La chupo por primera vez a los 19

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Por temas de estudio me encontraba viviendo en Buenos Aires, quien diría que en esa hermosa ciudad perdería mi virginidad en diferentes sentidos.

En aquel entonces, tenía 19 años y estaba sola en ese país. Ya llevaba un par meses en la ciudad porteña, conocí muy buenos amigos y salí con algunos chicos en plan romántico sin llegar a algo sexual.

Al poco tiempo empecé a sentir que me faltaba tener las mismas experiencias que tenía la gente de mi edad. Eso incluía lo sexual. Por ende, perder mi virginidad. Creo que espere bastante porque quería que fuera “especial”.

Todas mis nuevas amigas usaban Tinder, así que bajé la app. Al poco rato tenía varios matches. Pero, solo uno de ellos llamó mi atención capaz porque no se la quiso dar de fuck boy o manyado.

Rodri: Hola, soy Rodrigo. Que bueno tenerte en mi ciudad. Visité Perú en una de mis vacaciones y me gustó. Creo nos vamos a llevar muy bien. Según la app, estamos muy cerca. ¿Queres ir por una birra o un trago?

Entré a ver su perfil, su descripción eran emojis divertidos y de deportes. Sus fotos eran top, me convencieron, una mirada brutal y linda sonrisa. Se notaba a mil que era súper social, amante de los deportes extremos y sobre todo viajar.

Yo: Hola Rodrigo, tan divino. ¿Qué ciudades de Perú visitaste?

Rodrigo: Estuve en Lima, Ica e hice algo de surf en Zorritos.

Yo: ¡Que hablas, que chévere!. Bueno yo vivo en Lima y voy a estar una temporada aquí en Buenos Aires.

Rodrigo: Lima me gustó y de seguro vos también lo harás. No me respondiste lo de la birra, ¿Queres salir?.

Yo: Quiero decir que sí, pero me da un poco de miedo que seas un asesino serial o algo así.

Rodrigo: Jajaja, tranquila. Te prometo que no lo soy. Si aceptas, nos vemos, conversamos, tomamos algo y si no te gusto te regreso a casa en una sola pieza.

Yo: Dale, te acepto la salida. ¿Ubicas El Boticario Bar? ¿Nos vemos allá o me recoges?

Rodrigo: No usen esa palabra, luego te explico el por qué. Paso por vos a las 8 pm. Pásame tu número.

Yo: Listo, pues. Es este xxxxxxxxxxxxx.

Los nervios me invadían era la primera vez que saldría con alguien de Tinder. Era consciente de que en la app todos buscan tirar y en el fondo era lo que quería, perder mi virginidad.

Me puse la tanga de más divina que tenía, una de encaje negro, lazos y tiro alto. Decidí no usar brasier para agilizar las cosas, vestido corto de denim, botines negros y casaca de cuero.

Llegó súper puntual, llamó y me pidió que bajara a la puerta de mi edificio. Cuando salí, bajó de su camioneta y me saludó con un beso. El man era mucho más churro que en sus fotos, un papacito, literal. Alto, cabello negro y cejas pobladas, piel clara, no tan delgado, ojos café y dientes perfectos.

Definitivamente, quería que él me quitara la virginidad. Su mirada, su voz y su acento argentino, ufff lograron que se mojara mi tanga favorita en una.

Me ayudó a subir a su camioneta porque, por mi estatura, no podía sola. Partimos rumbo al bar y cuando llegamos estaba a full. Fuimos a un par más y lo mismo. Ahí le dije que mejor tomemos algo en un lugar más privado.

Tuvimos que volver de Palermo hasta Puerto Madero, en el camino me explicó por qué no debía usar la palabra recoger. Me contó que para los argentinos recoger es tirar o follar duro y que me harían bromas por esa palabra.

Me reí y le dije: Pero, yo sí quiero que lo hagas.

Estacionó la camioneta y empezó a besarme. Yo obvio, hice lo mismo. Un par de minutos después, volvió a conducir. Al poco rato ya estábamos en Puerto Madero, antes de ir a su casa pasamos a comprar un vino y algo para picar.

Volvimos a la camioneta, un par de besitos más. Condujo hasta su edificio, subimos por el ascensor hasta el piso dieciséis y entramos a su departamento.

Puso algo de música y empezamos a tomar el Malbec en la terraza que tenía una vista divina. Me preguntó si quería coger esa noche. Le dije que sí.

Me sujetó la mano y me llevó a su cama. Me quitó la casaca y luego el vestido, quedé solo con la tanga de encaje que había elegido especialmente para ese momento. Yo le quite la camisa y los pantalones, pude notar aún con el bóxer que su pene era grueso y largo. Sacó un condón y me pidió colocárselo.

Le respondí: No sé hacerlo.

Rodrigo: ¿Sos virgen?

Yo: Sí.

Rodrigo: Entonces, olvida el condón. Vení, haré esto primero.

Me hecho en la cama, abrió mis piernas y me empezó a comer la vagina. Su lengua se sentía tan bien. Jugó con mi clitoris, en muchos sentidos y direcciones. Yo estaba muy mojada. Sus labios y parte de su nariz estaban empapados de mis jugos.

De pronto, separó su rostro y subió a darme un beso. Ahí sentí que dos de sus dedos entraron en mí y empezaron a jugar con mi clitoris. La rapidez fue subiendo y mi excitación también. Empecé a gemir de placer.

Rodri volvió a bajar y continuó el trabajo de sus dedos con su juguetona lengua. Ahí fue cuando empecé a convulsionar y tuve mi primer orgasmo en su boca.

Luego de recupérame, me dijo: Te enseñaré a que la chupes como me gusta.

Agarró unas almohadas y las puso en el suelo.

Rodri: Vení, arrodíllate aquí.

Yo, toda obediente, lo hice.

Rodri: Ahora, agarrá mi pene y chúpalo como si fuera un helado. Empezá lento, con calma. Tenés toda la noche.

Yo con inexperiencia inicié colocando mi lengua en la base de su grueso pene y luego subí lentamente. Repetí tres veces y me di cuenta que me gustaba. Así que empecé a subir el ritmo y vi que él empezaba a disfrutar más.

Rodri: Muy bien, ahora mételo a tu boca lentamente sin usar los dientes.

Inicié a introducirme el pene de Rodri poco a poco. El me sujetó del cabello y guió el movimiento y ritmo por un rato. Hasta que pude continuar sola.

Rodri: Que rica boquita tenés. No pares, seguí chupándola.

Era la primera vez que en diecinueve años estaba chupando un pene y me encantaba.

Rodri: Mírame mientras lo chupas.

Subí la mirada y vi su cara de placer. Eso hizo que me dieran ganas de acelerar.

Rodri: Seguí beba, seguí. Lo estás haciendo bien. Yo estoy estrenando tu boquita. Y hoy vas a probar mi leche.

Yo seguía las indicaciones de Rodri, lo único que quería era hacerle sentir el mismo placer que él me dio con en ese rico oral.

Rodri: Ahhhhhh, que rico la estás chupando, aprendés rápido beba.

Vi como empezó a subir la mirada. Entonces, me sujetó del cabello, empujó bruscamente todo su pene dentro de mi boca, una y otra vez.

Rodri: Me vengo, Luna. Vas a recibir mi leche en tu boquita de virgen. Ah, ah, ahhhh.

Sentí como mi boca empezó a llenarse de un líquido espeso y caliente.

Rodri: Luna, trágatelo. Que no quede ni una gota. Ahora tu boquita es mía.

Yo me tragué todo lo que estaba en mi boca y limpié con mi lengua las últimas gotas que estaban en mis labios.

Rodri me pidió quedarme a dormir es noche. Dormimos de cucharita solo que con sus dedos dentro de mi vagina.

Bueno esa es la historia del primer oral que me hicieron y del primero que di. Sé que es un relato tranquilo, pero bueno así soy yo. Y esas son mis experiencias. Luego les comparto la segunda parte de este encuentro con Rodri. Pueden enviarme sus relatos.