Una relación con mamá
Nos empezamos a besar en plena oscuridad, sin siquiera saber si el otro quería más que solo besos, lo que si sabíamos es que estaba mal. Nos dejamos llevar el día que nos quedamos solos en casa, cuando papá tardaría más de la habitual en llegar a casa y mi hermana se quedaba en casa de una amiga a dormir para terminar un trabajo de su universidad. Era de noche, muy tarde, casi las 12, y mi madre y yo no sabríamos cuanto más aguantar las ganas de coger.
Ese día rompimos las reglas familiares y cogimos como amantes, como si no existiera la relación madre e hijo, como si se tratara de alguien que te consigues en un bar. Ella estaba sentada en el sillón, viendo tv junto a mí, casi acurrucados. Estaba con su bata blanca, casi transparente, de esas que te dejan ver un poco la ropa interior, no era nada raro que llevara esa pijama, siempre las usaba. Creo que durante todos estos años, verla con esas bata, hizo que mi atracción a ella aumentara.
Veíamos una película de terror, de esas que son tan absurdas que dan risa, pero fue excusa suficiente para dejar que me agarrara del brazo. Las escenas con ruidos hacían que nos acurrucáramos más, apretándonos entre nosotros de manera juguetona.
Mientras la película avanzaba, iba mirando de reojo los pechos de mi madre. No eran grades, eran medios, pero aun así se me antojaban, sin embargo, no podía evitar sentirme como un enfermo mental cuando los miraba. Veía todo su cuerpo de reojo, con sus piernas recogidas, entando apoyada en mí, con esa bata matadora junto con su cabello castaño, era como una escena romántica en las películas viejas.
Inesperadamente, hubo una escena que hizo que nos de un pequeño espasmo, haciendo que mi madre ponga una de sus manos sobre mi entrepierna. Eso fue totalmente inesperado, un poco incómodo por el hecho de que llevo como media hora de película viéndole el cuerpo. Su mano apretaba mi entrepierna por el “miedo” a la película, poniéndome alerta en no hacer un movimiento estúpido que pensara que quiero más que solo simples abrazos y manoseos. NO, si quiero más que eso, pero no podíamos pues las reglas dicen que las relaciones incestuosas no son buenas.
La película está a punto de acabar, siento como se va soltando lentamente de mi brazo, pero su mano aun sigue en mi entrepierna. Trato de quedarme inmóvil para no cometer algún error y hacer que crea que soy un maldito pervertido o algo por el estilo. Cuando de repente, se suelta de mí, dándome espacio suficiente para poder respirar con más tranquilar sin tener que esforzarme por respirar lento. Todo estaba bien ahora, las cosas no podían empeorar, hasta que siento como su mano pasa lentamente por mi pecho, como si lo estuviera sobando para seducir. Rápidamente giro para ver porque lo hace, pero veo que lo hace sin estar consiente, creo.
Seguía mirando la pantalla mientras sobaba mi pecho. Ella estaba a mi derecha, su mano izquierda sobaba su entrepierna mientras que la derecha mi pecho, con la cabeza inclinada sobre mi hombro. Es una pose media extraña, pero así pasó.
-¿Mamá? – pregunto con la incertidumbre en mi cuerpo.
-¿Si hijo? – pregunta, girando su mirada hacia mí.
-¿Qué haces?
-Disfruto la película, ¿tú no la disfrutas? – pregunta con una pequeña sonrisa en su rostros.
-No me refiero a eso… ¿Por qué me acaricias así?
-¿No te gusta? – pregunta sin dejar de sobar.
-¿Qué?
-¿Qué si no te gusta?
En eso, veo como lentamente va acercando su cara hacia mí, entrecerrando los ojos con suavidad y ternura, abriendo su boca ligeramente para poder meter su lengua en mi boca. Mi corazón empieza a latir fuertemente, mis manos a templar como en un terremoto, dejo de respirar unos segundos, haciendo que mi cara se enrojezca un poco. Sin embargo, solo cierro mis ojos a medida que se va acercando, dejando que sus labios choquen con los míos lentamente mientras sus manos juegos con mi cuerpo inerte.
Al chocar los labios con los del otro, instintivamente comenzamos un morreo intenso entre madre e hijo, con sus manos yendo más allá de los límites de una madre, con mis manos empezando a sentir el cuerpo caliente de ella, sintiendo su ropa interior a través de bata, disfrutando del beso apasionado mientras me rodea con sus brazos y empieza a inclinarse más hacía delante, haciendo que me acueste sobre el sillón.
En plana oscuridad, me acuesto boca arriba mientras mi madre se me coloca encima, sin parar de besarnos, sin parar de jugar con nuestras manos. Sus pechos chocan con mi cuerpo, haciendo que se aplasten un poco, dejándome sentir lo duro de sus pezones. Mi madre abre las piernas para colocar su coño encima de mi pene. Estos excitado, desde el momento en que se sentó conmigo, tanto que empieza a sobar su coño sobre mi verga erecta.
Con sus manos va sintiendo el cuerpo de su hijo, tratando de alzarle la camiseta para poder ir más lejos, para tocar el cuerpo de su menor hijo. Estiro mis manos hacía arriba para ayudarla con mis desnudes, luego, voy pasando mis manos por sus piernas hasta empezar a sentir la bata, y estando ahí, comienzo a subirla a través de su cuerpo para quitársela.
Los dos ahora estamos en ropa interior, con la luz de la televisión iluminando nuestros cuerpos excitados por el cuerpo del otro. Puedo ver una pequeña sonrisa mañosa en su rostro, una sonrisa que ya eh visto antes, se me hace demasiado familiar.
Sin para de moverse encima de mí, comienzo a tocar sus nalgas con tanta pasión que me entras ganas de comenzar a coger, pero al parecer ella quiere jugar un poco más antes de cometer el coito.
-¿Te gusta eso hijo? – me pregunta mi madre, circulando si pelvis sobre mi verga erecta.
-Está rico mami – respondo sin dejar de acariciar sus nalgas.
-Espero hacerlo mejor que tu novia – dice mientras pasa una de sus manos por abdomen – por cierto, ¿Dónde está tu novia mi bebé?
-No lo sé mami, solo estoy pensando en ti – digo mientras llevo mis manos a través de abdomen, pasando entre sus pechos, llegando hasta su rostro.
Luego de un rato jugueteando, se alza un poco por encima de mi para comenzar a bajarme el short, luego, me baja el bóxer con lentitud, haciendo que mi verga salga de golpe por el tirante de este. Al salir, da un pequeño golpecito sobre mi bajo estómago, rozando la puntita de este contra las bragas de mi madre. Al dejarse relucir, mi madre tira del golpe mi short y mi bóxer, dejándomelos en mis tobillos.
Al ver mi verga erecta, mi madre la coge y comienza masajear lentamente, haciendo que mis pies se estiren por lo rico que se siente sus pajas.
-Ohh hijo, se nota que no te divierte con la novia – dice mientras me masturba por debajo de ella.
Mientras me masturba, estiro mis manos por detrás de su espalda, tocando el gancho del sostén, desabrochándolo, dejando ver sus pechos deliciosos. Agarré ese sostén y lo tiré por ahí. Llevé las palmas de mis manos hacia los pechos de mi madre para sentir lo duritos que estaban sus pezones, sintiendo los suaves que eran, eso hacía que mi morbo aumente, olvidándome de la moral y la ética.
Se vuelve a sentar sobre mi verga, y vuelve a circular su pelvis sobre este, esta ves sintiéndolo mejor que antes pues mi verga estaba al descubierto. Al sentarse encima, elevo mi cabeza, apoyándome son una mano, para comenzar a chupar esos jugosos pechos. Los tenía en mi boca, mordiéndolos y lamiéndolos, amamantándome como si fuera un bebé. Ella pasaba una de sus manos por detrás de mi cabeza mientras que la otra iba tocando mis bolas por atrás de su culo.
Continué por un rato lamiendo esos pechos, hasta que no pude aguantar más las ganas de coger, y arranqué su calzón del tirón, haciendo que se lastime un poco, haciendo que de un pequeño gemido de dolor.
Continuará…