Un poco de porno casero y profesional
Eso es porno casero.
Nos lo propuso una amiga de mi mujer. Nuria, que quería vernos follar y rodarlo en vídeo. Hacernos una cuantas fotos desnudos y lo que se le ocurriera una vez metidos en harina.
Ella había estudiado fotografía y cine pero que supiéramos solo se dedicaba a hacer reportajes de boda y cosas así. Parecía que quería diversificar su currículum rodando escenas eróticas y porno. Y se había acordado de nosotros.
– ¿No os apetece hacer un video porno? Vosotros actuáis y yo os grabo.
– Deja que nos lo pensemos. Nunca hemos hecho nada así, ni siquiera para nosotros.
Sara me había contado que en su época de universidad ellas estuvieron liadas una temporada. Cuando empezamos a salir ellas ya habían terminado pero seguían siendo las mejores amigas.
Para entonces Sara y yo nos metíamos mano sin complejos delante de ella. Nuria nos miraba besarnos y acariciarnos con una sonrisa cómplice. Cada vez que salíamos juntos a tomar unas copas debíamos darle un buen espectáculo.
Habíamos ido juntos de vacaciones algunas veces a la playa, verlas a las dos juntas en sus bikinis pequeñitos era un espectáculo precioso. Así que íbamos los tres a tomar copas y cuando Nuria encontraba compañía, lo que no le resultaba muy difícil, nos dejaba solos.
O si no la encontraba se quedaba a nuestro lado. En esas ocasiones Sara no se cortaba mucho y más de una vez su amiga pudo ver como mi novia me comía la polla o yo le hacía un cunnilingus en el asiento de atras de mi coche. Ya estaba acostumbrada a vernos en acción.
– ¡Oh!. Vamos no sería la primera vez que os veo follar. La única diferencia es que lo dejaría inmortalizado para la posteridad con mi cámara. Así podríais recordarlo y yo practicarla ese tipo de grabación.
Nuria y yo, incluso, habíamos estado liados unos días antes de que Sara y yo estuviéramos juntos. Solo un par de semanas que ambos disfrutamos. Me encantaba amasar sus tetas talla cien. Ella había follado con los dos. Y no había secretos entre mi mujer y yo.
– Si además os conozco muy bien a los dos. No voy a ver nada que no haya visto antes.
Desde entonces habíamos mantenido la amistad. Quedábamos de vez en cuando de copas o a tomar café. Hasta algunas vacaciones o viaje.
En resumen, nos conocíamos bien, muy bien. Así que ella ya sabia de nuestra vena exhibicionista y que accederíamos a esa proposición a pesar de los años que habían pasado.
– Podéis pensarlo todo lo que queráis pero vais a decir que si.
No nos conservabamos mal del todo, aunque ya estábamos bien metidos en la treintena, muy cerca de los cuarenta. La idea nos atraía a pesar de que las proposición nos pilló de sorpresa.
Nunca habíamos pensado en grabarnos nosotros, aunque seguíamos siendo muy activos follando. Nos gustaba probar cosas nuevas. Sara es muy morbosa por lo que yo estoy muy contento. Puede que su pasado bisexual ayudara a ello.
Un caluroso fin de semana en el que ninguno teníamos mucho que hacer se vino a casa con parte de su equipo. Al principio estábamos cortados los tres, a pesar de nuestra historia juntos. No sabíamos como empezar. Así que comenzamos en nuestro salón tomando una copas para relajarnos.
– Seguro que algo de alcohol nos desinhibirá un poco. Voy a preparar unas copas.
– Si cariño. Eso nos dará algunos ánimos.
– Mientras voy a preparar el equipo
Empezó a sacar las cámaras y otros equipos de su bolsa mientras yo repartía los vasos con el veneno preferido de cada uno.
Nuria cogió una cámara de fotos sencilla y le hizo unas cuantas a mi novia para relajarla. No es que supiera posar pero para hacer unas cuantas posturitas no hacía falta. Incluso mi cara no muy agraciada y mi cuerpo trabajado quedaron en la tarjeta de memoria.
Sara mi esposa, aún vestía los vaqueros que había llevado toda la mañana por la calle. Ajustados a su culo perfecto con forma de pera y a sus largos y ahusados muslos.
– La próxima vez tienes que ponerte algo más sexi, cariño. Con un vestido o minifalda te sacaría más partido. Pero con el poco tiempo que lo vas a tener puesto puede que de igual.
También lucía una simple camiseta de algodón que marcaba los pechos no tan grandes como los de su amiga y tan firmes como cuando tenía veinte años. El sujetador fino de encaje y los pezones duros por la excitación.
– ¿Sabéis que todo esto me está poniendo cachonda?.
Se apretó las tetas juntándolas. Se pasó las manos por los muslos y el culo aún cubiertos por sus ropas.
Nuria, la cineasta amateur, se había puesto una falda larga pero de tela muy fina que se trasparentaba. No marcaba mucho sus formas aunque yo sabia que tenia unas bonitas piernas de todas las veces que las había visto. Solo podía vislumbrarlas al trasluz y entonces si que lucía sus torneados muslos.
– Tú si que te has venido sexi, cabrona. Con esa falda se te ven bien las piernas y luciendo teta como siempre, además.
Donde si estaba exuberante era en sus grandes pechos, la camiseta y el sujetador que llevaba los realzaba de una forma maravillosa. El soberbio canal del escote dirigía la vista hacia los dos enormes globos de su pecho.
– Hora de ponernos serios.
Por fin sacó la cámara de video, un aparato profesional. El cacharro tapaba su bonita cara pero solo a ratos. A veces apartaba el rostro del ocular para mirarnos. Lo que no podía ocultar era su escote.
– Vamos, empezad.
– Bésame. Cielo.
– La próxima vez igual debíamos tener un guión. Una historia preparada para saber cómo actuar. Justificaría lo que nos llevaría a tener sexo.
– Hoy solo podemos actuar como siempre.
Empezó grabándonos en el sofá con las copas. Pasando mi brazo por encima de los hombros de mi chica y dándonos besos suaves. Su idea era empezar con algo erótico, ligero, antes de llegar a que su público viera algo más genital.
Si yo conocía bien a esas dos pensaba que la película iba a necesitar mucha edición. Nosotros no éramos actores profesionales en absoluto y aunque nos gustara el sexo no estábamos acostumbrados a tener espectadores. Aparte de ella claro.
Intentábamos actuar de forma natural, como si estuviéramos solos. Aunque supongo que no nos salía muy bien y de vez en cuando ambos dirigíamos la vista a la lente del objetivo o a las tetas de la camarógrafa. Nos reíamos nerviosos.
– No me miréis, dedicaos el uno al otro. Solo relajaos y continuad. Luego todo pudo arreglarlo en el montaje. Esto es solo una prueba.
Hasta que el ambiente familiar, el cómodo sofá hecho a nuestros cuerpos, nos rendimos a lo cotidiano y el primer beso fue lo mas natural.
Sus labios recorriendo los míos con suavidad pero con firmeza mordisqueándolos, la punta de la lengua jugando con la mía.
– Hora de subir el nivel. Que se vea carne, chicos.
Mi mano recorriendo con suavidad el muslo arañando los surcos de la tela vaquera. Debajo estaba su musculoso y firme muslo.
La otra mano la pasaba por la espalda. Conseguí deslizarla dentro de la camiseta rozando la piel de mi mujer, eso hizo que por delante se ajustara más. Desabroché el sujetador con una sola mano liberando sus pechos que bailaron sueltos un momento.
– Quitásela. Me encantan sus tetitas.
Nuria no perdía detalle, con un rápido vistazo al objetivo yo me decidí a sacarle la camiseta a Sara. Con ella llevarme el sujetador desnudando sus pechos, y con ello una gran parte de su cuerpo.
– Adoro estas dos.
Aunque le ocultaba las tetas a la cámara agachándome para lamer y mordisquear los pezones. Empezando a hacerla suspirar.
– Y a mí me derrites cuando me las comes.
Me encanta comerle los pechos, lamerlos al completo. Mordisquear sus pezones notar lo duros que se le ponen en mi lengua. O a veces llegar hasta las axilas provocando sus cosquillas en el jugueteo. Así cuando pasaba de uno a otro o a los sobacos Nuria podía captar las tetas con la cámara.
– Así me gusta, lascivos y un poco guarros. Estas cosas no se ven mucho en el porno.
Sin dejar de besar sus pechos empecé a abrir sus vaqueros y liberarlos de su cadera, le dejé el sexi tanguita rojo que tenía puesto. Bajando lamiendo su vientre pasando por el ombligo hasta que terminé de desnudarla.
Alcancé con la boca la cinturilla elástica de la mínima prenda. La bajé con los dientes lo suficiente como para que el objetivo viera el monte de Venus depilado.
– Vamos nena, el chico tiene que enseñar algo. Está muy vestido.
Sara tiró de mi camiseta descubriendo mi torso, ya era hora de que yo perdiera algo de ropa. Se incorporó lo justo como para bajarme las bermudas y dejar mi culo al aire para que lo filmara nuestra amiga. Aún entre sus piernas terminé de sacarme la camiseta.
– Siempre me ha gustado ese culo tan duro. ¿Tu también juegas con él?
Debajo de las bermudas no tenía más que la depilada polla. No me había puesto gayumbos. Y mi chica ya tenía prisa por descubrirla. Así que me levanté y ella terminó de bajar los pantalones cortos. Mi polla saltó casi directamente a su cara.
Nuestra espectadora se puso a nuestro lado y no perdió detalle de como Sara la acariciaba entre sus manos y sacando la lengua le daba largas lamidas al tronco, a mis huevos, o meterse el glande en la boca.
– Cada vez que te veo mamarla lo haces mejor. Antes solo te metías el glande en la boca.
Todos estábamos cada vez mas excitados aunque mi polla dura me delataba a mí. En ellas tenía que fijarme en la humedad de sus coñitos o en la dureza de sus pezones.
– Sigue por los huevos cariño, sabes cómo me pone eso.
Mi chica pasó la mano entre mis muslos para acariciarme el culo. Pronto noté el índice buscando el ano y empezando a entrar. Sabía que lo tenía bien limpio por dentro y por fuera. Me había preparado antes de que llegaran las dos a casa.
– Estaba segura de sucumbías a ese precioso culo. ¿Sigue estando tan duro como entonces?.
– Creo que todavía más. Está haciendo mucho ejercicio últimamente.
La respiración agitada de Nuria y sus duros pezones también indicaban que estaba caliente. De vez en cuando Sara la miraba a los ojos y sonreía relamiéndose con mi polla en las manos o en la boca.
– Se te ven las ganas de quitármela de la boca. ¿Eh?.
– ¿Me la dejas?.
Aprovechando un primer plano Sara le cogió la mano libre de la cámara y la acercó a mi polla. Las manos de ambas en mis huevos.
– Ya ves que si. Déjame la cámara y actúa tú también.
Sara recogió la cámara de video y dejó que nuestra amiga se encargara de acariciar mi rabo con su dulce lengua.
– Joder. Sí que tenía ganas de recordar viejos tiempos.
Sara filmaba la acción en mis partes bajas mientras su amiga me morreaba y yo podía acariciarle las enormes tetas con ganas. Yo era el más desnudo de los tres en ese momento. A mi mujer aún le quedaba el tanga. Pero yo estaba deseando volver a ver más de Nuria.
– ¿No deberías ponerte más cómoda?
Así que le arranqué la camiseta que me ocultaba sus bonitos y orgullosos pechos. Firmes y duros desafiaban a la gravedad delante de mis muslos. Mientras sus labios y su lengua subían arriba y abajo por el tronco de mi polla y mis huevos.
– Tú también has mejorado en tus mamadas. Nuria.
Se aferró a mis nalgas como si no quisiera separarse de ellas. No estaba de rodillas, solo agachada doblando su cuerpo por la cadera y sacando hacia fuera su voluptuoso culo.
Fue Sara la que terminó de desnudar a Nuria después de pasarme a mí la cámara. En ese plano, un picado, se ve como tira de la falda y después de unas braguitas negras de encaje trasparente para pasar a lamerle las nalgas y a comerle el culo y el depilado coñito. Jadeaba al sentir las atenciones de mi mujer.
– ¡Joder!. Sí que le has cogido afición al anal. Me vas a derretir, ya me he corrido dos veces.
Se ve perfectamente como la lengua de mi esposa acaricia el ano e intenta clavarse en él haciéndola gemir y consiguiendo que casi mordiera mi escroto.
Y así hacerme gemir a mí, todo fielmente recogido en la grabación.
– Esto va a ser oro. No pares de grabar por nada del mundo.
Entre las dos me tumbaron en nuestra cama y Sara le cedió mi polla a su amiga mientras ella se sentaba sobre mi cara. Nuria se introdujo lentamente mi rabo entre los labios húmedos de su vulva. Mientras mi lengua se deslizaba sin descanso entre los chorreantes labios de Sara. Yo podía oír sus besos laicos y muy húmedos. Como se pasaban saliva de una boca a otra.
Una de las dos me había quitado la cámara de las manos para no perder detalle de la acción. En ese miento no podía ver ni quien lo había hecho, ni lo que estaba delante del objetivo. Pero ya lo vería cuando viéramos el video en la pantalla.
– La de tiempo que no nos besábamos así. Como lo echaba de menos.
Sabía que ellas se estaban morreando y magreándose las perfectas tetas. Los hilos de saliva caían desde su boca hasta mi vientre. Ninguna de las dos parecía tener complejos. Así que terminé con los míos y me dediqué a levantar mi cadera y clavarle más dentro mi polla en el depilado coño.
– La de tiempo que tu marido no me follaba. Sigue siendo una de las mejores pollas que he probado.
– S, aprovecha, cielo.
Y así animado me dediqué darle lengua al otro xoxito con más ganas aún. Aunque me duró poco. Mi chica se levantó y se arrodilló entre mis muslos, que separó poniendo sus manos en mis rodillas.
Ahora fue ella la que se puso a usar la lengua en mis huevos, en el culo de Nuria. En lo que iba saliendo de mi polla en cada clavada y en los labios de su vulva abiertos alrededor de mi tronco. Incluso empezó a meterle un dedo en el ano a nuestra invitada.
– Voy a correrme, chicas. A ver donde queréis mi lefa.
Casi nos habíamos olvidado de la cámara que desde la estantería de enfrente, donde Sara la había dejado, captaba planos generales. Así se podía ver en la grabación como ellas arrodilladas junto a mí compartieron mi semen en un beso blanco y guarro al que me uní de inmediato. Nuestras tres lenguas unidas en mi sabor y el suyo.
– ¡Joder ha sido bestial!. Sois máquinas de follar. Y eso que no queríais que os filmara. Pero me he quedado con las ganas de probar vuestros culos. Los dos.
Para volver a ponérmela tiesa Nuria, detrás de mí, me comía el culo clavando su lengua juguetona en mi ano y Sara la polla hasta que volvió a tomar consistencia dentro de su boca.
Una vez que lo consiguieron Nuria pasó a lamer el culo de mi mujer. Siendo yo espectador privilegiado con la cámara en la mano.
– No sabía que a tí también te fuera tanto el anal.
– Normalmente no tanto. Pero con vosotros me desato del todo.
Nuria haciendo mamporrera guió mi glande al ano de Sara.
– Sigue filmando. Ese plano va a ser genial. Y más cuando se me vea a mí.
Consiguió meterse por debajo de mi chica en un sesenta y nueve para que las dos pudieran hacer un buen trabajo con la lengua en sus xoxitos. Pero además es que así alcanzaba mis huevos por los que de vez en cuando pasaba la húmeda.
Sara ya se había corrido con mi nabo en el ano y la lengua de su amiga comiéndole el conejito. Así que cambiaron y yo pasé a follar el culo de Nuria donde al fin terminé dejando mi semen.
La sesión había sido intensa. Invitamos a Nuria a quedarse a cenar y a dormir con nosotros. Es fue la primera película que hicimos juntos. Luego ganamos experiencia e incluimos algunas actrices y actores en el trabajo.
Después han venido muchas más, con guiones y más historia. Incluidas algunas de tema lésbico en las que ellas se lían y yo solo las grabo. Pero creo que aquella fue la más natural de todas.