Me tomo un respiro de mi relación y pruebo una polla negra

Polla negra

Darla Clayton se quedó mirando el trozo de papel que sobresalía de entre sus dedos… Después de un largo momento de reflexión, levantó el auricular de su teléfono y, con una mano temblorosa, marcó el 1-700-DDR-FMBU.

‘¡Debo estar loca!’ murmuró para sí misma mientras nerviosamente golpeaba con su pie el suelo alfombrado.

Después de diez timbres, estaba a punto de colgar cuando una voz lúgubre en el otro extremo de la línea dijo suavemente:

– «Soy Tom Smit, ¿en qué puedo ayudarlo?»

Por un momento, congelada de miedo, Darla se quedó allí en silencio mientras se preguntaba si debería colgar y olvidar todo el asunto.

Ella acababa de decidirse a colgar cuando la voz de repente dijo con fuerza:

– «¡Puedo oírte respirar… Contéstame!»

Sorprendida por este giro de los acontecimientos, Darla respiró hondo y balbuceó:

– «¿E-eres el hombre que puso el anuncio en el periódico?»

– «¿A qué anuncio te refieres?», le respondió suavemente con ese vozarrón que se escuchaba.

– «Ya sabes… El anuncio que está en el Metro», dijo Darla.

– «Debe haber mil anuncios en el Metro… Tendrás que ser más esplicita», le comentó de nuevo el hombre con voz suave.

Ella se estaba encontrando cada vez más incómoda por la dirección en la que iba la conversación, pero en lugar de colgar, murmuró:

– “Es el anuncio que puso un hombre negro.»

– «¿Qué decía el anuncio del hombre negro?» preguntó.

– «Estoy muy avergonzada… Tal vez debería olvidarme de esto y colgar», respondió Darla en voz baja.

– «Si lo hicieras entonces no podrías joder con mis 25 cm. de polla negra, ¿verdad?», le explico.

¡Así que era él!… Involuntariamente, la vagina de Darla soltó un chorro de flujo y empapó sus bragas blancas de algodón mientras imaginaba como sería el gran pene del negro que estaba al teléfono.

– «Ya que aún estás al teléfono, te diré que tengo claro por qué me llamaste… «Dime, ¿cuál es tu nombre y cuántos años tienes?» «, dijo con voz un poco más áspera.

Sorprendida de nuevo por su avance, ella decidió responder:

– «Me llamo Darla y tengo cuarenta y seis años.»

– «¿Estás casada?», le preguntó.

– «Sí… Llevo veintidós años casada», respondió ella,

– «¿Alguna vez has follado con un hombre negro?», le preguntó.

– «No… Nunca he estado con nadie más que con mi marido», respondió rápidamente,

– «¿No te satisface?», preguntó la voz.

– «Bueno, er, sí… Supongo que sí, pero sólo quería averiguarlo… Ya sabes … Q..Quería saber q..qué pasaría si me jodiera una polla t..tan grande cómo la de un caballo», respondió tartamudeando.

– «¿Estás segura de ello?»

Con todas sus defensas bajadas y su vagina con una necesidad desesperada de atención, ella respondió con un gemido:

– «¡Oooh, sí… Quiero probar una enorme polla negra!»

– «Eres como cualquier otra perra blanca de lasmuchas que conozco… Quieres venir a estar conmigo por la gran polla negra que tengo», respondió un poco orgulloso.

Después de varios minutos más de conversación íntima, Tom Post le dio a Darla su dirección e instrucciones sobre cómo llegar allí.

Cuando finalmente Darla volvió a colocar el teléfono en su sitió de carga, se puso la mano debajo del vestido y se tocó hasta que tuvo un orgasmo impresionante.

Después de caer al suelo hecha un montón, murmuró en voz alta:

‘¡El viernes a las cinco… Qué ganas tengo que llegue ese día!’

Y llegó el día de la cita… Darla pasó por delante de la dirección de la calle Montsant tres o cuatro veces antes de reunir el coraje suficiente para detenerse y aparcar su coche… ¡Era ahora o nunca!… ¡Si ella no lo hace ahora, probablemente nunca lo hará!

Después de revisar su maquillaje por última vez en el espejo retrovisor, respiró hondo y se dirigió al interior del edificio.

Su mente estaba acelerada cuando el ascensor se acercó a la planta doce y se preguntó si estaba cometiendo el error de su vida… Después de todo había sido una esposa buena y fiel durante todos estos años, pero la tentación de la fruta prohibida era tan grande que parecía no poder evitarlo.

Ella estaba literalmente temblando como una hoja mientras estaba de pie, congelada, frente a la puerta del apartamento, pero después de tomar su decisión, extendió la mano y tocó el timbre de la puerta y esperó a que le abriera.

– «Adelante… Está abierto», dijo una voz apagada desde el interior del apartamento.

Con cuidado, Darla empujó la puerta para abrirla y metió la cabeza dentro… El apartamento le pareció precioso… Tenía alfombras y costosos muebles clásicos llenaban la enorme sala de estar.

Entró mientras aún pensaba en girarse y huir, pero sabía que había dado ya un paso muy grande cómo para irse ahora… Ella se sobresaltó cuando escuchó la voz profunda decirle:

– «Así que eres Darla… Por favor entra y siéntete como en tu casa.»

‘Dios mío, qué alto es!… ¡Por lo menos debe medir más de 1,90 m. de altura y su cuerpo, desnudo de cintura para arriba, parece estar esculpido en granito!… Sus músculos se ondulan con el más mínimo movimiento’, pensó al verlo.

Tom la cogió del brazo y la llevó al gran sofá que estaba apoyado en la pared este de la sala de estar.

– «¿Quieres una bebida?… Creo que te sentará bien», le preguntó gentilmente.

– «Sí… P-por favor», respondió ella con timidez.

Un minuto después volvió con dos whiskys escoceses.

– «¿Tuviste algún problema para encontrar mi casa?», le preguntó mientras se sentaba a su lado.

– «No… Fue fácil de encontrar», respondió ella antes de tomar un sorbo de su bebida.

Tras unos momentos silencio, él le dijo:

– «¿Puedo hacerte una pregunta personal?»

– «Claro», respondió ella, un poco menos nerviosa.

Dejó que su mano se deslizara sobre su hombro mientras continuaba:

– «¿Está mojado tu coño?… ¿Sientes la necesidad de ser follada de forma fuerte y rápida por una gran polla negra?»

Darla apoyó la cabeza hacia atrás mientras su mano vagaba muy suavemente por la parte delantera de su blusa hasta sus pechos, que esperaban ser palpados de la forma que quisiera.

Ella giró la cabeza para mirarlo y suspiró:

– «¡Nunca he estado más preparada en toda mi vida!»

Su enorme mano ahuecó sus pechos llenos a través de su frágil blusa mientras él miraba sus profundos ojos azules… ¡Tom era un hombre guapo, con ojos negros como el carbón, una cabeza afeitada y una sonrisa que hizo que su corazón simplemente se derritiera.

Jugó con sus pechos durante mucho tiempo antes de decirle:

– «¡Es hora de chuparme la polla!

Tom, dejo su bebida y se puso de pie rápidamente, situándose delante de ella para permitirle un fácil acceso a sus holgados pantalones de pijama de satén… Y siguió dándole órdenes:

– «Bájame los pantalones»

Darla agarró la banda elástica de la cintura desus pantalones, con ambas manos, y después de mirarle a sus ojos, se los bajó sobre sus muslos musculosos.

Su corazón casi se paró cuando vió la increíble polla que tenía ante ella… Colgaba larga como una serpiente negra… Lentamente extendió la mano dejando que sus dedos rozaran esa músculosa y gruesa polla mientras jadeaba:

– «¡E-es muy bonita y muy grande y gorda!»

Al tocarla se contrajo un poco, pero rápidamente ganó longitud y circunferencia… A pesar de que estaba lejos de estar tiesa, ya debía tener al menos 20 cm de larga y ser tan gruesa como su muñeca.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se inclinó hacia delante y besó repetidas veces la cabeza antes de metérselatodo lo que pudo en su caliente boca.

– «Oooh, síiii… Me encanta que una perra blanca me chupe mi polla», suspiro Tom.

Darla, con cuarenta y seis años, madre blanca de dos hijos, estaba ahora de rodillas, con la boca abierta, chupando con avidez su primera polla negra.

Tom pensó, al mirarla, que era como alimentar a un bebé hambriento con un biberón (=su enorme polla).

Mientras su boca mamaba su polla, ella tomó suavemente sus dos enormes testículos en su mano izquierda mientras sostenía la monstruosa polla con su mano derecha.

Su coño gordo latía incontrolado en sus bragas empapadas por el flujo que segregaca contínuamente en previsión de la jodida que sabía que iba a ser inminente.

Sintiendo la necesidad de exponerse, Darla abrió su parte superior de su blusa, permitiendo que sus grandes ​​pechos salieran al exterior y su vagina estaba segregando sin parar flujo.

Sin decir una palabra, Tom comenzó a disparar chorros de semen dentro de su boca… Ella jadeó mientras tragaba el esperma caliente que se iba deslizando por su garganta.

– «¡Muy bien…Sigué así… Trágatelo todo… Y luego me limpias la polla!», le ordenó.

Luego, la hizo ponerse de pie y la besó profundamente en los labios antes de susurrarle en su oído:

– «¡Voy a desnudarte para poder follarte!»

Por un momento fugaz, Darla se preocupó por lo que Tom pudiera pensar sobre su cuerpo maduro… Aunque estaba en muy buena forma era bastante obvio que el tiempo y la gravedad le habían pasado factura.

– «Espero que no quedes decepcionado cuando me dejes desnuda», dijo en voz baja mientras dejaba caer su blusa y su falda al suelo.

No debería haberse preocupado porque Tom con una mirada a la ama de casa vestida con bragas y sujetador tuvo más que suficiente para devolver la enorme polla de Tom a la erección completa.

Al ver su apuro, Tom se apresuró a quitarle toda su ropa interior dejándola allí de pie con sus grandes tetas y su peludo coño disponible para sus ojos hambrientos.

Antes de que ella tuviera tiempo de reaccionar, las manos de Tom estaban en todas partes… Tocó y acarició cada centímetro cuadrado de su voluptuoso cuerpo.

Ella se estremeció cuando el dedo medio de Tom violó bruscamente su babeante raja mientras ella miraba con avidez a su enorme pollón negro.

– «Por favor, jódeme!», le rogó.

– «Por supuesto que voy a joderte»

A pesar de que ella estaba algo gruesa, Tom la manejaba como si fuera una muñeca de trapo.

Con sus poderosas manos, la cogió del brazo y la arrojó sobre el respaldo del sillón… Golpeó sus piernas para que ella las abriera al máximo para permitir el acceso a su mojado coño y le dijo:

– «Está bien, perra, prepárate porque yo te voy a follar como lo que eres, una perra.»

Sus piernas tiemblan dobladas por todo esto… Y eso que ni siquiera la había tocado todavía… Darla se agarró los brazos del sillón con fuerza y ​​gimió mientras él pasaba la cabeza de su gran polla arriba y abajo a lo largo de su coño abierto para lubricarla con sus jugos.

– «Dios mío», murmuró entre dientes.

– «Tienes el coño más grande que he visto en mi vida.», le dijo.

– «¿E..estas decepcionado?» preguntó nerviosa, preocupada de que él no le pudiera gustar su coño.

– «¿Decepcionado?… A ver que te parece esto si crees que estoy decepcionado», le dijo.

Y de inmediato, con un fuerte golpe de sus caderas, embistió su gran polla negra en su coño hambriento,clavándole 15 cm en su interior.

Cómo respuesta, ella arqueó su espalda permitiendo que sus tetas quedaran libres y oscilasen como campanas.

Tom siguió dando golpes de cadera mientras la tenía bien sujeta y su gran polla penetraba cada vez más en su ahora dilatado coño.

Muy pronto su coño se convulsionó con fuerza teniendo una corrida de proporciones brutales dentro de ella!

– «Aaah!… Me estoy jodidamente corriendo», jadeó.

Darla, nunca se había sentido tan llena y feliz como estaba ahora… A pesar de que encadenaba una ola de orgasmos continuados, sintió una paz interior por el agotamiento que tenía.

Se encontraba totalmente entregada a la monstruosa polla negra que en ese preciso momento la estaba conduciéndo a otra gran corrida… Había perdido la cuenta de las veces que se había corrido.

Sintió cómo Tom aceleraba sus golpes de polla y apretaba con fuerza sus pechos y pellizcaba sus pezones… No pudo aguantar más y explotó en una gran corrida dentro de su coño, mientras su coño se contraía, una y otra ve,z alrededor de su enorme polla.

Después de que Darla estuvo vestida y lista para irse, no pudo evitar arrodillarse y coger de nuevo la gran polla negra de Tom y metérsela en la boca… Tom se corrio otra vez en su boca, que quedó finalmente llena otra vez de semen.

Más tarde ella le preguntó dulcemente:

– «¿Cuándo puedo volver?»

– «Cuando quieras, cielo… Si quieres, te espero el proximo viernes a la misma hora, pero sino puedes esperar me llamas y te vienes… Ten en cuenta que cada vez te voy a exigir más», respondió con una sonrisa.

F I N