Una cita con el masajista bastante caliente
Desperté esta mañana y me noté un poco mojada y cachonda. No recordaba exactamente lo que había soñado, pero tenía la sensación de que había sido algo muy erótico. Había días que me despertaba así, ya que mi marido se encontraba fuera de la ciudad por trabajo y llevaba más de un mes sin verlo. Me desperecé lentamente, me di una ducha muy relajante y me fui a vestir.
Era sábado, y desde hace una semana me dolía un poco la espalda, por lo que había cogido una cita en un lugar de masajes que no conocía. Nunca anteriormente me había hecho un masaje en un sitio profesional. Iba un poco nerviosa, ya que no sabía lo que me iba a encontrar exactamente o si me tendría que desvestir, pero necesitaba relajarme. Me encantan los masajes de hecho me ponen muy caliente normalmente, pero nunca había ido a un sitio profesional.
Para ir me puse ropa cómoda, unos vaqueros ajustados y una camiseta de mangas cortas. Esta camiseta no tenía demasiado escote, pero al tener un pecho muy grande, este escote era muy prominente y se veía muy claramente la cantidad de pecho que tengo. Soy una chica joven, con el pelo muy largo y un pecho muy grande.
Me dirijí hacia el lugar y cuando llegué observé que era un sitio pequeño y no tenía aspecto de clínica. Más bien parecía un domicilio particular que habían adaptado como clínica. Esto no me gustó demasiado, pero de todas formas me atreví a entrar. El sitio contaba con una pequeña recepción donde había una chica atendiendo, esto me tranquilizó un poco. Saludé he indiqué que tenía una cita y esta me dijo que el masajista ya estaba listo para la sesión. Me indicó que entrase en la última puerta del pasillo, me desvistiese dejandome sólo la ropa interior en la parte de abajo y que me pusiese el albornoz.
Entré en la sala y allí estaba el masajista. Este era un chico joven , moreno y bastante atractivo. El masajista me indicó que me quitase el albornoz y me tumbase bocabajo sobre la camilla tapandome con la toalla que había encima. Lo hice, pero la toalla no tapaba demasiado, quedaba justo tapando mis nalgas, e incluso dejando una pequeña parte de ellas al descubierto. Esta muy tensa por la situación, pero pensé que enseguida me relajaría con el masaje. El masajista empezó poco a poco a realizar el masaje y a medida que avanzaba me fuí relajando, ya que me encantan los masajes. Sólo tenía un temor, que me gustase demasiado el masaje y me pusiese demasiado cachonda. Solía pasarme esto con los masajes y pensaba que se podría notar.
Empezó el masaje por los hombros y era increible lo relajante que era. Fue bajando poquito a poco por la espalda ejerciendo cada vez más presión y llegó un momento que me separó los brazos de los costados. Entonces me dí cuenta que se podían ver mis tetas aplastadas sobre la camilla. El masajista comenzó a masajear llegando a los costados, rozando con cada pasada mis pechos. Era muy relajante , pero al mismo tiempo noté que me emepzaba a poner cachonda, ya que dejaba volar mi imaginación. Gran parte de mis fantasías comenzaban con un masaje, incluso lo había comentado con mi marido en muchas ocasiones. A él le ponía muy cachondo que a mi me diese morbo. Siempre acababa muy excitado.
Continuó con el masaje bajando más por la espalda y llegó casi hasta las nalgas, noté que poco a poco iba bajando la toalla que ya sólo cubría esa parte. Noté que empezaba a masajear ligeramentye hacia las nalgas, pero paraba antes de llegar. Después de un rato fué a masajear mis piernas. Recuerdo haber pensado que desde allí debía tener una vista privilegiada de mis nalgas y ropa interior. Pero estaba tan relajada que no me importaba.
Fue masajeando las piernas poco a poco y noté que cada vez subía más. Yo de sólo pensarlo ya estaba muy mojada y esperaba que el masajista no lo estuviese notando. Después de un rato noté como sus manos poco a poco empezaban a rozar muy levemente mi entrepierna, no le di importancia porque pensé que había sido por error y le dejé continuar. Pero ahora note como separaba mis piernas y cada vez los roces eran más evidentes, yo me estaba mojando mucho. No sabía si pararlo o decirle algo, ya que no tenía intención de hacer nada fuera de lo normal. Pero me excitaba demasiado el roce y pensé que si no pasaba de eso estaría bien, llegaría más relajada a casa.
Después de un rato rozandome las piernas y la entrepierna , me dijo que me diese la vuelta. Este puso dos toallas sobre la camilla y se volvió. Me indicó que una era para la zona del pecho y otra para la zona de la cadera. Me dí la vuelta y me las coloqué. Estaba un poco nerviosa porque realmente estaba muy excitada y no quería que se notase.
El masajista se dió la vuelta y me miró, noté que me miraba intensamente. Comenzó otra vez por los hombros, poeniendose detrás mia. Bajaba desde los hombros hasta llegar a mi pecho, y cada vez bajaba un poco más la toalla hasta casi dejarlos al descubierto. Finalmente me apartó la toalla de los pechos, indicando que era para masajearme mejor. Tras esto comenzó a masajear directamente los pechos y me encantaba, hasta ese punto me dejé porque me gustaba. Sin embargo, me pareció ver que el masajista comenzaba a tener un bulto prominente en sus pantalones, aunque no estaba segura. Eso no hacía más que excitarme, aunque no tuviese intención de hacer nada.
Tras masajear un rato el pecho comenzó a bajar hacia abajo, casi hasta llegar a la toalla de la cadera. Poco a poco fue moviendo también esta toalla, mi ropa interior comenzaba a ser visible. En un momento dado incluso introdujo sus manos un poco dentro del borde de la ropa interior y eso casi me erizó la piel, ya estaba muy sensible. Lo hizo un par de veces y bajó hasta las piernas.
Una vez en las piernas comenzó a masajearlas en circulos. Iba subiendo muy poco a poco, pensé que desde allí tenía que ver claramente que estaba mojada. Me separo un poco más las piernas y llego hasta arriba. Rozaba mi enterpierna en cada pasada y yo casi ya explotaba de la excitación, me daba igual que me tocase en este punto. Me dejaba hacer y creo que el lo notaba. Comenzó a tocar de manera evidente mi entrepierna y a rozar mi coñito. El notaba la humdad en mi ropa interior.
En este punto sacó unos aceites para masajear las piernas y me dijo que mejor me quitase la ropa interior , ya que se iba a manchar con los aceites. Como estaba tan excitada acepté, aunque sabía ya claramente por donde iba el masajista. Este me bajó la ropa interior y la puso en un lado. Ahora estaba claro que veía mi coño, completamente depilado y el clitoris evidentemente excitado. No se hizo de rogar y comenzó a masajearme directamente en la zona púbica hasta que llegó al clitoris. Ya en este punto al notar mi humedad comenzó a masturbarme directamente y yo no pude evitar gemir del placer, ya no podía ocultarlo.
Yo estaba con los ojos cerrados y tras un rato masturbandome noté algo húmedo en mi entrepierna, el masajista se había puesto a comerme el coño y yo gemía. En este punto no podía resistirme, llevaba un mes deseando que me lo comiesen y estaba muy excitada. No paraba de gemir, temía que el ruido se escuchase fuera.
Terminé en la boca del masajista y este lo notó y se apartó. Me preguntó si me había gustado. Le dije que me encantó y me indicó que se había acabado el tiempo de la sesión, pero me sugirió que otro día podía volver que tenían masajes más intensos que este. Estaba deseando volver a coger cita el próximo día, además estaba deseando poder contarselo a mi marido, seguro que le gustará.