Una diosa que quiere reclamar lo que le pertenece

La diosa reclama a su esclavo como confidente

Cuando una idea se hace realidad y te domina tanto que vuelve a tomar su lugar.

Aviso: Fantasía erótica con baja carga sexual, es más una experincia real que sucedió hace poco.

Para referencias de los personajes planteados en esta confesión, les recomiendo leer mi otra serie de relatos titulada «Víctimas de las hormonas» que pueden encontrar en mi perfil.

Disfruten ustedes, lo que para mí fué una pesadilla…

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Si fué magia no lo sé, pero tiene poder ancestral…

Hola a todos lectores y lectoras de Todorelatos. Vengo por aquí con una especie de auto-reflexión, provocada por una experiencia irreal e inofensiva que tuve hace poco en base a uno de mis relatos.

Antes de eso, aprovecho hoy para felicitar a todas las madres en su día. A l@s que aún la tienen como yo, y a aquellas que ya trascendieron a otro plano pero que vivirán para siempre en la memoria de aquellos que disfrutaron del ser que les dio el mayor regalo del mundo: la vida.

Para los que me siguen y leen mis historias, se preguntarán algunos por qué he dejado de publicar nuevos relatos seguidos… Bueno, como ya dije en el último relato que subí, el tiempo ha estado corto y más con las normalizaciones que se están dando, al parecer ya estamos volviendo a la vida del día a día antes de ese fatídico diciembre del 2019 en el que se dio a conocer que el Covid se regó al mundo. Respeto para los sobrevivientes, a los que cumplieron las normas y a aquellos que perdieron la vida, sobre todo a los que debido a su trabajo, se sacrificaron por los demás y partieron también.

Como dije, el tempo se ha reducido, más el cansancio que no ayuda, pues no querría subir un relato escrito por sólo cumplir con hacerlo y que sea una tontería total, digo esto pues ha estado tan pesado el tiempo que en los pocos momentos libres que he tenido para escribir, he llegado a quedarme dormido frente al ordenador, así que estoy seguro que me entenderán, si yo mismo me duermo frente a mi historia, ¿Cuántos lectores no caerán noqueados al leerla luego? Jejeje.

En fin, no crean que me he rendido. NO, aún queda mucho por descubrir en Sumilde, Yonatan, María, Vero y esos nuevos amigos y enemigos que han nacido en mi subconsciente (aunque algunos sean tan reales como lo fue el César, Colón, Gandhi, y en el peor caso, Hitler). Simplemente, he decidido reducir las historias y dedicarme más a terminar una y luego seguir las otras. Aun así, hubo un período largo de dos semanas en la que el puntero del mouse no se acercó ni un poco a la carpeta de relatos de mi ordenador, debo confesar que sentía que no era el momento.

El último relato que he estado desarrollando ha sido la séptima entrega de “Víctimas de las Hormonas”, subida justo después de “Operativo Semana Zángana” una nueva comedia erótica que también tengo en proceso. A principios de mes, me dediqué a otras cosas, y apenas dediqué tiempo a los relatos, de forma que el desarrollo de los nuevos capítulos es apenas un 20-40%.

Llegué a olvidarlos un poco, hasta hace dos días aproximadamente que me pasó algo si podría decir fantástico y la vez espeluznante. Como dicen por ahí respecto al Quijote de la Mancha, que aunque no sea de carne y hueso, una idea cobra vida al mismo momento de ser “ideada”. Tanto que ya no muere más nunca, y se mueve y desarrolla, o muta de acuerdo a los tiempos venideros y se va moldeando al pasar de mano en mano, mente a mente, y se somete a los distintos juicios y valores que componen el universo de cada individuo.

Si vieron aquella vieja película animada “Gaya” con esos personajes pigmeos orejones, recordarán la escena donde los personajes del cuento se encuentran frente a frente con su creador: el escritor. Y algo que no se entiende, ya que mágico o no, es el escritor quien le da vida a sus personajes, pues éstos sin sus ideas ya se movían y estaban frente a él. Pues, así como esos chiquillos se presentaron ante su creador, una de mis creaciones, vino a reclamarme mi reciente abandono mientras yo yacía plácidamente en los brazos de Morfeo, acompañado de AfroditaJ.

Resulta que hace unos años, en aquellos días de desorden en el que mi país estaba tan hecho mierda que amanecíamos en la calle durmiendo en colas para comprar comida en los supermercados (participante incluido de la causa) llegaban pírricos momentos en los que se podía sacar algo de provecho ante tal despelote. En mi caso, teniendo varios mercados en un área cercana (dabas la vuelta en círculos en tu carro y pasabas frente a tres supermercados en fila) llegó a ponerse de moda que particulares hacían servicio de transporte por puesto para la gente de a pie que hacía la llamada “ruta de mercados” uno tras otro. Y bueno, mi camionetica Chevrolet Century se volvió integrante de esa pequeña línea de transporte ilegal que nació ante la necesidad.

Vino mi cerebrito a querer desempolvar uno de esos recuerdos en los que yo estuve de chofer, cobrando apenas poco más de lo que cobraban los autobuses con el carro al tope, cuando entre el sueño no tengo ni idea de cómo, estaba manejando hacia la playa. Al parecer me salió una carrera lejana para alguien cerca de la costa, con una persona que en mi vida había visto. Aunque todo iba sin problemas. Llegué y todo bien, y dejo a la persona en su lugar y cuando estoy por volver, me encuentro conduciendo de pronto con otra persona dentro del vehículo que ni idea de cómo llegó, simplemente estaba sentada en el asiento d atrás. Me dice que espere en un sitio, que se va a bajar a buscar algo. A todo esto, yo estoy impaciente por irme, cuando la persona vuelve con una especie de saco enorme entre sus brazos, me pide el favor de que abra la maleta para ponerlo ahí y que la lleva de vuelta a su casa.

Todo bien, hasta que la persona se dirige a mí como tal, para sacarme conversación.

— ¿Qué tal el día, está fuerte el trabajo no? — me dice.

— Lo normal, ha habido movimiento hoy — le contesto

— Te creo, te ves cansado, y flaco… — me suelta de repente.

— ¿Cómo así, ya nos conocemos? — le pregunto extrañado. — no creo que nos hayamos visto, yo no soy de por aquí.

— Tú sí te me haces conocido, sólo que te ves distinto, cambiado — me asegura.

Yo sigo conduciendo, intrigado. De repente la mujer ya no está a mis espaldas, sino en el asiento del copiloto, y ahora sí la detallo bien y sí se me hace conocida de algún lugar. Tal vez alguna de las mal llamadas “bachaqueras” que en la ruta de los mercados compraban a lotes los alimentos regulados para revenderlas en la calle a sobre precio.

— Bueno, yo hago transporte allá en Maracay, pero en un sitio lejano, si es que tú te la pasas por los mercados en las colas…— le suelto a ver.

— No, de mucho más antes. Y creo que lo sabes, porque no eres de loe que pierden detalles—

— ¿Por qué dice eso? — le pregunto dudoso, y divertido a la vez.

— Porque así es cómo me imaginaste una vez, así como me veo — me dice.

— Creo que se ha equivocado — le respondo ya asustándome.

— Claro que sí me recuerdas, me viste en la vida real. Pero ésta que vez a tu lado es la que se quedó en tu memoria, esta voz, y este cuerpo, tú me los diste — me dice y de pronto ante mi asombro, me da un golpe en el brazo derecho y se baja sin nada los shorts.

Frente a mí, veo incipiente y sobresaliente ese famoso apéndice, y luego el resto del cuerpo de ella se materializa por completo, Sumilde está a mi lado, meneándoselo orgullosamente mientras me mira fijamente, y yo caigo presa de su labia. La labia que yo le dí.

— ¿Crees que te puedes escapar de mí? ¿Crees que puedes olvidarme y abandonarme? No tienes ni idea de cómo me he sentido aburrida y calentona sin mis carajitas. Irvic, no puedes liberarte de mí, nadie puede…—

— Se…señora — ni yo me atrevo a llamarla por su nombre, mi sueño se está volviendo pesadilla ¿qué quiere? — le pregunto asustado

— Querrás decir “¿Qué quise?, y ya lo conseguí — me responde y se ríe. Justo en ese momento, de detrás del carro empieza a salir un llanto agudo, una tos extraña u gemidos cortos, hasta que monstruosamente se abre y veo por el retrovisor cómo salen de él unas chicas muy hermosas, juveniles, y la primera con lágrimas en los ojos, se encuentra con mi mirada a través del reflejo, y es Verónica, cuando niña, que me sonríe mientras se pasa por sobre espaldar del asiento y se sienta en las butacas traseras totalmente desnuda, y en un abrir y cerrar de ojos el saco está vacío, ahora con dos ocupantes en las butacas traseras. Al lado de Verónica abierta de piernas y con sangre virginal saliendo de su dulce cuevita, está Edumar aún vestida, mirándome.

— Quiero darte las gracias, estúpido — me dice, imponente — me has hecho gozar como nunca en tus escritos, y no te permito privarme de más gozo. ¿Me oyes, coñodetumadre?, ese niño cobarde que me espió por la ventana aún está en el fondo de tu mente. Y vive en ella, porque tú lo creaste.

Ni cuenta me di en qué momento estaba yo de pie afuera de mi carro abriendo la maleta de nuevo, y Venía Sumilde hablando con una nueva adolescente más, mi cerebro puso en el rostro de esa nueva chiquilla a aquella chica de la serie juvenil “Big Time Rush” la hermanita de uno de los chicos. Y solo como espectador sin control d mi propio sueño, veo cómo Sumilde lanza a una chica medio ebria dentro del maletero mientras una Verónica ya adulta me reclama por qué dejé que su negra reclamara más chicas aparte de ella. A partir de ese momento perdí el control de todo. Sumilde manejaba mi carro, yo relegado atrás, sin poder moverme ni nada mientras adelante Edumar se toca incómoda en el asiento del copiloto llorando, y Verónica se ríe de ella mientras le grita a la chica que va atrás que se calle. Y al rato, de repente estoy de pie frente a una casa mientras Sumilde baja a la chica sin ningún problema y se mete con ella dentro. Las otras dos no se quieren bajar del carro, se abrazan como locas mientras que de repente aparece Yusmari y parte un vidrio de mi carro y yo asustado por todo, aparece Sumilde de pronto y con sonoras bofetadas las calla a todas enseguida y luego frente a mí y en tamaño real superando en todo su esplendor mis 1.75 de estatura, me dice:

— ¿QUÉ ESPERAS PARA IR A ESCRIBIR, TAMBIÉN TENGO QUE HACERLO YO? —

En ese instante me desperté. Eran como las 8:00 am. Respirando acelerado y al mismo tiempo, con una tremenda erección dolorosa de mi compi aplastándose contra el colchón (ni idea de cómo tomé esa posición si yo duermo boca arriba XD). Lo cierto es que todo se sintió tan real, que después de unos días entré de nuevo a la Dark Net a toparme con el reportaje y el reporte policial, de lo que hoy en día queda apenas un reportaje breve en la patilla. com de aquel suceso de hace más de quince años. Nada distinto a lo que había visto antes. Pero más tarde, en el baño al entrar en la ducha, me vi un morado en el brazo derecho que ni idea de cómo me salió. El único golpe que recuerdo, fue aquel de Sumilde en el sueño…

Fue algo bárbaro. Ese personaje en mi sueño, los demás, se sintieron y oyeron tan reales, que experimenté la angustia y el morbo de una manera impresionante. Generalmente, y lo confieso, me doy una manito antes de escribir los relatos para que el macho no se alborote en medio de la historia y salgan a relucir puros culos y tetas al azar. Cuando escribí una nueva parte hace poco, me sentí como liberado de algo. ¿Pero saben una cosa? No espero más el momento de volver soñar con ellas de nuevo, para saber qué opinan de mi historia…

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Bueno, esto es una confesión de algo reciente.

Creé un monstruo más poderoso que yo mismo, una fantasía erótica tomando el control de la realidad.

Si quieren tener una mayor idea de cómo se vería el clítoris de Sumilde, pueden encontrar videos en las mayores páginas porno que existen (las tres que empiezan con X y la otra de la PH jejeje, no puedo decir el nombre) y colocar estos títulos: “la penetra con su clítoris” o “me penetra y me hace correr”. Ya si quieren el buscador de google los lleva directo.

Si me escriben al correo con gusto les envió en privado el PDF de las investigaciones del tema, eso sí, con moderación de forma respetuosa.

Cómo me sigue impresionando la cantidad de mujeres que se interesaron en el tema, de hecho una incluso bautizó a Sumilde en mi correo como el “Black Power”.

También colocando este nombre: “Keyanna Moore” (es una actriz porno que tiene esta condición de desarrollar un clítoris hipertrófico extremo de aproximadamente 8 o 10 centímetros) junto a palabras clave como “clítoris penetrando una vagina” Si se atreven a ser más curios@s, tendrán con eso una idea (hasta cierto punto), del desarrollo del sexo en el personaje de Sumilde, ya quedaría que alguna de ustedes lo pruebe si lo desee, y eso teniendo la suerte de encontrar a una de esas pocas mujeres en el mundo con esa condición pues apenas la desarrolla un 5-10% de la población mundial femenina.

Aprovecho para felicitar a una mamá leona, Gatacolorada. Feliz día de las madres a ti y a tu amiga (un día de estos soñaré también contigo).

Y lamento decepcionarlos si por este día especial esperaban a mamá en un relato incestuoso jejeje, ese departamento le pertenece a la psicóloga incestuosa de Todorelatos María Sofía Wolfgang.