Soy Patrick Rosseau y tengo todo lo que quiero, esta vez disfrutare de mi poder en varios países latinos

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El regreso de Patrick Rosseau

No es fácil retomar después de tantos años… Gracias a mis lectores espero los cautive de nuevo.

¡Firma YAAAAA!!! Ahhhh

Federico sintió la corriente y la fuerza de manantial sexual del francés. Y el joven ejecutivo Firmó.

Pactrick terminó buscó el baño de la oficina se limpió se apuntó, tomó el documento verificó la firma, sacó de su portafolios el cheque lo firmó y se lo entrego a su desdeñado vendedor, que aún no se recuperaba de semejante experiencia. El francés tomó agua que había en una mesilla auxiliar giró a su derecha donde estaba entre abierta una puerta verificó encontrando a Esteban el hermano menor de Federico que había visto todo.

Hola –saludó y volvió como si nada a Federico y dijo.

Mañana estará esto en la bolsa de valores, una vez se legalice el documento, se desembolsará el resto de dinero, y quiero que te vayas de inmediato, sobra decirte que no pueden sacar ni siquiera un cerillo.

Federico lo odió mucho más, había sido usado de manera bursátil. Sus pantalones rasgados se sentía humillado y más cuando ve salir a su hermanito de 17 años de la sala de juntas, había presenciado todo. El chico lo miró a los ojos en silencio, miró al francés que se estaba preparando para salir, cuando Pactrick pasó por el frente de Esteban, le dio un beso en la boca, que sabía a sexo y se marcho.

Alonso, ya está todo listo, saca al líder del sindicato y mañana tomamos posesión de la empresa.

Pactrick durmió en el auto mientras era conducido a su mansión, tenía en su cabeza a Esteban. Esa era otra cita que debía cumplir.

Hoy

Pactrick volaba en su avión privado, tomaba un trago y leía el diario, su jefe de seguridad lo observaba pacientemente, recordaba la tarde en el ese hombre lo hizo suyo; nunca se tocó el tema, tampoco cambiaron las cosas; pero Julian deseaba repetir esa experiencia, sentía desilusión que aquel prepotente francés nunca lo volviese a buscar.

-Julian!!, necesito ir al club nocturno de Carlos, esta noche.

-Señor, no es seguro, hay más de cinco mil personas en ese lugar y no tenemos logística para garantizar su seguridad.

El francés bajó el periódico lo miró a los ojos y dijo:

– ¿Acaso le estoy pidiendo permiso?voy a ir ese evento y asi tengas que comprar media policía para que me cuiden, se hará.

– Esta bien! Señor disculpe Usted.

Johan, joven de 19 años, estudiante de derecho. Trabajaba en un club nocturno como bailarín, para poder pagar sus estudios y ayudar en casa. 1.80, ojos claros, cabello con corte moderno, blanco y con hermoso cuerpo. Su destarlado celular sonó:

– Alo!!

– Hola Johan!! Te he estado buscando

– Tu sabes que mi celular está muy malo.

– Bueno si; hoy hay trabajo. Viene un cliente muy importante.

– Hoy no puedo German, tengo que estudiar para el parcial.

– Lo siento muchacho, debes ir; este señor es muy importante y el grupo debe estar complejo; sino llegas, nunca te atrevas a pisar mi club.

– Un maldito viejo verde me imagino. -Dijo molesto.

– Sea quien sea debes estar aca y se acabó.

– Esteban, estás listo para esta noche -dijo su mejor amigo.

– No sé, ando desmotivado y que pereza tanta gente.

– Vamos anímate!! La pasamos rico.

German estaba preparando el evento, recibió la llamada del jefe de seguridad de Pactrick, con todas las exigencias y advertencias para que su invitado especial estuviese seguro y tranquilo. Era un hombre regordete, sin gracia, no era gay, pero tenía un club muy respetable, conocía el negocio, los gustos de la comunidad LGTB.

Conocío a Pactrick en la cárcel, él le hacía favores entrando artefactos, consiguendo detalles de las exigencias del francés. Estaba emocionado porque la visita del extranjero, él sabía que gastaba mucho dinero y la presencia de un hombre tan sofisticado le daba reputación.

Mientras todo se preparaba para la noche, el francés sostuvo una reunión:

– Señor Pactrick, creo que hay un mal entendido, nosotros estamos revisando el proyecto y cometimos un error de calculo, así que no va se posible entregarle el condominio en la fecha estipulada. -Dijo la gerente de la constructora.

Pactrick la miró a los ojos, sonrió y dijo:

– Señora Pérez, voy hacer claro, sus disculpas no me importan, pagué mucho dinero por esa construcción; tenga usted presente que si en la fecha pactada no me entregue 100% el condominio, sabrá de mí. -Volvió a sonreir- Le deso una feliz tarde, doctora.

Se levantó y se retiró. La señora Mariana Pérez conocía la reputación de su cliente, era implacable en los negocios. Llamó a su equipo de gerencia para buscar sus soluciones; entre su equipo de trabajo, estaba su hijo Felipe de 21 años, practicante de ingeniería que hacía su pasantía, era alto, serio, atlético y viril, tenía una vida doble, era gay pero su familia era muy tradicional. Vió al francés salir de la constructora y le encantó.

Todo estaba listo, el escenario, la música, el licor, el palco el invitado de honor. Absolutamente todo.

– Por qué tanto alboroto hoy -preguntó Johan al director del grupo de baile.

– Según el German, viene un tipo muy importante y el panzón está intenso.

– Debe ser un maldito viejo rico que viene a gastar a dos manos -Dijo con cierta molestia el chico.

Federico, estaba haciendo deporte en el gimnasio y recibió la llamada era su hermano.

– Hola Teban

– Hola hermano, es que fui a comprar una ropa para esta noche y a tarjeta rechazó, ¿no la has pagado?

– Sabes bien, que la situación no está fácil, debes mesurarte en los gastos, además tienes mucha ropa.

– Te volviste tan amargado, si mi papá estuviera vivo… -Fue interrumpido con autoridad por su hermano.

– Cállate!! Acaso no te has dado cuenta que ya no somos los millonarios de antes, que ese maldito francés nos dejó en la calle.

– Ah si!! El tipo que te comió en la oficina, mientras regalabas la empresa.

Federico se sintió humillado y colgó el teléfono; de repente recordó aquella tarde en él lo hizo suyo, fue tan, tan genial y miserable. Sintió una terrible excitación, su cuerpo sudado y formado lo hacía ver mas hermoso. Su pene erecto, pedía ser masajeado y desde aquella vez, nunca fue igual el sexo con nadie.

Dios que me pasa? Se preguntaba. Fue al baño del gimnasio y se masturbó pensando en aquella grotezca y excitante tarde.

Pactrick estaba radiante, vestía un blazer azul, camisa blanca y pantalón kaky. Iba en una de las camionetas acompañado de su jefe de seguridad y su conductor, Julián daba instrucciones al equipo de seguridad.

– Señor, estamos llegando, vamos a entrar por una salida de emergencia.

– No, quiero entrar por la puerta principal.

– Señor, eso vulnera su seguridad.

– De ninguna manera entraré como si fuera un empleado. Te pago para que garantices mi vida. Haciendo lo que a mi se me dá la gana.

No valía la pena discutir, Julian hizo los arreglos.

Esteban, hacía fila para entrar al club, estaba molesto por la conversación que tuvo con su hermano, su mejor amigo un chico negro sonreía hijo de músicos con mucho dinero, quería a Esteban, porque jamás lo discriminó y siempre lo apoyo en el colegio. De repente vieron llegar unas camionetas negras, haciendo mucho ruido, los escoltas descendieron de los vehículos rápidamente abrieron paso entra la gente y en custión de minutos se bajó el francés acompañado de su jefe de seguridad entraron rápidamente. En la recepción estaba German, esperándolo y con sonrisa bobalicona le extendió la mano para saludarlo; el francés lo miró de arriba abajo y no le dio la mano. Simplemente dijo:

– Espero que sea bueno, mi gente está molesta por haber venido a este chiquero.

– No se preocupe, Señor Rosseau todo está preparado para que sea una muy buena noche; tenemos grupo de bailarines, bue…

– Ya callese, no ha dejado esa molesta forma de hablar y hablar, vamos lléveme a mi sitio.

Johan estaba mas hermoso que nunca, tenía un dimuto bóxer blanco, tenis blancos, tirantas rojas y un cormatín blanco, se podía ver cada curva de su cuerpo, estaba preparado para el show, él era el más imporante del show. Para el bailarín era una noche más, no entendía porque tanto revuelo, igual solo le importaba trabajar.

Estaban se le hizo conocido el personaje que salió de esa camioneta, tenía la sensación de haber visto a ese tipo. Pero estuvo distante para verlo con detalle.

Entraron se ubicaron en una mesa a frente del palco principal, podían ver el escenario perfectamente decorado, con luces y una gran pantalla que reproducía lo que que había en el escenario.

El club tenía más cinco mil personas, la música, el trago la gente, todo era perfecto. Pactrik observaba con detalle a todo el mundo, el animador anunció el show y salieron los seis hermosos chicos, Johan fue el primero en salir bailando, moviendo sus caderas de manera sensual, era divino. Las luces, la música inspiraba a sexo… Johan hacía su mejor show, bailaba derrochando alegría, se sentía especial esa noche, vió en el palco VIP a un hombre fuera del mundo, le encantó le sonreía con picardía, el francés se fijó en el bailarín, mientras las otras personas cantaban y bailaban, él aisló el ruido para dedicarse a disfrutar visualmente a ese hermoso adonis.

Esteban bailaba con gracia, observaba el baile con alegría, vio que el bailarin principal le dedicaba su shows al hombre de VIP, insistía para sí, que él conocía a ese hombre.

El show fue mejestuoso, se retiraron los artistas para cambiarse y la música house empezó a trinar en el club.

– ¡Muy bien chicuelos! me encanta su trabajo, entró gritando y sonriendo German. – Johan hay un cliente muy importante que te quiere conocer.

– No me interesa manchito, yo vine a bailar no a buscar quien me coma.

– Johan, estas loquito, ese señor es dueño de medio país, llevaba años por traerlo al club, hazlo por mí solo lo saludas.

– Mi respuesta es no.

– Amiga, -intervino un chico bailar Sebastián, se le conocía por la facilidad que salía con hombres casados, se dice que él había salido al extranjero, gracias a sus “tios” que lo llevaban a conocer- vamos! Yo te acompaño, mira que es la sensación de esta noche.

Johan entre sí, tenía muchos deseos de conocer aquel apuesto hombre, lo había cautivado su sonrisa discreta y su elegancia, tenía cierto morbo en saber quién era ese hombre, pero tenía que hacerse rogar, no iba a permitir mostrarse débil.

– No me interesa, más tarde hablamos, debo prepararme para la otra salida.

Esteban estaba bailiando con su amigo, en medio de la algarabida le dijo a su amigo como puedo:

– Acompañame, tengo una duda.

– ¿A dónde? sigamos bailando.

Esteban no lo escuchó lo tomó del brazo y lo haló abriendo camino entre la gente, se dirigía hacia el palco del hombre que le había llamado la atención.

Se ubicó en un lugar estratégico donde pudiese verlo con detalle pero sin ser detectado.

– No puede ser, es ese maldito.

– Que pasa? Por qué tu actitud de bandida. -Preguntó Michel

– Ese hijo de puta, fue el que nos quitó la empresa. – Lo señaló

– No puede ser, ¿estás seguro?

– Obvio, el maldito se comió a mi hermano, mientras nos quitaba todo.

– wow! Debo reconocer que es un tipo muy lindo

– Si, es un maltido bueno. – Esteban entre el odio que le tenía, por la humillación de la que hizo pasar a su hermano y la manera como los sacaron de la empresa de su padre; sentía una mezcla de sensaciones, el verlo sentado como un maldito rey, rodeado de sus bellos escoltas, bebiendo trago caro. Era tan insolentemente bello. La musíca penetró sus sentidos, alteró su cordura y sin decir nada se fue directamente al francés. Su amigo no alcanzó a detenerlo al acercase fue abordado por uno de los hombres de seguridad. La alerta se activó; Julián, le dijo algo a Patrick él se sobresalto, volteo a mirar de quién se trataba, sintió una sensación satisfactoria – un compte en attente, comme j’avais oublié- pensó el francés, y dio la orden que le permitiera acercar al chico; lo vió tan hermoso, estaba más apuesto y alto, el chico tenía una mirada pronfunda de rabia. El francés finjió:

– Nos conocemos? Monseur

– Ya no se acuerda de mi? -La música entorpecía poder conversar con el chico, llamó a Julian su jefe de seguridad le dijo algo y el asintió dio un par de ordenes y le abrieron paso a Patrick hacia un camerino, un escolta conducía cortésmente a Esteban.

Entraron Patrick, Julian y el chico, estaba todo muy ordenado, había un bar con los mejores licores, frutas, tabla de quesos, una suntuosa cama y sillones. Patrick sirvió un trago y le ofreció aquel lindo joven; miró a su jefe de seguridad, el entendió y salió.

El chico le recibió el trago, el francés se sirvió uno para él y se acerco al chico, que estaba nervioso, la fragancias se mezclaron, ambos tan hermosos, el francés le susurro:

-Tenemos algo pendiente – y lo beso sin pedir permiso, el joven quiso rehusarse, pero no fue posible, ante su aliento sucumbió el beso fue apasionado, el extranjero lo abrazó con fuerza; lo levantó y lo llevo a la cama, sin decir más, le despojó la ropa al chico, disfrutante de cada detalle del chico.

Lo miraba fijamente, recorría con sus manos y sus labios el cuerpo semidesnudo del chico de ojos miel, de labios finos; su pecho blanco definido, su abdomen plano, que dibujaba cada cuadro de sus músculos abdominales. Tenía un sensual bóxer plano, se notaba su pene erecto mientras el francés lo tocaba con delicadeza y respeto, el chico sentía cada toque y cada beso se aquel prepotente hombre. El francés continúo recorriendo el cuerpo del joven lo giró poniéndolo boca abajo, su espalda definida y se levantan sus hermosas nalgas, aún no le había despojado el bóxer, el francés, perdió la noción del tiempo, disfrutaba de la fragancia del chico, de la suavidad de su piel. Los labios del francés disfrutaban cada detalle de ese hermoso cuerpo; recorría su espalda, el chico quería gemir, pero no se atrevía, solo respiraba hondo y salían unos tenues gemidos, mientras el hombre lo besaba y le acariciaba, por la columna vertebral de Esteban.

Ya era hora de quitarle el bóxer, se los retiró rápidamente, quedando en el aire un hermoso y lampiño trasero, sin pensarlo, tomó de sus manos y abrió el camino de la felicidad para que su lengua provocara la sensación más desconocida para Esteban, el hombre lamió, disfrutó aquel agujero limpio de placer, el francés estaba excitado, disfrutaba de ese ano; el chico no soportó más y emitía gemidos de placer. Sus manos buscaron el pene del chico que ya lubricaba, estaba en otro mundo, no pensaba en nada, solo sentía la poderosa lengua de ese apuesto francés haciéndole sentir sensaciones inimaginables.

El francés hizo un pausa, giró al chico mirándolo a los ojos y lo besó, se puso de pies, tomó un trago y empezó a quitarse la ropa. Estaban en extasis, afuera había ruido, gente gritando, pero ellos estaban en una burbuja de placer. Patrick estaba desnudo, su cuerpo perfecto, sus musculos definidos, sus fuertes brazos, sus pechos increíbles y su pene limpio y grande, el chico actúo no aguantó más se puso de pie y se arrodilló frente a él y comenzó a chupar, la dulzura de sus labios empezó a succionar el pene de aquel hombre que le insparaba odio y mucha pasión. El hombre experimentado sintió cierta torpeza al hacerle oral, pero le producía placer, lo quiaba con dulzura los movimientos.

– Ven acá garcon, es hora de que me muestres de que estás echo. -lo acostó a la cama, le levantó las piernas dejando expuesto su orto, volvió al punto cero con su lengua, seguía dilatando aquel deseoso túnel. No esperó más, puso su pene al frente de su ano y lo penetró suavemente, Esteban sintió morir de placer, los movimientos perfectos de Patrcik eran indescriptibles, abrió los ojos y pudo ver aquel hombre perfecto como cabalgaba sobre, en este punto entendía por lo que pasó su hermano. Empezó a masturbarse desaforamente, estaban en un ritmo frenético, los gemidos, el contacto de sus cuerpos, los movimientos pélvicos a gran velocidad, estaban al limite para llegar al punto final. Patrick sintió que ya estaba por terminar, besó al chico apasionadamente mientras él inundaba de su leche el trasero de Esteban. El joven sentía doble placer, el semen de aquel macho estaba en sus entrañas y su leche en su hermoso abdomen. El francés, finalizó con tiernos besos; sin decir nada se levantó y fue al baño a asearse.

De repente los ruidos externos se hicieron presentes en aquel recinto, Esteban estaba incomodo, la aftmosfera se enrareció el hombre estaba en el baño, salió en bóxer y no lo miró. Tomó el celular y llamó y al instante entró Julian que le dijo:

– Por favor, vístete, que el señor Patrick va a salir. -Le dijo a esteban, sintiéndose humillado. Julian con discresión sacó de su traje un sobre con dinero y le dijo- toma esto, por favor no te molestes, pero sal ya.

Estaba confundido el hombre se vistió con velocidad, no lo miraba, ni determinó a Esteban y salió sin despedirse. Quedando solo Esteban, quiso llorar, pero lo que había vivido era único; se asicaló y salió a buscar a su amigo.

El francés, mandó a llamar a German el dueño del club.

– Dile a chico bailarín que cuando termine su show se venga conmigo.

– Señor, Johan no quiere.

– ¿Bromea? Para que le pago; no me importa lo que cueste quiero que se vaya conmigo, ¿me comprende?

– Julian, quiero que el chico con el que estuve y el amigo de él se vayan con nosotros.

….

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