Me convertí en la amante de mi padrastro

Hola mi nombre es Diana, tengo 22 años, y soy de Monterrey, soy hija única y hasta hace unos años vivía sola con mi madre ya que mi padre no se quiso hacer responsable de mí cuando nací, soy de piel clara y cabello castaño largo arriba de la cintura, a pesar de que no voy al gym mi aspecto físico es bueno, gracias a mi genética y a que practico voley ball en la universidad, tengo las tres «B», bonita cara, bonito busto y buen culo.

Tras el abandono paternal y al paso de los años mi madre se juntó con un hombre más o menos de su edad cuando yo tenía 18, su nombre es Carlos, de actualmente 42 años de ocupación técnico electromecánico o algo así trabaja por su cuenta, no es el hombre más apuesto pero tampoco es tan feo, de complexión física promedio, es relativamente alto, o al menos más alto que yo sí (le llego un poco arriba de su hombro), se ve que en sus buenos tiempos estaba más presentable.

Mi madre Cristina de 40 actualmente labora como gerente de ventas en una comercializadora de materiales, debido a su trabajo siempre anda arreglada y casi no tiene tiempo de nada por eso no está en casa gran parte del día.

Mi historia comienza poco después de cumplir los 22 cuando tuve la necesidad de comenzar a buscar empleo, ya que aunque mi madre y mi padrastro trabajan estamos pagando la casa, mis colegiaturas de la escuela y aportamos dinero para mis abuelos entre otros gastos, por ello los recursos son limitados y nunca tenía dinero para comprarme ropa bonita o cubrir otros gastos. Así que me puse a buscar ofertas y entregar solicitudes, pero desafortunadamente no conseguí nada y esto siguió así durante mucho tiempo. Mientras tanto solía pedir dinero a mi padrastro para poder comprarme cosas ya que mi mamá nunca quería prestarme, así que con el tiempo y sin darme cuenta ya le había pedido a mi padrastro tanto dinero que me dijo que ya no me iba a dar más.

Al transcurso de las semanas se organizó un viaje con compañeros de la universidad, la prefiesta de graduación, el viaje estaba programado para un fin de semana saliendo el día viernes por la madrugada y serían 3 días fuera, yo ya había pagado la mitad del viaje durante el ciclo escolar, pero necesitaba liquidar el resto y dinero adicional para comprar recuerdos y demás cosas durante el viaje, así que le volví a pedir dinero a mi padrastro, al principio se negó, pero un día después cuando mamá le dijo que ella también tendría que salir fuera todo ese fin de semana a realizar una supervisión y capacitación en otro municipio, finalmente aceptó y me dió $3000 pesos. Supuse que quería tener la casa para él solo y estar en tranquilidad, por desgracia el viaje se canceló dos días antes, y aunque nos reembolsaron el dinero me lo gasté, pensé que podría quedarmelo si le inventaba un buen pretexto a Carlos para no devolverselo.

Se llegó el viernes y salí a las 7am de mi casa simulando que me iba al viaje pero realmente iba hacía la universidad intentando pensar un buen pretexto para no tener que regresar el dinero. El día transcurrió con normalidad incluso salí a la plaza con mis amigas, me compré más ropa con el dinero del viaje, todo iba normal pero al final del día no se me ocurrió ninguna excusa, así que me resigne y únicamente traté de hacer el mayor tiempo posible para no llegar temprano y tener que decirle a Carlos que me gaste el dinero.

Eran las 9pm cuando llegué a mi casa, desde afuera se escuchaba algo de música, se veía que estaban las luces apagadas en su mayoría, pero en la sala se apreciaba que estaba encendido el televisor. Abro la puerta e inmediatamente me llega el aroma como a pasto quemándose, mire hacia la sala y allí estaba mi padrastro sentado en el sofá con unas botellas de alcohol, refrescos y botana en la mesa de centro, estaba fumando mariguana en una pipa.

Nos miramos un momento sorprendidos y de repente dijo:

Carlos:

-¡Cierra la puerta! ¿qué quieres que todos se enteren o que?-

Yo no sabía que a Carlos le gustaba fumar mariguana, jamás lo había visto haciéndolo, supongo que no terminamos de conocer bien a las personas nunca, supuse también que mi mamá ya se había ido así que luego de que cerrara la puerta me dirigí rumbo a mi habitación cuando me cuestionó:

Carlos:

-¿Que no ibas a ir a un viaje? –

Yo:

-No, lo cancelaron –

Carlos:

-¿Entonces dónde está mi dinero? Lo quiero de vuelta – dijo y después le dió una fumada a su pipa.

Por un momento pensé en decirle que después se lo devolvería que aun no me habían reembolsado el dinero para hacer más tiempo, en lo que buscaba un buen pretexto, pero eso complicaría las cosas así que mejor decidí decirle la verdad.

Yo:

-Me lo gasté en ropa –

Carlos:

-Tu y tu pinche fascinación por la ropa, como gastas dinero en pendejadas, no te basta con lo que ya te compre los últimos meses todavía quieres más, deberías andar encuerada, te ahorrarías mucho dinero y te verías mejor –

Ese comentario me molestó, quién se cree que es, pero tenía razón, gastaba mucho dinero en ropa. También noté que cuando dijo «deberías andar encuerada» me recorrió todo el cuerpo con la mirada. No soy una modelo, pero como ya mencioné antes tengo buena genética, además se elegir muy bien la ropa que mejor me va y resalta mi cuerpo.

Era evidente que el alcohol y la mariguana lo habían deshinibido por eso era muy directo, así que pensé, si puedo hacerlo sentir bien (en buen plan) quizás me perdone lo que le debo (ese fue mi primer error) y comencé a hacerle plática:

Yo:

-Que drama haces, ya después te lo pagaré –

Mejor dime ¿Qué estás tomando? –

Carlos:

-Ron, un poco de whisky y un poco de hierba –

-¿Quieres probar? –

Pensé que quizás una probadita no sería malo, desde hace tiempo tenía curiosidad por saber que se sentía ya que en la universidad algunos compañeros la fuman y con tal de convencerlo de que me perdonara la deuda acepté.

Yo:

-Ok, pero poquito –

Ese fue mi segundo error, ya que me sirvió en la misma cantidad que el toma, y me dió a probar un poco de mariguana. Me empezó a platicar que antes el era muy parrandero, y que fumaba y tomaba de vez en cuando, pero que hace mucho no lo hacía y por eso, cuando vio la oportunidad de tener casa sola pensó que podría recordar viejos tiempos sin que hubiera repercusiones, ni nadie que lo estuviera jodiendo, seguimos platicando y hasta nos reímos un buen rato por el efecto de la mariguana, todo iba de maravilla hasta que se nos acabó el tema de conversación y se hizo un silencio incómodo, y con tal de que pareciera que todo iba bien busqué la manera de convivir más, así que saqué un juego de cartas inglesas que había en un cajón cerca del televisor y le pregunté:

Yo:

-Sabes jugar poker, o solo te embriagas y fumas para divertirte?

Soy aficionada a ese juego y en la universidad juego con mis compañeros y compañeras casi a diario entre clases y horas libres. Me dijo que no, que sabía jugar a la baraja española, pero nadamás un poco (me engaño). Yo también jugaba un poco, así que le quitamos los 8, 9, y 10 a la baraja inglesa, y jugamos con el resto de cartas como si fuera baraja española.

Yo:

-sabes jugar conquianes?-

Carlos:

-sí, pero qué vamos a apostar? Por que jugar a las cartas sin apostar no es divertido –

Yo:

-El que pierda se toma un shot o le da una fumada a la pipa – dije audazmente.

Carlos:

-Va, reparte – dijo sin importarle mucho.

Jugamos varias manos, y tras un rato de ganar y perder, de fumar y tomar, noté que Carlos ya se estaba emborrachando y a mi también me estaba haciendo efecto el alcohol y la mariguana. Tontamente pensé que ahí podría aprovecharme de su estado inconveniente para ganarle y saldar mi deuda, así que le dije:

Yo:

-Ya me aburrí de apostar lo mismo, quiero subir la apuesta –

Carlos:

-¿Qué propones? –

Yo:

-Si yo gano me perdonas el dinero que te debo –

Carlos:

-Es mucho dinero, y yo que gano? –

Yo:

-Mmm… si ganas me tomó un shot y fumo al mismo tiempo –

Carlos me miró y pensó por un momento, luego sonrió sarcásticamente y dijo:

Carlos:

-Como crees, es poco, si quieres apostar de a deveras entonces… – se quedó pensando un momento.

-Si pierdes te quitas la ropa – dijo mirándome a los ojos.

Me saque de onda porque no me esperaba eso, traía puesto unos jeans, una blusa de cuello en V, y un sweter delgadito de un tono gris oscuro, hasta ese día habían pasado 5 años y Carlos jamás me había tocado ni se me había insinuado, no pensé que realmente tuviese ganas de verme desnuda por morbo, pero sí por molestarme y avergonzarme con el tema de la ropa, era muy ingenua pues después me enteré que las apuestas de prenda de ropa es una artimaña que los hombres usan cuando están calientes para seducir a las mujeres, en fin, confiaba en la suerte que había tenido jugando y no perdería la oportunidad de saldar esa deuda, así que buscando la forma de incrementar las probabilidades de ganar le dije:

Yo:

-Está bien, pero solo una prenda, y será la que yo quiera por cada mano que pierda –

Carlos:

-Entonces que sean $500 pesos lo que ganarás por cada mano que yo pierda –

Yo:

-Ok – dije pensando que debía ganar solo 6 manos para que me perdonara lo del viaje.

Comencé a revolver las cartas y a repartir, pasó el tiempo y después de haber jugado 5 manos seguidas, me había dejado ya solo en ropa interior y todavía le seguía debiendo. Solo había logrado ganar dos veces, y en esta nueva mano ya la había jugado mal y no podía ganarle, estaba en una situación precaria. Salió su carta y bajó su última tercia a la mesa, había ganado, en ese momento se le dibujó una sonrisa y me miró con mucho morbo:

Carlos:

-Ahora sí mija, quitate los calzones, si quieres te pongo música para que me hagas un striptease- dijo riendo.

Yo:

-No, espérate – dije intentando convencerlo de seguir apostando.

Carlos:

-Perdiste mija, ahora paga –

Yo:

-Doble o nada –

Carlos:

-Y que más te vas a quitar si ya no tienes nada? –

Yo:

-Pídeme que haga otra cosa no sé –

Carlos ya se había puesto eufórico desde hace rato, me miraba mucho mientras jugábamos, no apartaba su vista de mis pechos y mi entrepierna, ese día llevaba puestos un conjunto de ropa interior rosa, pero él me miraba como si tuviera vista de rayos X. Eso último que le dije solo le dió ideas, pensé que aumentaría la apuesta pidiéndome que le hiciera el striptease pero Carlos ya tenía otras intenciones, y pensando que tal vez yo no aceptaría lo que me iba a proponer, me hizo una oferta que no podría rechazar tan fácilmente.

Carlos:

-Órale va, te cambio la apuesta –

-Si tu ganas, ya no te quitas nada y te perdono todo lo que me debes, pero si pierdes… entonces me la chupas –

En ese momento la duda me invadió ya que hacerle una mamada al marido de mi mamá, era una apuesta muy arriesgada, si no aceptaba la apuesta ahí acababa todo, y tendría que quitarme una prenda delante de él de todas formas, si aceptaba estaba aplazando un juego con la posibilidad de ganar, pero incrementando la apuesta. ¿cómo es posible que me haya ganado 5 manos seguidas? ¿qué probabilidad hay de que él gane la siguiente? Quizás ahora es que me doy cuenta que tengo un problema de apuestas y no sé cuándo parar.

Yo:

-Ok – dije confiando en que tendría suerte.

Volví a repartir las cartas pero me puse muy nerviosa y para colmo, justo en ese preciso momento el efecto del alcohol y la mariguana conspiraron en mi contra, no me pude concentrar en el juego, estaba como ida y se me pasaban las cartas, y cuando perdí, un bochorno intenso recorrió todo mi cuerpo y me hizo regresar en mi misma. Instantáneamente la expresión de Carlos fue de emoción, se levantó, se quitó el cinturón, los pantalones y boxer mostrándome sus 20 cm de verga, la cual estaba impaciente por salir desde hace rato, yo ya no era virgen pero tampoco era una puta, ya había visto otra verga antes, pero no como la de mi padrastro, venuda y gruesa, era una situación hasta cierto punto erótica para mi, tenerlo ahí desnudo frente a mí, pero no podía sacar de mi mente que era mi padrastro, y eso estaba prohibido, si se la chupaba nada volvería a ser lo mismo, no sé qué consecuencias habría, porqué carajos había apostado con él pensaba arrepentida, acto seguido Carlos se volvió a sentar en el sillón y procedió a reclamar su premio mientras acariciaba su verga.

Carlos:

-Ahora sí Diana, te quiero de rodillas acá- dijo mordiéndose los labios.

Yo:

-No Carlos, por favor espérate –

-Yo te voy a pagar todo lo que te debo cuando consiga trabajo, pero esperame unos días –

Carlos:

-Si no te estoy hablando del dinero, te estoy hablando de la chupada que me tienes que dar –

Yo:

-No, eso no! – dije inmediatamente.

Discutimos durante un rato, yo intentaba zafarme de tener que chupársela y mi padrastro no iba a dejar pasar esta oportunidad, la situación se salió de control Carlos se empezó a enojar, ya no era el mismo, y ante mis constantes negativas se dió cuenta que no tenía intención de pagarle, entonces se levantó, se acercó rápidamente y me tomó del cabello y del brazo para evitar que me fuera de ahí.

Carlos:

-¡Me vas a pagar por las buenas o por las malas! Tu elijes – dijo enojado.

Me quede muda, no sabía qué decirle para tranquilizarlo, acto seguido me jaló rumbo hacia su habitación, me asusté, oponía resistencia pero él era más fuerte que yo, por más que intentaba sujetarme de algo mientras le suplicaba que me soltara no servía de nada, una vez dentro de la habitación cerró la puerta, me volvió a jalar violentamente y me subió a su cama, él estaba parado a un lado sin subirse aún, y sujetándome del cabello me jaló acercándome a su verga:

Carlos:

-¡Haber pendeja, chupamela! – me ordenó.

Yo:

-¡Nnn no Carlos, espérate por favor, no! – dije muy asustada.

Carlos:

-¡Que me la chupes con una chingada! – dijo enojado.

«Plaff, plaff» se escuchó cuando me dio dos cachetadas ante mi negativa por chupársela, me cubrí la cara con las manos mientras se me salían las lágrimas.

Carlos:

-¡Te gané y quiero mi premio, si no me la chupas te voy a partir tu madre pendeja! –

Sentí miedo y asenté con la cabeza, nunca había visto a Carlos tan exaltado, así que asumí mi responsabilidad por haber perdido la apuesta, abrí la boca y al instante puso su verga en ella y la deslizó por mis labios llenándomela por completo, no me disgustaba el sabor, pero tampoco deseaba que esto ocurriese, entonces comenzó a meterla y a sacarla lentamente para después aumentar el ritmo gradualmente.

Carlos:

-Ahh! Que rica mamada me estás haciendo pinche zorrita –

Me sentí ofendida pero no dije nada ni hice algún esfuerzo por apartarlo, estaba ahí sumisa ante él e instintivamente se la chupaba por miedo a que me volviera a pegar si no lo hacía, pensé que si le obedecia terminaría pronto y me dejaría ir, pero no fue así, y sin darme cuenta, la posición en la que estaba dejaba ver el reflejo de mi culo en uno de los espejos que hay en la habitación, Carlos se percató de ello y no dejaba de verlo.

Carlos:

-Que buen culo tienes Diana, en serio, seguramente has de traer a todos pendejos como perros detrás de ti en la escuela –

Tenía razón, tenía muchos pretendientes en la escuela, pero a ninguno le daba chance porque no los tomaba en serio, eran muy inmaduros.

Seguí chupándosela mientras él me veía el culo por el espejo, eso lo excitaba más, lo sé porque se le puso dura al instante cuando lo dijo, hasta que de repente se detuvo, pensé que se iba a venir en mi boca en ese momento y cerré los ojos esperando lo que venía, pero entonces me la sacó y me empujó sobre la cama, luego se lanzó sobre mí levantándome las piernas quedando en la posición del misionero, él ya no quería simplemente que se la chupara, el haber visto mi culo por el espejo había despertado sus más bajos instintos, entonces bajó sus manos y comenzó a manosearme a la vez que me chupaba los pechos sobre la ropa.

Yo:

-¡No Carlos esperate, en eso no quedamos! –

Dije mientras trataba de detenerlo, era obvio que Carlos ya quería algo más, quería sexo y no se detendría hasta conseguirlo, entonces me levantó los calzones a la mitad de las piernas dejándo mi panocha al descubierto y empezó a hacer movimientos intentando penetrarme pero no lograba metermela con exito, comencé a lubricar a pesar de que no deseaba que esto ocurriese, era una reacción involuntaria, forcejeaba con el pero mi padrastro me dominaba, se desesperó al ver qué no podía metermela y entonces tomó su verga y la dirigió a la entrada de mi vagina, era inminente, me iba a violar.

Yo:

-¡No, por favor! – le supliqué.

Carlos:

-Para que te niegas desde el principio, ahora me voy a cobrar como yo quiera –

Yo:

-¡No Carlos! –

-¡Esperate! –

Grite desesperada, pero no me escuchó, su instinto se había apoderado de él, entonces se recargó sobre mí y pude sentir cada centímetro de su verga entrando hasta llenarme por completo, se quedó quieto un momento dentro de mí y luego comenzó a metermela a buen ritmo a la vez que con su boca buscaba mis pechos nuevamente. Yo estaba en shock, el karma había sido instantáneo, me había intentado aprovechar de mi padrastro borracho y ahora era él quien se aprovechaba de mí, su peso me imposibilitaba apartarlo de mi cuerpo, sentía sus huevos chocar contra mi panocha tratando de llegar lo más profundo posible y cómo su piel rozaba la mía, eso me comenzaba a provocar micro orgasmos los cuales poco a poco se volvían intensos debido al efecto de la mariguana, comenzaba a gustarme, mi cuerpo poco a poco estaba cediendo al placer, al principio intentaba apartarlo de mí, y ahora yo acariciaba su cabello mientras él me hacía suya en la misma cama donde lo hacía con mi madre, el tabú de estar con mi padrastro había desaparecido de mi mente, le decía en voz baja que se detuviera pero realmente estaba ahí disfrutando con cada embestida, yo ya no oponía resistencia, me estuvo cojiendo durante un rato en esa posición hasta que se volvió a detener, se separó de mí y me quitó los calzones por completo, jaló una almohada y la puso en la cama, luego me tomó del brazo y me hizo ponerme en cuatro con mi vientre sobre la almohada, yo estaba dispuesta a darle de una vez lo que tanto quería, me desabrochó el brasier para poder manosearme por completo, luego me agarró con una mano de la cintura mientras que con la otra volvió a meter su verga en mi panocha y entonces me comenzó a bombear de nuevo a la vez que me abrazaba apretandome los pechos y me besaba en el cuello, eso se sentía tan bien.

Carlos:

-¡Que pinche panocha tan rica tienes Diana! –

-¡Hacía tiempo que no me comía un culo así de bueno! – dijo mientras me bombeaba con fuerza.

-¡No sabes las ganas que te traía desde hace tiempo que te veía con tus falditas! –

Dijo muy excitado mientras que por el placer que estaba sintiendo yo únicamente apretaba las sábanas con mis manos, para un hombre maduro como él, tener a una hembra joven como yo a su disposición era un deleite, no imaginaba el deseo que despertaba en este hombre al usar minifaldas en la casa, mi padrastro se había contenido la tentación todo este tiempo. Yo me dejaba llevar y le correspondía los besos y caricias, el instinto también ya se había apoderado de mí pues me puso muy caliente cuando dijo, que me traía ganas desde hace tiempo, yo también llevaba mucho tiempo sin un hombre de verdad, quizás si tras la borrachera él simplemente me hubiese propuesto tener sexo igual habríamos terminado en la cama cogiendo, ya nada importaba, no quería que ésto se terminara, sentía muy rico, ya estaba muy mojada y mi cuerpo se movía contra mi voluntad, paraba mas mi culo para recibirlo, se escuchaba el ruido de la cama chocando contra el piso y la pared, no podía creer que tenía a semejante macho en mi casa y yo sin darme cuenta antes. Estuvimos cogiendo un buen rato en esa posición, nuestros cuerpos se acoplaban tan bien que me vine 2 veces mientras él me montaba, estábamos completamente sudados y entregados a satisfacernos el uno al otro. De repente comenzó a subir el ritmo y la fuerza de sus embestidas.

Carlos:

-Que rico Dianita ya casi me vengo mi amor! – me dijo al oído.

En ese momento recordé que no estábamos usando ningún método anticonceptivo, así que lo mejor sería separarme de él antes de que eso pasara o de lo contrario iba a terminar embarazada, pero grande fue mi sorpresa al intentar liberarme de sus brazos y ver que mi padrastro no me quería soltar, me tenía bien agarrada, esto no está bien pensé.

Yo:

-¡No Carlos esperate, adentro no! – le dije con la voz agitada, y muy excitada.

Carlos:

-Aquí el que toma las decisiones soy yo – me dijo al oído.

Yo:

-¡No, espera! – volví a decirle tratando de convencerlo.

Mis súplicas fueron en vano, mi padrastro estaba decidido a llegar hasta las últimas consecuencias cueste lo que cueste, él no había tenido hijos con ninguna mujer, ni con mi madre, y yo a mis 22 años había cometido la estupidez de meterme a la cama con él sin condón, estaba claro que mi padrastro no iba a desaprovechar la oportunidad de inseminar un culo como el mío, se recargo bien sobre mi nuevamente aprisionandome contra la cama, su agitada respiración se hizo evidente, dio tres embestidas profundas y pausadas, y de repente.

Carlos:

-Ahhh, que rico mi amor! –

El acto estaba consumado, mi padrastro me había hecho suya por completo, todavía se quedó un momento encima de mi asegurándose de no dejar fuera ni una sola gota de su semen y luego se acostó a un lado, estuvo acariciándome y besándome el cuello, yo únicamente lloraba en silencio, sentí culpa, no sabía qué hacer, por un lado me había gustado el acostón con mi padrastro, pero por el otro sabía que estaba mal lo que habíamos hecho, me levanté y me puse los calzones para irme a mi habitación, pero Carlos no me dejo y me llevó de regreso a la cama con él.

Carlos:

-¿A dónde vas? Tu ya eres mía, así que te vas a quedar a dormir conmigo – dijo y después me besó.

Y así fue, lo acepté y me quedé a dormir con él, y no solo esa noche, sino los 3 días seguidos, éramos dos personas adultas que se deseaban mutuamente, todo el día era de dormir, comer y coger, me dejé llevar, el sexo era increíble y me había enganchado a él.

Está de sobra decir que Carlos me perdonó todo lo que le debía, y me dijo que nada me iba a faltar de ahora en adelante a cambio de que fuera su hembra, obviamente acepté con la condición de que fuera en secreto.

Tras la llegada de mi mamá, no le conté nada pues sentía vergüenza de lo que había hecho, me había convertido en la amante de su marido, Carlos tenía a sus dos hembras viviendo bajo el mismo techo. Después de esos tres días, mi padrastro comenzó a frecuentar mi habitación por las noches cuando mi madre dormía profundamente, lo haciamos de pie para que el ruido de la cama no la despertara, durante el día yo me despertaba temprano justo cuando ella se iba a trabajar y lo iba a alcanzar a su habitación para complacerlo, luego nos quedabamos durmiendo hasta el mediodía, tenía más sexo conmigo que con ella.

Pasó más de un mes y ahora siento celos de mi madre cada vez que la veo acariciando y besando a mi hombre, pues tras algunos mareos y cambios de humor repentinos fuí al doctor y me acabo de enterar que estoy embarazada, el me ha propuesto que nos vayamos lejos, creo que aceptaré…