Mi esposa necesita un semental

Hay ocasiones en que uno tiene que rendirse a la evidencia: mi mujer me domina sexualmente. No soy capaz de desobedecerla. Después de muchos años de casados, sé que disfrutamos follando como poca gente, pero ella necesita más. Y yo no puedo negárselo. En aquella época estaba encadenando un éxito profesional tras otro. Se comía el mundo. Y eso hacía que su sexualidad estuviera desbocada.

Carmen tenía entonces algo más de cuarenta, tampoco hace falta entrar en detalles. Tetas grandes, operadas (no voy a negar que algo tuve que ver), cintura perfecta para sus años, pelo rubio en melena más abajo de los hombros. Era un bombón. Mi polla y mi boca hacían lo que podían para satisfacerla, pero yo ya no era un hombre joven. Así que busqué refuerzos.

Aquel día llevé a David a casa, para que conociera a Carmen. David es mi compañero de pajas por internet. Habíamos compartido tantas fantasías sobre ella que pensé que era lo más lógico, que viera ese cuerpazo. Que pudiera tocarla. Que se la follara.. Nada era demasiado para ella. Pero cuando yo le ofrecí una polla joven, se sorprendió.

¿Has traído a ese David a casa? ¿Al tío con el que te pajeas por internet? ¿Para que me conozca? ¿Y ni me avisas para que me ponga algo? Voy a tener que recibirle así…
La verdad es que quería sorprenderla. Que no tuviera tiempo para pensar en lo que iba a pasar. Ella pensaba que íbamos a follar esa tarde, estaba con ganas después de cerrar un negocio con Japón, y se había preparado como ella sabía hacerlo. Una bata de seda estampada, demasiado pequeña para ocultar su cuerpazo, y un conjunto de lencería roja de encaje que sabía que me ponía como una moto. Pero esa delicia no iba a ser solo para mí.

David sabía a lo que venía y ya se había quitado la camisa en el piso de abajo. Cuando entró en el dormitorio, fue directo a por Carmen. Le dio dos besos y se pegó a su cuerpo sin molestarse en disimular el calentón que traía.

Roberto, este chico no se corta. Ya viene medio desnudo… y medio empalmado. Le estoy frotando con el muslo y noto una tranca bastante más gorda que la tuya… Sí, ya sé que me lo habías contado, que me habías enseñado fotos de su nabo… pero me estoy poniendo cachonda, ¿sabes?
El espectáculo era tremendo. Mi mujer, cachonda como ella sola, caliente como una diosa del porno, y un tío mucho más joven que ella y que yo entrando a degüello. Sin cortarse. Y yo contemplando todo…

Roberto me ha contado que os chupáis la polla en vuestras pajas de internet, pero me parece a mí que te encantan las tías… y las tetas… o por lo menos mis tetas… No intentes acariciarlas hasta que yo te dé permiso…
Por su manera de respirar, sabía que se estaba poniendo cachonda. Imaginaba su coño humedeciéndose a cada instante, deseando aquella polla. Había acertado trayendo a David a casa.

Quiero verle la polla, Roberto. Quiero tocarle la polla, Roberto. Quiero comerle la polla, Roberto. Estoy caliente como una perra en celo… Qué bien lo has montado, pedazo de cabrón, cornudo, mirón, vicioso…
Las manos de David recorrían toda su piel y ya habían encontrado su culo, con el que parecía estar muy concentrado. El efecto era en Carmen era tremendo, casi ponía los ojos en blanco con el placer que estaba experimentando…

Roberto, no te cortes, sácate la polla y menéatela mirándonos… Se te nota que querrías que te la chupáramos los dos…
Carmen ya estaba lanzada. Reconocí fácilmente la forma en la que se mordía los labios. Estaba cachonda más allá de cualquier reparo. Cualquier cosa podía pasar…

Roberto me ha contado lo cachonda que eres y nos hemos hecho muchas pajas comentándolo pero ya tenía ganas de comprobarlo en primera persona, y me parece que eres incluso más zorra de lo que esperaba
Las palabras de David solo sirvieron para ponernos más calientes a los tres… Yo nunca le decía semejantes cosas a mi mujer, pero dicho en la boca de aquel chico sonaba a sexo sucio, a sexo desafiante… Mi polla estaba a punto de reventar, pero tenía que aguantar, no podía dar rienda suelta a mis ganas de machacármela muy rápido que tenía…

Roberto, te está creciendo muy rápido la polla, hasta diría que la tienes mas grande de lo normal… veo que te gusta que esté sobando a David
Me encanta, Carmen
Carmen no se equivocaba. Habíamos fantaseado muchas veces en que otro se la follaba. Yo sabía que follaba con muchos otros hombres. Pero era la primera vez que yo era testigo de su sexo en manos de otros. No podía evitar tocarme la polla, masturbarme como si estuviera en celo al ver a mi mujer conquistada por aquel semental joven. Sus tetas, enormes, eran preciosas apretadas contra aquel cuerpo joven. Cualquiera hubiera hecho lo mismo que yo…

Roberto, si pudieras verte ahora mismo… te verías tan patético moviendo tan rápido tu mano derecha. Pero me excita, la verdad… Joder, cómo me pone este semental que me has buscado… Eres el mejor maridito que hay…
David era un auténtico cabrón. Estaba calentando poco a poco a Carmen y todavía no le había quitado el sujetador. La estaba poniendo en celo, calentándola poco a poco hasta que fuera ella la que implorara…. Yo sabía que era un fetichista de la lencería tan grande como yo, así que sentir los pezones de Carmen atravesando el encaje era un sueño para él… Carmen se calentaba sin remedio y yo a la vez que ella…

Roberto, Carmen huele muy bien, la tengo durísima pensando en que me voy a follar a tu mujer delante de tí. Es de las cosas más morbosas que he hecho en mi vida. Vas a ser testigo de cómo me voy a follar a tu mujer, de cómo le voy a penetrar el coño con mi pedazo de polla, la misma que tú mismo conoces tan bien.
Mira como me soba David- me dijo Carmen, mirándome a los ojos-, cómo me toca y me pone el coño bien mojado sin ni siquiera tocarlo. Tengo las bragas super mojadas. Cuando me las quite te las doy para que las huelas y hagas lo que quieras con ellas
Me pajearé como un crío con su primera peli porno, no lo dudes…
No vais a hacer nada de eso
El tono de David nos detuvo. Era el tono de un amo. Los dos nos estremecimos. Otra de nuestras fantasías salvajes estaba asomando..

Me vais a comer la polla los dos, marido y mujer, vicioso y viciosa, Roberto y Carmen… Sé que os morís de ganas de que os folle juntos… Y para eso he venido, a satisfacer mi morbo.
El morbo es el nuestro… no solo me vas a follar a mí… es una follada de tres… Roberto y yo llevamos mucho tiempo queriendo compartir a un hombre… Por lo dura que se te pone la polla veo que te gusta la idea….
Los dos obedecimos al momento la orden de David. Compartíamos la fantasía de compartir su polla. No era como lo habíamos imaginado, era fuerte y dominante. Cuando nos arrodillamos delante de él, como dos esclavos sumisos, supimos que era nuestro amo. Carmen le bajó la cremallera y yo saqué la polla, ya gorda… Las venas estaban marcadas, la carne tensa… aquella polla exigía ser devorada… y la boca de Carmen la acogió con enorme placer… el de una puta viciosa.

Roberto, tu mujer la chupa de puta madre, joder! Tu cómeme los huevos, que tú ya sabes como sabe mi polla al habértela comido ya tantas veces en nuestras pajas por internet.… Ella es la primera vez que se la come y la ha pillado con ganas. ¡Me tenéis la polla durísima entre los 2! Me encanta ver como tanto Carmen como tu os masturbáis a medida que me la coméis.
Te encantaría ver cómo tiene el coño, chorreando… Deja que me mueva, que me ponga detrás de ella. Así puedo empujar su cabeza y obligarla a chupártela… y retirar su cabeza y comerte yo la polla un rato mientras ella me pajea…
Qué polla tienes, David – gemía mi mujer -, es incluso mejor de lo que Roberto me había contado…Clávame, por favor, te imploro…
No, ahora vas a ver como el pervertido de tu marido se come la polla que te va a follar después, demuéstrale lo que sabes hacer Roberto, que te vea en ese estado de extasis, como no te ha visto nunca, como nunca se imaginaba que podías llegar
Joder, Roberto, no sabía eso de ti, me estás sorprendiendo, pero para bien en realidad, no soy de esas que se piensa que eres gay por comerte una polla, si no de las que saben que eres un cerdo vicioso y que vives el sexo de forma placentera. Solo ese tipo de persona me prepararía una polla como lo estas haciendo para poder follármela yo, mientras tu te sientas en un rincón de la habitación a reventarte la polla a pajas a la vez que te crecen los cuernos sobremanera. Pero sigue comiendo, no te distraigas que quiero que le dejes la polla bien mojada y dura
Cogió mi cabeza y me obligó a comer polla. Era la sensación más caliente del mundo. La diosa, mi mujer cachonda, forzándome a devorar el rabo que gordo que la iba a reventar en pocos instantes… Intenté tragarme toda la polla de David, pero no pude… Era demasiado grande para mi boca… Tuve que sacarla y coger aire… En ese momento, Carmen me besó, saboreando la polla de David en mi boca viciosa. Y después volvió a obligarme a chupársela….

Carmen se puso de pie junto a David, que le metió dos dedos en el coño. El gemido se oyó en toda la casa. David estaba como un palo, disfrutando de cómo Carmen me sometía… Notaba sus tetas enormes contra su pecho y esa excitación hacía que su polla vibrase dentro de mi boca…. Sus bocas se buscaban mientras yo mamaba. Eran puro fuego y a David no le sorprendió descubrir el sabor de su propia polla en la boca de mi mujer…

David la besaba con pasión, la mezcla del sabor de su boca era el resultado de una zorra que complacía a su marido con los cuernos que se merecía. David no podía estar más cachondo. Tenía a un marido cornudo comiéndole el rabo por un lado y una esposa muy zorra besándole mientras empujaba la cabeza de su marido con la mano que no tenía ocupada en acariciar a David.

Carmen me apartó entonces de la polla de David y me miró muy fijamente.Vio que mi polla estaba en une estado de dureza que no había contemplado nunca, vio lo cachondo que estaba comiendo polla y lo arriba que estaba apuntando mi polla, casi me dolía de tan dura.

Yo seguía arrodillado mientras ellos seguían de pie, eso dejaba claro cual era mi lugar y cual era el de ellos. Cuando Carmen se quitó sus preciosas bragas … reconocí aquel coño precioso, lujurioso, exuberante, con esos pelos abundantes pero bien cuidados, pero había algo diferente… Nunca había visto que mi mujer fuera capaz de chorrear sin haberla siquiera tocado. Al ver ese hilo de fluido saliendo del coño de Carmen sentí que ese afluente no se podía desperdiciar y empecé a lamer desde la rodilla hasta la ingle y llegando a la fuente principal de su corrida… su coño…

Nada sabe mejor que los jugos de Carmen… Joder, qué cachonda estaba, lo notaba con envidia y con lujuria…. la miré con sumisión y vi con un calentón imparable como, encima de sus tacones, se inclinó y apoyó las manos en el suelo… Todas sus horas de gimnasio, follándose a todos y cada uno de sus entrenadores personales, habían valido para eso. Sus agujeros, resplandecientes de mis babas y el jugo de su coño, estaban a disposición, David…

Con un gesto, me indicó que guiase su polla hacia el coño de Carmen. Le meneé la polla mientras hacía mi sucio oficio de mamporrero muy gustoso…. Vi, entre las piernas de Carmen, sus enormes tetas colgando, su pelo desparramándose por el suelo… y llevé aquel ariete hacia ese agujero que lo esperaba anhelante

¡Me la follo! Tu miras… así de simple. Ves como tengo a Carmen, como una buena perrita que me ofrece su coño bien mojado. No sabes lo bien que entra, Roberto. Noto lo entrenado que tiene el coño de tanto follar y de tantas pollas que se ha metido, y siento tus cuernos con mi propia polla. Ahora te vas a pajear para nosotros, quiero ver lo patético que eres haciéndote una pajita con esa pollita tuya. Quiero ver como mueves el brazo rápido, ese brazo de pajillero.
Mientras tanto Carmen me miraba, brillante, lujuriosa, desenfrenada. Yo la miraba enamorado por el placer que me estaba dando con aquel espectáculo y como si su voluntad fuese mi motor, me puse delante de Carmen y la empecé a besar… Un buen beso de cornudo en el que sentía en mis labios cada embestida de la polla de David

Besa a tu mujer, Roberto… besa a mi zorra
Mi boca devoraba la de Carmen y cada vez que la empotraba se clavaba en mi boca… Nuestras lenguas eran puro vicio y notaba sus orgasmos, uno tras otro, a medida que David la clavaba…De pronto, empecé a correrme, como un crío que ve su primer porno. Mi polla empezó a soltar lefa como si fuera una fuente, creando un charco delante de mí, salpicando las piernas de Carmen, que se corrió otra vez… Qué puta es…

Veo tu corrida en el suelo, donde debe estar, ¿adivinas donde acabará la mia? Ya se que tu esposa toma la píldora anticonceptiva porque le encanta follar sin condón a un montón de hombres. Es de las que nota mucho la diferencia…
Le dio muy fuerte hasta que se corrió en su coño como un semental montando a una yegua. Se quedó pegado a ella unos segundos, vaciando sus huevos, disfrutando del calor de su sexo. Cuando se la sacó, enorme aunque morcillona, ella se puso en cuclillas y separó las piernas.

Disfruta del espectáculo, maridito… ¿Qué ves?
No era un goteo. Era un chorro. Bajó dos dedos, apartó los labios de su coño y vi un chorro de leche condensada salir del agujero de mi mujer, mezclándose con mi propio charco de semen… No distinguía la lefa de su propia corrida. Todo era espeso, blanco, grumoso…

Mi polla volvió a tensarse. Y Carmen sonrió.