Me viola un biker en el baño
¡Hola! Mi nombre es Maruchann. Si, así como la sopita. Obviamente no es mi nombre real, pero es el que usaré para publicar aquí en esta página y para cuidar mi privacidad. Aunque pensándolo bien si me parezco a la sopita en que con una pequeña calentada y ya estoy lista jeje uwu.
Me considero una chica extraña, y aunque no me creo especial ni que no exista nadie como yo, me siento diferente a otras chicas.
Acabo de cumplir 18 años, pero físicamente mi apariencia es la de una chica aun mucho menor a mi edad. Y es que soy demasiado bajita de estatura, Tengo muy poco pecho, casi plana podría decirse. A veces uso rellenos o algún otro truco para tratar de verme más voluptuosa, pero la verdad es que mi busto no se ha desarrollado para la edad que tengo. Espero que llegue ese momento y no me quede asi. Mis piernas son un poco robustas y eso lo agradezco porque me ayudan a lucir antojable cuando uso falda o pantalones cortos, Y mis nalgas son pequeñas pero muy de acuerdo al resto de mi cuerpo. No tengo caderas tampoco.
Mi rostro, y lo digo de forma honesta, no soy tan linda en mi estado natural. Soy un poquito tosca. Pero gracias a mis clases de maquillaje ahora sé cómo arreglarme y verme como toda una muñequita .O como me dicen algunos usando un término en inglés, me veo cute. Tengo ojos grandes y expresivos de color miel. Mi nariz es un poco grande también, pero la sé disimular con algo de makeup. Mis labios son pequeños, y honestamente para nada sexys. Tengo la barbilla partida, como luego se dice. Y si a eso le agrego que tengo que usar brackets en mis dientes pues todo en conjunto me da una apariencia de niña de 15 años, mas o menos. Y la verdad he sabido sacarle provecho a eso, pues no hay nada más excitante que ser o parecer una loli. Y aparte mis lentesotes que a veces uso pues me hacen ver así más inocente y pura jeje.
Y si a eso le agregamos mi forma de vestir, pues soy como una tentación andando. Me gustan las cosas geek, y por lo mismo suelo usar playeritas de Star Wars, Marvel, Wonder Woman y así. Y las combino con pequeños shorts de mezclilla, o mini faldas cortitas de colores pastel. Y remato con medias negras que me llegan mas arriba de las rodillas Todo hombre ama ese tipo de medias y adoro usarlas. Me hacen ver bien putilla y eso les fascina a los hombres, sean viejos o jóvenes. Y la combinación de mi carita de niña y la ropa sexy los prende bien rico. Me tragan con la mirada cuando me ven en la calle o en el transporte público. Ya hasta me mojé nomas de acordarme uwu.
Y bueno pues les quiero contar una vez que me metí en problemas por andar de vaga.
Pues resulta que una de las cosas que me gusta hacer en mi vida diaria es divertirme vistiendo con ropa masculina. Creo que es un fetiche que tengo. Así como me gusta verme bien femenina, también me gusta jugar a que soy un niño. Y es que a veces suelo cortarme el cabello algo corto, y depende a como me peine me veo como niño o niña. Luego me pongo camisas a cuadros, o camisetas blancas con una pequeña corbatita negra y pantalones flojitos. Y me divierte ver cómo la gente y sobre todo los hombres se confunden al verme. Me gusta ver como se turban ante mi presencia. Y es que tengo una cara de muñequita que para nada podrían pensar que soy hombre. Pero luego me ven la vestimenta y es cuando los noto como se confunden. No saben si soy un niño bonito o una lesbianita cute. Y es que como he tomado clases de maquillaje puedo hacerme ver mas linda como niña, o mas masculino como niño con solo unas pocas alteraciones en la forma que me maquillo. Y es super divertido ir en la calle o el transporte público y ver las miradas furtivas que me lanzan, tratando de descubrir que soy. Hasta las mujeres, jóvenes y señoras, se me quedan viendo. Soy como una criaturita andrógina que lo mismo se le antoja a hombres y mujeres.
A veces a los más pervertidos les importa poco el saber que soy. Y cuando eso sucede en el transporte público pues se ponen atras de mi o hacen lo posible por embarrame sus miembros en mis nalgas. Recuerdo que hubo uno que me aprisionó entre su miembro y el respaldo de un asiento. Me empujaba como si quisiera penetrarme por encima de la ropa. Yo sentía su pene bien duro y parado metiéndose en medio de mis nalguitas. Ese día me baje del camión con los calzones bien mojados. Hasta la puchita me dolía de lo ganosa que me dejo ese hombre. En casa papá y mamá si me cuestionan porque me visto así y aunque no me lo prohíben, se que no les gusta mucho. Pero yo solo les digo que es la moda y que no me limiten a ser como soy. Incluso me han preguntado que si soy lesbiana o me gustan las mujeres. Yo solo les respondo que me dejen ser como yo quiero ser y ya con eso no me dicen nada por buen tiempo. Prefiero que piensen que soy lesbiana y asi me salgo con la mia. Pero aclaro que no, no soy eso. Todo lo contrario, me gusta mucho sentir que me peguen sus duros penes por detrás. O bueno, sus duras vergas para que se lea más morboso todo jeje. Aunque ahora con la pandemia ese tipo de cosas ya no son posibles.
Pero bueno, dejen les cuento pues. Perdón, es que me emociono cada vez que recuerdo esas cosas y me pongo como loca escribiendo.
Resulta que un dia pues decidí hacer una de mis locuras. Primero busqué la ropa que iba a necesitar. Escogi una camisa de botones al frente en estampado de cuadros blancos y negros. La abotoné hasta arriba de mi cuello. Luego un pantalon negro de vestir con corte de pinzitas y mis tenis color blanco. Aclaro que la ropa masculina solo es por fuera. Por dentro me puse un pantie pequeñito con estampado de unicornios en combinación blanco y rosa. No me puse brassier. En vez de eso opte por un corpiño de algodón que me apretaba las tetitas haciendo el efecto de verme aun mas plana del pecho. Ya con ese outfit, el maquillaje y el corte de cabello, me miré al espejo y parecía todo un niño bonito. Tomé una pequeña mochila que colgué al hombro y salí dispuesta a hacer mi travesura.
Unos 30 minutos después bajaba del transporte para dirigirme a un parque público de la ciudad. Tomé asiento en una de las bancas del parque cerca de los baños públicos y sacando un libro de mi mochila pretendí estar leyendo al mismo tiempo que veía mis alrededores. Había familias de padres y madres jugando con sus hijos. Varios chavos jugando basquetbol en las canchas o fútbol en las áreas verdes. Una que otra pareja de novios abrazados y besándose sentados en las bancas.
Se preguntarán cual es mi travesura que tanto menciono. Bueno, vi como dos de los chicos que jugaban basquetbol se separaban del grupo y se dirigían al baño y es cuando me puse en acción. Metiendo mi libro en la mochila, me dirijo también al baño de los hombres y como siempre pasa, no tuve problema en entrar. Mi apariencia es la de un hombrecito después de todo. Por experiencias previas que he tenido se bien que cuando dos hombres orinan en un baño público siempre toman sus lugares dejando un espacio disponible en medio de los dos. Y más en estos tiempos de pandemia. Bueno pues entre al baño y llegue a tiempo para ver cómo se situaban en sus lugares y se disponían a orinar. Sin perder tiempo y aprovechando que el único espacio disponible era enmedio de los dos, me paré en el mingitorio y pretendí que sacaba mi miembro imaginario y me ponía a mear junto con ellos. Igual por experiencia sé que cuando se esta asi ningun hombre voltea a ver al de enseguida, así que no se dieron cuenta de que yo disimuladamente miraba un rato a uno y luego al otro. Vi como sus miembros soltaban el chorro de meados y por fortuna el ruido que ellos hacían daba la sensación de que yo también orinaba. Sus vergas eran gordas y el chico de la izquierda la tenia mas larga que el de la derecha.
Nunca me ha llamado la atención ese fetiche de baños dorados y esas cosas que leo a veces aquí en esta página. Pero si me gusta ver como se detienen sus vergas entre sus manos y se la sacuden para sacar las últimas gotas. Miraba a un chico y luego a otro sin perder detalle, sintiendo como mi panocha soltaba juguitos. Seguramente habían tomado mucha agua porque tardaron un buen de tiempo en vaciarse. Ya luego se guardaron sus macanas de carne y se movieron a lavarse las manos para luego salir sin siquiera reparar en mi. Un par de minutos después yo también salía y tomaba mi lugar de nuevo en la banca.
Así duré aproximadamente una hora en el lugar, durante el cual en ese transcurso de tiempo repetí la acción del baño como tres veces más. Una de las veces fue un chico y su novia y aunque la chica se me quedó viendo un poco como tratando de discernir qué era yo, no le di mucho tiempo y entré aprisa al baño. Al salir de nuevo estaba ella ahí afuera y repite otra vez la acción de verme mas detenidamente pero tome mi asiento y bajando la cabeza para pretender que leía oculté mi rostro a ella. No le quedó otra más que irse de la mano de su novio mientras yo me burlaba de ella sabiendo que yo también ya le conocía el pene a su novio.
Decidí que ya era suficiente por el día y estaba guardando mi libro en la mochila cuando llegó un tipo en una motocicleta ruidosa y vi como se dirigía al baño público. El tipo tenía toda la pinta de biker. Anteojos oscuros, una bandana en su cabeza, playera negra con estampados de calaveras y craneos, y encima un chaleco de mezclilla con más logos de Harley Davidson. Llevaba pantalón también de mezclilla y unas botas de piel que se miraban pesadas con metal en la punta. Y no solo era el outfit. También la apariencia del tipo combinaba obviamente con el atuendo. El tipo era alto y llevaba cabello negro y largo y una barba tambien larga y algo entrecanosa. Brazos fuertes y gruesos y llenos de tatuajes, y aunque no era muy panzon si tenia una barriga que lo delataba como aficionado a la cerveza seguramente. Se veía rudo y fuerte. La verdad me daba miedo estar cerca de él. Pero al mismo tiempo imagine que tendría una vergota super gorda y gruesa. Nada que ver con todas las que había visto en este día. Después de pensarlo un poco y tomando en cuenta que no tenía mucho tiempo, tomé mi mochila y me apresure a seguirlo al baño.
Cuando entre el tipo apenas se había posicionado en el mingitorio y luchaba por desabotonar sus varios cintos también de piel. Sin perder tiempo me puse a su lado y empecé a fingir que sacaba mi pene pero sin perder detalle del biker.
¡Oh rayos! Tal como había imaginado, el biker tenía la verga más gorda que todos los que había logrado ver ese día. Mis ojos quedaron pegados al monstruo que había sacado de sus pantalones. No era muy larga pero si gruesa y llena de venas. Gruesas venas que parecía que iban a reventar. La gigantesca mano del biker detenía su verga y un grueso chorro de meados escapó de la punta cayendo ruidosamente en el mingitorio. Era un chorro grueso y de color amarillo, lo mas probable producto de varias latas de cerveza. No tengo mucha experiencia en el sexo, pero estaba segura que una verga de esas dimensiones y un cuerpo tan pequeñito como el mio serian una combinacion mortal para mi. Seguramente me destroza en la primera penetrada que me diera.
-¿Que pasó jotito, te gusta lo que ves? -me dijo el biker tomándome por sorpresa. Estaba yo tan embobada en mirar su verga que no me di cuenta que él me miraba a mi tambien.
-Ay no, perdón! No estaba viéndolo a usted. Solo veía su ropa, señor -le contesté presa de nervios. Nunca me había sorprendido antes de esa manera.
-No te hagas pendejo, pinche puto. Si no despegabas los ojos de mi reata. ¿La quieres? Ven agarrala -me dijo tomándome por el cuello de la camisa y jalandome para donde él estaba.
-No, no. Por favor no. Yo no lo estaba viendo de verdad, señor -le dije con mi voz delatando el miedo que sentía.
-Dime la verdad ¿Me estabas viendo la verga si o no, pinche mocoso? Si me dices la verdad te dejo ir, pero si mientes te rompo la cara a putazos -me dijo sin dejar de orinar en el mingitorio. Yo también sentí como me orinaba en mis calzones de puro miedo.
-Si, si, si lo estaba viendo. Perdon, perdon. Le juro que no lo vuelvo a hacer -le dije ya con lagrimillas en los ojos.
-Jaja pinche maricon, si bien sabía que me estabas viendo. Dime cómo es y te dejo ir. ¿Como es mi verga, pinche mocosito puto? -me increpó.
-Esta gorda y gruesa, y tiene muchas venas gordas! Ya déjeme ir por favor, ya le dije la verdad! Ya dejenme, porfas -le respondí esperando a que me soltara y salir corriendo de ahi.
El biker ya no me respondió, solo sonrió y jalandome de la camisa me arrastro casi en vilo hasta uno de los excusados y me empujó hacia adentro obligándome a sentarme en la taza para luego cerrar la puerta tras de él. Empecé a llorar y me volví a orinar de miedo. Estaba segura que el biker me iba a matar en ese maldito baño público.
-Por favor señor, ¡ya le conteste con la verdad! Ya dejame ir, usted dijo que si decía la verdad me dejaba ir -le dije poniendo mis manos juntas como si estuviera rezando.
-Jaja de pendejo te dejo ir, puto de mierda. Mamame la verga! Sacame la leche y te dejo que te vayas. Pero si no puedes o no quieres entonces aquí mismo te rompo el cuello, pinche mocoso enfermo. ¿Me mamas la verga o te mato aquí mismo? Es tu decisión, putete -me volvió a amenazar y yo sabía bien que fácil podía cumplirlo. Yo era una muñequita de trapo comparada a ese gigantón.
No contesté nada, quería escapar lo más rápido de ese lugar. Le agarré la verga con mi manita y me dispuse a metermela en la boca. No tenía yo experiencia suficiente como para hacerlo terminar con solo usar mi boca, pero tenía que intentarlo o me mataría. Sin pensar más, me la metí lo mas que pude en mi boca y empecé con un mete y saca así como veía que hacían en los videos pornos.
-Ahhh, asi putete, así. Estas medio pendejo para chupar pero siento rico. No me vayas a morder o te parto la madre -me dijo mientras me atragantaba con su grueso falo en mi boca. Sentí náuseas y ganas de vomitar al sentir en mi paladar el amargo sabor de lo que supuse eran sus orines.
Saqué su vergota de mi boca y empecé una serie de arcadas que no podía detener. Inconscientemente en mi mente visualicé una imagen de un gato cuando trata de escupir una bola de pelos. Creo que igual me miraba yo.
¿Quien te dijo que pares, pinche mocoso? -me dijo obligándome a meterme de nuevo su garrote en mi pequeña boca. Mentalmente le pedía a Dios que alguien entrara al baño y nos descubriera.
-Ggghhhh…gmgaaggggaahhh -solo se escuchaba mi boca hacer una serie de sonidos guturales al mismo tiempo que chorros de babas escapaban por las comisuras de mis labios. Varias veces había hecho felaciones a mis amigos y novios que había tenido, pero nunca de esa forma tan grotesca como me lo hacia el biker.
Tomándome por los cabellos, el biker me separó de forma violenta de su miembro y me ordenó abrir la boca, a lo cual yo obedecí sin chistar. Cerré los ojos y abrí mi boca, sabiendo bien cual era la intención del gigantón.
-Abre el hocico, culero! No tengo tiempo y estas bien pendejo y asi nunca vas a terminar. Abre el hocico! Y también los ojos! -me dijo casi gritando a lo cual abrí mis ojos también para ver como se jalaba la verga furiosamente apuntando hacia mi mientras me sostenía por el cabello.
No pasó mucho tiempo para cuando sentí un fuerte chorro de leche entrar en mi boca, y luego otro más dio enmedio de mis ojos y otro más en la frente. Siguió jalandose su vergota y aunque no conté cuantos chorros fueron estoy segura que fueron más de 5. El maldito puerco venía cargado de lefa. Para terminar, con su mano desparramó todo su esperma por mi rostro para luego limpiar su mano en mi camisa. No conforme con eso, me levantó de los cabellos hasta ponerme casi a la altura de su rostro.
-Ayyy ayyy ayyy, me duele me duele me duele! -grite de dolor al sentir como casi me arrancaba el cuello cabelludo del tremendo jalón que me dió. Yo misma me levanté de la taza lo más pronto que pude para evitar más daño en mi cabellera. Vi como levantaba una de sus enormes manos hacia mi rostro y cerré los ojos esperando a que destrozara mi rostro de un golpe.
Para mi sorpresa el golpe nunca llegó. Al contrario, sentí como su mano me tomaba de mi quijada inmovilizando y recibiendo un beso en mi boca de parte de él. El muy puerco me besaba aun y con todo el batidero de semen que tenía en mi rostro. Sentí como su lengua penetraba en mi boca y jugaba dentro de ella. Los besos de lengua son una de mis debilidades y seguramente lo hubiera disfrutado si la situación fuera otra.
La mano que me sostenía del cabello me soltó lo cual agradezco enormemente para luego volver a preocuparme al sentir como hábilmente me desabotona mi cintura rápidamente. Supongo que al estar acostumbrado a desabotonar todos los cintos que él usaba a diario, soltar uno solo era pan comido. Me llené de horror al sentir como su mano reventaba los botones de mi pantalón para luego meterla de un solo golpe hasta mi entrepierna, sin reparar en mis calzones meados.
-Pero que mierda? -dijo sorprendido al sentir que había encontrado una vagina cuando lo que esperaba era encontrar un pene. Empezó a tantear con su enorme mano toda mi panocha hasta llegar a la raja de mis nalgas como asegurándose que de verdad era una órgano sexual femenino lo que tenía en su mano.
-Soy niña, ¡soy niña! ¡No me haga daño, no me haga daño por favor! ¡Soy niña! -le supliqué sin saber si mi confesión lo iba a alterar más o dejara de acosarme.
De un jalon bajo mis pantalones con todo y pantis y me volteo con mi cabeza apuntando al depósito de agua de la taza de baño. Me empino y coloco su verga en la entrada de mi panocha dispuesto a violarme. Iba a perder mi virginidad en un puto baño publico por andar con mis juegos.
-Soy niña, ¡no me haga daño! ¡Soy niña! -le grité en un último intento de hacerlo renunciar a lo que iba a hacer. Cosa que no logré.
Solo sentía como me empujaba su pene semi erecto en la entrada de mi pucha, haciéndome daño pero sin lograr penetrarme. Lo escuché bufar y maldecir mientras trataba de enterrar su verga. Para mi suerte la copiosa venida de hace unos momentos lo había dejado sin fuerzas para que su verga volviera a erectarse de nuevo, impidiendo que pudiera penetrarme.
-Puta madreeee! ¡Me lleva la verga! -lo escuché maldecir una y mil veces. Entre sus gritos logré escuchar también voces fuera del baño público. Alguien más venía al servicio y el biker también lo escucho.
Separándose de mí subió su pantalón y empezó su lucha por abotonar todos sus cintos de cuero mientras miraba mi mochila tirada en el suelo. Yo me senté en la taza del excusado y antes de que reaccionara el biker, tomé mi mochila y la abracé con todas mis fuerzas junto a mi pecho y tomando una posición fetal para protegerla. El biker hizo el movimiento de arrebatarmela pero desistió al escuchar más cerca las voces que se acercaban, para lo cual prefirió salir corriendo.
Me quedé sentada un poco más de tiempo en la taza y no me levanté hasta oír el ruido de la motocicleta encenderse para luego escuchar como se alejaba. Como pude y antes de que las personas que habían entrado al baño, me levanté y semi arreglé mi ropa para luego salir del baño al mismo tiempo que ellos, buscando protección por si acaso el biker seguía afuera.
Por suerte aún tenía mi mochila conmigo, así que no tardé en hablar a un Uber y huir rápido a casa.
EPÍLOGO
Esa noche llegué a casa y me di un largo baño, tratando de quitar las manchas y olores que había dejado el biker en mi cuerpo. Juré que jamás volvería a ponerme así en riesgo y agradecí a Dios por haberme dado la oportunidad de escapar con mi virginidad intacta.
Pero…
Pero esa noche después de pasado el susto, no pude evitar masturbarme recordando todo lo sucedido. El mismo terror que sentí y me hizo orinarme en mis calzones, ahora en la seguridad de mi recamara me provocaba una excitación difícil de contener, Esa noche me masturbe una y otra vez hasta quedar rendida y dormir como angelito. Pero lejos estaba yo de ser un angelito.
Más bien era una chica enferma y no solo lo aceptaba, sino sabía que tenía que contarlo para todos ustedes en este relato.