Un carnaval en donde todo vale ¡Absolutamente todo!

Todos conocemos la adrenalina y la vibra cuando el nivel de alcohol ya paso el límite, ya no se puede parar porque llevas rato deseando ser libre y ha llegado el momento de remplazar esa opresión y limitación constante de la vida por unas alas falsas.

Vamos a perdernos entre música, entre gente, entre los segundos que no somos conscientes, quítate la verdadera mascara y deja fluir tu verdadero ser interior. Hoy quiero ser un animal con sed de muchas cosas, hoy yo decido ser insaciable.

No pienses que estoy mal, siempre he sido así y con los años entre las sombras, ya no puedo esperar más. No quiero pensar en mi mujer, ni en mi padre y mucho menos en mi trabajo, quiero sexo y nadie me lo va a poder quitar.

Tu sabes que al tener la experiencia de tu vida, quedas con esa sensación de querer sentir más porque nunca es suficiente de algo bueno o eso creía.

CAPITULO 4:

QUE SIGA LA FIESTA

La calle estaba a reventar, me aleje un poco y vi a un par de infantes de marina custodiando la calle para que no pasaran los carros a donde ocurría el desfile y le pique un ojo al que me pareció más serio, primero me quedo viendo con cara de molestia y después soltó una sonrisa. Bingo.

Caminé con movimientos femeninos, quería llamar su atención. Él le dio un codazo a su compañero quien veía a otro lado, los dos me veían sintiéndome deseado y un poco burlado.

Fui a un vendedor y compre tres bebidas además de algo para picar, les lleve a los infantes y me vieron como su salvación porque llevaban rato sin probar nada según me contaron unos minutos después. Uno no tenía acento oriental pero eran simpáticos y se veían como me gustan los machos.

Estaban algo nerviosos y les dije si querían probar culo, fui directo. Lo pensaron y no me dieron una respuesta, pero los veía ansiosos y ganados a la vez, les deje un papel con mi número diciéndole que les ofrecía comodidad, discreción, dinero y un buen desahogo. Rieron.

“Chaito guapos”

Seguí caminando y entre al carnaval de nuevo, mi cuerpo tembló cuando vi a varios conocidos, entre ellos a mi compadre. Me acerque a él y no le hable, solo le baile un poco al lado de su esposa y familia. No me reconoció pero mi erección no era normal.

De lejos pude visualizar a mi hermano pero seguí de largo. Me uní a un grupo grande y baile un buen rato pero no conseguía más experiencias fuertes, hasta que subí más y más por la calle, odiaba los tacones, me dolían bastante los pies pero caminé hasta el inicio del carnaval y baje de nuevo al paso del desfile.

Esta vez empecé a restregarme y hacer gestos a quienes parecían unos malandros, el grupo era variado, habían dos como de menos de 30 años, otro de 40 y otros casi de mi edad, los catalogue como albañiles porque se veían curtidos por el trabajo, a diferencia del trío de amigos anteriores que se veían más estilizados o arreglados.

Uno de ellos, era de piel muy oscura lo que me produjo mayor interés, no quería despreciar la oportunidad y puse mis nalgas en su paquete, a nuestro alrededor reían pero no se daban cuenta que yo aproveche de meter mi mano y manosearle el paquete.

La erección no se hizo esperar y me brindó un trago, seguí moviéndome e hice lo mismo con el segundo. Vi cuando se hacían señas y me tomaron del brazo. Ya era muy tarde en la noche y el desenfreno era mayor.

Terminé en el asiento de atrás de un vehículo Conquistador, a una cuadra de la fiesta donde pasaba todavía mucha gente y pensé en ese momento que nos iríamos a otro lugar cuando me di cuenta que solo uno de ellos se metió al carro quedando solo conmigo. Era el cuarentón.

“Mama puta mama”

Con sus pantalones por la rodilla, aprovechando la oscuridad que daba las puertas cerradas y los vidrios ahumados, me puse a mamar una herramienta bien peluda como de 16 centímetros, ideal para meterme hasta las bolas.

No lo decepcioné y empecé a mamarle algo incomodo pero la excitación lo podía todo, no se cuánto tiempo estuve así pero los 5 pasaron por mi boca, a veces entraban algunos a ver como lo hacía. Esperaban su turno afuera disimulando mientras la gente pasaba.

Mi negro no fue el mejor pero me gustaba, era muy bestia y debía abrir la boca muy grande porque lo tenia grueso. Como buen campeón, me lo trague todo y sentí su leche a la brevedad, fue el que menos duro creo que la situación lo había dominado.

Lo más morboso fue cuando supe que padre e hijo se habían montado a la vez en el vehículo. El mayor no estaba interesado en mi boca sino en mi culo así que su hijo quedo como dueño de mi boca, los dos tenían miembros similares, por encima del estándar y muy venudas.

-“Quiero culo, tengo tiempo que no me como uno”-Desesperado agarró mis nalgas.

-“Tiene buena boca papá”-Dijo el hijo-“Mama mejor que Gladys”.

-“Esta puerta ya esta abierta”-Sentia sus dedos en mi interior. El menor me dio un par de cachetadas.

Baje bien los pantalones del padre, quedaron a la altura de sus tobillos y sin prestarle atención al muchacho, me monte encima de quien reclamaba mi culo. Fue incomodo y sentí cuando se rompió un poco el disfraz cuando lo cabalgaba.

No sé como haría con los dolores de cintura después, yo era feliz brincando en esa verga mientras veía que se masturbaba el hijo a mi lado.

Cuando me di cuenta, un empujón demasiado brusco y estaba sentado encima del más joven, el padre me daba nalgadas. Había cierta complicidad que me volvía loco, entre ellos discutían para sentir mi culo.

-“No me la vayas a dañar”-Dijo el mayor mientras su hijo gozaba.

-“Es que esta muy sabrosa esta puta”-Dijo entrecortado.

Al final tratamos de que yo se la mamara a uno mientras otro me cogía pero era demasiado incomodo y termine mamando a uno por uno hasta que me trague la leche de ambos.

No me sentí saciado pero la situación fue muy buena, cuando salí ellos elogiaron mis artes mamatorias y terminé por irme. Estaba cansado y era bastante tarde, ya había cumplido mi cometido.

Mientras caminaba por las calles sentí ganas de mear, uno el hombre tiene la ventaja para hacerlo y me llamo la atención uno de esos urinarios improvisados y sonará muy fuerte pero les metí el ojo a varios hombres aunque al inicio fui en busca de otros sitios sin éxito.

“Uno más, solo uno más”- Me dije a mi mismo ya algo cansado.

La suerte me acompañaba esa noche. Llegue a un sitio bastante apartado y sin luz, saque mi verga y solté un chorro del líquido amarillo. Como había observado se hacían grupos de hombres y empecé a desviar mi vista hacia otros miembros.

En minutos, de manera insólita ya que los que estaban cercano a mi me rechazaron, un hombre a 10 metros a mi derecha me hizo seña, según me dijo, pero yo no lo había visto hasta que estuvo a mi lado.

-“Vente”-Dijo el flaco de piel quemada. Olia a cigarro y ron.

No sabía a donde me llevaba pero no debí caminar mucho, a pocos metros del urinario había una pared con un gran agujero. Nos metimos los dos y me resulto algo incomodo porque había mucha yerba, no pudimos profundizar a lo que parecía una casa abandonada y apenas si nos cubríamos de las miradas de los que iban a orinar.

En segundos ya estaba mamando, arrodillado, con pequeñas plantas pegándose de mí pero la boca totalmente llena. Era brusco pero así me gustaba, me ahogaba y me daba leves cachetadas. Así como el culo, la garganta también estaba dilatada.

Podía aun escuchar los chorros de meados cercano a nosotros pero estaba centrado en mamar, era larga esa verga y mis arcadas no podían faltar pero cosas como estas quería vivir.

Siempre me había parecido un desperdicio que se masturbaran frente a mi cara, prefería sacarle la leche con mi boca pero él no me dejaba.

Desesperado y resoplando, con movimientos frenéticos de sube y baja, aquel hombre quería echarme la leche en la cara, pues yo abrí la boca.

“¿Quién pensaría que iba a encontrar una mamona como tu aquí?”

Sentí los regueros de leche cayendo por toda la máscara y boca, su grito fue bastante fuerte pero yo estaba concentrado en dejarle todo limpio cuando dos sujetos mas entraron por el agujero en la pared. El salió disparado del lugar.

“No, no…”-Dije.

Quise levantarme para huir pero uno se coloco en todo el medio de la salida y el otro frente a mi, ambos rieron y pude observar sus cortas erecciones bajo la poca luz.

No dijeron nada, yo sabía lo que tenía que hacer y volví a probar el sabor del meado y a macho. No me costaba tragarlos porque eran muy cortos ambos aunque algo robustos pero nada fuera de este mundo. Acabaron sin pena ni gloria y evite tragar sus leches. Las escupí con asco.

Cuando de repente, me quitaron la máscara y empecé a luchar con ellos para quitárselas pero entre risas y mi falta también de coordinación no podía quitársela.

“Que no te de pena de mostrar tu cara, puta es puta”-Rieron ambos.

El que más corto lo tenía, lanzo la máscara hacia la profundidad de esa jungla dentro de donde estábamos y se largaron.

Un rayo de luz, me permitió divisar a donde estaba y luchando contra la yerba y ramas de árboles pude obtener lo que quería lo que no sabía era que habían entrado un grupo de hombres más.

Eran 3, no tenían buena pinta pero sabía que no podía hacer mas nada. Me arrodille frente a ellos, ya no había mucho ruido en aquella zona y con más confianza empecé a chuparles por obligación.

-“Les dije que no íbamos a pasar este día sin probar nada”-Dijo con voz ronca el más bajo del grupo.

-“¿y quién iba a pensar que seria así? Que favor nos han hecho esos dos pillos”.

Mi sorpresa fue cuando el de la voz ronca, tenía el chorizo más largo de la noche y eso me devolvió el morbo, lo que causo malestar en sus otros compañeros que estaban armados de algo más normal.

Mame y mame como quería, quería tragármelo todo y me costaba pero lo pude hacer. El gemía mucho y me agarraba de la cabeza para que no sacara nada.

Yo masturbaba a sus compañeros los que se cansaron de ser echados a un lado, aprovecharon de ir a mi culo y darme nalgadas.

“¿Qué más se le puede pedir a la vida Juancho?”-Dijo un barbado con pinta de árabe.

Me palparon y sentí su emoción cuando me tocaron el culo.

“¡Que rico tiene el chochito! Nos lo dejaron abierto y todo”-Aprovecho de meter su herramienta hasta el fondo.

Sentí como me taladraba sin compasión pero yo ya estaba demasiado dilatado y para excitarlos mas empecé a gemir como mujer. Tenía a un hombre adelante, otro atrás y a otro que me le mamaba de vez en cuando o en su mayoría masturbaba.

Sentía como me cogía con fuerza, lo hacía bien pero debo admitir que el culo ya me ardía, de igual forma seguí hasta que en varios empujones boto toda su leche. Enseguida sentí como otra verga me penetraba y ya me sentía acostumbrado por completo a tragar por ambas puertas.

Echaba mi culo hacia atrás y él se quedaba estático, me disfrutaban porque sus gemidos los delataban y quien tenia en el culo me pidió que no me moviera más porque no quería acabar tan pronto.

Me levanto una pierna y entro mucho más adentro, lo disfrutaba muchísimo, no pensé que ellos me darían uno de los mejores polvos. Tocaban mi pecho como si tuviera tetas y les gustaba palpar cada centímetro de mi cuerpo.

Estaban demasiado salidos y estuvimos un buen rato hasta que oí gemir a quien estaba detrás de mí, me sentía triunfador.

Ahora el de la gran verga quería culo, sus otros compañeros fumaban delante de nosotros. Nos veían con curiosidad.

“Aguanta, aguanta, lento”-Le rogué.

“Que buenas nalgas tienes”-Me pego una manotada.

No tenía mucha paciencia y el burro ese, me la metió muy rápido aunque no de sopetón. Me sentía muy lleno, demasiado para mi gusto.

“Aguanta por fa..vor ¡Ay!”-le volví a rogar-”Así lento, lento”.

Me hizo caso y pude acostumbrarme pero cuando empezó a moverse más rápido, no había cuerpo que lo aguantara.

“Así gime como la perra que eres”-Gritaba quien identifique como Cheche.

Todos celebraban pero yo solo cerraba mis ojos aguantando aquel torpedo de carne, sentía que me llegaba a lo mas profundo, tocaba mis paredes y me daban ganas de orinar.

Puse mi manos apoyadas de la pared y él me agarro por la cintura, fue monstruosa las embestidas que me daba el desgraciado. Yo lo estaba disfrutando, pero tenía tiempo que no probaba algo así, me sentía relajado.

Cuando vi que estaba muy excitado y los gemidos lo delataban, lo empuje bruscamente contra la pared y me clave sus veintitantos de nuevo. Empecé yo a menearme y el vibraba.

“Ni siquiera tu esposa te hará esto”-Le dije.

Le puse poder a mis movimientos y nuestros espectadores estaban haciéndose la paja de nuevo, le di como nunca le había dado a alguien, sentía como ya mi culo se había adaptado. Me sentí pleno en placer y me masturbaba de vez en cuando.

“Hija de puta”-Grito el vergón. Yo no pare mis movimientos.

El me empujo y casi caigo de boca pero sus amigos me sujetaron muertos de la risa, ambos acababan también y aproveche para masturbarme.

Arrodilladlo le saque el preservativo lleno de leche y lo lance a un lado. Lamí todos sus centímetros dejándolo todo muy limpio y luego me fui con sus amigos quienes habían echado la leche al piso.

Les pedí que me metieran los dedos mientras me hacia una paja, ellos rieron y me manosearon mientras uno metía tres dedos. No pude aguantar más y solté varios chorros potentes de leche a la yerba.

Me sentía demasiado cansado y descanse un momento viéndolo, ellos fumaban y aprovecharon para darme cachetadas con sus vergas ya dormidas. Prendieron otros cigarros, me ofrecieron uno pero lo rechace.

Al terminar de fumar, se arreglaron y me ayudaron a salir del agujero en la pared. Yo estaba destruido.

Me agradecieron por el rato y se disculparon por haberme abordado de esa forma, me pareció gracioso todo.

Me acompañaron varias cuadras y supe que eran de una parte de la ciudad llamada Macarapana. Anotaron mi número y seguí mi camino, ellos se desviaron a seguir la fiesta.

No aguantaba mis pies con las sandalias, así que me las quite. Sentía mi culo húmedo y mi cuerpo maltrecho pero feliz.

Llegue al estacionamiento finalmente porque me pareció eterno y me recibió una persona diferente, se veía malhumorada así que no hubo tema, todo muy mecánico.

Salí en mi carro rumbo al motel con el culo ardido y una sonrisa de campeonato.

Gracias por leer el relato, espero que la tercera y última parte les guste mucho más.

Orgasmos anales para todos.