecho en trío con una joven. Esto a mi me excita de sobremanera.
Los invité a desnudarse y yo ayudaba con alguna otra prenda, aprovechando para rozar mis partes con ellos.
Una vez desnudos los invite a sentarse en un sillón de tres cuerpos y yo me acosté a lo largo, sobre sus rodilla. Y los dejé acariciar todo mi cuerpo claro donde más se detenían eran en mis pechos y vulva.´
Lo hacían rico y me iban poniendo como a mi me gusta bien puta, y quería, también ellos.
Mostraran elgrado de excitación, cuando sus penes de flácidos pasaron a tener cuerpo, sin haberlos tocado.
Esto los puso de muy buen humor y agradecidos a la vida. jajaj
Luego de chupar mis tetas mi concha y hacer mil caricias, meter los dedos en mi vagina haciendo un lindo movimiento que alteraba a mi clítoris. Hicieron que me diera vuelta dejando mi culo hacia arriba, pero uno se sentó primero para que mi cabeza cayera entre sus piernas y el otro se sentó, a mis pies poniendo su cabeza en mi culo.
Lo que me hicieron gozar uno me chupaba el culo, el coño y jugaba con su lengua. El otro me metía su pene en la boca para que se lo chupara, ya estaba duro.
Cuando de repente siento en mi culo algo portentoso entrando, me asombre a primera vista no imaginé que se pondría tan grande. Lo introducía con gran fuerza empujando mi cabeza hacia los huevos de su amigo. Ambos se hablaban y daban instrucciones de que movimientos, hacer para hacerme gozar más y por ende ellos también.
Esto en un principio me dio risa, pero luego eran tan sincronizados en sus movimientos que me estaban haciendo gozar como nunca, yo gritaba como una perra y ellos increíblemente, continuaban duros, alargando mi fiesta. No podía creer los intensos orgasmos que me hicieron tener antes de ellos acabar.
Y esto fue también algo grandioso, porque me regaron ambos el cuerpo de leche, mientras me decían: mira todo lo que teníamos para vos putita