Mi nuera disfruta provocarme en lugares públicos

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—Esa camisa es muy bonita … ¿me la dejas ver? — la mujer desconocida que andaba merodeando a nuestro alrededor se manifiesta tratando de colarse entre mi nuera y yo.

Irene, lejos de alterarse por tan grosera intromisión, da un paso a un lado y le da acceso a lo que lleva persiguiendo durante un buen rato.

—Si que es bonita…nosotros ya hace rato que nos la miramos— le contesta con la tranquilidad del que sabe bien lo que está haciendo.

La mujer se asoma por encima de nuestros hombros para ver con todo detalle como mi nuera me está masturbando en este discreto rincón de la tienda. Estamos junto a un expositor con decenas de camisas colgadas en sus perchas esperando que algún cliente las remueva, las descuelgue, se las pruebe, y quizás finalmente se las lleve a casa.

—¿te gusta?… mi papá tiene una verga muy linda…a mí me encanta jugar con ella…siempre que tengo ocasión…y si es en un sitio público mejor— le suelta con todo el descaro posible pensando que la señora se va a escandalizar y va a salir corriendo tras ver cómo me pasa los dedos en forma de canuto a lo largo de mi miembro.

—No esperaba menos de él…se ve un hombre muy atractivo…madurito…pero muy sexy…¿me dejas probar a mi?…me gustaría sentir en mi mano el calor de esa buena verga.

—Ni hablar… esto se ve pero no se toca…mi papá es solo mío….¿entiendes?…sólo mío— le responde Gala con tono altivo y posesivo.

—Un poco… solo para sentir como palpita.

—No. He dicho que papá es solo para mi…te dejo mirar…y eso basta.

No puedo dar crédito a lo que sucede…una desconocida disputándose con mi hija el derecho a continuar con la paja que ella empezó hace unos minutos. Me siento halagado al tiempo que juguete de sus deseos, sin contar el desazón que me produce estar aquí de pie, junto al expositor, con la verga fuera del pantalón, manoseada con toda su maestría y yo tratando de controlar que nadie…ni empleadas ni clientes nos sorprendan en esta morbosa situación.

A mi nuera le encanta hacer estas cosas en lugares públicos. Siempre que puede se inventa las más locas situaciones, para jugar a excitarme al límite siempre bordeando el peligro de ser descubiertos.

Hoy hemos venido a una gran tienda de ropa para consumar otra morbosa aventura. Ha elegido la zona de ropa de hombre en una esquina del local. Nos hemos colocado tras el expositor donde cuelgan las camisas de caballero. Después de varios restregones por encima del pantalón, me ha bajado la cremallera para palpar con su mano que ya se me estaba empezando a a poner dura, y antes de que creciera demasiado para poder sacarla fuera, ha bajado el poco el slip y me la ha sacado fuera.

—Papi… ¿te gusta que te haga estas cositas?

—¿Cómo te atreves?…no ves que nos pueden pillar….¿te imaginas el escandalo?…”un señor maduro con una joven que dicen que era su nuera”…¡que vergüenza y que escandalo!— contesto aparentando un rectitud que no se ve acompañada por la reacción de mi cuerpo. En pocos instantes me la puesto como un tren.

—Tienes una nuera muy traviesa y complaciente…ue desea que su “papaíto” este contento y satisfecho— replica mientras empieza ha pajearme a escondidas del resto de clientes de la tienda.

Preocupado por ser descubiertos miro a un lado y a otro. Al ver que no hay nadie cerca que pueda ver lo que Irene me está haciendo me relajo y dejo que me la mene un poco. A ella le encantan estas situaciones viciosas y con cierto peligro. Anteriormente, yo nunca lo habría hecho, con ella es distinto, me dejo arrastrar por su lujuria y lo disfruto como un semental en celo.

—Esa camisa…la de cuadros granates es muy bonita. Me la dejas coger— dice una voz que surge inesperadamente a nuestra espalda.

Mi nuera da un paso a un lado para que una cabeza curiosa se cuele entre nosotros y vea lo que estamos haciendo. Miro inquisitivamente a Irene preguntándome: ¿pero que pasa? ¿nos han pillado “in fraganti”? ¿por qué no ha opuesto resistencia a semejante intromisión?

—Esta señora lleva un rato observándonos y creo que esta deseando ver lo que hacemos ¿quieres que le enseñemos lo bonita que es la verga de mi suegro? Seguro que satisface su curiosidad ¿verdad?— me pregunta con toda la naturalidad del mundo mientras me acaricia la punta y juguetea con el pellejo…tirándolo atrás y adelante para que el capullo luzca bien.

—Irene….¡cómo eres! Me pones en unos aprietos…me avergüenzas

—No seas tonto… a la señora le va a encantar, no dirá nada y seguro se irá un poco más feliz que como vino

—Si, si…dejadme ver…esto tiene mucho morbo. Me había imaginado algo así…pero siendo real es mucho mas excitante. ¿Me dejas que se la toque un poco?

—Ni hablar…mi papito es mío y solo mío…tu solo puedes mirar— le responde tajante.

Me halaga que ambas quieran cogerme la verga, esta luce impresionante y los menos que me da Irene contribuyen a mantenerla bien dura.

—Vamos al probador…allí estaremos mucho mejor— sugiere la desconocida.

Tras dudarlo un instante Irene se decide, emparedado entre ambas me conducen hacia una esquina de la sala donde hay cuatro cabinas para probarse la ropa. Los cubículos se cierran con una simple cortina y solo te guardan de la miradas de los demás de forma muy insegura.

Entro dentro de uno de ellos, me acompaña mi nuera y la desconocida se mantiene fuera montando guardia. Ella hace ver que es mi pareja y de vez en cuando se asoma para ver cómo me sienta la ropa que supuestamente me estoy probando.

En realidad lo que hace es contemplar como apoyo los hombros en la pared y saco el pubis hacia afuera para facilitar que Irene me haga una felación de las que hacen historia, intercalando unos frotes intensos y salvajes con su despiadada mano que logra arrancar roncos gemidos de mi garganta.

Sufro por el temor de que nos descubran y ala vez siento el inmenso placer que mi nuera me proporciona con el extra de ser deseado por una desconocida que envidia el sitio de mi “nena”.

Se me escapan algunos gemidos que alertan a una de las dependientas que viene a ver si ocurre algo. Por suerte, la mujer desconocida la distrae con su conversación. Mi nuera sigue con la mamada mientras se las escucha hablar justo detrás de la cortina. Tengo que morderme los labios y la lengua para contener los gemidos que tratan de rasgar el silencio.

Le abre un poco la cortina y aparece la cabeza de la señora que nos esta guardando las espaldas.

—Vamos chicos…la dependienta está con la mosca tras la oreja …haz que se corra ya de una vez— nos apura— no me quiero quedar con las ganas de ver como sale toda la leche.

El comentario encabrita aún más a Irene que se afana por conseguir el objetivo propuesto…meneos enérgicos…tragar polla….chupar…lamer…y tragar hasta las arcadas…todo vale…todo es bienvenido…todo hasta que algo se quiebra dentro de mi…allá va mi leche…suspiro hondo aprieto el culo y aviso que ya viene…

—Toma, toma…recógela con mi pañuelo— le dice la desconocida a Irene al tiempo que le alarga un fular para que recoja con él mi corrida— Me la llevare como un trofeo— dice con entusiasmo.

Mis huevos se aprietan y contraen una y otra vez para expulsar hasta la ultima gota de la leche que almacenan.

—Papito…no podrás decir que no te ha gustado la experiencia en la tienda…¡Que buena corrida le vamos a regalar a esta amable señora!— dice con un poco de malicia sabiendo que ella es mi dueña y que dispone de mi verga y mi lecha a su única voluntad.

El fular impregnado con mi leche desaparece detrás de la cortina con el mismo sigilo que su dueña abandona la escena. Irene se incorpora y tras comprobar que nadie la ve sale del cubículo y me da tiempo a que yo me vista antes de correr la cortina.

—¿le ha gustado la ropa?¿le sienta bien?— pregunta amablemente la dependienta.

—No del todo…solo se quedara una camisa— le contesta mi nuera haciendo ver que esta un tanto decepcionada por no poder comprar mas prendas para su querido suegro.

Me gusta caminar detrás de ella…se encamina a la caja y eso me permite comprobar otra vez lo buena que esta la mujer de mi hijo.

Ya de vuelta en casa y aprovechando que volvemos a estar solos…

—Ven, vamos al baño…quiero comprobar una cosa— le digo a Irene cogiéndola de la mano para arrastrarla a lo largo del pasillo.

—Me has hecho pasar un mal rato…bueno no ha sido tan malo, tu ya me entiendes— me contradigo, no se como expresarlo… me mira llena de curiosidad y me sigue sin rechistar.

Ya en el baño me enfrento a ella, mirándole directamente a los ojos y manteniendo mi cuerpo pegado al suyo.

—Ver que tenemos por aquí — meto la mano bajo la falda y voy directamente en busca de su entrepierna— me parece que a mi perrita se ha excitado bastante haciéndole cositas ricas a su papá, ¿verdad?

La punta de mis dedos se posa sobre la braguita y enseguida noto que está mojadita con los juguitos de su excitación. Separa las piernas un poco para que yo pueda acceder bien a su conchita…esta deseando que le acaricie y la ayude a liberar sus deseos.

—Ay papito…papito…qué cachonda me pones… si…si..tócame la conchita…esa conchita que se deshace cada vez que la rozas…esa conchita que te pertenece…

—Ven aquí…— le paso el dedo medio por encima de la braga para dibujar la línea de su rajita sobre la tela y así estimularla haciendo que los labios empiecen a separarse.

—Levanta la falda y enséñame ese… mi tesoro…— Irene responde diligente, se arremanga la falda hasta la cadera y me muestra su bonita braguita con una gran mancha de humedad.

—Ya sabía yo que esto te gustaba — le digo hurgando con mis dedos sobre su conchita.

—Lo malo es que ya me has sacado la lechecita y que ya no tengo más para darte…mira que blandita esta mi verga…—le digo al tiempo que me desabrocho el pantalón y lo dejo caer hasta los tobillos.

Me deshago del calzón y tomo la verga entre los dedos…está regordeta aunque blanda…hago que aparezca mi capullo deslizando el pellejo hacia atrás. Me gusta exhibirme delante de ella, se que le maravilla contemplar el cambio al pasar de una polla pequeña y blanda a un buen falo…duro…hinchado y adornada con un buen capullo en la punta.

—Si papi…si…marca tu territorio…soy tu perrita y te espero— me dice con la mirada clavada en mis genitales esperando el milagro de la resurrección de una verga cansina.

Con una mano mantengo el capullo descubierto del pellejo, orientado hacia su entrepierna con la otra mano la tomo por la cadera para mantener la posición y la separación de nuestros cuerpo. Cuando menos se lo espera dejo ir una andanada de pis que impacta sobre sus braguitas. Mi orina chorrea por el interior de sus piernas…caliente…inesperada…generando una gran lujuria entre nosotros.

—Chorréame papi…señálame con tu orina…marca tu propiedad— dice al recibir otro chorro que le lanzo entrecortado para que la ceremonia dure más tiempo

Mi nuera cierra los ojos y suspira cautiva por la lujuria que le provoca mi cálida meada sobre su sexo. A mi me gusta ver como sus piernas tiemblan mientras chorrean. Enloquecidos por la escena, cada cual disfrutamos a nuestra manera, yo regando su conchita y ella sintiéndose poseída marcada por su papaíto, su amo, su señor.

—Te gusta demasiado… eres una viciosa del sexo— le digo al tiempo que hago que se dé la vuelta, apoye las manos sobre el lavabo e incline el cuerpo hacia delante…hasta casi tocar el espejo con la cara.

Levanto la falda, queda sujeta con mi mano sobre la espalda. La otra mano la utilizo para darle una buena cachetada en la nalga. Irene se estremece, acepta su “castigo” por ser tan viciosa y se acomoda para recibir la siguiente.

Recojo la braga hasta que desaparece en medio de sus cachetes. Desde la cinturilla tiro de ella hacia arriba para que la tela se incruste entre sus labios y apriete sobre su clítoris…

—Uhmmm, papi….¡Qué dolor tan rico! — susurra mientras le voy dando tironcitos que hacen que la tela se clave una y otra vez entre sus labios.

—¡Qué golfa eres!…¡te gustan todas las maldades que te hago!— le digo justo antes de soltarle otro par de cachetadas en medio de la nalga que le hacen enrojecer.

—Si, si papi…soy tu esclava….todo lo que me haces me hace enloquecer.

—Oh, ohhh ¡Que culito tan rico tiene mi nena!— le amaso el cachete, le doy cachetes, lo aparto para ver su braguita metida entre sus carnes y lo vuelvo a golpear en una serie sin fin.

—Tómalo…mi señor…ven y toma posesión de tu sierva…— me dice culeando para hacerme queque me espera.

Con tanto desenfreno no me había percatado que la verga morcillona con la que empecé se ha tornado en un duro garrote que esta impaciente por meterse en su cálido templo. Echo a un lado la braguita, pongo mi verga entre sus piernas y empujo despacio. Entra sin dificultad, como el cuchillo caliente corta la mantequilla…me afirmo bien a su grupa y se la clavo hasta los huevos.

—Ohhhhh, papi…papitooooooo

—Oh. Ohhhh…oooooohhh— gime al sentirme dentro de ella.

Cuanto más gime…más deseos tengo de bombear fuerte y duro. Es mi joven nuera…la mujer de mi hijo…la futura madre de mis nietos….aunque eso ahora no lo tengo en cuenta….mi cerebro ha explotado…las hormonas lo condicionan y lo conducen cuesta abajo sin control. Me afirmo sobre sus caderas y la follo como un conejo descerebrado…hace un rato me sacó toda la leche que mi cuerpo es capaz de producir en varios días, y ahora… vuelvo a tener la verga dura como una estaca y dispuesta a lanzar nuevos chorros de leche

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