Calentando a todos mis tíos

Hola de nuevo, tardé un poco pero aquí estoy con nuevo relato. Lo publiqué ayer pero por alguna razón desconocida quedó incompleto, así que lo borré y lo he vuelto a publicar.

La idea de mi tío Nacho de entregarme a uno de mis tíos me ponía tan cachonda, tanto que llegué a fantasear con los tres casi todas las veces que mi tío Nacho me hacía suya. Jamás pensé que iba a ser su amante, mucho menos que con el pasar del tiempo iba a proponer entregarme a uno de ellos y aunque él tenía previsto entregarme a uno (no a todos) yo deseaba que fueran los tres pero no se lo confesé directamente, deseaba que él llevase la iniciativa, pues hasta ese momento todo lo que me proponía me terminaba fascinando.

No profundizaré en la edad de ellos, todos tenían más de 40, casados y con hijos. Fui cautelosa con cada uno, mi tío Nacho me permitió dar rienda suelta a mi imaginación, brindándome algunos tios y consejos de privacidad, pues, obviamente el resto de la familia no podía enterarse de nada, ni de mis jugueteos y cachondeos con mis tíos ni mucho menos de lo que luego acontecería.

Me sentía super cómoda con mi tío Nacho, tan libre y tan a gusto con él como pareja, poder expresarme sexualmente sin tapujos aunque guardando ciertos detalles, mejor dicho, actuando como la que no quiere la cosa, en otras palabras haciéndome un poco la difícil en ciertos aspectos, en ciertos escenarios, a los hombres les encanta que nos hagamos las complicadas, pues, adoran pervertirnos, se sienten reyes.

Por ejemplo, a mi tío le encanta saber que fue el primero en romperme el culito, aunque también le excita saber que antes de él ya había probado no uno sino 9 semen distintos, confesó haber sentido envidia hacia mis primeros amantes.

Le encanta que me niegue al sexo anal (actuando), eso sí, es cuidadoso de no producirme un dolor que no pueda soportar, sabe satisfacerme con el anal tanto que hay momentos en los que siento que me duele pero me encanta y disfruto ese delicioso dolor, me encanta que disfrute enculándome, esa combinación de dolor y placer me ha llevado innumerables veces al orgasmo.

Él adora mis frases negativas, le gusta ser dominante, que le suplique que no me rompa el culito porque duele o que no acabe en mi boca porque eso es pecado, que no quiero su leche, que no me nalguee, que me suelte mientras me tiene sujetada penetrándome a todo dar.

Para su suerte, a mi me gusta ese tipo de sexo, ese morbo de negarme, de hacerme la complicada, que no quiero sexo, correr para que no me coja, resistirme a ser desnudada, darle bofetadas y clavarle mis uñas en su espalda, le gusta que yo le haga un poco de daño y me resista a sus oscuras fantasías.

Yo continuaba viviendo en casa de mis padres por consejo de mi tío pero tenía la libertad de ir a su casa cuando quisiera y pasar cualquier tarde o noche con él las veces que quisiera, siempre había algo que inventarle a mis padres y por mi edad y porque siempre he sido una buena hija, buena estudiante, mis padres no molestaban, tampoco hacían preguntas cuando me quedaba fuera de casa, al día siguiente volvía a verlos. Mi tío siempre atento por si a mi se me pasaba algo por alto, había que mantenerlos despreocupados y sin ningún tipo de sospechas.

En casa de mi tío tenía todos mis conjuntos sexys y eróticos, zapatos, juguetes sexuales y demás cosas, solo dejaba en casa de mis padres la vestimenta más convencional para verme con familiares, amistades e ir a la universidad. Ese modo de vida me resultaba muy entretenida, vivir a las escondidas era lo que me mantenía cachonda casi todo el tiempo sin exagerar tanto que dejaba a un segundo plano mis amistades de estudio y chicos interesados en mi. Por supuesto que tenía vida social, quedaba con amigas y amigos, tenía buen rollo con los chicos a los que les gustaba pero había un limite ya que con el único hombre que me interesaba tener algo era con mi tío.

Con el pasar del tiempo mi tío me mostraría otra de sus casas en una urbanización retirada y de gente acomodada en la que también mantendríamos relaciones todas las veces que nos provocara, yo lo veía como un escondite más para practicar sexo, donde ser una buena perra para mi pervertido tío.

Así entonces, mientras él disfrutaba de mi de todas las maneras que podáis imaginar, en ambas casas, en sus autos (tenía varios), en lugares públicos donde nos estacionábamos por un momento y me exponía a desconocidos, en restaurantes, en hoteles jugando a diferentes roles y uno de mis preferidos era la de ser prepago o prostituta, ese era su numerito favorito, adoraba verme vestida de puta, con zapatos de tacón alto, ligueros, perfume de puta que él mismo compraba y me pedía usar para ese rol, lencería muy llamativa. A veces, cuando quería que literalmente fuera una puta que él contraría, me llamaba estando yo en la universidad, debía responderle como toda una prepago que atiende a su cliente. Ya en el hotel indicado nos tratábamos tal cual, yo la puta y él mi cliente, nos inventábamos un guion acorde al rol que nos tocaba.

Una vez que saciaba sus ganas sobre mi me dejaba dinero, es decir, pagaba el servicio como si de verdad yo fuera una puta que contrató, me decía: «que sea lo más real posible, acepta el dinero, gástatelo en lo que quieras». Ya las próximas veces iríamos perfeccionando los modos de tratarnos hasta que realmente me hacía sentir como toda una puta que debía hacer todo lo que él pidiera, que para eso me pagaba.

Y así lo hacíamos, me cogía, me dejaba el dinero en una mesita de noche y se largaba del hotel. Luego enviaba un taxi a buscarme y llevarme a su casa donde volvíamos a ser tío y sobrina, cenar algo y ponernos a ver pelis o a veces no me iba a su casa sino que me iba a casa de mis padres, solo le avisaba con un mensajito que ya había llegado para y nada más, no hablábamos hasta el día siguiente, me hacía sentir una puta de verdad, yo feliz de tener de amante a un tío con una mente tan pervertida como la mía.

Solía decirme: «lo más lindo de cogerte como puta es que tu carita refleja pura ternura, no tienes pinta de puta pero eres una delicia de puta».

Mis anteriores amantes habían dicho casi lo mismo, solo que de otros modos.

Volviendo al inicio, pues me entretuve en los detalles. Mientras disfrutaba de todo ese sexo diverso con mi tío Nacho ya andaba calentándole las orejas a mis otros tres tíos intrigada por saber cual de ellos elegiría Nacho y de qué manera me entregaría, el desconocer los detalles me resultaba enormemente excitante, llegué a tener sueños húmedos con cada uno de ellos.

MIS TIOS

Considero que mis tíos (Manuel, Jaime y César) son bien parecidos pero para que tengáis una mejor idea les pondré una puntuación del 1 al 10. A mi tío Manuel el menos agraciado lo considero un 5/10, a mi tío Jaime un 7/10 y a mi tío César un 6/10, eso significa que a pesar de que me resultan bien parecidos no penséis que son los hombres más guapos. A veces mi tío Manuel me resulta un poco feo y también César. Jaime sí que siempre me ha parecido guapo.

Manuel es blanco, delgado, de esos hombres que no se preocuparon mucho en su juventud por tener un cuerpo muy atlético, sin brazos definidos, tampoco unos pectorales llamativos ni nada sobresaliente. Tiene los ojos claros (sin ellos sería un 4/10), cuando se deja crecer la barba le cubre todo el rostro. Tiene una mirada algo perdida, como si uno de sus ojos estuviera levemente desviado.

Jaime siempre me ha parecido el guapo de los tres a pesar de que es parcialmente calvo, tiene entradas, eso no impide que me parezca guapo. También es blanco, narizón y ya sabéis que me encanta una nariz, como la de mi tío Nacho que también lo es. Jaime también tiene ojos claros y él sí que tiene un cuerpo atlético, su pecho bien formadito, también sus brazos y es un hombre risueño al que también le crece una hermosa barba. Es el más pequeño de los tres.

César es casi del mismo tamaño de Manuel, también es blanco, tiene un rostro de hombre malo que se me hace atractivo, siempre se deja unos bigotes grandes y la barba al raz, tiene el pecho peludo y es bastante musculoso, le gusta tener su cuerpo bien formado, es el que mejor cuerpo tiene de los tres, sus ojos también son claros. Pareciera que vive cambiando de peinado constantemente, parece un hobbie, a veces se hace el mohicano, otras veces se deja una copa y el resto del cabello bastante bajito, es un poco loco, el más extrovertido y malvado de los tres (creo que esto es un spoiler).

Con ellos siempre tuve una relación distante, eran simplemente mis tíos y nada más, la mayoría de las veces los veía en cumpleaños, reuniones familiares, en fin, eran solo eso, mis tíos por parte de papá.

Cuando empecé a tratarlos de manera más cariñosa me sentí toda una perra, sin exagerar se me mojaba la panti el solo hecho de pensar que en algún momento uno de ellos sería elegido para cogerme. Empecé a mirarlos como hombres y no como tíos, me masturbé varias veces pensando en ese momento en el que mi tío Nacho me entregaría a uno de ellos, era un morbo que no me dejaba en paz.

Me costó lograr que ellos sospecharan de mi comportamiento, mi actuar hacia ellos, mis sonrisas sugerentes, los agarrones de brazos, los besos recurrentes en sus mejillas, oler bien rico al momento de encontrarme con ellos en diferentes situaciones y piropearlos constantemente.

No crean que fue de un día para el otro, pasaron meses, casi un año y en todo ese tiempo no me cansé del juego, al principio me sentí rechazada pero era porque mis tíos eran (y siguen) casados, no se les pasaba por la mente tener algo conmigo, su sobrina. Supuse que no tenían idea de lo que mi tío Nacho y yo teníamos en mente, mucho menos suponían que éramos amantes.

Con el pasar de los meses logré que me desearan, podía notarlo en sus miradas, la forma en la que reaccionaban al verme llegar a sus lugares de trabajo o encontrármelos en algún lugar random, empezaron a darme halagos, al principio halagos sencillos «qué bien hueles», «estás hermosa como siempre», con el tiempo las frases se volvieron más picantes; «sexy como siempre», «divina», además de que sus miradas hacia mi lo decían todo. Mi tío Nacho que estaba al tanto de todo pues yo le entregaba todos los detalles me decía «ya esos se deben estar haciendo la paja por ti», yo moría de risa con esas frases tan básicas de mi tío, me decía, «es en serio, esos tres se masturban por ti, se tiran a tus tías pero pensando en ti».

Un día que acabábamos de tener sexo en su otra casa me dijo que debía prepararme, pues, faltaba muy poco para entregarme como su puta a otro, no aguantaba más las ganas y el morbo de verme gimiendo a cuatro patas siendo la perra de otro hombre.