Entre primos se folla más rico

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Cuando vives en una familia ultra católica retrógrada, resulta que el pecar es más tentador de lo que parece, eso pasaba con mi familia. Generaciones pasadas en nuestra familia siguieron al pie de la letra las reglas y convicciones de la religión, sin pecar, sin disfrutar la vida como se supone se tiene que disfrutar. Es una gran lástima que mi generación rompa con esa tradición, lástima para ellos, para mí, no.

La religión impedía que tengamos contacto físico con otras personas, eso hacía que nuestros padres nos alejaran de todo tema sexual pues lo consideraban taboo. No es una sorpresa que entre primos comenzáramos a coger, si nos obligaban a quedarnos en casa y convivir en familia, tarde o temprano ocurría.

Todo comenzó en la fiesta familiar que celebramos cada mes, fiesta en donde hacen una deliciosa comida y se reúnen para conversar con gracia, porque ni bailar dejan en esta religión. Esa misma noche, Rudy y yo, fuimos al cuarto de mi tía en donde comenzamos charlando de lo más normal, hasta que escuchamos ruidos raros en la otra habitación.

Nos dio curiosidad saber que era, así que decidimos salir y ver que pasaba. Al llegar a la otra habitación, nos percatamos de que la puerta estaba semiabierta, podías asomar la cabeza y visualizar el interior de la habitación, cosa que hicimos. Rudy y yo nos quedamos paralizados al ver lo que los otros primos, Yobani y Cristopher, estaban cogiendo sobre la cama de Elis, nuestra otra prima.

-Están pecando – me susurró Rudy, viendo como Cristopher bombeaba con rapidez a Yobani, mientras le besaba el cuello con pasión.

Nuestra familia conversaba y reía en el primer piso, comiendo mientras bebían un poco de vino. Se que es raro que siendo una familia muy conservadora nos dejaran solos entre primos, pero ese era el problema, eran ultra conservadores. Creían que jamás haríamos algo como eso, digo… no los culpo, siempre hemos cedido a todo lo que nos obligan a hacer; rezar, quedarse en casa, ser obediente, no pensar en el pecado ni cometerlo. Nos tenían mucha confianza, nunca dimos razones para sospechar de nosotros, siempre fuimos un pan de Dios, especto esa noche.

-Guille, ¿Qué hacemos? – me vuelve a susurrar Rudy.

Mientras ella seguía viendo impresionada el coito de nuestros primos, le agarro la mano y la jaloneo hacía la habitación en donde estábamos inicialmente. Cierro la puerta suavemente para que no se den cuenta que estábamos al lado, y le digo a Rudy:

-¿Crees que deberíamos decirle a la familia? Claramente estarán furiosos – digo con el corazón latiendo a mil.

-Los meteríamos en problemas – dice Rudy muy enervada.

-¿Entonces qué?

-No lo se primo, está mal que hagan eso, son familia.

A pesar de que una pared nos separaba de ellos, aun se podía escuchar como cogían. El rechineo de la cama y los gemidos de Yobani aumentando no dejaban nada a la imaginación. Rudy y yo nos acercamos lentamente hacia la pared, poniendo la oreja contra este para escuchar con más claridad lo que pasaba. Pareciera que el morbo comenzaba a nacer en nosotros, recuerdo cierto placer al escucharlos, sabiendo que estaba mal.

-Claramente Dios no está con ellos – digo mientras estoy al costado de Rudy.

-El Diablo está con ellos primo, la tentación les ganó – dice Rudy.

Mientras escucho, me llegan miles de preguntas a la cabeza; ¿Por qué lo habrán hecho?, ¿Qué sentirán al hacerlo?, ¿Por qué me gustó verlos y escucharlos? Claramente estaba confundido, al igual que Rudy, su cara me lo decía todo.

Nos fuimos alejando de la pared en cuanto escuchamos aumentar el volumen del sexo. Lentamente nos fuimos sentando en la cama, con la cara de preocupación, sin poder reacciones maduramente a la situación. Nos quedamos mirando a los ojos con los gemidos de Yobani de donde, pervirtiendo nuestras mentes y alimentando nuestro morbo.

-¿Qué hacemos Guille? – Pregunta Rudy preocupada.

-No lo sé, no quiero meterlos en problemas – digo confundido – supongo que Dios se encargará de juzgarlos.

-Dios no está con ellos – dice Rudy frunciendo el ceño.

-¿Cómo lo sabes?

-Si estuvieran con Dios no hubieran pecado, la tentación es para aquellos que no… – la interrumpo

-Si si, lo sé, pero dime una cosa, ¿la están pasando mal? Digo… ¿viste si alguno estaba sufriendo?

Esa pregunta dejó sin palabras a Rudy, con ojos pensativos mirando hacía la pared que nos impide ver el coito.

-No importa si lo disfrutan o no, tener relaciones antes del matrimonio es pecado.

-Y si está mal ¿Por qué lo disfrutan? – pregunto, tentando a las creencias de Rudy.

Rudy y yo nos quedamos pensado, un par de minutos, sin recitar palabra, escuchando el cogidón de nuestros primos. Se me hace curioso saber que ciertos acontecimientos pueden cambiar la vida de las personas, en mi caso, el sexo.

Durante nuestras vidas, fuimos creciendo con la idea de que las relaciones sexuales solo se tienen que hacer con la pareja a la que le prometías fidelidad. Castidad creo que se le decía, o abstinencia… El punto es que, tanto mi prima como yo, estábamos teniendo problemas existenciales en ese momento.

-¿Qué se sentirá? – pregunto inesperadamente.

-¿Qué? – pregunta mi prima confundida.

-Que ¿Qué se sentirá?

-No lo sé, ¿Por qué ella hace esos ruidos?

-No lo sé – digo – supongo porque lo disfruta.

-¿Tú crees?

-Él también hace ruidos raros, pero se ve que la pasan bien haciéndolo.

De nuevo otro silencio incómodo con gemidos de fondo.

-No creo que debamos decirle a nadie lo que está pasando prima – digo.

-¿Por qué?

-Imagina la vergüenza para ellos, demás, no veo que estén haciendo nada malo, solo se divierten y ya, no hace daño.

-¡Pero está mal! – dice elevando un poco la voz.

-¡¿Pero por que está mal?! ¿Acaso lo haz hecho para saber si está mal o no?

Se queda un poco muda ante tal pregunta

-Claro que no pero…

-Pero nada, hasta que no me muestres pruebas de que está mal lo que hacen nos quedaremos callados.

La verdad estaba en duda en callar o no, me sentía realmente confundido. En ese momento, Rudy asintió con la cabeza, haciendo caso con quedarnos callados.

Seguimos sentados un rato más, sobre la cama, escuchando con atención como cogían, en silencio. De un momento a otro, escuchamos como se reían, quizás jugueteando, quizás burlándose de la inocencia de la familia, quizás… no lose, pero eso hizo que Rudy hablara.

-Pues creo que si la pasan bien.

-Creo lo mismo… oye la verdad… – digo con cierto temor.

-¿Qué?

-La verdad que si se lindo lo que estaban haciendo.

-¿Lindo? – pregunta Rudy haciendo muecas de confusión.

-Ya sabes, se ve… bien… digo… ¿Tú que dijiste cuando los viste?

-Puesss – dice, dudando en soltar su opinión – la verdad que si se veía… no sé cómo explicarlo.

-Solo digo.

-¡Rico! Ósea… ya no quiero seguir hablando de esto.

Nos quedamos otra vez en silencio, escuchando risas y pequeños gemidos en la otra habitación.

-¿No tienes curiosidad? – pregunta fugazmente.

-¿EH?

-Que si no quieres saber que se siente

-Algo en mí dice que sí… pero mi mente está confundida.

-Y si… ya sabes… ¿lo intentamos? – digo con todos los nervios del mundo.

-¿Cómo? – pregunta sorprendida.

-Si… nomás para probar, ósea, ya viste que no es nada malo, no habría ningún inconveniente.

-Somo familia Guillermo, ese es el inconveniente.

-Si lo sé, pero… solo pensaba que matar la curiosidad con alguien de confianza, como tú, sería lo esencial. Hemos jugado desde pequeño… somos casi hermano, cómplices… solo digo que sería algo especial.

Ella me mira confundida, tratando de procesar lo que le dije. Su mirada lentamente se dirige hacia la pared de los ruidos sexuales, mirándola fijamente, tratando de pensar en mis palabras, en sus pensamientos, pensando en cual opción tomar.

-Además – digo – si pasa algo malo… solo tendríamos que guardar silencio, y hacemos como que no pasó nada.

El silencio de Rudy me mata, me hace pensar que saldrá corriendo de ahí, yendo a contarle a todos lo que pasó esa noche. Me la jugué mucho esa noche, casi que fue un movimiento estúpido de mi parte por apresurar las cosas, pero, inesperadamente, ella me dio la respuesta que estaba esperando.

-¿Y como se supone que debemos de comenzar? – pregunta, con la mirada baja, con un poco de vergüenza.

-No lo se prima, supongo que tenemos que improvisar.

Me le acerco a Rudy, apegándome a ella, moviendo la cama. Ella sigue con la cara abajo, tratando de no mirarme. Torpemente, pongo mi mano sobre su regazo, cogiendo lentamente su entrepierna por encima de su gran falda flores bordadas, falda que llega hasta los tobillos. Suavemente comienzo a sobar su entrepierna, moviendo la yema de los dedos en círculos, tratando de alzar la falada un poco, cosas que no pude lograr.

Mi prima se puso roja de la vergüenza, pude ver sus mejillas sonrojarse. Sin embargo, también puso su mano sobre mi entrepierna, siguiéndome los pasos, torpemente. Comencé a apretar su entrepierna, sobándola estaba vez con la palma de la mano, yendo de arriba abajo. Ella solo me replicaba.

Con su vista abajo, aproveché para ver sus pechos a por encima de su blusa manga larga. Si, no se dejaba ver nada esta chica. Mi primo no tenía grandes pechos como otros miembros de la familia, pero aun así me imaginaba tocándolos.

Continué sobando su entrepierna, con el corazón latiendo a mil por hora. Seguí mirando sus pechos por un rato, hasta que en mi mente me dije “Dios, ya quiero ir al siguiente nivel”. Me percaté de su mirada, dándome cuenta de que estaba mirando específicamente, ¡miraba a mi bulto! No podía creerlo, me ojeaba el bulto mientras su mano estaba cerca, sobando mi entrepierna con más espero que al comienzo. Ese fue mi motivo para pasar al siguiente nivel.

-Rudy – digo en voz baja, haciendo que alce la mirada lentamente.

Mira directamente a mis ojos, dando dos parpadeos lentos y tiernos. Empecé a acercar mi cara lentamente, cerrando mis ojos, noté que ella hizo lo mismo, dejándose llevar lo el momentos.

Cuando nuestros labios chocaron, nos detuvimos. Nos quedamos así un par de segundos. Fue como si empezamos a reconsiderar la situación, como si nos estuviéramos arrepintiendo, sin embargo, solo fue para probar si los dos estábamos pensando igual, y al darnos cuenta de eso, nos besamos. Empezamos a darnos pequeños picos mientras nos sobábamos la entrepierna. A medida que avanzábamos, comenzamos a abrir la boca para los besos, subiendo la mano un poco más para ir más allá de nuestros límites.

Nuestros besos se intensificaron, usamos nuestras lenguas, poniéndonos más cachondos. Con mi otra mano empecé a tocarle la mejilla, inclinando su cabeza para hacer el beso perfecto. Ella seguía tocando mi pie, pero dejando de subir.

Dejé de besarla repentinamente, la miré a los ojos, luego bajé la mirada hacia su mano. Cuando se dio cuenta, dejó de sobarme, dejando su mano posada sobre mi entrepierna. La cojo de la muñeca y subo su mano hacia mi bulto, ahí, ella empieza a toca y a apretarlo suavemente. A medida que hace un poco de presión, mi bulto comienza a agrandarse, haciendo que Rudy sienta como se va poniendo duro.

Mientras me toca, volvemos a los besos, pero esta vez con mi mano entre sus pechos. Los tocaba inexpertamente, no sabía si eso le gustaba, hasta que noté como se erguía para sacar hacer que sus pechos se sientas grandes. Yo los tocaba con toda liberta, pues no hizo nada para parame.

Sin dejar de besarnos, paré de tocar sus pechos para comenzar a desabrocharme. Jalé de la carrea para desajustar el pantalón, pasando a desabotonarlo y a bajar el cierre de este. Me bajé un poco los pantalones, quedándome en calzoncillos. Eso hizo que ella pudiera sentir la forma de mi pene estando erecto. Y no lo apretaba, lo masajeaba, guiándose en la forma para hacerlo más placentero.

Me bajé los calzoncillos lentamente, haciendo que me deje de besar, mirando con asombro como mi glande se va asomando lentamente por los tirantes. Al bajarme el pantalón y los calzoncillos por completo, mi pene quedó al descubierto. Ella lo podía ver, completamente, sin ningún obstáculo por delante. Cogí su muñeca nuevamente, guiándola hacia mi pena, haciendo que lo empiece a masajear lentamente, sin ninguna prima.

Mientras me masturbaba lentamente, subí su falda lentamente hasta llegar a sus rodillas, ahí, llevé mi mano por debajo de esta, llegando a tocar su vagina por encima de su calzón. Aun que trató de resistirse cerrando las piernas, al final cedió, abriéndolas más de los necesario.

Ella me masturbaba inexpertamente mientras yo acariciaba su vagina con suavidad, sintiendo como de a poco se iba mojando. De repente, mi pene se empieza a sentir baboso, como si lo hubieran lubricado. Era mi líquido preseminal, era la primera vez que me pasaba, esta manchando toda la mano de Rudy.

Por su parte, fue mojando sus bragas lentamente, mis dedos comenzaron a mojarse también. Comenzamos a besarnos en ese momento, alimentando la calentura del momento, sintiendo el placer en nuestras manos y cuerpo, como si nos hubieran dado drogas esa noche, drogas que no querías dejar de consumir. Hasta que escuchamos pasos subiendo las escaleras.

-¡Alguien viene! – dice Rudy quitándome la mano de su coño y bajándose la falda.

Rápidamente comienzo a subirme los pantalones y a acomodarme. Mientras los pasos se van aproximando, Rudy se va asustando aun más, pelando los ojos y comenzando a templa. Temblaba poco pero aun así me transmitía el miedo.

De repente, la puerta se abre de golpe.

-Rudy, ya nos tenemos que ir, ven a despedirte de todos – dice mi tía Laura, hija de Rudy.

-Está bien mamá, ahora bajo.

-Guillermo, nos vemos el domingo en la iglesia – dice mi tía.

-Si tía, no se preocupe, ya es tradición encontrarnos allá – río con nervios encima.

Mi tía me sonríe mientras le dice a Rudy que se apure, luego se va, dejándonos solo otra vez. Rudy se para rápidamente, y se aleja de mí, dejándome sentado en la cama con todas las ganas del mundo. Cuando llega a la puerta, se detiene un momento en la puerta, gira para mirarme y dice “te hablo por whatsapp” y se va.

Me quedo unos minutos en el cuarto, escuchando como la gente se va despidiendo y yendo cada uno para sus casas. Luego me paro, pues se que cuando Rudy se va, también yo me tengo que ir.

Al bajar, me doy cuenta que no queda casi nadie, incluso mis tíos Julia y Lucio, padres de Cristopher, se han ido. Lo mismo con Amanda y Estefan, padres de Yobani, solo quedábamos Claudia, otra prima, y sus padre. Claro, junto con los dueños de la casa, que eran otros tíos, estos tenían una hija llamado Elis, también prima mío. Si si, es confuso, mi familia es muy numerosa ¿Qué esperabas?

-Fue una velada agradable la hoy hermano – se decían mis tíos.

Baje las escaleras para despedirme de todos, dándole un beso a Claudia y a Elis, juntos con mis tías, dándoles la mano a mis tíos.

-Cuida a este campeón, se ve que será muy exitoso de grande – le decía mi tío a mi padre.

-Es un poco travieso y curioso jajaja espero no hayas hecho ninguna travesura hoy ehh campeón – me decía mi padre.

Claro claro, solo le metí los dedos a mi prima hoy, pero nada grave eh papá.

Se terminaron de despedir y salimos a la calle, subiendo al carro para irnos. Ese nivel de fanatismo cristiano me revuelve el estómago, es como si me dieran ganas de vomitar cada vez que la familia se reúne, que asco.

Durante el camino, no dejaba de pensar en lo rico que fue ese momento con Rudy, lo rico que fue ver a mis primos coger. Nunca lo había visto, bueno si sabía que se hace eso para procrear, pero jamás lo vi en vivo frente a mis ojos. Fue genial de cierta forma.

Al llegar a casa, entramos en silencio, no por estar molestos o algo por el estilo, había sido un día muy largo para mis padres. Ellos fueron directo a alistarse para dormir, mientras yo me quedé un rato más en celular, tratando de matar el rato antes de dormir.

Inesperadamente, recibo un mensaje de Rudy: “Lo de hoy no debió pasar, pecamos ante los ojos del señor y ahora nos tenemos que arrepentir y confesarnos ante el padre (se se lo que digas) Estoy dispuesta a olvidar el pasado y recuperar esa confianza que teníamos como familia”.

Yo no, con sinceridad les digo que quería que pase algo más esa noche. Igual, le respondí sin negativas, siendo condescendiente.

Yo: Igual prima, olvidamos el pasado y no perdamos esa confianza de familia que tenemos.

Rudy: Okey primo, espero descanses bien esta noche.

Yo: Antes de que duermas, quería preguntarte una cosa, pero quiero que lo respondas con sinceridad.

Rudy: ¿Qué cosa?

Yo: ¿Te gustó lo que pasó hoy? Lo de los primos no, lo que hicimos tu yo en el cuarto.

Rudy: Que me haya gustado no significa que este bien primo.

Entonces si le gusto, ¡vaya! Que alegre me siento.

Yo: Si si prima, solo quería saberlo.

Rudy: Okey, descansa primo.

Yo: Descansa prima.

Apoyé mi celular sobre mi pecho, mirando el techo con ojos perdidos. En verdad que la pasé bien esa noche, no lo voy a negar, pero… ¿hicimos? ¿Por qué? ¿no se supone que la iglesia nos dice “amemos a nuestro prójimo”? bueno… ella es mi prima, pero es casi lo mismo ¿no?

Continuará…