Mi tío me despierta con su polla bien dura

Recuerdo desde chica, los manoseos de mi tío, que tenía 10 años más que yo, al principio la inocencia no te deja ver qué pasa, solo es un juego, luego ya te das cuenta y como es rico, te dejas.

Empezó sentándome en sus piernas, sobre todo cuando no había nadie, me besaba con picos, él estaba entrando en su adolescencia, despertaba al sexo. Lo primero que me decía, antes de empezar a manosearme, es que no debía decirle a nadie, que era un secreto o nos iban a regañar.

Cada vez, los juegos iban en aumento, ya le crecía su cosa, la sentía en las nalgas, me arrinconaba cuando no había nadie y me besaba con lengua y me arrimaba la verga mientras se movía para adelante y atrás, sobre la ropa, me apretaba mi cosita y era muy rico. También me lo hacía en las nalgas.

Ya con más confianza, yo me le sentaba, el me jalaba para sus caderas y me quedaba quieta sintiéndolo, se movía en mi culo, sudaba y gemía. Hasta que un día me mostró su verga y me hizo jalársela, el juego terminaba cuando oíamos que alguien se acercaba.

Después me hizo quitarme el calzón, las bragas, me pedía que le mostrara la cuca, el coño, la panocha, mientras se la jalaba, me pasaba los dedos por el gallito, me hacía hincarme y me la metía en la boca, cada vez me entraba más.

Metía y sacaba el rabo de mi boca, yo empecé a succionar y gemía mas fuerte. Después me la pasaba por la cuca me la abría y me pasaba la cabeza, me hacía querer más y sentía cosquillitas, bien rico. Siempre me quedaba con la gana de seguir, pero no se podía.

Cuando era posible, me bajaba el calzón y me arrimaba la verga sin penetrarme, aunque no lo abrazaba, me quedaba quieta, solo me dejaba, él se movía fuerte y se reía, en el suelo me sentaba encima de su verga y me deslizaba por ella, tomándome de las caderas, eso me gustaba mucho.

Después de un tiempo de jueguitos, empezó a decirme cosas como estas bien rica, quiero chimarte (coger, follar) me decía que las putas se dejaban chimar y que yo era su putita. No le respondía, solo me dejaba manosear. Aunque si me hacía sentir mal.

También me ponía en 4 y me la deslizaba bien duro, me dejaba bien rozada, me preguntaba si me gustaba, que sentía, si me gustaba su verga.

Un día, me tenía así en la cama, en cuatro, como perra le encanta, se puso bien intenso, gemía mucho, se movía más rápido y me apretaba las piernas con las de él, paró, creí que ya no quería y me quité, seguía jadeando fuerte, todo sudado, se estaba apretando la verga con la mano, con los ojos cerrados, sin mover la mano y yo me arrodillé y empecé a mamársela, él se quedó allí chillando, agarrándome de la cabeza, me apretaba contra sus caderas, yo intentaba escaparme y casi vomitaba en cada estocada, la tenia más dura que de costumbre.

Empecé a sentir un líquido caliente en mi boca y no me dejó mover la cabeza y me tuve que atragantar con la leche, estuvo allí jadeando hasta que me la sacó, la sacudió en mi cara y fui al baño a vomitar.

Hasta que volvimos a coger, pasó preguntarme si me había gustado tragármelo, se reía y me decía, ya me sale semen, la verdad no entendía mucho, eres mi primera mujer, estas muy pequeña, pero yo te voy te la voy a meter el chile o sea su polla, se reía y decía: me hice hombre cogiéndote la boca. En tu boca me hice macho y ahora vas a tener que hacérmelo cuando tenga ganas. Las mujeres les gusta que los hombres se vengan en la boca y por dentro decía: a mi no me gustó.

De allí en adelante, lo hacíamos cada vez que podíamos, me la mamaba y luego me pasaba su verga por la cuca y se corría encima, se corría en mi boca, la pasaba por mis nalgas y se corría, me acariciaba el cuerpo y donde le agarraba se venía, se vino en todo mi cuerpo.

Me ponía con la cabeza fuera de la cama, me la metía y se corría, empecé a agarrarle el gusto a comer polla, verga.

Como vivimos en ciudades distintas, era cuando viajábamos, no siempre. Así que yo me tocaba y me ponía bien calientita imaginándomelo desnudo frente a mí, cogiéndome mi cosita, tenía ganas de que me metiera la verga, pero él no quería.

Después me dijo que ya tenía que tener mujer, que cuando no estaba, mi prima, mayor que él por 2 años, se dejaba hacer lo mismo, que le había dicho de nuestros juegos y ella quería hacerlo con él, que se la metiera y también quería conmigo.

Me dio vergüenza, pero ella llegó un día y empezamos a jugar en el patio, a correr y alcanzarnos, cuando nos acercábamos ella me besaba y estaba muy rico, mejor que con mi tío, estábamos solas, mi tío entró de la calle, nos vio y nos mojó con una manguera, estábamos solos hasta la noche, así que nos quitó la ropa.

Nos fue besando, nos hizo besarnos, ella me mamó bien rico, me pidió que se la mamara y me gustaba mucho, me sobo sus tetas, ya las tenía bien formaditas, me gustó verla desnuda, estaba muy excitada, su cosa se deslizaba sobre la mía se sentía bien calientito.

Nos hizo chupársela juntas, nos rosó con su verga a las dos, nos besamos los tres, él estaba en el suelo, ella se acostó abierta encima de él, con la polla encima de su coño, con las piernas abiertas y me dijo que me rosara, así, viéndola a los ojos, me roce en la verga de mi tío, hasta que él nos levantó y me dijo que me abriera toda, me puso allí la cabeza de ella y le metió la verga, riéndose, gimiendo y viéndome a los ojos, despacio, ella estaba llorando, le pidió que ya no, pero él continuó metiéndose dentro, despacio, me miro serio y me dijo así te la voy a meter, como a esta puta, ella lo empujaba, mientras él luchaba por comérsela entera. Le agarró las manos y se apoyó en ellas, movía las caderas para que la soltara.

Gritaba que le dolía, yo tocaba sus tetas y lo miraba como la estaba poseyendo, como entraba en ella y la estampaba despacio, hasta los huevos, se oían sus gritos, y sus huevos chocando contra su cuerpo, pronto subió la intensidad, sin dejar de verme, sudaba sobre el cuerpo de mi prima que intentaba quitarlo, lloraba y le pedía que parara, se oía el jadeo subir hasta que finalmente su cara se desencajó y se desplomó en su cuerpo, él se levantó y ella se quedó llorando, con los pies y de pie, le abrió las piernas, la vio y se rio, le dijo, te desvirgue putita, querías, ahora no llorés.

Se levantó, tomó su ropa mojada y se fue sin decir adiós, él se fue a bañar, yo estaba muy asustada, limpié el semen y pequeñas manchitas de sangre que quedaron en el piso.

No podía quitarme lo que había pasado, soñé con eso. Y así, desperté al sexo.