Cuando ser cornudo se vuelve una obsesión

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Me ha pasado algo que me ha puesto a huevo tratar este dilema para algunos, que para mí y bajo mis vivencias no es ningún dilema. En estos años he encontrado todo tipo de parejas, donde la propia pareja es un mundo, aunque se auto convencen en muchos casos, que cada uno sabe el cien por cien del otro, que se lo cuentan todo… bla, bla, bla… pero la realidad es bien distinta y en la mayoría de los casos no es intencionado, que en verdad se lo creen. Muchos se inician en el intercambio de parejas, esos lo tienen más fácil, por eso me iré a los que se quieren iniciar directamente incluyendo a otro hombre en su pareja. Hay hombres que tienen una fantasía por ver poseída a su mujer por otro. Cuando esa fantasía va a más, no saben cómo hacer que su mujer quiera ser partícipe.

Porque puede resultar muy complicado para algunos explicarle a su mujer que quiere ser un cornudo. Que la mujer cuando lo oye por primera vez flipa en colores y no sabe por dónde va el viento. Por eso y también para auto justificarse, se hacen un planteamiento de que ellos dirigen todo, que su mujer vea que sigue siendo el macho alfa, es para que su subconsciente se sienta mejor. Un error grandísimo porque la mujer ve en eso debilidad de lo que él quiere. Sin olvidar cuando la logran convencer, idean cómo iniciarse y el impone unas condiciones, que hasta se cree que ha sido consensuada con su mujer, cuando no ha sido así. Si las dejaran a ellas solas dirigir la “operación” el éxito estaría asegurado sin tanta historia.

Cuando la realidad es que desde el mismo momento que se le propone eso a la mujer, estas entrando en la zona de sumisión, porque en el momento que ella pruebe, es lo que sucederá, porque tarde o temprano ella tomará las riendas y se le quitaran todos los complejos al marido. Los hombres más sabios, son aquellos que se dejan llevar, que menos reparo y condiciones ponen, eso hace que la mujer se sienta más libre y con menos miedo al sentimiento de meter la pata. Porque los maridos que lo quieren controlar todo, lo estropean, asustan a sus propias mujeres y lo peor es que no se dan cuenta de ello. Estos son los peores, los “obtusos” y más que una obsesión es una necesidad, algo que he podido comprobar en muchos casos.

La vida hoy es de otra manera, la moral tiene que ser la que nosotros queramos, no aquella que adoptamos por querer quedar bien delante de los demás. No se es mejor ni peor persona por introducir a un hombre en tu pareja, es simplemente ser más feliz, más libre. Porque la autoestima sube en los dos, la mujer por sentirse deseada y ver a su marido feliz. Al marido porque rompe con la barrera de tener que ser el gallo del corral y disfrutar viendo a su mujer gozar, porque eso le lleva a él a recibir las mayores sensaciones y al mayor placer. Como he dicho es las vivencias que he tenido, podría alargarme más, pero a algunos no les parecería bien, por correo puedo ser más explícito.

Me llama una gran amiga de esas que hace mucho tiempo que no ves. Mi gran amiga Isabela, es de mi edad y estudiamos juntos. En COU tuvimos un “encontronazo” que nos duró más o menos tres meses de un sexo intenso o lo que en esos tiempos consideraba intenso, que, si miro hacia atrás, me doy cuenta de que Isabela era mucha Isabela. No tenía un físico portentoso, pero atraía nada más mirarla. Media 1,75, le costaba mantener el peso, en aquella época tenía una talla 100 de sujetador, porque en eso muchas le tenían envidia. Morena, ojos negros penetrantes. Se casó antes de los 25, para mi demasiado joven, asistió a la boda y se divorció antes de los 30. Me enteré con el tiempo que se volvió a casar, se fue a vivir al norte y nuevo divorcio. De ella sabía por oídas y poco más, hasta que me llamó…

— ¿Sabes quién soy?

— Me suena tu voz, si hablaras normal sin cambiar la voz seguro que lo sabría.

— TACHAN, TACHAN… SOY LA INSUPERABLE ISABELA… JAJAJA… (Con el tachan… ya supe quién era, algo muy típico en ella)

— Jajaja… ya noto que sigues igual de loca (Simpática) ¿Cómo es que me llamas, todo va bien?

— Perfecto es que vamos de viaje y me he dicho, pues en vez de hacer una parada en otro sitio, que mejor que en Valencia y vemos a Carlos. Así que si vas a estar cogemos hotel y nos vemos, que llevamos muchos años sin vernos… ¿Qué han pasado nueve años?

— Y catorce también, pero olvídate de coger hotel, te quedaras en mi casa u os quedareis en mi casa, porque por lo que dices vienes acompañada.

— Ah, que no te lo he dicho, voy con Paquito, mi nuevo marido.

— No escarmientas… Jajaja… Otra vez casada… Jajaja…

— Si, pero este es el definitivo.

Les di mi dirección y que me avisaran un poco antes de entrar en Valencia, que no se preocuparan por el aparcamiento que tenía sitio y así quedamos. Esa misma noche hablé con Judith, que me decía que ya le había dado plantón una vez, que si me daban miedo sus preguntas y me comprometo a comer al día siguiente con ella. No le permití que durante la comida me preguntara nada, le dije que cuando tomáramos café y la lleve a mi lugar de café preferido. Me quiso poner en guardia antes de empezar, porque me decía que no quería que pensase que era un interrogatorio, que sí me sentí mal se lo dijese y pararía.

— Con un café en mis manos, me puedes preguntar lo que quieras… ADELANTE…

— ¿En qué tenían razón nuestros “amigos” comunes?

— En nada, ya lo has podido comprobar.

— Acuérdate que me respondiste que en algo podían tener la razón.

— Ya… en lo de que era un degenerado sexual.

— ¿En eso han dicho la verdad? (Con cara de susto)

— Tranquila no te asustes. Que no me considero un degenerado. Todo está en como viva cada uno el sexo. En eso como en otras cosas soy muy libre, lo vivo como quiero, como puedo y como me dejan. Porque no siempre todo sale como deseo y no todas las mujeres comparten mis gustos. La diferencia que algunos se escandalizan o hacen que se escandalizan por como vivo el sexo.

— Menudo trabalenguas, podrías ser más claro.

— Pues que no tengo que estar enamorado para follar. Que puedo estar con una mujer o dos, incluso con un matrimonio o una pareja. Si eso es ser degenerado… pues lo soy y mucho.

— Degenerado, degenerado no, pero si hay que tener algo de moral… ¿No crees?

— Para que me entiendas mejor, no hay nada como ser claro. Mi moral es mi conciencia y mi conciencia es la que le enseña a mi inteligencia, sea mucha o poca la que tenga, a discernir entre el bien y el mal, porque ya sea la moral o la conciencia, llámalo como quieras, es la que me tiene que dar coraje para vivir, generosidad para convivir y sobre todo prudencia para sobrevivir.

— Vaya… no me esperaba una respuesta así. Jajaja… me acabo de acordar que también dijeron de ti que era un maniático de la limpieza, del orden y del aseo personal.

— No entiendo que el querer limpieza, orden e higiene, puedan ser manías cuando es algo básico. Pues volvemos a lo mismo entonces soy maniático.

— Pues en eso ya somos dos, que es mi lucha constante con Ximo. Otra cosa, se ve a primera vista que haces deporte, posiblemente mucho. ¿Es por salud o por verte tan… tan… fortachón?

— Por cuestión de salud y encontrarme vitalmente mejor.

— ¿Qué deportes practicas?

— De todo un poco… buceo, rapel, paracaidismo, rafting, parapente, pero el que más porque es algo que se puede hacer todos los días… correr, gimnasio, boxeo, crossfit… y alguna cosa más.

— ¿Cuál es el que más te gusta?

— Sin dudarlo el wingsuiting flying. (Por su cara sabía que no tenía ni idea)

— Ahora la verdad… ¿Cómo eres en el sexo?

— No lo sé, si preguntas por ahí te dirían que soy… inmoral, salvaje, impúdico, libertino. No me puedo definir, salvo que me gusta mucho y que si… tengo un punto de “pervertido” ingenioso, pero es cuestión de descubrirme.

Se quedó pensativa, pidió otro café y se fue al aseo. No me preocupaba que pudiera pensar, porque si no le había gustado que no preguntara. Al regresar a la mesa, me dice si no tengo curiosidad por saber algo más de ella. Mi respuesta no le gusta, porque le digo que lo que ella quiera contar. Me gusta que sean ellas las que hablen, me dice mucho lo que cuentan sin ser preguntadas, pero como se ha enfadado, aunque trate de disimularlo…

— Está bien dos preguntas muy sencillas de contestar… como veo que tú también te cuidas físicamente mucho, ¿Qué deportes prácticas y que postura te gusta más en el sexo?

— A la primera pregunta método KO: artes marciales, boxeo, bootcamp y yoga y a la segunda pregunta… supongo que estarás de coña… (Lo dice seria)

— Si te gusta el bootcamp un día te daré una sorpresa y no, no estoy de coña. Si no quieres no contestes.

— Ximo y yo llevamos juntos desde el instituto y somos muy tradicionales haciendo el amor.

— Que tendrá que ver eso con mi pregunta. Di que te da corte y ya está.

— No me da corte… sentada sobre él dándole la espalda.

— Mira se me ha ocurrido otra pregunta… ¿Esa postura es la mayoritaria? Me refiero a que sea prácticamente la que usáis.

— Si, vale, es la que hacemos prácticamente siempre. ¿Por?

— Por nada, me dice mucho, pero me lo guardo. Lo mismo algún día te lo contaré.

— Fíjate pensé que me ibas a preguntar porque nos habíamos dado un tiempo.

— Pues no lo he hecho, porque el motivo que sea no es por ti sola, tendrías que contarme algo de Ximo y nunca te pondría en ese compromiso.

— Me apetece contártelo. Ximo es un niño muy dulce, me ama con locura, si es un poco desordenado, me deja cercos en las mesas, alguna vez se le olvida levantar la tapa del wáter, pero es un cielo. Es como tener un niño en casa.

— Pues no se parece en nada al que me encontré. (Quise hacerla saltar, porque en sus ojos si veía algo especial cuando hablaba de él) Tengo dudas de que te ame tanto.

— Pues no te equivoques, me ama mucho, tanto como para permitirme estar con otros si así encuentro más felicidad. No le importaría compartirme. (Su cara se puso como un semáforo una vez que lo soltó)

— Mira, está muy claro…

No me dejo continuar, se había puesto muy nerviosa y se quiso marchar, no quiso ni que la llevase y se despidió con un “nos veremos”, sabía que estaba arrepentidísima de haber hecho ese comentario, estaría carcomiéndose por dentro. Me llama de nuevo Isabela que me dice que están a la altura de Buñol. Les digo que ya no les queda nada y me voy para casa, que voy a la antigua, porque no se el tiempo que se quieren quedar y para que estén más cómodos, sin estar pendiente de mí y para que hagan lo que quieran. Ya me he encargado de que esté todo bien y la nevera esté llena. A Victoria le conté que venía y le pregunté qué sabía de ella, algo más que no supiera y me dio algunos detalles no muy importantes, de sus grupos de RR.SS.

Estoy en la calle y me pita un coche, veo que es ella, como para no verla, sacando la mano y el brazo. Abro la puerta y bajo delante hasta que les indico la plaza en la que tienen que aparcar. Sale del coche y está igual, es una gordi buena de DIEZ, riéndose a carcajadas lo primero que me dice… “Es que me canse de las putas dietas y tú sin embargo te has puesto más jamón, pero de pata negra, hijo mío ya me lo habían dicho… JAJAJA…”me presenta a su marido… “Carlos te presento a Paquito”, me hacía “gracia” un hombre de 1,85, delgado, pero fibrado, que le llamen Paquito. Él me extiende la mano y muy solemne me dice Francisco… y me dirigiré a él como Francisco o a lo sumo Paco. Siento una conexión con el buena, subimos el equipaje y les explico que van a estar solos para que se sientan mejor. Qué comer y cenar si quieren lo haremos juntos. Ella pone mala cara, pero acepta.

Quiero dejarlos solos para que se cambien, se duchen… Isabela dice que, de eso nada, que ella se dará una ducha pero que me quede y me pongo a conocer un poco más a su marido. Que, si sabe que su mujer y yo, en el pasado tuvimos algo, lo mismo se siente incómodo, que ya me ha pasado. Pero todo lo contrario a él le veo comodísimo. Es mayor que nosotros, pero no más de cinco años. Ha estudiado ADE y trabaja en una empresa en la que conozco a varias personas, lo que facilita la conversación. No sé cómo sale, pero me cuenta que se divorció, tuvo varias relaciones hasta que conoció a Isabela, que trabaja en la misma empresa. Salieron dos años, lo dejaron, no me dijo porque, salvo que fue Isabela, pero que a los meses volvieron y se casaron.

Salió Isabela y me pareció a una cantante mexicana, que la primera vez que la vi me recordó a Isabela. La cantante se llama YURIDIA, son como dos gotas de agua, porque además Isabela tiene un color de piel muy racial, como mestizo, aunque sus padres no tienen ese aire. Con ella la conversación fue más sobre las familias. Hasta se puso tristona por la enfermedad degenerativa de uno de sus padres y que estaba en una residencia por ser imposible tenerlo en casa, porque era un peligro para la propia persona enferma. Llamo a Victoria y quedamos a tomar unas tapas. Me llama Judith y me dice si acabamos la conversación al día siguiente. Le digo que, a mitad de la mañana, que desayunemos juntos y me ofrezco a acercarme a su trabajo, que en moto se tarda menos y así quedamos.

Victoria va diciendo que ella se tiene que ir a dormir, que ella trabaja y temprano. Al final se va y nos deja solos, seguimos la marcha y los llevo a un sitio de copas, que me gusta mucho, porque tienen buena música, es un lugar agradable, se puede conversar, bailar y me gusta el ambiente. Hablamos de todo e Isabela insiste en que a su marido le llame Paquito, él no se queja, pero a lo más que llego es a Paco. Se les ve una pareja muy enamorada y compenetrada. Me alegro por ella y suena música reggaetón, Isabela se pone de pie, me agarra de la mano y tira para ir a bailar, me dice que su marido es un palo bailando y nos vamos a bailar. Me puso como una moto, seguía siendo la misma mujer explosiva.

Nos volvemos a sentar y ella se va dando aire con la mano. Toman una copa más, porque yo paso y después los acompaño a dormir, cuando llegamos al portal, Isabela insiste en que suba y trato de no hacerlo, pero Paco apoya a su mujer y digo que solo una más, que después me marcho. Una vez arriba, me dice Isabela que ya que la casa es mía que prepare la bebida. Paco seguía hablando conmigo y se queda en silencio cuando llega su mujer. Isabela se ha cambiado de ropa, lleva un vestido de ganchillo, de color rojo degradado, que con el color de su piel le queda muy bien. Escote de pico, le queda a medio muslo, media manga. Nos mira y nos dice que se ha puesto cómoda. Respiro profundamente porque insinúa más que lo que se ve, pero lo que se ve me pone atacado.

Quiero salir a la terraza y ella prefiere quedarse en el salón, sigo hablando de lo que hablaba con Paco y ella interrumpe la conversación… “Fíjate Carlos, mis parejas fueron un fracaso porque no me entendían y no me daban lo que necesitaba, ya me entiendes. Bueno mi primer marido se divorció porque me pilló haciendo guarrerías con Susi ¿Te acuerdas de ella verdad? Sigo… y conozco a Paco que sabe darme marcha, pero al año y pico eso empieza a decaer… lo dejamos tres meses, hasta que vuelve y no te imaginas que me propone para volver, ¿Te lo imaginas?” y aunque puedo intuir por dónde puede ir, me encojo de hombros… “Pues así paso de Paco a Paquito… Su mujer se divorció, porque él quería verla con otro. Cuando me lo propuso a mí, el primero que me vino a la cabeza fuiste tú. Y le conté todos los detalles de nuestros encuentros y como se ponía el cabroncete”, Paco escuchaba tan fresco, no se alteraba en nada.

Los dos esperaban a ver que decía y con su misma tranquilidad les doy mi opinión, sobre todo observándole a él. “Me parece muy bien y más si los dos estáis de acuerdo, porque reconócelo Isabela… tu siempre has sido muy marchosa, por eso cuando te casaste tan pronto pensé que cometías una locura y lo de Susi no lo sabía, pero… Jajaja… tampoco me coge por sorpresa” y no quise añadir de momento nada más, que podía hacerlo, decidí esperar y ahora el que habló fue Paco… “Ya me dijo Isabella que si alguien lo entendería serías tú y cuando se lo propuse a ella, pensé que haría igual que mi primera mujer, mandarme a la mierda, llamarme psicópata y marcharse. Lo único que no acepto las condiciones que ponía, que me dijo que, de eso nada, que ella seria la que mandara” le dije que era lo lógico, que el sexo tiene que fluir y salir como tenga que salir, que cada persona es un mundo.

Quiso continuar y me quiso contar sus inicios… “Le compraba ropa, la más estilosa y a la vez provocadora. Me gusta que sea el blanco de todas las miradas. No puedo evitar excitarme y es cuando tengo o tenía el mejor sexo con ella, ahora necesito más”, nos acabábamos de conocer y no esperaba tanta sinceridad, no sabía que decirle. Me limitaba a mover suavemente la cabeza mientras hablaba y de reojo miraba a Isabel, que se le estaba poniendo cara de puta como cuando era jovencita. Se levanta y se sienta a mi lado, Paco seguía contándome que si le gustaba que usara pantalones de látex… y de pronto ella me pone una pierna estirada sobre las mías, en dirección a su marido.

Al hacerlo se le veía prácticamente todo el muslo y si estuviera frente a ella, se le vería todo. “A qué esperas Paquito”le dijo y Paco se acercó, se puso de rodilla y empezó a lamerle el pie. Isabella me dice… “Méteme mano que estoy que quemo y este (Por su marido) me dice todos los días que quiere ver como alguien me mete mano y me toca el coño… vamos a darle gusto. Porque le dije que, si lo hacía con alguien, seria contigo” empecé a sobar su muslo ante la mirada de Paco y se ponía cachondo, se le veía en su mirada y ella se ponía mucho más, cuando llegué a su coñito, no llevaba nada, su coñito estaba muy mojado. Nos empezamos a besar y morrear, había mejorado mucho, se notaba que los dos teníamos mucha más experiencia.

Me puse de pie y me desnudé de cintura para arriba, Isabela acto seguido hizo lo mismo y mientras lo hacía, que lo que llevaba y nada era lo mismo, le decía a su marido… “Isabela es hermosísima y menudo culo más rico que se le ha puesto” le di un gran azote que resonó y Paco me decía, que tenía razón y que lo mejor era como follaba con él. Paco se desnudó porque se lo dijo su mujer y reconozco que tenía una polla igual de larga que la mía más o menos, pero bastante más delgada. No se cortó y me dijo… “Isabela siempre habla de tu rabo como si fuera un tótem para adorar, porque no lo enseñas” y ella me animó también, que decía que tenía ganas de volver a verlo.

Le digo que adelante, que me saque la polla. Isabela entiende que se lo digo a ella y hace ademán de levantarse. “Tu no zorra, el futuro cornudo… que trabaje algo” Isabela se ríe, con risa cachonda, se recuesta del todo en el sillón. Coloca una pierna arriba del respaldo y deja una plena visión de su coñito brillando, se empieza a tocar y su cara está poseída por el vicio. Paco me pregunta el motivo de tratar de humillarle y su mujer le dice… “¿No querías cuernos a tope? Pues ya te dije que con Carlos todo podía pasar. No te andes con idioteces, que ya verás como te gusta agarrarle el rabo, que, si sigue con un don que tiene, lo vamos a pasar… AAAHHHHH…”, en vez de desabrochar el pantalón, lo que hace es bajar la cremallera de la bragueta, que, al estar empalmado, le iba a ser casi imposible sacar mi polla por ahí.

Pero trastea sin parar hasta que la saca, mira a su mujer y le dice… “Cojones sí que es gorda y grande, está ardiendo y menudo capullo, si parece un fresón gigante” e Isabela le responde… “Casi me corro al saber que la sigue teniendo caliente, a nadie más que haya conocido le pasa eso y dentro lo que se siente es indescriptible amor”, Isabela estaba muy cachonda y le pregunta a su marido… “Es tu deseo y fantasía… ¿Ahora que quieres que haga?” y Paco le dice… “Cómele el rabo que quiero ver si eres capaz de comérselo”, Isabela pone una sonrisa malévola, porque ya tenía práctica con mi polla. Quería ser más malévola y le dijo a su marido donde se tenía que sentar. Porque quería que viera bien su culo mientras me hacía la mamada. Ni se lo pensó, primero me lamio por todos los lados, su lengua sabía lo que se hacía y luego para gusto de su marido, pero sobre todo para el mío hizo una verdadera exhibición de garganta profunda.

No había perdido su arte en hacer mamadas, pero algo fallaba, porque Paco le decía… “Hija de puta… y conmigo decías que te atragantabas…” ella ni le hacía caso, solo se le oían sonidos guturales y de la saliva. Le digo a Paco… “Paquillo o Paquito, lo que sea, cómele el culo a tu mujer y calla de una puta vez” se coloca detrás y empieza a darle lengua a su mujer sin parar. Vamos a cambiar de posición porque ella quiere sentarse encima y meterse mi polla, mientras me coloco el preservativo, que Isabela se ha convertido en toda una maestra de las putas con la contestación que le da a su marido en un pequeño diálogo que tienen… “Seguro que a Carlos si le dejaste que te follara el culo… ¿A que sí?” y ella que no le mintió le respondió… “Mira amor, a Carlos nunca le deje, aunque era muy persistente, pero le juré que, si alguna vez decidía hacerlo por detrás, él sería el primero. Pero luego a ti te dije que mi culo era solo tuyo, pero que no lo haría, salvo que sobrepasara el límite de estar cachonda, como lo estoy hoy” lo que dijo sobre mí, era verdad y no me lo juro una sola vez, muchas, cada vez que lo intente.

Se fue sentando y gritando mientras se metía toda mi polla, se corrió muy rápido, apenas la tuvo metida, pero eso no le impidió continuar. Me comía sus tetas, nos morreábamos y su marido veía desde atrás como mi polla entraba y salía de forma salvaje del coñito de su mujer. Ni le echamos cuenta, nos habíamos olvidado, hasta que besa el cuello de su mujer, trata de colocarse detrás para follarle el culo y ella echa un brazo para atrás, con voz provocadora y cachonda le dice… “No quiero faltar a mi promesa, poneros de acuerdo los dos” y me mira con una cara de zorrón que me lo decía todo. Paco se quedó dudando y me iba a hablar cuando le digo… “Paquito, Paquito… este culazo (Un gran azote) primero me lo voy a follar yo… ¿No querías ser cornudo? Pues a lo grande…” ni dice si ni no, se queda callado, pero no tiene cara de enfadado.

Isabela se vuelve a correr y le digo, me apetece correrme, pero va a ser en tu culito y sin preservativo. Ella sigue con su “juego” porque mientras la coloco de rodillas apoyada en el respaldo del sillón, le pregunta con una timidez fingida y ya no digo de la supuesta “preocupación”…“Amor ¿Qué hacemos? Tu eres quien tiene que decir lo que quieres que haga y sabes que te obedeceré, solo quiero cumplir tus fantasías”. Paco se mueve, se pone por detrás del sillón, de cara a su mujer y le dice mirándola fijamente… “¿Y tienes la cara de preguntarme? Si te has colocado en posición sin ninguna resistencia y en tu cara está que quieres que te lo folle…”, pienso que es un momento de tensión, pero no es así, Isabella sin dejar de mirar la mirada penetrante de su marido… “Vamos Carlos, este quería cuernos… pues que sean completos, fóllame el culo y que me vea la cara” y él no se movió.

Costaba follarme el culito y me parecía mentira que no se lo hubieran follado, me costaba creerlo, de vez en cuando me pedía nerviosa que parara y lo hacía, aunque paco me decía que no tuviera consideración con ella, que se lo metiera de una vez. Pasé de hacerle caso, eso sí una vez que estuvo dentro, fui aumentando el ritmo hasta follárselo de la manera que hay que follarse un culito como ese. Paco empezó a pajearse y ella le gritó… “PARATE… si quieres follarme el culo luego no te hagas ninguna paja” y mando a Paco a mi costado, para que una vez que me corriera se pusiera él. Nos corrimos ella y yo a la vez, no me salí automáticamente, dejé que mi cuerpo siguiera saboreando ese momento. Me quito y Paco todo nerviosos se pone a follar el culito de su mujer. Hago visible que me voy al baño, pero me quedo un momento en la puerta del salón.

Me gusta ver la reacción de la primera vez de una pareja. Isabella le dice… “Creia que era una locura lo de meter a otro, pero nunca me había corrido de esta manera” y su marido… “No sabía que podías ser tan puta, porque eres un PUTÓN” y ella le replica… “Si un putón al que te estas follando el culo con la corrida de otro dentro, te lo recuerdo y…” Paco no se aguanta y le dice… “Es muy cachondo notar toda la corrida es que… ME COOOOORRRROOOOOO…” y se pegó una corrida de campeonato, me fui al baño. Al regresar al salón está ella sola, su marido ha ido al baño y no me hace falta preguntarle que como esta porque nada más verme me dice… “¿Sabes cuál es mi fantasía? (Y antes de que pueda decir nada) Es que Ray y tú me folléis a la vez?”, claro está le pregunto si lo ha hablado con su marido y sonriendo me dice, déjame eso a mí, que pronto será su fantasía.

Seguimos el resto de la noche follando, de todas las maneras imaginables. Al amanecer y delante de Paco le digo a Isabela… “Has tenido mucha suerte con Paco, porque tengo mucha experiencia en esto y vas a poder hacer lo que quieras con él, me refiero en el sexo, se le ve con muchas ganas, muy implicado y sobre todo, es de los que disfruta viendo gozar plenamente a su mujer, os lo vais a pasar…”, Isabella sonríe y encoje los hombros, pero Paco me dice… “Si albergaba alguna duda, que no era así, de lo que le proponía a Isabella, se me ha quitado del todo. Soy mucho más feliz, se me han quitado de golpe todos los miedos y complejos de que mi mujer se pudiera ir con otro. Porque hoy nos hemos unido más” y el beso que le dio Isabella me hizo ver que era de esa manera.

Estoy cansado y ya voy con el día cambiado. Me voy a mi casa, me ducho me cambio de ropa, saco la moto, voy a mi trabajo, resuelvo alguna pequeña incidencia y luego mantengo una reunión con el equipo de Madrid, el tiempo se pasa volando y doy por terminada la reunión diciendo que ya hablaríamos, que tengo que estudiar algunas cosas de las que hemos hablado. Salgo pintando y gracias a ir en moto, llegó con unos pocos minutos de adelanto y ya está Judith esperando. Nos vamos a otra cafetería más discreta donde pudiéramos hablar, es ella la que me dice dónde.

— Últimamente estoy demasiado susceptible. Quiero ser justa y hablarte algo de mí, que…

— Por mí no es necesario que cuentes nada, no quiero que te sientas obligada

— JODER… perdón… déjame que hable y diga lo que quiera.

— Adelante, no te interrumpo, soy todo oídos.

— Es que siempre me pasa haga lo que haga, da igual siempre lo hago mal. Mis padres sobre todo mi madre, que prefiere que trabaje en otro sitio con mucho prestigio y que me han llamado varias veces. Mi padre por lo menos cuando está solo, que soy su niña, no me da la paliza. Mi hermana que es funcionaria pasa de todo y mi hermano que es el niño, ha hecho y hace lo que quiere. De todo lo malo que pasa la culpa es mía.

— Te voy a interrumpir, son tus padres, tu familia, no se lo tengas en cuenta.

— Es fácil decirlo, seguro que tus padres no te llaman todos los días para marearte ni para decirte que estás loca por dejar parada la boda. Cuando unos días antes me calentaban la cabeza diciéndome que Ximo era un buen chico, pero con pocas ambiciones. Cuando te vieron a ti, a mi padre le caíste bien, pero luego mi madre le chinchó hasta que te fuera a decir algo, que no se si te dijo algo y ni que, que tampoco quiero saberlo. ¿Tú lo ves normal? Sé sincero.

— Te voy a contestar, pero no quiero que te sientas mal y mucho menos culpable. Lo que te voy a decir son cosas de la vida. Con mis padres no tengo ese problema, porque han fallecido los dos prácticamente seguidos. No hacían lo que los tuyos, pero había otras cosas que algunas veces me molestaban, pero ahora me gustaría tener esas molestias. Por eso te digo que no se lo tengas en cuenta. Que no le pueda caer a alguien bien, no me quita el sueño.

— Otra vez que he metido la pata…

— Te he dicho que no tiene importancia, pero tenía que decírtelo para que me entendieras. Que también puede ser que metiera la pata diciéndote que no me parecía que Ximo te quisiera tanto sin haber tratado con él.

— Es que, si lo conocieras, si trataras un poquito con él, te darías cuenta de lo bueno que es. Se que es pedir mucho, pero lo mismo si un día comiéramos o cenáramos los tres… ¿Me he pasado?

— No, qué va, estaba pensando un disparate.

— Escuchemos ese disparate, que, seguro que no será tan disparate, ¿Lo quieres compartir conmigo?

— JAJAJA… ya verás cómo lo ves un disparate. Tengo una gran autocaravana una XXXL. Me voy ya mismo con unas vacaciones merecidísimas, como sé que habías aplazado las vuestras, porque no compartir espacio y viaje.

— JAJAJA… JAJAJA… JAJAJA… ahora sí que sí, te has vuelto loco. Lo tuyo no es un disparate es un despropósito. Seguro que estás de broma.

— A que no me has visto reírme cuando lo he dicho. Lo he dicho muy en serio.

— Pues si lo dices en serio es que no te llega bien el riego a la cabeza.

— Te equivocas, me llega muy bien a las dos, pero porqué tanto miedo, es cuestión de que se lo propongas, que lo hables con él sin ninguna obligación. Es muy fácil… Ximo fíjate el tarado de Carlos me ha propuesto… ¿A qué está loco? (Se queda pensativa)

— OK, pero con una condición. Si me contestas con la verdad, lo que te has guardado cuando te pregunte porque querías saber la postura que más utilizamos… se lo propondré, pero tu respuesta tiene que ser convincente no una insignificancia para salir del paso.

— Porque eso me dice como son en realidad la pareja follando.

— Será en la cama y me parece una estupidez, porque ya me dirás lo que te puede decir.

— Es una cosa que me molesta de ti, cuando te enfadas sueltas tacos y el resto del tiempo te contienes para parecer una niña modosa. Y lo he dicho bien, mírame… F O L L A R

— Eso no te lo dice una posición sexual.

— En eso tienes razón, esto último no era por la posición. La posición me dice, cosecha propia y ya me dirás si acierto… que tiene y fíjate te doy a escoger la denominación, un pene, balano, verga, falo, polla, rabo, cipote… de tamaño normalito hacia abajo, o que folla mal y no sabe controlarse, de todas las posibilidades, que se pueden dar todas, usáis esa postura, porque tú puedes controlar mejor la situación. No es necesario que me des detalles. ¿He estado muy desencaminado?

— No te lo voy a decir, pero le haré la propuesta a Ximo, aunque me parece descabellada y sé que no va a aceptar. (Se había puesto muy colorada y para relajar el momento)Y que sepas que no la tiene pequeñita como crees.

— Y ya de paso te voy a decir cómo te veo a ti. Eres sociable, extrovertida, dinámica, generosa, mandona, con carácter, pasional, perfeccionista, astuta…

— Jajaja… por ejemplo, porque dices que soy generosa, pasional y mandona, pero se rápido que nos tenemos que ir y ya de paso me dices mi signo zodiacal.

— Generosa porque sé que colaboras como mínimo con estas dos ONGs, pasional porque se te ve en tus formas y lo contenida que estas. Mandona porque me han contado cómo diriges y el ímpetu que pones. Y añadiría hasta mala leche por cómo me estás mirando, tan contenida. Y sobre tu signo zodiacal te voy a responder algo que no te creerás y ya te digo que me dará igual, no sé el mío.

— Pues no me lo creo y no te diré si has acertado en algo.

Ya nos marchamos y mientras íbamos en la moto, que por cierto la notaba nerviosa a la hora de agarrarse, y en un semáforo le digo… “Ah y en lo de pasional también me refería en el sexo” y me da un golpe en el casco diciéndome que el semáforo estaba en verde. Nos despedimos sin más, ni ella quedó en llamarme ni yo quedé en llamarla.

A los cornudos ser muy felices o mejor dicho seguir siéndolo, a los que queréis y no os atrevéis, hablarlo con la almohada o con alguien que sepa, a los que lo intentáis, pero vuestra pareja dice nones… no os rindáis que es más fácil de lo que creéis y a los que lo intentaron, fracasaron y la mujer se ha rendido… no os rindáis vosotros. No quiere decir que sea malo ese deseo… lo malo es el odio, la envidia, el abuso de poder… vivir con vuestra moral, sin hacer daño a nadie y que nadie os diga como tenéis que vivir y desarrollar vuestra vida sexual con vuestra pareja.